Silva habla del armamentismo en Venezuela y del mal manejo que se le dio al acuerdo con E.U.
Silva reveló en un informe reservado al Congreso de la República que Colombia debe preparase para enfrentar el riesgo de una agresión externa.
En la siguiente entrevista, el Ministro detalla alcances de su informe y afirma que Colombia debe pensar ahora en lo que no hacía "desde la guerra con el Perú: pensar en una agresión externa".
¿Qué tan preocupante es para usted el anuncio de unión de las Farc y el Eln?
Cuando dos enemigos acérrimos se unen, lo hacen por debilidad. Todos sabemos cómo el Eln y las Farc históricamente han sido fuerzas en choque por visiones opuestas de la acción guerrillera. Si logran unirse, es por el deterioro de su capacidad operativa, la gran disminución de sus efectivos y la seguridad que tienen de que el final está cerca. Es una estrategia de resistencia para tratar de aguantar la ofensiva final de la seguridad democrática.
¿Cuál es la real situación de las Farc?
Pasaron de tener 23.000 guerrilleros a 8.000. Un buen ejemplo del colapso de las Farc es el aniquilamiento hace dos días de uno de sus cuadros históricos: el de la banda de alias 'Danilo', sanguinario jefe de la cuadrilla y quien militaba desde hace 26 años en las Farc. Fue abatido junto a los guerrilleros que sobrevivían de otros frentes de esa guerrilla.
Entonces, ¿piensa usted que las Farc están agonizando?
No. Ni agonizando ni terminadas. La capacidad terrorista de un grupo disminuido es muy alta. Mire la Eta en España: terrorismo contra la población civil y operaciones puntuales con mucha resonancia política, pero la realidad es que están en una situación de desbandada y de total colapso.
¿Y cuál es la situación real del Eln?
Peor. Sólo tiene un puñado de terroristas en el país. Más de la mitad de sus mandos viven en el exterior y, si no fuera por esa circunstancia, ya habría desaparecido el Eln. Ahora están buscando el camino de la unión con las Farc para tratar de demostrar que aún existen y para, seguramente, hablar de un proceso de paz ficticio, que no es necesario, pero que puede darles oxígeno.
Si, como dice usted, las Farc están colapsadas, ¿para qué buscar el apoyo militar norteamericano en las bases?
Es que el terrorismo hizo alianza con el narcotráfico. ¿Dónde se están concentrando las Farc? En las fronteras. Por ejemplo, en el eje de la frontera Colombia-Ecuador están buscando tomarse el Pacífico colombiano, con muy difícil acceso, y en donde necesitamos un gran apoyo de inteligencia. El nororiente de Cauca, que era una zona impenetrable, es un área prioritaria. Todavía hay mucho por hacer y falta mucho para derrotar al narcotráfico, que es el combustible del terrorismo. Para eso son los acuerdos de cooperación, no sólo con Estados Unidos, sino con muchos más países.
Entonces, ¿la presencia norteamericana en las bases es indispensable?
Sí, por las capacidades técnicas que tienen los Estados Unidos y que aún no poseemos. Además, hay operaciones transnacionales de persecución de barcos y aviones del narcotráfico. Tenemos acuerdos con México, Panamá, Paraguay, Chile, Perú, Haití, Guatemala y, en general, con toda Centroamérica, no solamente con Estados Unidos, para combatir el narcoterrorismo. Recientemente, realizamos operaciones de inteligencia conjunta en el Perú y estamos entrenando 10.000 investigadores de policía judicial de México.
En este caso de las bases colombianas y la presencia de los Estados Unidos, ¿lo que hubo fue una pésima presentación de la que usted llama "cooperación"?
Por el respeto de Colombia a los procedimientos legales, quizás hubo un manejo que no fue acertado. Del tema se habló primero y más en Estados Unidos que acá. Digamos la verdad: eso nos salió mal.
Además, entiendo que el Gobierno anunció que era la prolongación de un acuerdo con Estados Unidos que ya estaba vencido.
Otra equivocación. El acuerdo que se firmó es una extensión de todos los acuerdos de cooperación que están vigentes. Los gobiernos del presidente Barco, del presidente Gaviria, del presidente Samper, del presidente Pastrana, todos han firmado acuerdos, como el que acabamos de firmar con Estados Unidos.
¿A qué adjudica el mal manejo del tema?
Se originó en que el presidente Chávez, que tiene una obsesión ideológica contra Colombia y contra la cooperación militar de Estados Unidos, lo desfiguró.
En un informe que usted le presentó al Congreso habla de la "vulnerabilidad" de nuestro país frente a una eventual agresión extranjera...
Se trata de un informe reservado que le entregué al Congreso de la República.
Pero varios periodistas lo conocemos y quien rompe la reserva es quien lo revela...
Es un informe técnico que suscribo en el sentido de que tenemos vulnerabilidades serias frente a eventuales agresiones externas. Colombia tiene un gasto militar y una inversión en defensa concentrada en lo que democráticamente su pueblo exige, que es la recuperación de la seguridad interna; por eso, este y el gobierno anterior han invertido en el fortalecimiento militar para enfrentar al narcoterrorismo interno. Otros países se inventan historias de amenazas externas para poder gastar miles de millones de dólares en armas que no necesitan, con la excusa de una supuesta agresión externa. Eso no corresponde a lo que el pueblo necesita. Venezuela ha invertido miles de millones de dólares en armas cuando la gente está llena de necesidades. En Colombia estamos concentrados en la amenaza interna, pero ha aparecido el riesgo, porque así se ha planteado de manera muy directa y muy clara, de una eventual acción externa contra Colombia. Sería irresponsable de nuestra parte no informarle al Congreso sobre esa situación. De ahí, en gran medida, la justificación del impuesto al patrimonio, porque ahora las amenazas son dobles: externas e internas.
¿Usted considera de carácter ofensivo el armamentismo venezolano?
Gastar miles de millones de dólares en equipamiento militar, que no tiene que ver con orden público interno sino para proyectar fuerzas más allá de las fronteras, es la definición técnica de "ofensivo".
¿Por qué dice usted en su informe que "el mapa de riesgos de agresión ha aumentado"?
Porque es totalmente cierto. El riesgo de agresión ha aumentado. Lo que pasa es que en temas de defensa uno no puede esperar a que las cosas ocurran.
¿Y estamos preparados para cualquier eventualidad?
Tenemos una doctrina que es de disuasión mínima creíble, o sea, las capacidades mínimas necesarias, que no nos desvíen de nuestro objeto fundamental, que es el orden público interno. Es decir, lo mínimo necesario para que a nadie se le ocurra, sea quien sea, una agresión.
¿Cómo estamos reparando nuestra vulnerabilidad?
Con inversiones necesarias para tener capacidad de disuasión y de reacción. Y es bueno decir que los colombianos no estamos con las manos amarradas: tenemos el mejor Ejército de América Latina, tenemos hombres y mujeres que han combatido; en la mayoría de los países de la región nunca se ha combatido, ninguno de sus soldados ha estado en una guerra; los nuestros sí; nosotros tenemos combates todos los días, tenemos una fuerza profesional técnicamente construida con unas doctrinas y unas experiencias que no tiene nadie más. Es un Ejército de calibre mundial. No estamos inermes.
¿Esta preocupación no desvía la atención del conflicto interno?
Con ese tema, mi principal angustia es que, por los riesgos de eventuales agresiones externas, nos olvidemos de que todavía nos falta concluir la tarea en los temas internos. No hemos llegado al final. Todavía nos falta camino por recorrer para consolidar la política de seguridad democrática.
¿Nuestras ciudades tienen adecuadas defensas?
Colombia nunca ha trabajado sobre hipótesis de agresión externa. Colombia siempre ha creído en el derecho internacional; su arma fundamental siempre ha sido la diplomacia. Fíjese cómo ha funcionado de bien la diplomacia con Ecuador.
¿Pero usted cree que debiéramos prepararnos para una eventual agresión?
No se trata de prepararse para una agresión, se trata de prepararse para evitarla. Y quiero insistir en eso: nos estamos preparando para evitar una agresión. No entraremos jamás en una carrera armamentista. Tenemos un proceso de construcción de una capacidad disuasiva, para que todos lo consideren muy bien y sepan los riesgos de una agresión. Mire: a Colombia, por primera vez desde la guerra con el Perú, le ha tocado pensar en la eventualidad de una agresión externa. Eso no existía antes. Hay que pensar en eso. Colombia no estaba acostumbrada a contemplar esa eventualidad en el diseño de su política exterior o en su estrategia de defensa. Infortunadamente, nos ha tocado meter esa variable en el mapa.
¿Quiere usted decir que los colombianos, por primera vez desde la guerra con el Perú, deben pensar en el riesgo de una agresión?
Eso es así de claro: hay el riesgo de una agresión externa...
¿Qué tan serio es el riesgo?
Yo no puedo calibrar intenciones. Lo que sí puedo ver es que hay un país que ha adquirido armas, que no requiere, por miles de millones de dólares. La consecuencia más peligrosa de esta discusión es que también busca alejarnos del objetivo fundamental y estratégico de Colombia, que es recuperar completamente su orden público interno. No nos olvidemos de que la amenaza interna también tiene presencia de otros países.
¿Hay apoyo del gobierno de Venezuela a la guerrilla?
No me atrevo a calificar eso, pero el informe de la comisión de la verdad del Ecuador, los informes de inteligencia colombianos, los computadores de 'Reyes', todo nos confirma que hay guerrilleros del más alto nivel ubicados en Venezuela. 'Iván Márquez', por ejemplo.
¿Y el gobierno de Caracas lo sabe?
Se lo hemos dicho en todos los tonos, le hemos pedido que capture, deporte, o extradite a los terroristas que están en su territorio.
¿Y la respuesta?
Venezuela no responde.
¿Para usted eso qué significa?
Que Venezuela no responde...
El gobierno de Venezuela acaba de terminar el envío de aviones armados con misiles a Ecuador. ¿Cómo lo interpreta?
Eso es cooperación militar, como la tenemos nosotros con otros países. Yo respeto los acuerdos de cooperación militar entre otros países y esperaría que los de Colombia también fueran respetados. La Asamblea de Venezuela le ordenó al Ejecutivo venezolano no revelar ninguno de los acuerdos que tienen con Irán, con Rusia. Nuestros acuerdos, incluyendo el de cooperación con Estados Unidos, están publicados en la web. Esa es la diferencia.
¿Qué tan importante es la ayuda militar de Estados Unidos a Colombia?
No pasa del 4 por ciento. Me explico: del total del presupuesto militar y de defensa de Colombia, Estados Unidos sólo aporta el 4 por ciento.
¿En las bases no habrá aviones ni radares ni plataformas ni equipos militares de Estados Unidos?
Habrá equipos y plataformas, pero no capacidades ofensivas. A los colombianos nos ha tocado luchar solos. La cooperación internacional que se ha obtenido es un logro de Colombia, no es una imposición de Estados Unidos.
¿Cuál es su opinión sobre la internacionalización de la llamada Coordinadora Bolivariana?
Hay elementos cómplices de las Farc, que han colaborado con el tráfico de armas, con el movimiento de recursos financieros para las Farc... y esos son delincuentes con una mascarada o con una fachada política, pero son delincuentes y hay que tratarlos como tales.
Pero, ¿tienen apoyo de gobiernos externos?
Esa coordinadora está apoyada, respaldada y soportada por el gobierno de Venezuela. Así lo dicen ellos mismos.
¿Es una estrategia política continental del presidente Chávez?
No, es mucho más fácil que eso: lo que busca es crearle una fachada política al deseo que tiene el gobierno de Venezuela de otorgarles estatus de beligerancia a las Farc. Eso es lo que siempre han querido hacer.
¿Usted diría que el presidente Chávez es una amenaza para las democracias de América latina?
Toda ideología expansionista y autoritaria es una amenaza real para el continente, como lo fue hace años, afortunadamente pasados, el intervencionismo cubano.
¿Por parte de Venezuela o por parte del presidente Chávez?
Más, por parte del gobierno Chávez. Su ideología expansionista pretende ser hegemónica en el continente y eso no se puede permitir.
Lo bueno, lo malo y lo feo de sus primeros meses al frente del Ministerio de Defensa...
Lo bueno es que en la transición entre mis antecesores y yo en este ministerio no ha habido ruptura, se ha mantenido la continuidad, se ha mantenido la voluntad de lucha. Yo veo a las Fuerzas Militares y de Policía con igual deseo de victoria. Lo malo, que no hemos logrado todavía que el modelo que tenemos para seguridad ciudadana sea universal para todas las ciudades.
Y lo feo...
Que la guerrilla ya no combate sino que ataca a la sociedad civil, niños incluidos. El país entero reaccionó con dolor y rabia, a fines del mes pasado, frente a las imágenes monstruosas del bus incendiado en Nariño con mayores y niños en su interior, por un salvaje ataque de las Farc. Eso no tiene perdón de Dios... ni de los hombres.