Es posible que un tratado de paz que ponga fin en Colombia a 50 años de violencia, de conflicto, de guerra, de sangre y de matanzas; de duelos y tragedias, de huérfanos y viudas, sea firmado por Juan Manuel Santos como presidente de la república.
Así lo afirma el mismo mandatario en el siguiente reportaje. Anuncia que las “conversaciones de La Habana van bien” y revela que ya está en contactos con el Eln para iniciar conversaciones de paz con ese grupo guerrillero.
El diálogo con el presidente Santos se realiza a propósito de los primeros tres años de su gobierno, que se cumplen el próximo miércoles. (Lea también: Metas cumplidas y unas cuantas deudas)
Revela que si aspira a ser reelegido y lo logra, seguiría gobernando con los partidos que hoy lo acompañan en la llamada mesa de unidad nacional.
¿Qué realizaciones destaca de sus primeros tres años?
Pues son muchas. En la construcción de un país más justo destacaría que por primera vez rompimos la perversa tendencia de crecimiento desigual de la economía. En estos tres años redujimos la desigualdad. Solamente Ecuador nos ha ganado en toda América Latina. Ya no somos el segundo país más desigual de la región, estamos dentro del promedio. Destacaría en este frente la reducción de la pobreza. Ya prácticamente cumplimos la meta que teníamos para cuatro años. Y algo muy importante: durante 34 meses seguidos hemos reducido la tasa de desempleo y hemos creado más empleo que cualquier país de América Latina.
Sobre asuntos muy puntuales, ¿el país no está muy atrasado en infraestructura?
En la construcción de un país más moderno, la revolución se está haciendo en materia de infraestructura, con una inversión sin precedentes. Ciertamente, se ha demorado porque hemos hecho las cosas con cuidado y con esmero. También destaco la conexión de fibra óptica y banda ancha, con la que vamos a dejar conectado todo el país. Todos los municipios conectados, para que todo el mundo, sobre todo las clases más necesitadas, tengan acceso a la tecnología.
¿Y en materia de seguridad?
Se han dado los golpes contundentes a las cabecillas de las Farc, y hemos logrado una reducción muy importante de sus hombres en armas. Lo mismo con el Eln. A las ‘bacrim’ las hemos desarticulado. (Lea también: La paz, la más grande expectativa)
Se escuchan muchas quejas sobre seguridad ciudadana. ¿Son válidas?
Por primera vez en Colombia, hemos puesto en marcha una verdadera política de seguridad ciudadana. Pero tenemos claro que ahí debe hacerse todavía un mayor esfuerzo contra la extorsión, la micro- extorsión y microtráfico.
En general, ¿cuáles son sus grandes propósitos para el último año de su gobierno?
Ojalá podamos terminar de ejecutar todas las obras que están en marcha y, por supuesto, terminar la negociación de La Habana, para finalizar el conflicto armado.
¿Cree que es posible que usted como presidente firme la paz?
Sí.
¿Por qué es tan optimista?
Porque veo que hay voluntad. Pero, sobre todo, las Farc no tienen alternativa diferente a firmar la paz. Los avances que hemos logrado me demuestran que hemos tomado la decisión correcta de iniciar este proceso. (Lea también: Imagen a favor del Presidente, en el 54%)
¿Pero qué avances concretos han logrado?
Ni más ni menos que el acuerdo ya logrado sobre el desarrollo rural integral. Las Farc son rurales; su razón de ser fue reclamar equidad en el campo.
¿Qué quiere decir desarrollo rural integral?
Que nos pusimos de acuerdo en unos principios básicos. Es un modelo agropecuario donde caben empresarios y campesinos; donde se da tierra al campesino que no la tiene. Eso convierte al campo en un polo de desarrollo y de equidad, y no polo de pobreza y de desigualdad, como infortunadamente es hoy. (Lea también: Las 7 promesas de campaña que no se alcanzan a cumplir)
¿Eso no supone que los propietarios de la tierra la puedan perder?
No. Jamás han estado en juego la propiedad privada ni los principios de nuestra Constitución y nuestra democracia.
Es decir, ¿las conversaciones de La Habana van bien?
Van bien, con altibajos normales en procesos tan complejos. Pero yo criticaría que van demasiado lentas. Hay que acelerarlas.
Si se logra la paz, ¿qué va a pasar con los hombres que hoy integran a las Farc?
Tenemos que reintegrarlos a la sociedad. Hacer un gran esfuerzo para que esas personas tengan una nueva y mejor oportunidad en la vida.
Una cosa es el perdón y otra, el riesgo de impunidad. ¿Qué seguridad puede usted ofrecerle al país de que no habrá impunidad?
La justicia transicional es, precisamente, para permitir la transición de la guerra a la paz, sin sacrificar los derechos de las víctimas: reparación, verdad y justicia. De eso trata el marco para la paz que estudia la corte constitucional.
Organizaciones internacionales como Human Rights Watch han expresado temores porque pueda presentarse impunidad.
Impunidad como la que tratan algunos de sugerir, no. No habrá borrón y cuenta nueva. Ni total amnistía. Ni total indulto.
¿Cuál es su opinión sobre la posición de crítica del Procurador al proceso?
Yo he conversado varias veces con él. Respeto enormemente su posición y creo que es sano para el país la discusión que se ha generado. Lo que no considero sano es que la discusión esté en cabeza de dos funcionarios tan importantes como el Fiscal General y el Procurador General. Es inconveniente que en dos órganos de control tan importantes, sus cabezas dirijan el debate; lo digo como jefe de Estado. (Lea también: Así están los frentes claves)
¿Y en cuanto a las conversaciones con el Eln?
Estamos muy cerca de comenzar esas negociaciones.
¿Se está realizando algún tipo de contacto para iniciarlas?
Sí.
¿Qué tipo de contactos?
Lo único que puedo decirle es que eso está avanzado.
¿Habrá negociaciones de paz con el Eln?
Si liberan al ciudadano canadiense y a otros secuestrados, sí.
Si se producen las liberaciones, ¿usted inicia negociaciones de paz?
Inmediatamente.
¿Realmente será su último año de gobierno?
En noviembre le respondo.
¿Usted aspira a firmar un acuerdo de paz con las Farc antes de terminar su actual período de gobierno?
Es mi deseo y creo que es el deseo de todos los colombianos.
Ciertos sectores del país, especialmente empresariales y conservadores, han expresado preocupación por lo que un eventual acuerdo de paz puede significar. ¿Tienen razón sus inquietudes?
No tienen razón. Como lo hemos dicho, no estamos negociando nada que pueda preocupar a los colombianos en materia de política económica o de aspectos fundamentales de nuestro sistema de gobierno.
¿Qué es realmente lo que se está negociando?
Lo que estamos negociando es un desarrollo agrario integral, como le dije. Poner a producir el campo y donde todo el mundo quepa: empresarios y campesinos. El resto son cuestiones que tienen que ver más con la mecánica y la transición para que se cambien las balas por los votos y las armas por los argumentos.
Aspecto fundamental de la paz es la reinserción de la guerrilla a la sociedad, pero todas las encuestas muestran que la inmensa mayoría de la sociedad rechaza la opción de la incorporación de exguerrilleros. ¿Qué hacer?
Aquí hay que hacer mucha pedagogía, y creo que la experiencia de muchas empresas que han contratado desmovilizados es y será muy positiva. Hay que hacerle mucha más divulgación a esas experiencias positivas y entender que contratar a los desmovilizados es un aporte muy importante hacia la paz.
Para entregar tierra cultivable y productiva a guerrilleros reinsertados, ¿qué piensa hacer su gobierno si se logra el acuerdo?
Afortunadamente tenemos tierra para todo el mundo, incluyendo guerrilleros reinsertados. Ahí habrá una política específica para poder entregarles tierras a guerrilleros reinsertados, campesinos sin tierra o campesinos que no tienen tierra suficiente. Al mismo tiempo, vamos ayudarles a que tengan proyectos productivos, a que se puedan asociar con grandes empresarios y, como lo decía anteriormente, poder poner el campo a ser una fuente de prosperidad y desarrollo.
¿Por qué es enemigo usted de las zonas de reserva campesina?
En materia de reservas campesinas, yo no estoy en contra de algo que además ya está en la ley. En lo que estoy en contra es en el alcance que algunos les quieren dar a esas zonas, y sobre todo cuando se quieren imponer por las vías de hecho.
¿A qué adjudica la sucesión de paros de los últimos días?
A una serie de factores diferentes. Primero, a reclamos legítimos de sectores que tienen problemas o que están pasando por momentos difíciles. Segundo, a politiqueros que están aprovechando las protestas legítimas para hacer política y para tratar de pescar en río revuelto. Y tercero, a una estrategia muy clara y muy evidente de los grupos armados ilegales de utilizar la protesta social para también pescar en río revuelto.
Uno de sus ministros acusó al senador Jorge Robledo de ser promotor de paros y bloqueos. El senador respondió afirmando que apoya la protesta, pero no la violencia. ¿Cuál es su opinión sobre el senador Robledo?
Lo que el Ministro del Interior dijo es que el senador Robledo tiene una relación muy estrecha con una de las personas que promovía los paros y bloqueos que degeneraron en violencia. Lo que se buscaba con ese pronunciamiento era que el senador Robledo y el Polo Democrático rechazaran la violencia en la protesta social, porque el día anterior, el senador se había negado a hacerlo. Después del debate que se originó, tanto el Polo como el senador rechazaron la violencia. Eso era lo que buscábamos.
¿Qué va a pasar ahora en el Catatumbo?
Siempre estuvimos dispuestos a dialogar. Siempre dijimos diálogo, sí; protestas, sí. Violencia y bloqueos, no. Por eso nos levantamos de la mesa cuando continuaban la violencia y los bloqueos. Finalmente desbloquearon, y yo cumplo mi palabra: enviaré el martes una delegación para iniciar los diálogos sobre cualquier tema.
¿Pero qué propuesta concreta lleva el gobierno a la mesa?
Convertir al Catatumbo en un proyecto piloto de paz. Es una zona que ha sido golpeada, como pocas, por la guerrilla y en donde hay presencia de todo tipo de ilegales y de narcotráfico. Vamos a diseñar un modelo de lo que podría ser la paz en este país.
¿Pero en qué consiste el plan?
Vamos a sentarnos con representantes de todos sus habitantes a diseñar el futuro del Catatumbo. Tiene que partir de la base de erradicar la violencia y erradicar cultivos ilícitos. Daremos alternativas productivas para incorporar a los pobladores en actividades de infraestructura y agricultura. Esa región es muy rica y tiene derecho a una oportunidad de desarrollo mayor que la que ha tenido. Hay ejemplos en las plantaciones de palma de cómo pueden asociarse empresarios y campesinos.
¿Qué cree usted que se pretende con el paro anunciado para el 19 de este mes?
Ese paro tiene como columna vertebral el paro cafetero, y lo que he percibido a lo largo y ancho del país, en estos últimos días, es que los cafeteros no quieren salir a protestar. Son conscientes de que este gobierno les ha dado la ayuda más grande que jamás les haya dado cualquier gobierno. No hay razón para que se haga paro. Entonces, si la columna vertebral del paro no sale al paro, creo que ese movimiento no debe tener muy buena acogida. Ahora bien, mirando lo ocurrido en el Catatumbo, se demostró que las vías de hecho no son el camino. Dejamos claro que este gobierno dialoga, pero no actúa bajo presiones. También quedó claro que los derechos y el bienestar de la mayoría están por encima de la voluntad de unos pocos. Así actuamos estos 50 días y así seguiremos actuando.
A usted lo acusan de ser débil frente a las protestas y los paros. ¿Qué opina?
La extrema derecha es la que me acusa. También a Churchill la extrema derecha lo consideró débil. Yo tengo una consigna que usaba mi tío-abuelo: “Mano de hierro, guante de seda”. Y frente a la protesta social, yo soy amigo y tolerante, pero soy enemigo de las vías de hecho y de la violencia.
Algunos senadores en los Estados Unidos han expresado inquietud porque un primo hermano suyo, el ex- vicepresidente Francisco Santos, ataque su política de paz. ¿Qué opina?
La inquietud que usted menciona es consecuencia de la tremenda irresponsabilidad de mis opositores, que van a Estados Unidos a abogar para que ese gobierno no apoye el proceso de paz, diciendo que la intención mía es entregarle Colombia al comunismo, a Castro y al chavismo. A Piedad Córdoba, por decir cosas menos graves, la calificaron de apátrida en el gobierno pasado. Lo que están haciendo también lo repiten con inversionistas. Yo lo calificaría de un acto de inmensa irresponsabilidad con el país.
El exministro Fabio Valencia Cossio acaba de lanzar el libro ‘O cambiamos o nos cambian’. En él asegura que el expresidente Uribe regresará a la arena política como cabeza de lista al Senado. Si usted es reelegido presidente, ¿qué opina de tener a Uribe como su contradictor en el Senado?
No ensillemos las bestias antes de tiempo. Ni Uribe es senador, ni yo he sido reelegido.
¿Y si ganan los dos?
Es bueno tener dirigentes como el expresidente Uribe en el Senado. Yo con él tengo mucho que compartir, así como tengo diferencias. Bienvenido a la arena política el expresidente Uribe. Primero habrá que elegirlo y después veremos.
¿Usted prefiere tenerlo a él, como contradictor que es, en el Senado?
Yo preferiría tenerlo a mi lado, defendiendo mis políticas. Yo nunca he entendido por qué el expresidente Uribe se radicalizó tanto contra el gobierno. Al fin y al cabo, lo único que pidió fue conservar los tres huevitos. En materia de seguridad, y él lo sabe, hemos dado los golpes más contundentes. En la confianza inversionista, no es sino ver las cifras: estamos rompiendo récords en todos los frentes; la inversión en Colombia es de las más altas en América Latina, y en materia social mi gobierno ha sido el más progresista, el más reformador y el más social que ha tenido el país, tal vez desde la época de López Pumarejo. Los tres huevitos del expresidente Uribe nacieron como pollitos y ya son gallitos.
¿Sin rival a la vista?
El expresidente Alfonso López hizo famosa la frase “si no es Barco, quién”, cuando el exalcalde de Bogotá anunció su candidatura presidencial para el período 1986-1990. En el caso suyo, tampoco aparece rival a la vista. Si López viviera, ¿también podría preguntar “Si no es Santos, quién”?
López era una persona inteligente y visionaria.
Seguiría gobernando con la unidad nacional si hay otro periodo
En la eventualidad de que usted sea reelegido Presidente, ¿seguiría gobernando con los partidos de la llamada mesa de unidad nacional?
En esa eventualidad, sí. Esta unidad nacional le ha dado grandes frutos al país. Hemos logrado aprobar unas leyes y unas reformas constitucionales que el país jamás había pensado que fueran posibles. Estamos recogiendo los frutos, pero tenemos que ir mucho más allá. Sería muy importante tener un respaldo parecido al que hemos tenido durante estos 3 años.
¿Proyecta un reajuste ministerial pronto?
Ni lo tengo previsto ni lo descarto.
Si usted acepta aspirar a la Presidencia para un nuevo período, ¿cambiaría la fórmula vicepresidencial ante la negativa de Angelino Garzón de continuar en ese cargo?
Si me lanzo y él no está disponible, no tengo otra alternativa.
Si usted cambia a Garzón como fórmula vicepresidencial, ¿a qué partido pertenecería el próximo vicepresidente en caso de ser usted elegido?
En noviembre le respondo.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO