Vuelco a agenda con EE. UU. anuncia nuevo embajador

Luis Carlos Villegas, nuevo embajador de Colombia en Washington, destaca la nueva agenda del país.

Foto: El Tiempo
Domingo 17 de Noviembre del 2013

“La paz en Colombia es la paz en la región”. Con este mensaje, el nuevo embajador de Colombia en Washington, Luis Carlos Villegas, expresidente de la Andi y exvicecanciller del gobierno Barco, informará al gobierno de los Estados Unidos sobre el proceso de paz con las Farc, por considerar que nuestro país “es una pieza clave de un rompecabezas de paz” que se ha ido forjando en Suramérica, Centroamérica y el Caribe.

Villegas, en esta entrevista, revela que ese será el eje central del encuentro de los presidentes Obama y Santos, el 3 de diciembre en Washington.

El nuevo embajador destapa los puntos centrales de su agenda como embajador. Habla, claro está, del espinoso tema de las ‘chuzadas’ de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos –NSA es su sigla en inglés– a gobiernos amigos.

EL TIEMPO inicia el diálogo con el tema sobre Rusia y Nicaragua.

¿Proyecta usted informar al gobierno de Estados Unidos sobre todo el ruido que se ha escuchado en los últimos días en torno al apoyo militar de Rusia a Nicaragua?

Creo que debe estar suficientemente informado por la embajada de ese país.

A propósito, ¿las revelaciones de Edward Snowden, antiguo empleado de la CIA y de la NSA, sobre ‘chuzadas’ de esos organismos a gobiernos amigos, incluyen a Colombia?

Lo que me ha informado la Cancillería es que misiones colombianas han viajado a Estados Unidos y preguntado eso y han recibido respuestas de las autoridades. Pero todo se ha hecho dentro de los canales que usan los amigos, es decir, los diplomáticos. Colombia ha sido prudente y respetuosa de que todas las preguntas y respuestas sean por la vía diplomática. Dicho eso, también me parece que debe quedar claro que la cooperación en seguridad tan estrecha que tienen Estados Unidos y Colombia debe tener límites en cuanto a la profundidad de esa cooperación en seguridad, frente a conversaciones privadas de funcionarios públicos o de personalidades de la política o la economía.

¿La utilización de la palabra “límites” corresponde a una posición oficial?

No. Eso lo digo en el sentido de que acciones en seguridad, como interceptaciones, deben ser de común acuerdo y para fines previamente acordados entre los países. No pueden ser acciones unilaterales. Eso es lo que yo llamo “límites” y creo que eso ha quedado suficientemente claro en las conversaciones sostenidas.

¿Cuáles son los temas prioritarios que usted proyecta tratar con Estados Unidos?

Colombia, con la gran transformación que ha sufrido en los últimos 15 años, se presenta ante Estados Unidos como una potencia regional. Ya no dependemos de la cooperación para salvarnos del abismo en el que estuvimos. Hay una agenda nueva que está impulsando el presidente Santos. En primer lugar, el tema energético. Estados Unidos será dentro de cinco años autosuficiente en hidrocarburos, y eso va a cambiar la geopolítica mundial. La relación con Colombia nunca se ha basado en la energía, pero con las innovaciones mundiales sobre la materia, con hidrocarburos no convencionales, con energías renovables, con la interconexión eléctrica entre Colombia y California, pasando por Panamá, Centroamérica y México, todos esos son temas cruciales por su relación con agua y medioambiente. Colombia puede generar, en cuencas hidráulicas identificadas, millones de kilowatios de energía limpia, con un elemento renovable: el agua. Hay pues un primer capítulo trascendental –energía, medioambiente y agua–, donde podemos pactar cooperación profunda, recibir innovación y tecnología de EE. UU. y proveer a ese país de abundante energía hidráulica e hidrocarburos y fósiles.

¿Y cuáles serían los otros temas?

Otro tema que el presidente Santos considera prioritario es ciencia, tecnología e innovación; el acercamiento entre las universidades públicas y privadas de Colombia y los Estados Unidos, para que tenga automaticidad, masificación. Que los estudiantes colombianos tengan acceso a las universidades norteamericanas en tecnología y ciencia más fácilmente. Y, en una derivación de nuestra agenda, Colombia cambió en materia de seguridad, a pesar de que tengamos aún algunos problemas. Somos distintos a lo que éramos hace 15 años en esa materia. Inclusive, prestamos cooperación de seguridad a terceros, lo que era impensable. Entonces, hay una nueva agenda con ellos: ciencia, tecnología, energía, agua, medioambiente y seguridad a terceros.

¿Qué temas, se prevé, le planteará Santos a Obama?

Encabezará la lista el tema de la paz, sin duda, y en eso tendrán una conversación franca de países interesados, ambos, en que todo salga bien. Como el presidente Obama fue quien invitó, el Departamento de Estado presentará sus iniciativas de agenda que concurrirán con las nuestras.

¿Usted proyecta hablar con el presidente Obama sobre el tema de paz?

Sí. Creo que en los pocos minutos que tiene uno de interlocución con el jefe de Estado al presentar credenciales, ese será un asunto que tocaré.

¿Para decirle qué?

Que estamos haciendo el mejor esfuerzo por la paz, que creemos que va a dar frutos, que es posible una paz negociada y que ella es la paz del hemisferio. Que, por lo tanto, toda la solidaridad que se pueda generar en la comunidad internacional es bienvenida.

A través del secretario de Estado, John Kerry, EE. UU. ha expresado reiteradamente su apoyo al proceso de paz. ¿Proyecta convencer a quienes tengan dudas sobre sus beneficios?

Sin duda. La paz en Colombia es la paz en la región. Somos una pieza clave de un rompecabezas de paz que se ha ido forjando en Suramérica, en Centroamérica y en el Caribe. Esa pieza es tal vez la última que debe ponerse en el rompecabezas para que la paz hemisférica sea completa.

¿Por qué dice que la paz en Colombia es la paz en la región?

Porque tiene que ver con el lavado de activos, el desmonte de cultivos ilícitos, la lucha frontal contra las bandas criminales, y la paz en Colombia tiene que ver con nuestro papel internacional para ser un interlocutor válido de EE.UU. y los países desarrollados en Europa y Asia. Se necesita que solucionemos este conflicto por la vía política. Entonces, mi papel va a ser presentar esos beneficios del proceso de paz; presentar la agenda doméstica del presidente Santos, que es una agenda progresista que ataca los problemas que han estado siempre en la retórica de los alzados en armas para justificar su alzamiento, y que soluciona los grandes problemas históricos de este país relacionados con el campo. Mire: si lográramos, como uno de los subproductos del proceso de paz, que las Farc tengan una participación activa para la erradicación de la coca y la sustitución de cultivos, eso nada más justificaría el proceso de paz.

¿Cree que las Farc lo aceptarían?

Por el hecho de ser la droga una materia prima fácil de convertir ilegalmente en dinero en el mercado mundial, se volvió el instrumento preferido de financiación de todos los actores ilegales de la guerra en Colombia: paramilitares, guerrilleros, bandas criminales. En la medida en que Colombia pueda erradicar esa materia prima que es la planta de coca, avanzará notoriamente en la eliminación de la violencia. Aquí nadie puede decir que estos o aquellos han estado más o menos en el negocio: todos los actores ilegales han estado en el narcotráfico, unos por decisión estratégica de largo plazo, otros por financiación de corto plazo, otros simplemente porque les gusta la plata, pero todos han estado ahí.

¿Cuál es el tema concreto que sobre narcotráfico se va a negociar en La Habana?

Tiene que ver con cultivos ilícitos en primera instancia y después con lo rural; tiene que ver con el campesinado, con la necesidad de modernizar unas zonas muy alejadas que hoy están dedicadas a ese cultivo. No ahondo más porque hace parte de lo que la delegación oficial presentará en Cuba la semana entrante.

¿Usted seguirá siendo miembro de la comisión de paz?

En este ciclo inmediato, no. Estaré atendiendo la visita del Presidente a Washington. Él ha dispuesto que el general Naranjo entre plenamente a la titular para este tema, y yo paso un poco a la banca. Seré miembro virtual de esa comisión, estaré yendo al final de algunos ciclos a Bogotá.

¿Pero volverá a participar?

Sí, cuando sea necesario y pertinente. No saldré en televisión cargando el maletín, pero estaré conectado.

Resulta difícil creer que aceptó la embajada por ocho meses…

El servicio diplomático es efímero. En todo caso, la maleta que llevamos mi mujer y yo es chiquita.

La pregunta, por supuesto, tiene que ver con la reelección presidencial en el sentido de saber si usted desearía seguir si Santos es reelegido…

Claro, de mi parte estaría feliz, pero eso no es lo que importa. Habrá que esperar si al Presidente, una vez reelegido, le parece que deba continuar.

¿Usted cree que será reelegido?

Es un Presidente que merece ser reelegido. El cambio de este país es absolutamente dramático, y en los últimos tres años ese cambio se ha mantenido y se ha acelerado en temas de pobreza, de empleo, de estabilidad macroeconómica, de política exterior, de seguridad, de educación y tecnología, de inversión extranjera. Sin duda, todo eso hace que este sea un mejor país que hace tres años, mucho mejor país que hace diez años y muchísimo mejor –incomparable– que el de hace 15 años. Resultaría absurdo que un presidente cuya agenda ha sido exitosa no resultara reelegido. A mí me parece bueno que, una vez reelegido, el presidente Santos pudiera presentar una reforma constitucional para que su sucesor tenga un periodo más largo, de seis años, no relegible. Sería el primero en salir a apoyar esa reforma.

‘Espero coherencia y sensatez de las Farc’

¿Cómo deja las conversaciones de paz?

Mejor de lo que cualquiera hubiera podido pensar hace un año, pero va más lenta de lo que todos hubiéramos querido hace un año.

¿Y las revelaciones sobre posibles atentados?

Me parece que el proceso va bien, pero es muy sensible y cada vez que sucede un hecho como ese de las amenazas, la fragilidad aparece. Sabemos con quién estamos conversando, pero también sabemos lo que estamos anhelando. Yo espero toda la sensatez de parte de las Farc, porque será una prueba de fuego a su coherencia. Ellos mismos han pedido que no se interrumpa el proceso mientras se cumple el proceso electoral. Todos tendremos que tener la prudencia necesaria para que esa convivencia de mesa y elecciones termine bien.

¿Las revelaciones sobre posibles o supuestos atentado ponen en riesgo el proceso?

Sí. Creo que lo lleva a una fragilidad muy grande, sobre todo después de haber terminado la discusión del punto dos, que en términos coloquiales lo que dice es que a uno no lo maten por hacer política en Colombia. Por eso hay que tener coherencia. Espero que haya muchas comunicaciones entre los jefes de La Habana y los jefes locales para que esa coherencia aparezca claramente.

Dice usted que en este momento el proceso de paz con las Farc es frágil. ¿Qué deben hacer las partes para que se sostenga?

Este proceso tiene una agenda de seis puntos: los dos primeros son de cosas que tiene que hacer el Estado, y ya están acordados. Los cuatro siguientes son cosas que tienen que hacer las Farc, y ellos son los que deciden a qué velocidad, en qué condiciones… ¿Qué van a hacer con el narcotráfico? ¿Qué van a hacer con las víctimas? ¿Qué van a hacer con sus armas? ¿Qué van a hacer con sus hombres en la reintegración? De aquí en adelante, la responsabilidad de las Farc es inmensamente grande. El ritmo de la negociación va a depender de las Farc porque las preguntas ya están formuladas.

¿Cree que las Farc están divididas internamente?

No. En La Habana lo que aparece es una organización cohesionada. Recuerde que el cese unilateral del año pasado se obedeció casi plenamente.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO