En diálogo con Yamid Amat, Jaime Bermúdez asegura que es necesario el diálogo "entre los dos jefes de Estado pero si se dan las condiciones de respeto y sin agravios que ofendan la dignidad nacional".
¿Nuestra política exterior está en aprietos?
No obstante los líos que trae cada día, hay que mantener una política exterior con perspectiva grande. Por eso hemos estado tan activos en Asia-Pacífico. Fíjese: por primera vez, los sectores público y privado, representados en el Grupo de Coordinación de Política Exterior, se reunieron en un Consejo Ampliado de Ministros para presentar la estrategia de inserción de Colombia en esa zona del mundo. Colombia tiene que estar allí, donde se produce más de la mitad del PIB mundial. Hace apenas una semana, cinco ministros estábamos en Asia buscando oportunidades y concretando acuerdos como el de Promoción y Protección de Inversiones que firmamos con India. Abriremos una nueva embajada en Emiratos Árabes y ya se están dando acuerdos de cielos abiertos con Singapur.
¿Objetivo a corto plazo?
Queremos ingresar a Apec, una asociación que reúne a esos países, que eventualmente puede levantar la moratoria que rige y que impide el ingreso de nuevos países. Pero, mientras tanto, avanzamos en lo bilateral con ellos.
¿Y a largo plazo?
En el Asia-Pacífico son inmensas las oportunidades de inversión, de negocios, de comercio, de diálogo político.
Nuestras relaciones con Ecuador: ¿en dónde estamos y para dónde vamos?
Hay una hoja de ruta muy clara que se expresa en la voluntad de los dos gobiernos de normalizar las relaciones. Por eso, en la semana que empieza estarán ya ejerciendo sus funciones los dos encargados de negocios. Pero, claro, aún hay temas sensibles por resolver.
¿Cómo cuáles?
Colombia no puede aceptar las investigaciones que adelanta un juez del Ecuador en contra del ex ministro Santos y de altos mandos de Colombia. No reconocemos la extraterritorialidad de jurisdicciones. Además, como política de Estado, defendemos a cada uno de nuestros funcionarios y ex funcionarios de cualquier nivel. Esperamos que se encuentre una fórmula para solucionar este punto.
¿La decisión del juez ecuatoriano de revocar la orden de detención no le puso punto final al tema?
No. Eso es un paso y una señal positiva que valoramos, pero la investigación sigue y no podemos reconocer que se haga una investigación en otro país contra nuestros funcionarios o ex funcionarios por una acción de Estado contra el terrorismo.
El presidente Correa ha dicho que en Ecuador, como en Colombia, hay separación de poderes y que no puede dar órdenes a jueces...
Los jefes de Estado, tanto en Ecuador como en Colombia, son quienes dirigen, en virtud de la Constitución de cada país, las relaciones internacionales. Entre las ramas del poder público existe una coordinación armónica. Dentro del respeto a la separación de poderes, creo que se puede encontrar una solución.
¿Qué medidas de seguridad se adoptarán para la frontera?
Se planteó la reactivación de la Combifron, que es la comisión dedicada a los temas de seguridad que lideran los dos ministros de Defensa, quienes estuvieron reunidos en Bogotá para poner en marcha los protocolos y las cartillas de seguridad como instrumentos de colaboración recíproca.
¿Habrá reanudación de relaciones con Ecuador?
La normalización plena de las relaciones tendrá que pasar por la terminación del caso de la investigación contra el ex ministro Santos y demás funcionarios. Hemos sido explícitos en privado y en público con Ecuador, en ese punto. Ecuador también ha planteado varios temas. Lo importante es que hay una voluntad clara de avanzar y hay una metodología para encontrar alternativas. Nos están ayudando el Centro Carter y la OEA.
¿Hay otros temas que usted cree "sensibles" y que se deben solucionar?
Ya hay un acuerdo para la eliminación de salvaguardias en Ecuador y estamos haciendo esfuerzos adicionales para mantener inalterable el suministro de energía a pesar de nuestras necesidades. Colombia está dispuesta a apoyar a Ecuador en ese sentido. La decisión de Ecuador de pedir que los colombianos presenten pasado judicial legalizado nos ha generado muchas dificultades y, sobre todo, ha afectado el tránsito y el turismo de personas de Colombia a Ecuador. Aspiramos a que eso se solucione también. En la normatividad andina está previsto que no se requiera ese tipo de documentos.
¿Cómo se siente usted, señor Ministro, cuando un jefe de Estado le dice que es usted "un desgraciado"?
Eso no amerita ninguna consideración...
¿La utilización de ese tipo de términos es válida en un jefe de Estado?
Lo importante son los temas de fondo. Hay que distinguir entre los agravios, que son provocaciones, y la prudencia que uno debe tener siempre pensando en los intereses nacionales y no en los personales.
"Agravios que son provocaciones", ¿qué quiere decir?
Usted lo sabe, entre otras cosas, porque es buen aficionado al fútbol. Cuando va al estadio a ver a Santa Fe, hay agravios que son provocaciones y usted sabe bien cuáles debe responder y cuáles no.
¿La política colombiana de guardar silencio se mantendrá?
Pero con mucha firmeza y mucha claridad sobre los intereses del país. Trabajamos con firmeza para defender esos intereses sin ambigüedades, pero con prudencia para no caer en provocaciones innecesarias.
¿Qué quiere decir firmeza?
Defender nuestra seguridad, luchar contra el narcotráfico, acabar con el terrorismo. Poner esto a consideración de la comunidad internacional, como lo hicimos en la ONU o como llevamos a la Organización Mundial de Comercio las decisiones unilaterales de Venezuela. Eso es firmeza. Sin embargo, eso no se puede confundir con agravios ni salir a los micrófonos a insultar a los demás.
¿Usted ve un tono de guerra entre los dos países?
Hay diferencias de fondo en temas que deben ser abordados a través de la interlocución. Por eso, Colombia nunca ha cerrado esa posibilidad, siempre bajo normas de mutuo respeto. Nosotros no hacemos gestos de guerra contra pueblos hermanos.
¿Diálogo entre quién y quién?
Entre los dos jefes de Estado, entre los dos gobiernos, pero si se dan las condiciones de respeto y sin agravios que ofendan la dignidad nacional.
¿Mientras tanto no habrá esa interlocución?
Colombia tiene interés de tener las mejores relaciones con todos los países del continente. Los casos en que hay dificultades tenemos que abordarlos de manera directa y clara. Hay que buscar siempre fórmulas para resolver los problemas, no cerrar la puerta a las soluciones.
¿Toda la crisis con el gobierno de Venezuela podría conducir a una ruptura de relaciones?
Cuando hay dificultades, la solución no puede ser romper relaciones sino, al contrario, explorar fórmulas para encontrar soluciones.
¿Cuáles son las preocupaciones de que habla usted?
La seguridad en la frontera, los colombianos que han sido asesinados o detenidos en Venezuela y no encontramos aún investigaciones satisfactorias, preocupaciones vinculadas con la presencia de miembros de las Farc en Venezuela, preocupaciones con expresiones públicas del presidente Chávez, preocupaciones frente a los mecanismos binacionales que existían y no han sido utilizados, las medidas unilaterales que afectan el comercio.
¿Por qué expresó usted inquietud por el silencio de Unasur?
El Consejo de Defensa de Suramérica y Unasur precisamente están constituidos para garantizar la paz y la convivencia en la región. Cuando hay una manifestación explícita de un jefe de Estado con un lenguaje belicista, que habla de guerra con tonos ofensivos, lo lógico sería que Unasur se manifestara. Así lo ha hecho en otras ocasiones con temas mucho menores.
¿Usted considera al gobierno de Venezuela enemigo de Colombia?
Los enemigos de Colombia son el narcotráfico y el terrorismo. Nuestra determinación es derrotar estos temas en Colombia y tener las mejores relaciones con los países vecinos. Colombia no tiene, ni ha tenido, ni tendrá un ánimo belicista con los países vecinos... todo lo contrario...
Las malas relaciones con Venezuela han afectado mucho el desarrollo fronterizo. ¿Qué vamos a hacer a favor de la frontera?
Se vienen haciendo muchas cosas, pero hay que hacer más. Ayer, precisamente, tuvimos un consejo comunitario en Cúcuta liderado por el Presidente, buscando opciones y alternativas. Es una situación muy preocupante.
Con una situación tan caliente en la zona de frontera, ¿no es peligroso que se presente, así sea de manera accidental, una chispa?
Hay que estar muy vigilantes para evitar eso. Tenemos que ser cuidadosos y no caer en provocaciones. Por eso hemos propuesto un mecanismo de verificación y monitoreo en la frontera.
¿Estas acciones de virtual cierre de la frontera, por parte de Venezuela, qué fenómenos ha provocado?
Al margen de los efectos negativos sobre el comercio, lo que ha generado es un contrabando desorbitado y ese es un tema muy delicado que urge solución. Hay que reconocer la gravedad de la situación, pero hay que seguir buscando alternativas.
¿En qué consiste la denuncia del gobierno de Colombia sobre violación de tratados de la Organización Mundial de Comercio?
Venezuela ha tomado medidas unilaterales que contradicen el régimen de la organización. Son decisiones unilaterales que parecerían tener una motivación política y que afectan al comercio bilateral.
Pero Colombia también ha adoptado decisiones unilaterales que han molestado a Venezuela...
No podemos confundir las dos situaciones. Colombia ha tomado una decisión de buscar mecanismos eficaces en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo y Estados Unidos ha sido un aliado en esa lucha de manera concreta. La comunidad internacional suele ser muy generosa cuando hay muertos y expresar la solidaridad. Sin embargo, en cooperación eficaz, esa cooperación es muy escasa. Estados Unidos la ha dado desde la década de los años 50.
Tenemos el Plan Colombia y esta es una profundización de esos acuerdos. El alcance es exclusivamente en el territorio colombiano. Es una medida que simplemente se ejerce sobre la soberanía y la jurisdicción del territorio de Colombia. En eso hemos sido explícitos, claros y contundentes. Es más: hemos publicado en Internet el acuerdo. No conozco ningún país del mundo que publique un acuerdo de seguridad con esa transparencia y esa actitud. Colombia tiene una vocación de respeto a todos nuestros vecinos y la única razón de estos acuerdos es acabar con el narcotráfico y el terrorismo en Colombia.Es una medida que toma Colombia en ejercicio de su soberanía y que no afecta a terceros países. Es más: los beneficia.
En el caso de las medidas comerciales de Venezuela, son medidas unilaterales que afectan a Colombia, que afectan a un tercer país de manera negativa. Son dos cosas totalmente distintas.
¿Hasta dónde el narcotráfico está utilizando la vía de Venezuela?
Las evidencias son enormes de que el narcotráfico no respeta fronteras. Lo está haciendo en Centroamérica, en el Caribe, en África, en Europa... en todos lados. Por supuesto, el narcotráfico pasa por todos los territorios donde encuentre algún espacio. Por eso, se necesita cooperación eficaz.
¿Cuál es su opinión sobre el derribamiento de dos puentes en la frontera, por parte del ejército de Venezuela?
Pusimos en conocimiento de la ONU y la OEA la voladura de esos puentes peatonales fronterizos, construidos por la comunidad binacional. Ese hecho constituye un acto unilateral y agresivo contra la población civil y las comunidades de frontera.
¿Los acuerdos con E.U. son un reconocimiento de fracaso en la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico?
Hemos avanzado en reducir las áreas cultivadas, desmontar los paramilitares y reducir la capacidad de la guerrilla. Pero falta mucho por hacer. Tener cinco mil o seis mil personas de las Farc es un problema enorme. Tener 80.000 hectáreas de coca cultivadas es un problema enorme. Tener mafias del narcotráfico dedicadas a la microdistribución de la droga es un problema enorme. Todavía hay una tarea gigantesca por hacer.
¿Faltarían otros 4 años?
Lo que hay que tener es continuidad en estas políticas... Permítame que quien pregunte ahora sea yo: Santa Fe acaba de ganar por fin un título después de 34 años. ¿Durante todo este tiempo se sintió usted desgraciado? Ahora se ve dichoso...