El ex presidente habló con Yamid Amat sobre el futuro del país y del partido Liberal.
El ex presidente Ernesto Samper acusa en el siguiente reportaje al presidente Uribe de "lanzar cargas de profundidad contra la política del presidente electo, Juan Manuel Santos, de aproximarse a Venezuela. Lanza un duro ataque al vicepresidente Santos y lo califica de "loco paranoico".. Propone "refundar el Partido Liberal", "cerrar el capítulo gavirista" y dice que el liberalismo debe convertirse en alternativa de poder, como partido de centro izquierda.
¿Cómo ve el país al final del gobierno de 8 años de Uribe?
Uribe recibió un país en llamas y lo entrega seguro y en calma. Será la historia la que juzgue si los costos que pagamos por esa mayor seguridad en materia de derechos humanos, desinstitucionalización de la justicia o aislamiento regional fueron o no excesivos.
Entonces, ¿le halla razón al sector del Congreso de EE. UU. que se opone a la firma del TLC, alegando violación de derechos humanos?
Sin duda y corresponde con el cambio de gobierno en EE. UU., cuya prioridad ya no es sólo combatir el terrorismo sino defender principios altruistas, como los derechos humanos. Por lo demás, no sé por qué se preocupan tanto por el TLC, si no es una panacea y menos cuando tenemos preferencias arancelarias sin entregar nada a cambio.
¿Ve al presidente Uribe más cerca de los republicanos?
Por supuesto. ¡Qué tal el apoyo solitario que dio Colombia a la invasión de Iraq!
¿Cree que se justifica seguir hablando de bipartidismo?
En EE. UU., donde el Congreso representa los intereses de la Nación y sirve de contrapeso efectivo al poder del presidente, se explica y justifica. En América Latina, incluida Colombia, es distinto. La presencia de movimientos sociales y de la sociedad civil terminaran obligando a los viejos partidos, para sobrevivir, a buscar alianzas que los resuciten. Lo que tenemos que hacer, empezando por el Partido Liberal, mi partido, es diseñar los términos de una nueva alianza entre partidos con movimientos sociales para hacer propuestas alternativas.
¿No le parece que, al contrario, el país se dirige más hacia la derecha?
Se dirige, no. Está a la derecha. En el Gobierno de Uribe se ha fortalecido un alternativa de derecha que no conocíamos, en la que se están alineado empresarios, obispos retardatarios, terratenientes y hasta parapolíticos. Ojalá este proyecto de derecha sea respondido por uno de izquierda, para que vuelvan a existir verdaderas alternativas.
¿Acaudillado por el liberalismo?
El Partido Liberal está en la olla. Viene en retroceso desde hace años; aunque el presidente Gaviria hizo una tarea importante manteniendo la cohesión de su bancada, el partido no respondió a tiempo ni creativamente al 'tsunami uribista', que en el 2002 se llevó a la mitad del liberalismo. Uribe dividió el Partido Liberal en dos.
¿Cree que lo acabó?
Al Partido, no lo sé; el liberalismo, como conducta política, sigue vivo. Tenemos que empezar por reconocer que los dirigentes liberales no hemos tenido la capacidad de convocatoria para unir a los liberales bajo un proyecto político. Eso explica porqué en las últimas elecciones sacó el 10 por ciento de lo que obtuvo Serpa en 1998, porqué sólo somos la sexta fuerza política y mandamos en pocas gobernaciones y alcaldías capitalinas.
Pero hay quienes afirman que 12 años sin poder afecta a cualquier partido...
Eso que llaman pomposamente atravesar el desierto es una gran mentira. El poder no consiste en tener puestos, sino en la capacidad de ser gobierno o alternativa. Para la muestra, lo que está pasando con el PRI en México: después de 10 años por fuera del gobierno logró renovar sus cuadros y acaba de ganar más de dos terceras partes de las gobernaciones.
¿Y cómo trasladar a Colombia ese fenómeno?
Tenemos que cerrar, y lo digo sin ánimo de molestar, el capítulo del gavirismo y buscar una refundación liberal,basada en dos propuestas: convertirnos en verdadera alternativa social-demócrata, comprometida con cuatro temas capitulares de la política colombiana al comienzo de este siglo: la tierra, el agua, los alimentos y el trabajo productivo. Y desarrollar una estrategia política que nos vuelva a convertir en voceros de las grandes minorías, como las víctimas de la violencia, trabajadores temporales y mujeres cabezas de familia.
¿Y cómo se arma esa propuesta?
Con una convocatoria en la que estamos trabajando y se apruebe en un congreso extraordinario del liberalismo,que debería convocar ya el Jefe del Partido, antes de terminar el año. De ese congreso debe salir un programa progresista y una nueva directiva.
¿Qué quiere decir "cerrar el capitulo gavirista"?
Mirar hacia el futuro.
¿La renovación que pide no se está dando, precisamente, en líderes como Simón Gaviria?
Simón me gusta, pero este no es un problema de nombres; precisamente, ahí está el problema: no son las personas las que determinan la posición al partido, sino éste el pone la raya y traza la línea.
¿Su propuesta de "cerrar el "capítulo gavirista" no corresponde más bien al enfrentamiento con Gaviria?
Esos enfrentamientos, sanos por demás, siempre han existido en el partido alrededor de dos tendencias ideológicas distintas. No le busque más aristas; se trata, simplemente, de cerrar y abrir capítulos.
Pero, en las pasadas elecciones, el Partido Liberal fue la 2a. fuerza en Cámara, la mantuvo en Senado y con Santos terminó la oposición y se reincorpora al Gobierno...
Sí estuviéramos en un sistema parlamentario, en el que las bancadas definen la política, la propuesta de una reunificación liberal a través de ellas, que es lo que se ha formulado a través de la unidad nacional, sería más que bienvenida. El caso aquí es distinto: ¿dónde quedaría el liberalismo que no está representado por los congresistas? ¿Y si no le hacen caso?
¿Y no representan entonces Antanas Mockus y el Partido Verde esa alternativa?
Mockus interpretó un rechazo legítimo, en especial de la gente joven, a una forma de entender y hacer política. Pero no era, nunca lo ha sido, una alternativa. Su elección como Presidente hubiera sido como dar un salto mortal de triple vuelta, sin red, al vacío.
¿Debe concluirse que es partidario de cambiar nuestro régimen presidencialista por el parlamentario?
Definitivamente sí. El parlamentarismo o una versión criolla, el semi parlamentarismo, es el único cambio político que podría hacerse en América Latina en este comienzo de siglo, cuando el presidencialismo está haciendo aguas en el mundo. Nos vendría bien, por ejemplo, introducir mecanismos y elementos propios del parlamentarismo como salidas a las crisis políticas, con la disolución del Congreso y la anticipación de elecciones generales para superar conflictos de legitimidad.
¿Un sistema, como el de Francia, semiparlamentario?
Exactamente, con una separación de funciones de Estado y de gobierno.
¿Cómo se llegaría allá?
A través de una reforma política aprobada por una Asamblea Constituyente, convocada para legitimar un acuerdo de paz con la guerrilla.
Hablando del Partido Liberal, el vicepresidente Santos también ha sido duro, e inclusive, pidió "enterrar" al liberalismo...
Cada día me sorprende más 'Pacho' Santos: Antes, era un loquito divertido, pero ahora, anda de loco furioso, con una actitud paranoica que no le conocíamos. Talvez porque no ha logrado entender que no lo están persiguiendo la Corte ni la Fiscalía ni los medios ni, como él dice, mis amigos, sino el testimonio, muy grave,de Mancuso, sobre su supuesta participación en la conformación de un bloque paramilitar en Bogotá, versión que él no ha desvirtuado claramente y que yo, por la memoria de su padre, espero sinceramente que lo haga en escenarios judiciales.
¿Estas afirmaciones no son una retaliación suya a las críticas que él le ha hecho?
Decir que soy sensible a las críticas es como acusar a Íngrid de altruista.
¿Cómo ve la conformación del Gobierno Santos?
Me gusta. Comenzó con pie derecho; cada ministro le dice algo a su sector y algo al país. Uribe lo debería dejar comenzar tranquilamente su gobierno sin ponerle mas palos en la rueda, como en el caso de Venezuela. Si Juan Manuel Santos no toma decisiones rápidas y de fondo sobre tres temas -el del aislamiento internacional, la crisis de la salud pública y las relaciones con la justicia- su gobernabilidad se va a ver comprometida.
Pero usted ha tenido muchas diferencias con él...
Muchas y muy graves, pero tal vez esta circunstancia me da autoridad para colocar mi condición de ex presidente por encima de la de competidor político, para solicitar un compás de espera mientras mueve sus primeras fichas.
¿Por qué habla usted de aislamiento internacional?
Porque estamos aislados y peleados: con Nicaragua, con Cuba, con Venezuela, con Ecuador; relaciones distantes con Bolivia, con Argentina, con Brasil y todo como resultado de haber convertido la política de seguridad democrática en la política exterior. Duele decirlo, pero ésta ha sido una de las épocas mas siniestras de las relaciones internacionales.
¿Los pasos que ha dado el presidente Santos muestran que quiere corregir?
Sin duda; me parece muy positivo, por ejemplo, el diálogo con Chávez. El año que llevamos sin relaciones económicas con Venezuela nos ha costado medio millón de empleos, cinco millones de personas que viven en las fronteras afectadas, dos millones y medio de dólares diarios de perdidas empresariales. Con toda sinceridad, me parece irresponsable la actitud del Gobierno de mantener hasta el 7 de agosto un enfrentamiento con Venezuela que nos está costando sudor, sangre y lágrimas.
A Uribe lo acusan de tratar de impedir la normalización de esas relaciones a través de denuncias sobre aparente complacencia de gobiernos vecinos con las Farc. ¿Qué opina?
Que Uribe ha montado una carga de profundidad contra Santos. Las denuncias sobre presencia de las Farc en Venezuela son de antaño, ¿por qué las agitan nuevamente? ¿Por qué hacen oposición desde el Gobierno contra la iniciativa de Santos de normalizar las relaciones con Venezuela?
¿Pero no le parece grave la presencia de dirigentes guerrilleros en Venezuela?
Me parece tan grave que sería uno de los primeros temas de una agenda de diálogo con Venezuela. Lo otro, es seguir en denuncias mediáticas, acusaciones internacionales, filtraciones estratégicas, en lo que estamos hace seis años. No es provocando escándalos en los medios como se van a solucionar los problemas. Cuando uno tiene dificultades con los vecinos no les tumba la cerca ni trae a la policía para que lo reprima: se sienta y conversa.
¿Cómo cree que será Uribe como ex presidente?
Espero que él entienda que los expresidentes somos como esas señoras gordas que llevaban a las fiestas de quinceañeras, que todos las saludábamos con respeto, pero nadie las sacaba a bailar. Para eso estamos: para cuidar, no para bailar.
En éste reportaje, el nuevo arzobispo de Bogotá, monseñor Rubén Salazar, se declaró partidario de que Chávez asista a a la posesión de Santos. ¿Usted también?
Si, y me gustó de ese reportaje, no sólo el enfoque social, porque por fin volvemos a tener un cardenal comprometido con temas sociales, sino el enfoque internacional de diálogo e integración.
¿Esa es una critica tácita contra el cardenal Rubiano?
Le confieso que en estos años de reinado de monseñor Rubiano, siempre pensé como católico que si ese era el pastor del rebaño, mejor me quedaba con el lobo.
¿No está usted en una etapa de "sacarse el clavo"?: habla contra Gaviria, habla contra Uribe, habla contra el cardenal Rubiano, habla contra Francisco Santos, quienes han sido tradicionalmente sus críticos...
A mí me gusta hacer la política con nombres y apellidos, así las cosas son claras.
En estos días, uno de los temas de la Nación ha sido Íngrid. ¿Qué opina?
La única persona de todo ese grupo que no tenía derecho a exigir reparación económica era Íngrid Betancourt, porque ella creó las condiciones para que la secuestraran y porque fue rescatada en una operación que fue financiada con el dinero de todos los colombianos. Su actitud fue una bofetada al pueblo colombiano, que le expresó durante 8 años su solidaridad y que se la renovó cuando salió y se fue a declarar en Francia que esa era su patria. Fue mezquina.
¿Es partidario de las demandas al Estado por parte de otros secuestrados?
Ahí hay un tema de responsabilidad que sí debe ser juzgado, especialmente en el tema del acuerdo humanitario. Si el Gobierno de Uribe hubiera suscrito hace seis años el acuerdo para el intercambio humanitario, que está permitido y obligado por la Constitución, seguro se hubiera logrado la libertad de estas personas que se demoraron seis años en salir y se hubiera evitado la muerte de los diputados del Valle, del Gobernador de Antioquia, del ex ministro Echeverry y de las personas que los acompañaban y tantos otros. Ahí hay una responsabilidad muy clara.
Tema final: ¿ve algún nubarrón el futuro inmediato del país?
Sí, y lo quiero señalar como reflexión, más que como denuncia: me preocupa la forma cómo se están politizando en el país los temas que tienen que ver con los militares, como el fuero, el juicio de responsabilidades por el palacio de Justicia, el tema del general Freddy Padilla; eso no puede ser materia de debate político para enfrentar a los colombianos. Es como si se tratara de la conformación de una especie de "partido militar" que estaría politizando causas afectas a las fuerzas armadas, para convertir en banderas políticas lo que antes se tramitaba por los canales institucionales. Partir de un respeto profundo por la condición civilista del nuestra fuerza pública. Seria un retroceso imperdonable.
YAMID AMAT
ESPECIAL PARA EL TIEMPO