El ex primer ministro británico dice que ese principio se aplica en su nación.
Domingo 01 de Mayo del 2011
Afirma que Colombia tiene hoy la oportunidad de iniciar un nuevo capítulo en su historia.
Para Tony Blair, quien gobernó a Inglaterra durante 10 años (1997-2007), el gobierno del presidente Juan Manuel Santos va por el camino indicado: la tercera vía. "No es un gobierno ni de derecha ni de izquierda, sino de justicia social y crecimiento", dice Blair, quien acaba de visitar a Colombia, invitado por el Centro de Liderazgo y Gestión. Se abstuvo en esta, su única entrevista en Colombia, de opinar sobre asuntos del gobierno del primer ministro conservador, David Cameron. Comentó al respecto: "Lo único que uno no desea como gobernante es que su antecesor venga a decirle cómo hacer las cosas".
Su libro 'La tercera vía', que define valores sociales de la política de centroizquierda, parece haber influido mucho en la política de 'buen gobierno' del presidente Santos. ¿Lo considera buen alumno?
De hecho no ha cometido los errores que cometí yo y lo está haciendo extremadamente bien. La idea de la tercera vía es tratar de ir más allá del debate de la izquierda y la derecha. En un mundo donde todo cambia tan rápidamente, el principal desafío que tiene un gobierno es hacer bien las cosas, combinar lo mejor del sector privado y lo mejor del sector público, para traer prosperidad a un pueblo entero y no a unos pocos. Ese es el gran desafío: lograr combinar la justicia social con el emprendimiento económico. Esa es la visión del presidente Santos y es la acertada.
¿La corrupción que ataca naciones como la nuestra bloquea la tercera vía?
Como observador extranjero veo un país que tiene la oportunidad de iniciar un nuevo capítulo en su historia, y creo que eso es lo que procura hacer el presidente Santos. Eso es trabajar en forma democrática moderna. De eso se trata el siglo XXI
¿La tercera vía es el camino que deben seguir naciones como Colombia?
Sí, y europeas también. Cuando yo estaba formándome en la política, la derecha estaba a favor de la empresa privada y la izquierda, de los sindicatos. La derecha era para los ricos y la izquierda para los pobres; la izquierda apoya la nacionalización y la derecha la privatización. Se trataba de un debate sumamente polarizado. Hoy en día hay toda una nueva generación que solo aspira a que el gobierno mejore sus vidas, sus sistemas educativos, ofrezca oportunidades de trabajo, salud para todos. La gente ya no está interesada en esas batallas ideológicas. La idea hoy es unificar al país con un matrimonio entre una sociedad justa y un sector empresarial próspero.
Su sucesor, Gordon Brown, duró muy poco tiempo en el gobierno y pasó en forma casi desapercibida. ¿Cómo hacer para que los gobiernos buenos continúen y los malos acorten sus periodos?
En el mundo actual, lo que hay que hacer es que los gobiernos continúen las cosas buenas de sus antecesores. Por ejemplo, mis reformas a la educación prosiguieron. El actual gobierno conservador está haciendo muchas de esas cosas, yo conservé muchas de las cosas realizadas por la señora Thatcher. Esa es la forma de hacer política hoy día. Por ejemplo, la educación hoy es el instrumento más importante para la justicia social. Tal vez hace 30 años la gente pensaba que lo que debía hacer el gobierno era simplemente quitarles la plata a los ricos para redistribuirla entre los más pobres. Hoy quiere educación para mejorar sus vidas. Por eso estoy diciendo, en todas las partes del mundo, que tenemos que escaparnos de esta política rígida de izquierda y derecha. Y ustedes tienen la oportunidad, creo yo, de mostrarle al mundo emergente cómo se hace.
¿El apoyo que su gobierno dio a la invasión norteamericana en Irak fue definitivo para que usted perdiera el poder?
Cada país tiene que decidir su posición y sus alianzas en el mundo. Para mí era muy importante la alianza con Estados Unidos, pero una de las cosas que uno aprende en la política es que cuando uno decide, uno divide. Si uno toma una decisión, habrá quienes estén en desacuerdo. Como líder, uno tiene que procurar lo que uno cree que es lo correcto para su país. La crítica es parte del trabajo.
¿No cree que su opinión a favor de la invasión fue equivocada?
No. Sigo creyendo que era lo correcto: darle a la gente la oportunidad de libertad.
Conociendo lo que pasó, ¿volvería a hacer lo mismo?
Si su pregunta significa que no aprendemos lecciones, mi respuesta es sí. La aprendimos, y una de las lecciones que aprendí es cuan compleja es esa región del mundo. Pero sí creo que es una región que merece tener la oportunidad de la libertad democrática y que hay fuerzas en esa región, en Irak y en otras partes, que van a tratar de impedirlo. Cuando eso sucede tenemos que hacerle frente y combatir esas fuerzas del terrorismo.
Hoy con Libia se presenta una situación más o menos similar a la de Irak que usted afrontó. ¿Apoya una acción armada sobre Libia?
Creo que no podemos permitir una situación donde el régimen de Gadafi esté matando decenas de personas. Espero que lleguemos a una resolución pacífica y a un acuerdo para cambiar el gobierno y el sistema de gobierno, para que la gente tenga derecho de elegir. Lo que el pueblo quiere es libertad. Un país como Libia es un magnífico ejemplo de cómo un país tiene oportunidades fantásticas si tuviera el sistema de gobierno indicado.
Es decir, ¿está de acuerdo con que la comunidad internacional apoye a los rebeldes de Misrata?
Sí estoy de acuerdo y la apoyo plenamente. Participé en atraer al régimen de Gadafi. Logramos que suspendiera sus programas químicos y nucleares y que apoyara la acción contra el terrorismo, en vez de patrocinarlo. Pero lo que ha sucedido en estos recientes días es que su régimen ha regresado a la opresión de su pueblo. Necesitamos una solución que permita que el pueblo libio sea quien decida su gobierno. Esa es una libertad que la gente en Irak, Egipto, Túnez y en toda la región árabe quiere.
Como Primer Ministro usted logró la paz en Irlanda del Norte. ¿Cuál fue la fórmula?
Lo más importante es que la gente que participaba en terrorismo, en insurrección, tenía que saber que no podía ganar. Tiene que desear la paz.
¿Para llegar al acuerdo final fue indispensable que el IRA se desarmara?
Era necesario que ellos se abstuvieran de realizar ataques de violencia y se concentraran en una forma política y pacífica de llegar a sus objetivos. Esa es la clave. La dificultad en todas estas situaciones es que el diálogo solamente funciona porque lo permite la no-violencia. Mientras perdure la violencia, es muy difícil. El IRA acordó dejar la violencia y esa fue la base para establecer el diálogo.
El actual primer ministro inglés, David Cameron, acaba de anunciar la presentación de proyectos que amplían leyes que su gobierno dictó sobre aborto y unión de homosexuales. ¿Cuál es su opinión?
Procuro no comentar la política británica, pero siempre he estado en favor de la igualdad entre heterosexuales y homosexuales.
¿Por qué dice que prefiere no comentar sobre política de su nación?
Cuando yo ocupé el cargo durante 10 años aprendí lo difícil que es gobernar, y lo único que uno no necesita es que el que lo hacía antes venga a decirle cómo hacerlo. Eso, uno no lo quiere. Es cuestión de principio. Por eso no voy a comentar.
¿En su opinión, qué fue lo que pasó con las naciones árabes?
Se unieron dos cosas. En primer lugar, mucha presión económica sobre la gente, precios de los alimentos altísimos. Y segundo, los pueblos quieren democracia, libertad y tener la oportunidad de elegir a sus gobernantes. Esas cosas convergieron en una revolución en toda la región. Pero lo verdaderamente importante con toda revolución no es dónde empieza, sino dónde termina. Esa es la razón por la cual necesitamos trabajar muy de cerca con estos gobiernos, asegurarnos de que las revoluciones evolucionen de manera sensata, porque la democracia no es solamente el derecho al voto, sino la libertad de expresión, económica, de culto. Vamos a tener que trabajar de la mano con los nuevos gobiernos. Hay grupos, y estoy hablando de la facción islámica, que si no tenemos cuidado pueden llevar las cosas en dirección opuesta.
¿La riqueza petrolera de estas naciones influyó en las rebeliones?
No lo creo. Las revueltas tienen que ver con la forma como estaban siendo gobernados esos países.
A propósito del petróleo, en Colombia hay una gran discusión sobre nuestras riquezas en ese producto, en gas, en carbón, en oro, y el medio ambiente. Usted es el líder de 'Breaking the climate deadlock' (Romper el bloqueo climático) . ¿Cuál es su opinión sobre este debate?
Ustedes tienen que explotar sus recursos naturales, pero eso se puede hacer de una manera ambientalmente responsable. Me parece que eso es lo que el Gobierno está procurando hacer y eso es muy coherente con una buena práctica ambiental. Colombia es uno de los países más interesantes del mundo por su biodiversidad. Es mucho lo que ustedes pueden hacer respecto del cambio climático y la defensa del medio ambiente, pero no hay gobierno que pueda adoptar una posición tan rígida: o el medio ambiente o los minerales. Las cosas no funcionan así, porque el mundo necesita oro y petróleo y carbón. Ustedes tienen la riqueza y la tienen que desarrollar, pero lo deben hacer de manera ambientalmente responsable. Eso lo hicimos en Gran Bretaña. Creo que Colombia puede jugar un papel importantísimo en desarrollar un argumento internacional a través de la biodiversidad, la biotecnología y los beneficios que eso trae. En los años venideros pueden jugar un papel singular único en este debate.
Un tema menos trascendental. ¿Le molestó no haber sido invitado al matrimonio del príncipe William?
Para nada. Estoy feliz por la pareja real y estoy seguro de que van a tener un matrimonio maravilloso. Me parece interesante que hayan invitado personas muy distintas, muy disímiles y no solamente políticos. Para ellos son mis mejores deseos, les deseo toda la felicidad del mundo.
Algunas publicaciones británicas dicen que la reina Isabel no tuvo una gran devoción por usted cuando fue Primer Ministro, que usted era un poco rebelde...
Eso es una tontería, y es una de las cosas a las que uno se acostumbra. Todas esas cosas van y vienen.
Otro tema del mundo hoy es la beatificación de Juan Pablo II. Usted se reunió en varias ocasiones con él, ¿qué idea tiene sobre el tema?
Para mí fue un privilegio conocerlo. Fui a misa oficiada por él, con mi familia. Era un hombre cálido, maravilloso, un ser humano extraordinario, al igual que una persona que hizo muchísimo por el mundo y por la Iglesia Católica.
¿Por qué se convirtió al catolicismo?
Mi señora es católica, mis hijos han sido criados católicos y llevo yendo a misa 25 años y me parecía que tenía todo el sentido del mundo convertirme. El catolicismo era el lugar donde yo me sentía en casa.
¿Por qué nunca había venido a Colombia?
He rectificado mi error.
Unión de Al-Fatah y Hamas llevaría a paz en O. Medio
Usted es el representante para el proceso de paz en el Medio Oriente del llamado cuarteto, es decir, ONU, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea. ¿Qué opina de la unidad que acaban de lograr los grupos palestinos Al-Fatah y Hamas?
¿Qué es la unidad? Si el término tiene que ver con la promoción de la paz, que promueva la paz, y eso significa que se promoverá la creación de Palestina como Estado independiente, y un Estado de Israel viable. Lo que tenemos que asegurar es que estos desarrollos estén a favor de ese objetivo. Si se sigue utilizando la violencia para lograr objetivos eso va a obstruir la negociación de paz.
¿Cuál debe ser el objetivo de las negociaciones?
Lograr dos estados, el Estado de Israel y el Estado de Palestina. Los israelíes quieren mayor seguridad y los palestinos, independencia. Tenemos que monitorear y seguir cuidadosamente estos desarrollos en los próximos días, para asegurarnos de que sean consistentes.
Yamid Amat
Especial para EL TIEMPO