¿Quién es y cómo es Iván Duque Márquez, el hombre que va a gobernar a Colombia durante los próximos cuatro años?
Tiene 42 años. Nació en Bogotá el primero de agosto de 1976. Pero su ascendencia es antioqueña. Será uno de los presidentes más jóvenes que ha tenido Colombia. Simón Bolívar tenía 33 años cuando nos gobernó y Alberto Lleras, 39, en su primer gobierno. César Gaviria tenía 43 años cuando asumió la presidencia. Duque es hijo de la politóloga Juliana Márquez Tono y del abogado Iván Duque Escobar, quien fue gobernador de Antioquia, ministro de Minas y registrador nacional del estado civil.
¿Cómo se define usted?
Como una persona comprometida con el futuro de su país, que adora su país y que quiere darlo todo por su país.
¿Cuáles fueron las principales enseñanzas de su padre?
La humildad, la honestidad, el compromiso con el trabajo y el servicio a las personas más necesitadas.
¿Qué heredó de su señora madre?
Su compromiso social, su amor por la cultura, su sentido del humor y su gusto por la gente.
¿Cómo está compuesta su familia?
Somos una familia muy unida con María Juliana, mi esposa, y nuestros hijos Luciana, Matías y Eloísa.
¿Usted se considera un hombre de hogar?
Total. Casi no tengo vida social y soy muy malo para cocteles y cosas así. No hay nada que me guste más que los espacios familiares para los cinco, y me encantan los planes pequeños, con pocos amigos, buena música, cocinar en casa y buena tertulia.
¿Qué educación recibió? ¿Dónde se formó? ¿Dónde estudió?
Yo estudié derecho en la Universidad Sergio Arboleda, donde tuve la influencia de personas como Álvaro Gómez Hurtado. Adelanté mis estudios mayores de filosofía y humanidades. Luego hice una maestría en Derecho en American University, en Washington, y más adelante en gerencia de políticas públicas en Georgetown University. También hice cursos ejecutivos cortos en Estados Unidos. Más allá de los universitarios, nunca he dejado de estudiar. Me meto a fondo en los temas.
¿Cuál ha sido su trayectoria profesional?
Desde muy joven fui consultor de organismos internacionales en proyectos puntuales, asesor en el despacho del ministro de Hacienda, representante de Colombia ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), asesor del panel de investigación del caso Mavi Marmara en la ONU, consultor independiente, jefe de la División de Cultura, Creatividad y Solidaridad en el BID, director programático de mi partido, senador, columnista por más de 14 años en distintos medios, autor de varios libros, profesor universitario y candidato presidencial.
¿Cuándo, cómo y por qué surgió su idea de hacer carrera política?
El amor por la política siempre ha estado conmigo, tal vez desde niño. Toda mi vida la he dedicado a estudiar políticas públicas, comunicación política, discursos, campañas, gobiernos, etc. Siempre quise hacer política electoral, pero siempre vi el camino cerrado para una persona independiente, sin maquinarias y sin capacidad, ni deseos de competir con las reglas de la vieja política. En el 2014 pude hacerlo en la lista cerrada del Centro Democrático y llegué al Congreso motivado por ejercer una política de ideas, con vocación académica, independencia crítica y capacidad propositiva.
"Ahí pude hacer la política en la que creo y arrancar una campaña presidencial moderna, cercana a la ciudadanía, recorriendo el país, sin ataques y con una visión de país"
Ahí pude hacer la política en la que creo y arrancar una campaña presidencial moderna, cercana a la ciudadanía, recorriendo el país, sin ataques y con una visión de país.
¿Cuándo, cómo y por qué pensó ser presidente, y para qué?
Tal vez desde muy niño sentí que ese sería mi propósito, pero lo fui madurando con los años, con humildad y reflexión profunda. Quiero trabajar por una Colombia de justicia social, donde existan oportunidades para todas las personas, especialmente los más vulnerables. Quiero contribuir a que Colombia sea un país desarrollado, cimentado en los principios de legalidad, emprendimiento y equidad. Tengo una relación muy distante con el poder, no me obnubila, ni me tienta. Quiero la transformación social de Colombia y ese es mi deseo. En 4 años me iré tranquilo a mi casa, a seguir mi vida, con el sentido del deber cumplido.
Cuando el presidente Santos fue reelegido hace cuatro años, ¿usted ya pensaba en ser su sucesor?
Yo sentía en ese momento que quería crear las condiciones para trabajar por la transformación social de Colombia. Cuando entré al Senado y logré ejercer la política de principios y propuestas en la que creo, sentí el llamado propio de competir para hacer la diferencia. Vinieron las primarias, la consulta, la primera y la segunda vuelta. Logramos crecer de abajo hacia arriba, en una campaña de propuestas. Le doy gracias a Dios por esa oportunidad.
¿Usted se considera un hombre de mal genio?
No. Soy una persona tranquila, pero a veces me pasa la cuenta el perfeccionismo.
¿Qué le molesta de la vida cotidiana y qué le agrada?
Me molesta la hipocresía, el exceso de formalismos. No me acostumbro a los protocolos fácilmente. Me gusta lo sencillo, el contacto directo con la gente, la vida normal, las cosas espontáneas: la familia, el humor, la música.
¿Qué libros lee?
Leo muchas biografías, historia, filosofía y economía. Me gustan las novelas de algunos escritores, y no puedo vivir sin varios libros a mi lado.
¿Cuál es su principal pasatiempo?
Leer, escribir, tener largas caminadas, algo de deporte y el cine en familia.
¿Por qué es tan aficionado al fútbol?
Muero por el fútbol. Es una gran debilidad. Lo jugué, lo he estudiado, sigo algunas ligas y soy un fanático hincha del América de Cali.
¿A qué adjudica la aceptación y el éxito Mundial del fútbol?
Es el encuentro del mundo entero a partir del deporte. El fútbol es un deporte que mueve emociones y engrandece el sentido de actuar en equipo.
¿Usted fue un buen estudiante?
Era un gran estudiante en lo que me gustaba, como las humanidades. Fui alumno promedio, aunque, gracias a mi mamá y su perseverancia, me volví muy hábil en las matemáticas, y a eso le atribuyo mi facilidad para las finanzas y la economía.
¿Qué catedrático de su educación recuerda y por qué?
Muchos. Recuerdo a Martha Vanegas, a Gladys de Rozo, a Miguel Ángel Vargas, a Gregorio Rodríguez, a Rodrigo Cáceres, y tantos más que me influyeron en la vida. Siempre agradezco a los profesores que tuve, porque me motivaron a no tener límites de aprendizaje, y me enseñaron a querer el conocimiento.
¿En su educación primaria cuál fue la asignatura que más le gustaba?
Siempre me emocionó la historia y la geografía. Me dolieron física y química.
¿En qué empleaba durante sus años de educación el tiempo del recreo?
En jugar fútbol todo lo que podía.
¿Usted toma? ¿Qué licor le gusta?
Tomo muy poco, soy de muy escasos tragos. Con María Juliana y en grupos pequeños de amigos me tomo un aguardiente con hielo, un tequila o un vinito tinto.
¿Cuál es su comida favorita?
Me gusta la comida colombiana, la mexicana y la peruana. También tengo debilidad por la comida asiática.
¿Cuál es el personaje de la historia que más admira?
Son muchos. En Colombia admiro a Alberto Lleras y a Echandía, sin duda también a Bolívar y Santander. Me apasiona la vida de los padres fundadores de los Estados Unidos, la vida de Lincoln, y también soy un admirador profundo de Kennedy.
¿Por qué?
Kennedy representó en los Estados Unidos la llegada de una nueva generación comprometida con el cambio, y puso en marcha grandes transformaciones en un país que necesitaba esa inyección de futuro.
¿Usted se considera un hombre racional o emotivo?
Soy racional y emotivo a la vez, o tal vez sensible a las cosas de la vida. Sufro mucho con la injusticia y con la pobreza. También reflexiono mucho sobre la vida, y eso es emotividad.
¿Qué tan creyente es usted?
Mucho. Me gusta orar, tener presente a Dios en mi vida, aunque no me gusta hacer ostentación política de la fe. Soy devoto de la Virgen María y todos los días dedico tiempo para agradecer y pedir humildad y sabiduría.
¿Usted cree que el poder cambia a los hombres?
El poder sin principios se vuelve codicia. El poder con principios es un instrumento de servicio, y ahí está la diferencia. El hombre que entiende que el poder es efímero no cae en sus garras.
¿Usted madruga, trasnocha?
Las dos. Duermo pocas horas, tal vez 5 en promedio. En la casa y en el trabajo siempre me molestan por eso, porque soy intenso y estoy encima de las cosas.
¿Cómo conoció a su actual esposa, María Juliana?
Nos conocimos en la adolescencia. Yo estaba terminando bachillerato y ella tenía 15 años. Fue una relación particular, porque terminábamos cada rato, después nos dejamos de ver por varios años, y luego volvimos en la universidad. Después, cada uno por su lado. Nos reencontramos en Estados Unidos y nos casamos.
¿Qué significa ella para usted en su vida?
Es mi complemento en la vida. Es una mujer inteligente, gran profesional, con los pies en la tierra, sencilla, sincera, de grandes valores y madre inigualable. Es la felicidad para mí. Es mi polo a tierra.
¿Cómo le propuso matrimonio?
Fue una sorpresa, en Washington cuando yo trabajaba en el BID y ella en la OEA. Me tiré al agua. Eramos muy jóvenes. Hoy ya llevamos 15 años muy felices.
¿Cuándo y dónde se casaron?
En La Calera. Fue un matrimonio muy lindo, pequeño, sencillo, lleno de amigos.
¿Va a encargarla de algún programa especial para ejercer como primera dama?
María Juliana ha sido una gran profesional que ha trabajado exitosamente en varios sectores. Ella tiene una gran vocación social, de hecho ha dedicado sus últimos años a temas como la prevención y promoción en salud.
"Ella quiere seguir trabajando en estas causas, así como fomentar el valor de la cultura como elemento transformador de la educación"
Ella quiere seguir trabajando en estas causas, así como fomentar el valor de la cultura como elemento transformador de la educación. Es una apasionada de la innovación y estoy seguro de que va a aportar mucho en este campo para atender problemas sociales. Siempre ha sido autónoma e independiente, ha sido y será un gran apoyo para mí.
¿Ya instruyó a sus tres hijos sobre la nueva vida que les espera?
Ha sido difícil. Ellos, al igual que nosotros, no quieren dejar nuestra casa. Para ellos no hay nada más agradable que su vida tranquila de amigos, barrio, deporte y familia. Son niños muy conscientes, que compartirán muchas cosas conmigo en estos próximos años de dedicación completa a Colombia.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO