El nuevo comandante del Ejército dijo a Yamid Amat que acabará con los falsos positivos y que inculcará a sus hombres "una cultura ceñida a la ley y el respeto a los ciudadanos".
Domingo 09 de Noviembre del 2008
Yamid Amat: ¿Le da temor asumir el cargo de comandante del Ejército?
General Óscar González: Temor no, porque estamos preparados para asumir las responsabilidades que se nos van presentando. Lo tomo como un reto, por cierto muy significativo para mí, por cuanto recibo un Ejército lleno de glorias, un Ejército triunfador y tengo que mantenerlo en ese nivel. Espero lograrlo.
¿Por qué ve triunfador al Ejército?
La amenaza terrorista le declaró la guerra al Estado y generó un plan para tratar de llegar al poder por la vía de las armas, y en ese sentido avanzó mucho, sin haber estado nunca cerca de su objetivo. Sí se convirtió en un factor de daño, de inestabilidad, que afectó seriamente la tranquilidad nacional. Establecimos, entonces, un plan de campaña para atacar la estrategia de la guerrilla e hicimos revertir todas las condiciones que se estaban viviendo. Hemos logrado avanzar muchísimo en el desmonte de las Farc. Bogotá, por ejemplo, estaba prácticamente cercada, rodeada, y logramos expulsar a la guerrilla de toda esta área con operaciones exitosas. Estas acciones se repitieron en todas las regiones del país hasta lograr el estado de postración que hoy presentan las Farc.
¿Durante sus años de militar ha habido alguna investigación contra usted?
No, ninguna.
¿Cuál es el origen de algunas denuncias de ONG sobre sus actuaciones como comandante en Medellín?
Es la primera vez que aparecen denuncias al respecto. La sociedad colombiana puede tener absoluta certeza de que jamás he participado, ni patrocinado, ninguna actividad que esté fuera de la ley.
¿Usted recibió alguna recomendación especial del presidente Uribe?
El Presidente fue enfático en que debíamos seguir siendo eficientes, dentro de un marco de absoluta transparencia. Me habló de que aún quedan pequeños reductos de terroristas en varias regiones y que es necesario incrementar las operaciones militares para someterlos a la ley.
¿Qué se debe esperar de su gestión?
Le prometo al país dedicación y trabajo las 24 horas del día. Lucharé sin tregua por alcanzar la seguridad nacional, empleándome con absoluta nitidez, como lo he hecho durante 38 años de carrera militar. Me esforzaré por que todos los actos de mis hombres también sean diáfanos.
¿Hasta dónde llega su compromiso con la actuación de sus hombres?
Cumpliré a cabalidad las políticas y directrices del señor Presidente, del señor Ministro, del señor Comandante de las Fuerzas Militares y la normatividad que rija todas las actuaciones y procedimientos de la institución. Por supuesto, teniendo en cuenta que en una organización tan grande como el Ejército, con más de 230 mil hombres, y considerando las situaciones tan complejas que se tienen que afrontar, es posible que se presenten hechos irregulares. Precisamente, mi control y el de todos los comandantes se encausará a evitar y a subsanar estas situaciones en forma definitiva. Una de mis principales preocupaciones será inculcar en todos los hombres y mujeres del
Ejército una cultura que esté ceñida a la ley y al respeto a todos nuestros conciudadanos. Vale la pena anotar, por ejemplo, que el general Mario Montoya nunca dio órdenes irregulares, ni propició hechos anormales. Sin embargo, estos se presentaron. Se sabe que los comandantes tenemos que asumir la responsabilidad por lo que nuestros hombres hagan o dejen de hacer. Ese es el costo político de nuestro estatus.
Bajo su gestión, ¿el control de sus hombres será mucho más riguroso?
El control siempre ha sido riguroso; lo que pasa es que muchas situaciones llevan a comportamientos reprobables y, a veces, es difícil controlar a personas que tienen tendencias censurables.
¿Hasta dónde los estímulos por bajas de guerrilleros han provocado los llamados 'falsos positivos'?
Aquí hay un aspecto por aclarar. Era necesario impulsar el ímpetu operacional en la lucha del Ejército contra los grupos al margen de la ley. Se crearon algunos estímulos dentro de las propias capacidades de la institución, pero tal vez faltó regular la medida para que no se presentaran falsas interpretaciones, como ocurrió. Sin embargo, ya presentada la situación que todos conocemos, es nuestra obligación entrar a corregirla haciendo un análisis que nos permita determinar claramente en dónde y cómo debemos aplicar los correctivos. Como en cualquier actividad humana, el éxito de una gestión militar también se busca mediante el estímulo o el incentivo de las personas, que en nuestro caso puede ser una felicitación o un descanso adicional. Ahora, hago precisión de que la política de recompensas se conduce exclusivamente hacia los civiles para que colaboren con la institución; en ningún caso se manejan recompensas hacia personal uniformado.
¿Pero sí hay estímulos por dar de baja a guerrilleros?
Sí, si estamos hablando de guerrilleros y los enfrentamos en combate. Eso es legítimo. Para eso, el Estado nos confió las armas. Pero si hablamos de 'supuestos' guerrilleros, eso es otra cosa. Muy grave si esos 'supuestos' implican una actitud contraria a la ley al presentarlos como guerrilleros cuando en verdad no lo son. Esa es una política atípica, que, por supuesto, no figura en manuales, ni reglamentos que rigen el combate. Es absolutamente ilegal. Quiero dejar claro en todos los integrantes del Ejército que operar fuera de la ley es actuar exactamente igual a como lo hacen las Farc, el Eln o cualquier otra banda de criminales. Nuestra legitimidad radica en obrar siempre dentro de la Constitución.
Entonces, ¿a qué adjudica que haya ocurrido lo que se ha denunciado?
Como lo dije anteriormente, se debe a interpretaciones equivocadas de las políticas de los mandos, y no me aparto de que se deba, también, a tendencias anormales de personas que no reunían las condiciones morales y éticas para pertenecer a nuestra institución. En una organización tan grande no faltará quien se desvíe del camino. Así ocurre en todos los ejércitos del mundo.
¿Y qué va a pasar, bajo su mando, con las personas que se desvíen del camino?
Prometo que quien actúe fuera de la ley recibirá las sanciones más severas que le pueda aplicar la justicia.
En síntesis, ¿qué va a pasar con los llamados 'falsos positivos'?
Que vamos a acabar con ellos definitivamente. Si algún caso de esta naturaleza llegare a presentarse, yo seré el primero en salir a denunciarlo. No más 'falsos positivos' dentro del Ejército. Ahora bien: el término que se ha acuñado de 'falsos positivos', no es una conducta institucional, ni patrocinada por los mandos en ninguno de los niveles. Yo preferiría que ese aspecto se manejara en el marco de conductas delictivas, no como algo que compromete a la institución. No puede haber ninguna persona que actúe fuera de la ley. Ninguna.
¿Este debate que existe en el país sobre violación de derechos humanos por parte de militares podría afectar la moral del Ejército?
No, no tiene por qué afectarla. El Ejército siente que es una organización querida, apreciada y respetada por todos los colombianos de bien.
¿Está atravesando el Ejército por un momento de dificultad?
Negarlo es pretender tapar el sol con las manos. Las circunstancias son difíciles, no empañan el buen nombre del Ejército pero nos obliga a tomar medidas especiales para sobrepasar a la mayor brevedad este mal cuarto de hora.
¿Cree injusto el ojo del huracán en el que se encuentra el Ejército?
La opinión pública y los entes de control tienen pleno derecho a ejercer vigilancia sobre todas nuestras actuaciones, y está bien que lo hagan. No tenemos por qué incomodarnos. Lo malo que ocurre es que junto al cuestionamiento justo a veces se hacen enjuiciamientos y críticas que no corresponden a la realidad. Estos juicios sí nos duelen y nos perjudican.
Es decir, ¿no hay por qué sentir vergüenza?
Hace unos años se aplicaba aquí un lema que decía: 'Mi Ejército nunca se avergonzará de mí'. Ese lema sigue teniendo absoluta vigencia. Nuestra población debe sentirse orgullosa de unos hombres que, con amor a su patria y sacrificio por el bien de los colombianos, han logrado devolverle la tranquilidad a la nación, después de tantos años de barbarie.
¿En qué consiste el sistema de atender denuncias que anunció el Presidente?
La idea es que en cada división, cada brigada y cada batallón haya un oficial encargado de recibir quejas de la comunidad relacionadas con violaciones a los derechos humanos, para tramitarlas hasta el comando superior correspondiente, y difundirlas por televisión, como se hace en los consejos comunales. Es una forma de rendirle cuentas al país.
Entidades vinculadas al Plan Colombia le recomendaron al vicepresidente electo, Joe Biden, un desmonte gradual del plan. ¿Usted qué opina?
No conozco esa recomendación y, por supuesto, ignoro su origen. Pero, yo no sé hasta qué punto sea justo decir que el Plan Colombia no ha funcionado. Le voy a hablar de una parte que conozco: en este momento, en la Sierra Nevada de Santa Marta, los cultivos de coca se han erradicado en un 98 por ciento. En el Nudo de Paramillo, en el sur de Córdoba, según las masas satelitales, había 5.200 hectáreas de coca; ya hemos erradicado 5.000 y para el 31 de diciembre creemos que en el sur de Córdoba y en buena parte del norte de Antioquia estará erradicada completamente.
¿Qué es lo que más le preocupa hoy del Ejército?
El peligro de vinculación de algunos hombres con el narcotráfico. A nuestro Ejército nunca lo va a destruir una amenaza guerrillera o paramilitar, pero la corrupción puede erosionar y hacerles mucho daño a las Fuerzas Militares y de Policía. El peligro de corrupción por el narcotráfico y el riesgo de violación de derechos humanos por parte de algunos miembros de nuestro cuerpo son mis más grandes preocupaciones. Ninguna sociedad del mundo acepta violaciones a los derechos humanos, ni vínculos con el narcotráfico. Son cosas abominables en cualquier sociedad.
El director de Human Rights Watch ha dicho que el Ejército cometió mas crímenes, y que fue culpable de más torturas y desapariciones en un solo año que todas las que cometió en 17 años de dictadura de Pinochet en Chile. ¿Eso es así?
Todavía no conozco en su totalidad el informe, pero no estoy de acuerdo con que se comparen circunstancias totalmente diferentes de las dos naciones, que para mí no vienen al caso.
Frente a la guerrilla, ¿usted cree que la solución es militar o política?
El general McArthur decía que "nadie más que el soldado ama la paz porque él es el que tiene que sufrir las duras consecuencias de la guerra". A nadie le gusta estar subiendo montañas, cruzando ríos y bajando cerros por el placer de hacerlo, exponiendo su vida a cada instante.
¿Pero a esa paz se llegará a través del diálogo o de las armas?
Las armas impondrán el diálogo. El final de las guerras siempre es un final político; siempre termina en una mesa de negociaciones. Y el vencedor por las armas impone las condiciones de la paz.
¿Qué opina de la decisión del gobierno de E.U. de vetar a tres unidades del Ejército para recibir asistencia?
Es una decisión soberana de E.U. que, sin embargo, nos obliga a conducir las investigaciones que pudieron provocar esa medida.