‘En la guerra comercial todos perdemos’: Javier Díaz Molina, presidente de Analdex / Entrevista de Yamid Amat

¿Qué porcentaje de nuestra tierra tiene catastro legal?
Solo el 9,4 por ciento. Tenemos el 90 por ciento sin catastro multipropósito. Ese faltante es brutal, porque de eso depende la modernización del sector agropecuario. Si no hay catastro, no hay mercado de tierras y el sector seguirá atrasado.
Y, entonces, ¿qué hacer?
El catastro es una de las prioridades del Gobierno. Planeación Nacional tiene un equipo muy bueno preparando el tema de catastro y la metodología. Esta actividad se está haciendo conjuntamente con el Instituto Agustín Codazzi.
¿El plan de desarrollo que propone es sobre la compra de tierras?
Eso es lo que estamos haciendo con la ministra de Agricultura. Usted no puede comprar tierras de mala calidad o sin vías terciarias. Hay un capítulo del plan que nosotros hemos llamado 'Derecho humano a la alimentación'.
El principal problema agropecuario es que estamos importando casi 12 millones de toneladas de alimentos...
Esta situación hay que cambiarla. El tema de hambre es muy complicado.
¿Qué porcentaje de la población en Colombia tiene pobreza extrema?
La pobreza extrema es del 12,2 por ciento.
¿Y en estado de pobreza en general?
De pobreza es de 39,3 por ciento. Pobreza extrema significa que los ingresos son menores a 161.099 pesos mensuales por persona. La pobreza general son 354.031 pesos mensuales por persona.
¿Cuánto necesita un hogar de 4 personas para alimentarse?
Serían 644.396 pesos.
Estamos atravesando una situación catastrófica...
Ciertamente es muy difícil. Con la pandemia la pobreza se disparó.
¿Y qué hacer ahora?
Fomentar empleo urbano y rural. Empleo en todas las dimensiones. El mal manejo de la bonanza petrolera y minera en los anteriores gobiernos nos convirtió en un gigantesco Sanandresito. No utilizamos la bonanza para importar tractores y mejorar la productividad agropecuaria, sino que la gastamos en importar alimentos como el maíz y destruimos el aparato productivo agropecuario.
Pero entonces, ¿qué sentido tiene sustituir o promover la sustitución de lo que más produce ingresos a Colombia, como el petróleo, el gas y el carbón, precisamente cuando 34 por ciento de la población sufre por su pobreza?
Eso no se puede hacer de un momento a otro. Si usted cierra las exportaciones de petróleo, carbón, aumenta la devaluación y encarece los alimentos importados.
Pero además tenemos otro problema. Una inflación sin precedentes...
Además de la crisis de desabastecimiento mundial, una de las razones de la inflación es que no producimos alimentos. Lo que estamos viviendo es la consecuencia de una política económica que permitió la desestructuración de la producción agropecuaria.
Pero ¿qué hace el Banco de la República? Una de dos, o le faltan más funciones o está fallando en la única que tiene, que es controlar la inflación...
Lo que pasa es que los bancos centrales del mundo se quedaron sin instrumentos. Yo creo que no solo es el problema del banco central colombiano. En su desespero, los bancos centrales lo único que pueden hacer es mover la tasa de interés y al subirla provocan recesión.
¿Se quedaron sin qué tipo de instrumentos?
Instrumentos para controlar la inflación. La situación internacional no tiene precedentes. Los mercados de capitales son cada vez más volátiles y están alimentados por enormes saldos de la deuda pública de la mayoría de países. Frente a este panorama, los bancos centrales han perdido margen de maniobra.
Entonces, ¿qué hacemos para combatir la inflación?
En esta coyuntura, la única forma para Colombia de combatir la inflación es produciendo alimentos. No sirve seguir subiendo la tasa de interés. Por esta vía no se resuelve el problema.
Pero si no sube las tasas de interés, provoca una fuga de capitales por el crecimiento de las tasas en los Estados Unidos...
Ese es el drama. Dependemos de lo que haga el banco de la Reserva Federal.
¿Usted es partidario de aumentar las funciones del banco central en Colombia?
El banco central, ya por Constitución, tiene que mirar empleo y crecimiento. Ese tema debería ser más explícito. No solo debe estructurar una política monetaria contra la inflación, sino que tiene que considerar los efectos que tiene sobre crecimiento y empleo.
¿Estamos en una situación sin salida?
No. Estamos en una situación difícil, pero tenemos salida. El Plan de Desarrollo le planteará al país una salida estructural que es el ordenamiento del territorio, que es el agua, que es la producción agropecuaria, que es la reforma energética y la convergencia social y regional.
¿Cuál es la reforma estructural que propondrá el plan sobre ordenamiento territorial?
Incluye varios temas como la articulación de planes de ordenamiento territorial (POT). Por ejemplo, que el ordenamiento de Bogotá esté armonizado con el de los municipios vecinos. Ahora no hay articulación. Le doy ejemplos: que La Calera no se coma los cerros. Que Chía no urbanice donde debería haber respeto por las zonas rurales. No es posible que territorios tan ricos como el Magdalena Medio tengan poblaciones tan pobres. No es aceptable que territorios tan ricos como La Guajira tengan poblaciones en la miseria. Eso es lo que dice el Plan de Desarrollo. El principal problema de Colombia hoy es el ordenamiento del territorio.
¿Por qué el principal problema?
Porque allí, en la espacialidad, están concentrados los grandes problemas de productividad, de alimentos, de vías, de violencia, de paz. El tema de la vida es un problema de ordenamiento territorial. Las inundaciones y el derrumbe de Rosas son un problema de ordenamiento del territorio. El país requiere una alta cirugía. Y eso será lo que propondrá el Plan de Desarrollo.