El embajador de EE. UU. asegura que los productos que pueden ser vulnerables están protegidos.
"El TLC no es una amenaza ni supone ningún peligro para Colombia. Al contrario, el país va a resultar beneficiado por lo que supone como empuje del crecimiento, de la infraestructura y de la generación de empleo", dice el embajador de los Estados Unidos, Michael McKinley, a propósito del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre las dos naciones, que acaba de aprobar el Congreso de su país.
Para el embajador, el TLC no abrirá las puertas a una competencia "catastrófica" para Colombia. "Todos los productos sensibles o vulnerables, como el arroz, la avicultura y los productos lácteos colombianos, están protegidos".
McKinley nació en Venezuela pero creció en Estados Unidos y obtuvo posgrados en una de las universidades más prestigiosas del mundo: Oxford. Habla con perfección español, inglés, francés y portugués.
¿Qué significa para su país el TLC con Colombia?
El comercio es uno de los motores de crecimiento económico para cualquier país del mundo. En este momento, el 27 por ciento de la economía norteamericana está directamente ligada al comercio exterior. Los tratados con Colombia, Panamá y Corea representan una posibilidad de incremento de exportaciones de EE. UU. entre 12 y 14 mil millones de dólares. Colombia es el mercado más importante para EE. UU. en América Latina, después de México y Brasil. Es un mercado que está creciendo y que también es atractivo para muchas otras regiones del mundo. Ya logró acuerdos de libre comercio con la Unión Europea, Canadá y países asiáticos, y esto refleja la creciente importancia de Colombia como un destino económico atractivo. Así que para los exportadores americanos es muy importante mantener su competitividad en el mercado colombiano.
¿Y para Colombia qué significa?
Que ahora serán permanentes los beneficios de las preferencias arancelarias que, de manera unilateral, se han concedido en los últimos 19 años a través del Atpdea. Y no solo permanentes sino generales.
¿Los beneficios son exclusivamente comerciales?
No. Hay temas como protección de propiedad intelectual, mejoramiento del manejo de aduanas, transparencia en términos de arbitraje, inversiones, apertura en ciertos mercados y modernización de la legislación relacionada con servicios, finanzas, telecomunicaciones. Todos son beneficios importantes para la economía colombiana, que está creciendo a un ritmo impresionante.
¿A qué adjudica que hayan sido necesarios ocho años para aprobar el TLC?
Hay un debate permanente en EE. UU. sobre los beneficios de estos tratados y, en el caso colombiano, había la preocupación adicional de la situación de los derechos de los trabajadores y de la protección de sindicalistas. A través del plan de acción laboral que convinieron en abril los presidentes Santos y Obama, se resolvieron los interrogantes sobre el compromiso del gobierno colombiano con estos temas. Y, de hecho, la situación ha mejorado en forma fundamental.
¿Pero qué fue lo que destrabó en el Congreso la aprobación?
Hoy, América Latina tiene vigentes 57 tratados preferenciales con el mundo y está negociando una docena más. O sea, la región, con Colombia incluida, ya está trabajando en la liberación de su comercio con la Unión Europea, Canadá y los países emergentes de Asia. Si EE. UU. no encuentra nuevas formas de relacionarse comercialmente con América Latina, va a perder terreno y ventas en el continente. También fueron determinantes los grandes cambios en Colombia, que es un país ya más estable con un porvenir optimista. Además, es un aliado importante de EE. UU. y el TLC es un gran símbolo de la madurez de esa relación.
En Colombia hay varios sectores que critican el TLC, en el sentido de que es una relación desigual...
He oído el temor de que el país más desarrollado en términos económicos va a acabar con industrias nacientes en el país emergente, que va a impactar sobre la agricultura en una forma negativa, a arrasar con el pequeño agricultor y a golpear el empleo. Eso no es así. Como tampoco son válidos los temores que hay en EE. UU. de que los TLC aumenten el desempleo allí. El tratado es complementario. En su mayoría, lo que EE. UU. exporta a Colombia son productos que Colombia no produce, y lo que Colombia exporta a EE. UU. son productos que, en su mayoría, no producimos o compramos en otros países. Lo que provocará el TLC son grandes complementos entre las dos naciones.
¿No son, acaso, válidos los temores expuestos en Colombia, por ejemplo por nuestros productores de arroz, de lácteos y la avicultura?
Quienes creen que las importaciones de EE. UU. van a tener un impacto grande y dañino sobre esos sectores y, en general, sobre la agricultura colombiana, están equivocados. Colombia está importando algo de estos productos de Brasil, Europa, Ecuador y Perú, porque hay una demanda en alza por el crecimiento del poder de consumo. Lo que EE. UU. está buscando con sus productos agrícolas es poder competir equitativamente con otros surtidores del mercado colombiano.
Hay quienes afirman que las importaciones que haremos de EE. UU. serán dañinas para nuestra economía. ¿Qué opina?
No será dañino para los productores dentro del país, porque ustedes ya de hecho trabajan con base en una mezcla de importaciones de estos comestibles y de la producción nacional. Colombia está importando maíz, soya, trigo. En este momento, Argentina ha ganado la mayor parte del mercado de maíz; hace año y medio, EE.UU. tenía más del 70 por ciento del mercado. El TLC nos permitirá competir con los otros surtidores internacionales del mercado agrícola en Colombia.
Su país es una potencia agrícola mundial. ¿No terminarán aplastados nuestros pequeños agricultores?
Ni el Gobierno de Colombia ni el de EE. UU. quieren que haya un impacto negativo social y laboral. Los productores y campesinos colombianos no van a ser abrumados por EE. UU. Para los sectores que se consideran vulnerables -como el arroz, los productos lácteos y la avicultura- hay protecciones. En el caso del arroz, por ejemplo, la desgravación arancelaria será un proceso de 19 años. Para lácteos y la avicultura, hay cuotas. Lo que habrá es una competencia en el mercado colombiano, entre productos de Europa y productos de EE. UU. El gobierno colombiano y el nuestro son muy conscientes de la importancia de proteger a los sectores sensibles o vulnerables en Colombia. Y serán protegidos.
¿No tienen razón quienes aseguran que hay sectores de nuestra producción en peligro?
No están en peligro. Obviamente, hay que modernizar para llegar a una competitividad mayor. Se entiende que en este momento no están en posición de competir con una importación abierta. Por eso se adoptó un sistema de cuotas y de reducción gradual de aranceles para proteger a estos sectores.
¿No llegará, como se teme, la producción americana a arrasar?
No. La protección es verdadera para los sectores colombianos considerados vulnerables. Además, Colombia, con sus tierras fértiles y la gran inversión en infraestructura vial y portuaria que se está viendo y que aumentará, tiene la opción de un gran aumento de su producción agrícola y una diversificación de su producción para poder surtir la demanda de alimentos, que crece a nivel internacional. Colombia será una de las grandes despensas del mundo y la demanda para sus productos agrícolas no será solo del mercado norteamericano, sino del mercado mundial.
¿Y el impacto del TLC para servicios?
Estamos hablando de la posibilidad de call centers en Colombia para la región suramericana; de centros de servicio de informática para la región. Hay que hablar también de la fuerza pujante de las compañías colombianas. En este momento, hay más de 30 que tienen ventas de más de mil millones de dólares al año. Ha sido una cosa extraordinaria la forma como Colombia despegó en términos de competitividad y de fuerza empresarial. El TLC va a impulsar aún más ese desarrollo y ese crecimiento. En todo: hidrocarburos, producción de etanol, producción agrícola, compañías de seguros, bancos, compañías de cemento, etc. Este país está cambiando en forma fundamental y estas compañías son de una talla impresionante. Considere que también hay compañías medianas importantes que tienen gran opción de crecimiento. Los TLC ofrecen oportunidad para todo este talento empresarial.
A propósito del etanol, ¿cuál es su futuro?
Lo que se ve internacionalmente es un creciente interés en el etanol. Brasil ya está pensando en importar etanol para surtir una demanda creciente. EE. UU., que hasta hace muy pocos años veía muy difícil hacer la industria del etanol, ahora está hablando de acelerar la producción. Ustedes tienen gran capacidad de extender la producción con todo tipo de granos, caña de azúcar, etc. No puedo prever exactamente a dónde va el mercado del etanol o de energías alternativas. Lo que sí puedo decir es que esta opción se considera el futuro de la producción energética en el mundo. Deben pensar en eso.
¿Y en el campo hidroeléctrico?
Colombia tiene un gran poder hidroeléctrico y el potencial de surtir a gran parte de la región. Ya se ve la conectividad eléctrica de distribución y generación de energía subiendo hasta Guatemala y México y bajando hasta Chile y Argentina, con compañías colombianas como Isagen y EPM. El de Colombia ha sido un manejo responsable y con gran visión de futuro. Colombia ha fortalecido los lazos económicos con Mercosur. Con Perú, Chile y México, ha robustecido las opciones de exportar a los países asiáticos, y trabaja por el poder de consumo de la Unión Europea, que son 27 países. Así que temer un potencial impacto de un TLC con EE. UU es ignorar un poco lo que ya es la nueva realidad de Colombia: la de que el país se está abriendo a decenas de países con tratados de libre comercio que ya están transformando la realidad económica de los colombianos. Lo que estamos viendo es la apertura de oportunidades para Colombia a muchos niveles y el TLC con EE. UU. es, apenas, parte de ese proceso. En adelante, Colombia no tiene que esperar si hay votación o no en el Congreso estadounidense sobre concesiones unilaterales, porque ya tiene la certeza de la permanencia de los beneficios arancelarios.
¿Cómo se van a beneficiar los consumidores en Colombia?
Casi el 90 por ciento de los productos que EE. UU. vende a Colombia son manufacturados, y casi todos son equipos y maquinarias relacionados con automóviles, el sector aéreo, la informática, el sector minero o de producción de hidrocarburos, válvulas, máquinas de Caterpillar. O sea, son productos que el país necesita comprar. Todos estos productos se van a ofrecer ahora a precios más bajos porque no habrá aranceles o serán muy reducidos. Así que los beneficios en términos de precio son muy importantes. En granos, bajarán los precios del trigo, del maíz y de la soya. Estos productos son esenciales para muchas industrias aquí: para la ganadería, la avicultura, las galletas, etc. Con el TLC tendremos la opción de vender de nuevo aquí al mismo nivel en que vendíamos antes de que Argentina y Canadá nos reemplazaran como surtidores. Creo que los precios bajarán también para el consumidor colombiano en los productos que utilizan a nivel básico.
El presidente Santos ha afirmado que el primer efecto benéfico del TLC es la creación de empleo en Colombia. ¿Por qué?
Porque va a ayudar al crecimiento económico. Lo que se está viendo con esta estrategia de negociaciones de libre comercio, especialmente en Asia, es que impulsan el crecimiento a tasas extraordinarias, lo que genera muchos empleos. Países como Chile y Perú han utilizado la proliferación de estos tratados para impulsar nueva producción dentro del país, crear empleos, crear prosperidad. El comercio representa uno de los más importantes motores de crecimiento de una nación.
Pero a pesar del crecimiento de las exportaciones colombianas, la generación de empleo no ha sido impactante...
En el primer semestre de este año, las exportaciones colombianas crecieron 44 por ciento en comparación con el año anterior. Esta generación de ingresos dentro del país tiene un efecto multiplicador dentro de la economía y ayuda a sostener y estimular la demanda interna. El desempleo ya ha descendido y creo que seguirá bajando. No olvide que esto es todo un proceso. El ritmo de crecimiento en términos de construcción dentro del país es notable. Los niveles de consumo, los nuevos centros comerciales que se construyen en las regiones, los nuevos hoteles que están surgiendo. Lo que se ve es el efecto multiplicador de la combinación de crecimiento económico con el sensible aumento del comercio y de las ventas al exterior.
¿Y los beneficios del Aptdea?
Continuarán hasta el 2013 y serán retroactivos, para eliminar el impacto que sufrieron los productos colombianos por su no prolongación. El Atpdea empezará a desaparecer cuando tengamos el TLC en plena vigencia. Por ahora, la prórroga es hasta 2013, para darle tiempo necesario a la implementación.
¿Cuánto vale el comercio hoy entre Colombia y Estados Unidos?
Al ritmo que va, este año estará por encima de 30 mil millones de dólares en exportaciones e importaciones. Colombia en este momento está creciendo a un ritmo muy impresionante. Ustedes están importando entre 12 y 13 mil millones de dólares; y exportando, como 16 mil millones.
Balanza a favor...
Bastante a favor...
Y con TLC, ¿a cuánto ascendería?
Todo depende de cómo se desarrolle el mercado internacional y cómo se desarrollen las oportunidades a nivel internacional. El TLC también va a fortalecer el interés en inversiones. Colombia va a lograr este año un récord de inversión: más de 10 mil millones de dólares.
¿Por qué los demócratas se opusieron tanto al TLC?
Había preocupación en ciertos sectores sobre el impacto que el comercio libre puede tener sobre el empleo en EE. UU. Lo importante es recordar que tanto administraciones republicanas, bajo el presidente Bush, como demócratas, bajo los presidentes Clinton y ahora Obama, no solo han apoyado sino impulsado y negociado estos TLC. Y ahora, aprobado.
Lo siento muy optimista...
Mi esposa es latinoamericana y para la nación colombiana, que ella y yo tanto admiramos y amamos, el TLC es un mensaje muy esperanzador, de grandes oportunidades y beneficios para la economía y la gente.
Tranquilidad para industria farmacéutica
¿Qué va a pasar con nuestros medicamentos y las drogas genéricas, que fueron tema de controversia durante las negociaciones?
En los últimos 5 años, la economía mundial cambió mucho. El debate sobre medicamentos que hubo se ha resuelto a favor de los genéricos. Los que produce Colombia están bien posicionados en el mercado nacional y tienen ahora grandes opciones afuera.
¿Puede estar tranquila, entonces, nuestra industria farmacéutica?
Debe estar tranquila. Por ejemplo, el énfasis sobre protección de propiedad intelectual también beneficia a los farmacéuticos dentro del país. Asegura que sus productos tengan una venta más amplia. También se protege el conocimiento indígena de medicinas tradicionales, plantas, etc.