‘En la guerra comercial todos perdemos’: Javier Díaz Molina, presidente de Analdex / Entrevista de Yamid Amat

Como soldado de la patria, es un sueño que siempre se tiene.
Todos tenemos justas aspiraciones, pero si lo miramos en el contexto militar, que es una comunidad jerárquica, todos vamos por escalones y años. De mi curso quedamos siete y otros generales se van porque son más antiguos que yo. Es una cuestión de jerarquía interna y organización interna.
Todos tenemos el sueño de ascender, pero a veces no se da. Siempre hay una dinámica interna propia de los procesos de talento humano.
Es una obligación para nosotros entender y estudiar la política. Finalmente, quien asesora al señor Presidente en seguridad y defensa somos los militares. No participamos en política, pero sí conocemos y entendemos de la política.
No, porque la decisión se da a nivel del señor Presidente y el señor ministro. El señor Presidente es el comandante en jefe de toda la Fuerza Pública y, seguramente, en su momento, le pusieron todas las hojas de vida a su consideración y basado en eso toma una decisión. Somos una democracia y eso determina esa situación. No nos escogemos a nosotros mismos para esos cargos. Eso depende del Presidente.
Es la persona a quien le corresponde gobernar, porque el pueblo así lo quiso, y así lo vamos a acompañar.
Es un tema en el que yo no debo inmiscuirme, porque no es una opinión personal, sino una institucional. ¿Y a mí como soldado qué me corresponde institucionalmente? Cumplir la Constitución y la ley. ¿Qué dicen la Constitución y la ley? Que el Presidente es el comandante en jefe de las Fuerzas Militares, y yo, como comandante del Ejército, voy a acompañar las intenciones del Gobierno.
Nosotros no opinamos de nuestros superiores.
Son decisiones personales. Él acompañó a un gobierno como lo voy a hacer yo ahora.
Le repito: los militares no opinamos sobre decisiones de nuestros superiores.
Para asesorar no necesitamos deliberar.
Tres aspectos son fundamentales: la estructura jerárquica de la institución, la dinámica del talento humano y el relevo generacional.
Esto no es exclusivo de nuestra Fuerza; además, algunos, antes de comunicarse la nueva organización, ya habían solicitado su retiro por voluntad propia. En este momento se están realizando los procedimientos administrativos y hasta tanto no finalicen no se puede hacer referencia a un número exacto. Lo que sí quisiera destacar es el agradecimiento institucional para ellos y sus familias.
Como ya lo conversamos, la decisión sobre quiénes conforman la cúpula militar es potestad del señor Presidente de la República. Es él el comandante supremo de las Fuerzas Militares. Y de su escogencia se deriva la estructura organizacional, la cual obedece a los análisis de necesidades de la Fuerza y tiempos de servicio, lo que denominamos antigüedades en el grado, entre otros.
No, la estructura de la organización permite que se puedan llevar a cabo los relevos; todas las personas son muy importantes para la institución, pero también sabemos que nuestras dinámicas internas establecen una línea de carrera que garantiza la continuidad en el cumplimiento de la misión.
Serán las tres libertades que le van a dar tranquilidad al pueblo. No es iniciativa mía. Es lo que reza la seguridad humana. Eso sería desarrollo social sostenible, vivir sin miedo, vivir con libertades.
No hay necesidad de transformarlo. Nosotros siempre aspiramos a la paz. Los soldados juramos bandera y nos comprometemos con la paz. Los ejércitos lo que hacen a nivel mundial es generar disuasión. Nosotros existimos para salvaguardar y proteger a la ciudadanía.
El señor ministro de Defensa reiteró que los menores de edad en el conflicto son víctimas. Las operaciones del Ejército en coordinación con la Fuerza Aérea se realizan en el marco de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, por ello se procura que cuando se lleva a cabo se tenga una inteligencia efectiva acatando los tratados internacionales.
Tenemos unas capacidades, tenemos unas amenazas y una misión que cumplir en el marco de la Constitución y, reitero, con la inteligencia efectiva, acatando los tratados internacionales.
Las investigaciones son las que lo determinarán.
Siempre ha existido inteligencia previa para los bombardeos, acatando los principios del derecho internacional humanitario, distinción, proporcionalidad y precaución en el ataque.
La indicación es que se privilegia la vida por encima de la muerte. Nosotros siempre lo hemos tenido y lo hemos aplicado. Le damos prioridad a la vida.
Nosotros no podemos alejarnos de nuestra misión por la cual el pueblo nos ha entregado las armas. En el artículo 217 de la Constitución nos entregan armas. Ese artículo nos dice qué hacer con ellas y es esa nuestra hoja de ruta. Tenemos que salvaguardar la vida, honra y bienes de la población.
Nos dicen que el activo estratégico más valioso es, por encima de cualquier infraestructura, el ser humano. Privilegiar la vida por encima de cualquier situación, pero recuerde que nosotros también tenemos vida y para preservarla debemos defendernos cuando seamos atacados o preservar la vida de las comunidades cuando estas se encuentren en riesgo.
El Cauca es un fenómeno muy grande como el que puede haber en el Catatumbo o en Nariño, que son quizá los tres focos más fuertes que tenemos en este momento de narcotráfico. El Cauca tiene dos conflictos. Uno es la fuerza del narcotráfico queriendo defender corredores de movilidad para seguir sacando cocaína por el Pacífico. Y el otro es una situación que se presenta con quienes quieren ocupar predios dedicados a la producción de azúcar. En una mesa de diálogo se está definiendo cómo se va a tener un punto de equilibrio para que todos tengan un beneficio. Creo que hay que escuchar las intenciones de los indígenas sobre el respeto a la tierra ancestral como ellos lo presentan. También es cierto que las negritudes tienen derecho. Los propietarios de azúcar tienen derecho a sus tierras. Esa es la segunda situación del Cauca.
Sí. Esa es una situación que nos viene acompañando hace mucho tiempo. Y se ha ido creando una cultura del narcotráfico en donde encontramos muchachos cuyo mayor ambición es tener una moto, una pistola y poder.
Eso se veía venir, que el glifosato no iba más. Ahora tomamos el curso de la erradicación, no forzosa, sino voluntaria. Ahora la fórmula es estar ahí con las comunidades, apoyando para que el Estado llegue. Nosotros somos parte del Estado y estamos en los lugares más apartados. También priorizaremos la interdicción.
Continuaremos con el compromiso de la lucha contra el narcotráfico.
La seguridad humana es la seguridad integral. Dicho de otra manera, la acción integral de nosotros, desde la doctrina militar, que es que todo el mundo le aporta a mejorar las condiciones de vida del ser humano en el territorio. ¿Por qué? La seguridad humana implica que el ser humano viva con dignidad, que se pueda desarrollar, que tenga recursos para vivir.
Tengo el total compromiso de una Fuerza Pública transparente que va a respetar los derechos humanos y que va a acompañar la política de seguridad humana que nuestro Presidente quiere desarrollar en el país para beneficio de todos. Debe ser una institución para la paz, sin perder su misionalidad, que es defender al pueblo colombiano. Que la gente tenga bienestar y que viva tranquila.
Cien por ciento. Partimos de la dignidad del hombre. Entre mis políticas de comando está el buen trato al personal y eso lo cobija. O sea, el respeto por los derechos humanos va a ser prioridad como comandante del Ejército. Y la segunda prioridad es la transparencia. No va a haber ningún ápice de tolerancia para el individuo que crea que, por estar dentro la Fuerza Pública, pueda tener acciones que perjudiquen la transparencia. La ética por encima de todo. Toda persona, hombre o mujer, que pertenezca al Ejército Nacional debe ser un libro abierto.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO