Filósofo de la Universidad Javeriana, es magíster en Economía de la Universidad de los Andes y doctor en Economía de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, donde también estudió el presidente Petro.
¿Colombia puede prescindir de los recursos que producen el petróleo y el carbón?
Todos los países están de acuerdo en la descarbonización del planeta. Pero la verdad es que Colombia no puede dejar de depender de los ingresos que producen petróleo, carbón y gas.
¿El impacto de la producción en Colombia de carbón y petróleo sobre el medioambiente del planeta es muy importante?
La participación que tiene Colombia en el daño ambiental es mínima. Tiene una incidencia muy pequeña. El asunto es que tenemos todas las potencialidades, como los ríos, paramos y selvas... y estos activos los puede utilizar el planeta Tierra para compensar el daño ambiental. Ese es el cambio de discurso que están tratando de hacer tanto el presidente Petro como el presidente Lula del Brasil. En manos de nuestros dos países está gran parte de la protección ambiental futura de la Tierra.
Colombia no puede acabar con la dependencia del petróleo, del gas, del carbón de un momento a otro. La reducción de la dependencia debe ser un proceso. Cerca del 60 por ciento de las exportaciones del país son petróleo y carbón, y esta estructura no puede cambiar de pronto. Debe ser un ejercicio progresivo.
Estamos ante una ironía: promovemos la descarbonización, pero simultáneamente admitimos que Colombia no puede sobrevivir sin carbón, sin gas y, sobre todo, sin petróleo...
Y el mundo tampoco. La transformación energética es un reto para todos.
¿Dejar de depender del petróleo, del gas y del carbón no es una utopía?
Está claro que eso no se puede hacer inmediatamente. Es progresivo. De a poquitos...
¿Qué quiere decir 'de a poquitos'? ¿Suspender, por ejemplo, la exploración?
No, lo que ha dicho el Gobierno es que miremos con cuidado los contratos que ya se han firmado, con el fin de que analicemos esos contratos y veamos cuál es la potencialidad. Puede ser que en alguno de ellos encontremos unos pozos gigantescos y se acabe la discusión sobre la exploración.
El Presidente se refiere al capitalismo sin regulación, no al capitalismo en general. Hay muchos ejemplos de regular, como sanciones a los consumos con daño ambiental, castigo a la deforestación y estímulos a la protección de páramos como Chingaza. A cada hogar campesino de Sumapaz le deberíamos entregar tres salarios mínimos para que no vuelva a sembrar papa ni tenga ganado. Para que estas decisiones se tomen basta que el Estado tenga una conciencia favorable a la protección ambiental. La frase del Presidente es un llamado a que nosotros, como Estado, intervengamos.
¿Esas soluciones que usted menciona las incluye en el Plan de Desarrollo?
En el Plan de Desarrollo se insiste en la importancia del ordenamiento territorial, de la transformación energética. El plan advierte sobre hechos inaceptables. Por ejemplo, la ganadería extensiva es muy dañina. ¡Es insólito que tengamos una vaca por hectárea! Eso no tiene ningún sentido. Si delimitamos bien los páramos y los baldíos, podemos ir definiendo unas formas de regulación más claras.
¿El ideal cuál es?
Desde el punto de vista de los subsidios y de la focalización, el ideal es que tengamos una declaración de renta universal que permita diferenciar quiénes pagan impuestos y quiénes reciben subsidios. De esta manera evitamos los problemas que tiene la estratificación y se corrigen los errores de inclusión como darle subsidio a una persona que no los necesita. Somos conscientes de que ese es un proceso muy complicado y lento. Afirmamos como Planeación que tenemos que ir avanzando de manera progresiva hacia mecanismos que permitan que todos declaremos ingresos y, de esa manera, nos evitamos los líos que tiene el estrato.
Pero eso es un idealismo... Es filosofía...
No. En este momento, Planeación tiene una gran cantidad de información de personas en el registro social, entre las cuales se incluyen 33 millones que hacen parte del Sisbén IV. El registro social no es una declaración universal de ingresos, pero es un insumo muy importante para avanzar en esa dirección.
¿Y en qué estamos con la creación del catastro multipropósito?
El catastro multipropósito es otra dinámica que permite precisar los títulos y el tamaño real de los predios. Hay mucha informalidad en la definición de las áreas. Muchos de los predios rurales tienen como límites un río, una piedra o un árbol. Con el catastro multipropósito se llega con un equipo que tiene instrumentos técnicos de georreferenciación y puede determinar exactamente las coordenadas del predio. Este es un proceso necesario porque estimamos que el 65 por ciento de los predios rurales no tienen título.
¿Qué porcentaje de nuestra tierra tiene catastro legal?
Solo el 9,4 por ciento. Tenemos el 90 por ciento sin catastro multipropósito. Ese faltante es brutal, porque de eso depende la modernización del sector agropecuario. Si no hay catastro, no hay mercado de tierras y el sector seguirá atrasado.
Y, entonces, ¿qué hacer?
El catastro es una de las prioridades del Gobierno. Planeación Nacional tiene un equipo muy bueno preparando el tema de catastro y la metodología. Esta actividad se está haciendo conjuntamente con el Instituto Agustín Codazzi.
¿El plan de desarrollo que propone es sobre la compra de tierras?
Eso es lo que estamos haciendo con la ministra de Agricultura. Usted no puede comprar tierras de mala calidad o sin vías terciarias. Hay un capítulo del plan que nosotros hemos llamado 'Derecho humano a la alimentación'.
El principal problema agropecuario es que estamos importando casi 12 millones de toneladas de alimentos...
Esta situación hay que cambiarla. El tema de hambre es muy complicado.
¿Qué porcentaje de la población en Colombia tiene pobreza extrema?
La pobreza extrema es del 12,2 por ciento.
¿Y en estado de pobreza en general?
De pobreza es de 39,3 por ciento. Pobreza extrema significa que los ingresos son menores a 161.099 pesos mensuales por persona. La pobreza general son 354.031 pesos mensuales por persona.
¿Cuánto necesita un hogar de 4 personas para alimentarse?
Serían 644.396 pesos.
Estamos atravesando una situación catastrófica...
Ciertamente es muy difícil. Con la pandemia la pobreza se disparó.
¿Y qué hacer ahora?
Fomentar empleo urbano y rural. Empleo en todas las dimensiones. El mal manejo de la bonanza petrolera y minera en los anteriores gobiernos nos convirtió en un gigantesco Sanandresito. No utilizamos la bonanza para importar tractores y mejorar la productividad agropecuaria, sino que la gastamos en importar alimentos como el maíz y destruimos el aparato productivo agropecuario.
Pero entonces, ¿qué sentido tiene sustituir o promover la sustitución de lo que más produce ingresos a Colombia, como el petróleo, el gas y el carbón, precisamente cuando 34 por ciento de la población sufre por su pobreza?
Eso no se puede hacer de un momento a otro. Si usted cierra las exportaciones de petróleo, carbón, aumenta la devaluación y encarece los alimentos importados.
Pero además tenemos otro problema. Una inflación sin precedentes...
Además de la crisis de desabastecimiento mundial, una de las razones de la inflación es que no producimos alimentos. Lo que estamos viviendo es la consecuencia de una política económica que permitió la desestructuración de la producción agropecuaria.
Pero ¿qué hace el Banco de la República? Una de dos, o le faltan más funciones o está fallando en la única que tiene, que es controlar la inflación...
Lo que pasa es que los bancos centrales del mundo se quedaron sin instrumentos. Yo creo que no solo es el problema del banco central colombiano. En su desespero, los bancos centrales lo único que pueden hacer es mover la tasa de interés y al subirla provocan recesión.
¿Se quedaron sin qué tipo de instrumentos?
Instrumentos para controlar la inflación. La situación internacional no tiene precedentes. Los mercados de capitales son cada vez más volátiles y están alimentados por enormes saldos de la deuda pública de la mayoría de países. Frente a este panorama, los bancos centrales han perdido margen de maniobra.
Entonces, ¿qué hacemos para combatir la inflación?
En esta coyuntura, la única forma para Colombia de combatir la inflación es produciendo alimentos. No sirve seguir subiendo la tasa de interés. Por esta vía no se resuelve el problema.
Pero si no sube las tasas de interés, provoca una fuga de capitales por el crecimiento de las tasas en los Estados Unidos...
Ese es el drama. Dependemos de lo que haga el banco de la Reserva Federal.
¿Usted es partidario de aumentar las funciones del banco central en Colombia?
El banco central, ya por Constitución, tiene que mirar empleo y crecimiento. Ese tema debería ser más explícito. No solo debe estructurar una política monetaria contra la inflación, sino que tiene que considerar los efectos que tiene sobre crecimiento y empleo.
¿Estamos en una situación sin salida?
No. Estamos en una situación difícil, pero tenemos salida. El Plan de Desarrollo le planteará al país una salida estructural que es el ordenamiento del territorio, que es el agua, que es la producción agropecuaria, que es la reforma energética y la convergencia social y regional.
¿Cuál es la reforma estructural que propondrá el plan sobre ordenamiento territorial?
Incluye varios temas como la articulación de planes de ordenamiento territorial (POT). Por ejemplo, que el ordenamiento de Bogotá esté armonizado con el de los municipios vecinos. Ahora no hay articulación. Le doy ejemplos: que La Calera no se coma los cerros. Que Chía no urbanice donde debería haber respeto por las zonas rurales. No es posible que territorios tan ricos como el Magdalena Medio tengan poblaciones tan pobres. No es aceptable que territorios tan ricos como La Guajira tengan poblaciones en la miseria. Eso es lo que dice el Plan de Desarrollo. El principal problema de Colombia hoy es el ordenamiento del territorio.
¿Por qué el principal problema?
Porque allí, en la espacialidad, están concentrados los grandes problemas de productividad, de alimentos, de vías, de violencia, de paz. El tema de la vida es un problema de ordenamiento territorial. Las inundaciones y el derrumbe de Rosas son un problema de ordenamiento del territorio. El país requiere una alta cirugía. Y eso será lo que propondrá el Plan de Desarrollo.