Desde el BID proponen 'pacto por Colombia'

Luis Alberto Moreno pide a la dirigencia llegar a consensos mínimos sobre reformas fundamentales.

Foto: El Tiempo
Domingo 29 de Septiembre del 2013

“Pacto por Colombia” le propone al país, y especialmente a su dirigencia política, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno.

Hablo con EL TIEMPO en Nueva York, a donde asistió a la asamblea general de Naciones Unidas. El “pacto por Colombia”, a semejanza del “pacto por México” que logró el presidente Enrique Peña Nieto, es un acuerdo político entre todos los sectores, inclusive los enfrentados, para adelantar grandes reformas específicas.

Moreno propone que a ese pacto lleguen el presidente Santos y el expresidente Álvaro Uribe. Cree que, en el Congreso, con Uribe elegido, será posible, como en los grandes parlamentos del mundo, encontrar acuerdos sobre programas políticos y reformas.

En el campo económico, el presidente del BID prevé, ante las dificultades internacionales, que nos va a tocar “remar por cuenta propia”.

“Colombia ha hecho en los últimos años una trayectoria muy importante, ha logrado una transformación muy grande que reconoce todo el mundo –dice Moreno–. Nuestra economía es una de las que más crece en el continente, en una época como la actual, de transición. Los vientos a favor que tuvo América Latina, que eran fundamentalmente los buenos precios de los productos básicos, se han reducido. La Reserva Federal ya anticipó que podría empezar a reducir los estímulos monetarios que ha tenido, y eso significa que aumentará las tasas de interés, con impacto para la región. China ya no crece a tasas de dos dígitos, y eso tiene efecto sobre los productos básicos, que han caído de precio, tanto los minerales como los alimentos”.

¿Los que usted llama ‘vientos a favor’ en América Latina desaparecen?

Digamos que ya no van a ser iguales. Nos va a tocar remar más por cuenta propia.

¿Eso qué significa?

Que tendremos que hacer más reformas e intensificar nuestra integración económica entre los países de la región. Pero no hay duda de que Colombia se ve como un país que ha podido sortear con éxito muchos de sus problemas, que aún son complicados. Para un inversionista de largo plazo que mira desde afuera, es un país que empieza a resolver sus problemas y en el cual vale la pena invertir.

¿Cómo va la inversión externa en el país?

Estamos viendo cifras por encima de los 12.000 o 13.000 millones de dólares al año, que son cifras récord de inversión extranjera en el país.

En los últimos meses ha decrecido el ritmo de las exportaciones y ha crecido el ritmo de las importaciones. ¿Ese es un mal síntoma?

En la medida en que se devalúe la moneda, como se han empezado a devaluar un poco todas las monedas latinoamericanas, eso va a ayudar al sector exportador.

¿Usted cree que el crecimiento va a seguir descendiendo?

No. Las tasas de crecimiento del 2003 al 2008 se estaban aproximando al 5 por ciento. Hoy América Latina está creciendo cerca del 3 por ciento. El hecho de que un país como el nuestro esté por encima del 4 por ciento habla muy bien de la economía colombiana, y muy bien de la capacidad de sortear con éxito los retos que vienen de la comunidad internacional. Además, el mercado interno ha crecido significativamente. En los últimos 15 años prácticamente se triplicó el tamaño de la economía colombiana.

¿Cuáles son las reformas en las que usted me dice que va a ser conveniente pensar?

Las atinentes a aumentar la productividad. ¿Qué es la productividad? Los factores que contribuyen a que, con los mismos insumos de capital, de tierra y de mano de obra, se produzca más. En últimos 20 años, la productividad en América Latina prácticamente se mantuvo igual, y en algunos países, como Colombia y México, cayó, mientras que en Asia aumentó por lo menos en un 50 por ciento.

¿Por qué ocurrió eso?

Tenemos mercados laborales informales: el 60 por ciento de los empleados en Colombia son informales, el 40 por ciento de las empresas son informales. Eso quiere decir que no capacitan a su personal. Lo que invertimos en innovación y tecnología en toda América Latina, en universidades, sector privado y gobiernos, no llega al 80 por ciento de lo que hace un país como Corea del Sur.

¿Es decir, tenemos un rezago terrible en tecnología e innovación?

Muy grande, y sobre todo en innovación desde el sector privado. En el público, los enormes rezagos son en infraestructura, centrales para el éxito en competitividad.

¿Y qué hay que hacer?

El gobierno del presidente Santos ha estado avanzando. El conjunto de licitaciones para alianzas público-privadas va a ser muy importante. Los rezagos en infraestructura son fruto de que, durante años, lo que se recortaba era justamente la inversión en infraestructura.

¿La deficiencia en infraestructura puede afectar nuestro comercio?

Lo viene afectando hace tiempo. Tenemos estudios en el BID que demuestran que los sobrecostos de las exportaciones en un país como Colombia están entre 18 y 25 por ciento por los excesivos costos de transporte.

¿Y qué hacer para remediar eso?

Carreteras. Licitaciones y contratos que le den seguridad al inversionista para una alianza público-privada; conseguir financiamientos de largo plazo en moneda local, porque tomar riesgos a largo plazo en moneda extranjera aumenta la inseguridad para quienes se metan en un proyecto de estos. El Gobierno ha hecho en esto un gran trabajo. En el BID estamos financiando a Colombia en mil millones de dólares al año, para infraestructura.

América Latina, en los últimos años, ha tenido una expansión grandísima de las clases medias. ¿Ese fenómeno qué consecuencias traerá?

Las aspiraciones que tiene hoy en día la gente son mucho mayores que la capacidad que tiene el Estado para atenderlas y vienen precisamente de gente que ha hecho un enorme esfuerzo por salir de la pobreza. Por eso, creo yo, manifestaciones de protesta hay en todas partes. Es una sociedad latinoamericana que exige mucho más; son las clases medias que quieren que haya más competencia, mejor Estado, que pueda tener un espacio para mejorar rápidamente su nivel de vida.

Si se logra la paz, ¿cómo solucionar el problema de la tierra?

Colombia tiene una enorme oportunidad de hacer algo como en Brasil, donde un poco más de un millón de hectáreas baldías y de frontera fueron usadas para desarrollar una agroindustria importante. En unas extensiones de gran tamaño pueden convivir grandes productores con los pequeños, y estos pueden hacerlo con éxito. El plan de Brasil consistía básicamente en crear la infraestructura que se requería: almacenaje, distritos de riego, en unas zonas del Estado para poder dedicarlos a los pequeños productores.

¿Políticamente, cómo ve al país?

Es muy importante que en Colombia hagamos consensos básicos sobre este tipo de temas. Tener divisiones alrededor de temas, no de fondo sino de forma, le quitan mucho al país. Hay que reflexionar. Estos tiempos obligan a navegar por ese lado.

Pero, un tema de fondo como la paz, por ejemplo, enfrenta a líderes como Santos y Uribe.

Nadie está en desacuerdo sobre si es importante o no la paz, sino en cómo se logra y cómo se repara. Frente al tema de la paz soy escéptico; un poco por lo que ha sido la historia. Pero hay que reconocerle al presidente Santos que ha manejado el proceso de paz con mucha seriedad, tomándose los tiempos necesarios y con negociadores que dan garantías. Más allá de ser escéptico, creo que hay que darle una oportunidad a la paz.

¿Por qué es escéptico?

Por la historia de lo que ha pasado con las Farc. Desde la época del presidente López, todos los mandatarios han buscado la paz y nunca logramos llegar a nada.

¿Ese escepticismo lo conduce a pensar que el único camino es la guerra?

No. Creo que finalmente Colombia tiene que llegar a una solución negociada. El punto es cuándo y cómo. Si algo ha pasado en los últimos años es que el Estado se ha fortalecido, y eso es lo que tiene a las Farc en un proceso de negociación.

¿Qué piensa del enfrentamiento Santos-Uribe?

Me entristece. Más allá de las diferencias entre ellos, creo que en última instancia el que pierde es el país. Ojalá, pasado todo este proceso electoral, se encuentren maneras de llegar a consensos básicos necesarios para el futuro. Lo que hay que buscar es cómo llegar a acuerdos sobre lo fundamental, como siempre lo dijo Álvaro Gómez.

¿Usted sí cree posible que haya en el futuro una aproximación entre los dos?

No sé si el expresidente Uribe va a tener éxito con su campaña al Congreso; creo que seguro lo tendrá. Y en el parlamento, como en cualquier parte del mundo, hay que encontrar acuerdos sobre programas políticos y reformas. Estoy seguro de que habrá espacio para los puntos de encuentro.

¿La creencia de algunos dirigentes de que la presencia de Uribe en el Congreso será arma de oposición contra Santos no va a ocurrir?

Al final del día tiene que primar la sensatez, y teniendo un espacio en el Congreso sin duda habrá debates como los hay en todos los congresos del mundo, pero también habrá una oportunidad para encontrar consensos mínimos y ojalá un pacto por Colombia, como se ha hecho recientemente un pacto por México. La política da muchas vueltas. La dirigencia colombiana tiene que entender que, cuando sus dirigentes se dedican a pelear y pelear, el que sufre es el país.

‘Me gusta la reelección’

¿Qué opina de que Santos se presente a la reelección?

Tiene todo el derecho de hacerlo, y seguramente así será.

¿Y a usted le gusta?

Me parece que él tiene que plantearle al país cómo va a resolver los retos que tiene.

Usted fue reelegido en la presidencia del BID. ¿Es buena la reelección?

Me gusta la reelección.

¿Incluyendo la del Presidente?

No hablo de política electoral, pero me gusta la reelección.

¿Ve la reelección como un buen sistema para prolongar una obra de gobierno?

Sí, sin duda.

¿El presidente Santos lo está haciendo bien en su opinión?

Como le digo, el Presidente tiene enormes retos en este momento. Yo lo que quiero es que le vaya bien a él, porque si le va bien a él, les va bien a los colombianos.

¿Pero está gobernando bien?

Como todo gobierno, tiene cosas que podría estar haciendo mejor. En los programas de inversión de infraestructura se ha demorado, pero van a ser exitosos y eso va a cambiar mucho al país. Creo que hay mucho todavía por hacer, pero lo que se ha hecho en la economía colombiana es bueno.

¿La coalición de gobierno llamada ‘unidad nacional’ debe mantenerse?

Sí. Esa unidad nacional es fundamental para encarar los enormes retos que tenemos. Todas estas reformas difíciles de hacer necesitan de consensos políticos mínimos; requieren justamente de esa unidad.

Es decir, ¿a usted no le parece bien que ninguno de los partidos que hoy hacen parte de esa coalición se retiren?

En la mecánica electoral no me voy a meter. Me parece importante que haya una unión básica alrededor de los grandes temas nacionales. Colombia siempre ha tenido esa tradición y cada vez que difiere de ella retarda las soluciones.

Descarta su nombre

El Partido Conservador aplazó hasta diciembre su decisión sobre candidato presidencial; su nombre ha sido mencionado. ¿Qué opina?

Le agradezco a la gente que piensa en mi nombre, pero tengo en este momento un enorme compromiso en el BID. Mi mandato termina en dos años y tengo todas las intenciones de cumplirlo. Creo que el partido tiene cantidad de figuras para pensar.

Entonces, que descarten su nombre.

Totalmente.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO