La directora de Planeación, Carolina Rentería, y el presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, Juan Martín Caicedo, hablaron con Yamid Amat sobre el plan de infraestructura.
'El Gobierno sacará adelante todas las obras': Carolina Rentería
Yamid Amat: Hay críticas en el sentido de que el llamado 'plan de choque' para enfrentar la crisis económica del mundo no es realista...
Carolina Rentería: El plan sí está estructurado de una manera realista. Estamos hablando de las capacidades de inversión pública y privada que tiene el país en infraestructura. Es un plan ambicioso, pero realista porque está financiado, porque la mayoría de los proyectos ya están totalmente diseñados, en proceso de licitación e incluso están contratados. Es un plan ambicioso porque queremos que las entidades del Gobierno sean más operativas y logren aumentar sus niveles de ejecución y queremos que el sector privado cumpla con los tiempos; es decir, que todos logremos ejecutar estas inversiones de manera organizada, coordinada, oportuna, eficiente y transparente.
EL TIEMPO, en un editorial, dijo el viernes que el plan parece una respuesta a las críticas al Gobierno por tener una actitud pasiva ante la descomunal crisis económica que afecta al mundo.
Este plan estratégico para enfrentar la crisis mundial requirió de mucho trabajo. Lo estamos haciendo desde diciembre pasado y es coherente con otras decisiones que se tomaron, como el aplazamiento presupuestal por 3 billones de pesos y la modificación del balance fiscal del Gobierno.
Dice EL TIEMPO que este no puede ser una programa de reactivación, porque la inmensa mayoría de lo anunciado fue definido cuando no había ni sospechas de la crisis mundial actual...
Este es un programa serio que desarrolla y ejecuta programas especiales de inversión de gran impacto para el futuro del país, que no se han realizado en los años anteriores, porque su diseño y preparación nos tomó bastante tiempo. Ejemplos: 34 corredores de competitividad, 81.000 soluciones de vivienda de interés social, incluyendo el inicio de los primeros seis macroproyectos de vivienda de interés social en seis ciudades, y planes departamentales de agua en ejecución en por lo menos 28 departamentos.
Dice el editorial que el sector privado tiene la mejor voluntad de ayudar, pero que todo dependerá de la rentabilidad de los proyectos.
Cuando se hizo el análisis, consultamos varias fuentes del sector privado. Un ejemplo, la construcción de 79.000 soluciones de vivienda que no es de interés social ha sido validada por Camacol. Se basa en las licencias recientemente otorgadas y la Asociación Bancaria ha avalado que existe la financiación para su construcción. Evidentemente puede haber mayores dificultades que en condiciones normales, pero de ahí a que no haya financiación o a que los proyectos no sean rentables o interesantes para el sector privado, hay mucho trecho.
La conclusión de EL TIEMPO es que el Gobierno debería concretarse en lo que le toca: en infraestructura, con cifras que sean más realistas.
El Gobierno se está concentrando en lo que le toca: pensar y actuar en función de la estabilidad macroeconómica y fiscal, presentar un programa ambicioso y realista de inversiones públicas y privadas, comprometerse con financiar lo que le corresponde y facilitar su ejecución.
¿Cómo llaman ustedes un 'plan de choque' donde no hay ninguna inversión que no estuviera incluida en el Plan de Desarrollo y en el presupuesto?
El Gobierno no lo llamó así. La presentación se hizo con el título 'Inversión en infraestructura en 2009: Respuesta de Colombia ante la crisis internacional', y ese es el objetivo del programa.
Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, dice que a las entidades del Gobierno les corresponde superar su ineficiencia...
Este es un llamado a que todos nos unamos en un mayor esfuerzo para ser eficientes y ejecutores. El Gobierno se compromete con mayor eficiencia. En cuanto a la contratación de orden territorial, el Gobierno pone los recursos, da la asesoría, jalona los procesos, pero la contratación la hacen las alcaldías y gobernaciones. Ellos son los contratantes y hacen los pliegos.
¿No le asusta que la situación de paquidermo del Estado la frustre?
El Estado es bastante paquidérmico, estoy de acuerdo. Hay muchas trabas y complicaciones, pero los procesos los venimos moviendo hace año y medio en varios sectores.
¿Sabe a lo que se enfrenta cuando los índices de ejecución de entidades como el IDU son de apenas el 40 por ciento?
Claro que lo sé. Vamos a superar eso con metodología, a identificar y remover los cuellos de botella, a ser insistentes y persistentes. Lograremos que los pliegos y contratos de licitación estén bien estructurados para que el sector privado tenga garantías.
Pero, ¿cómo hace para lograr diligencia y eficiencia?
Separemos las obras: en las que hace la Nación, tomaremos las riendas. Donde no, buscaremos mayor coordinación, más cumplimiento.
¿Por qué no incluyeron en el plan obras como Bogotá Santa Marta, la doble calzada a Villavicencio, la ruta entre La Guajira y Panamá?
No se iniciará su ejecución en el 2009 y le habríamos restado credibilidad a este ejercicio.
¿Y en materia de transporte?
Lo novedoso son dos programas: nuevas autopistas para la competitividad, que son concesiones, y los corredores arteriales complementarios de competitividad, que son obras públicas.
'La plata va a llegar si los proyectos están bien estructurados': Juan Martín Caicedo
Yamid Amat: ¿Qué opina sobre el plan?
Juan Martín Caicedo: No es un plan de choque. No hay obras nuevas. Es la presentación del propósito de ejecutar cabalmente los proyectos presupuestados para el 2009. Si eso se logra, tendríamos la cuota inicial para un plan de choque.
¿Por qué en Colombia hay problemas en ejecución de las obras?
Porque los entes contratantes son ineficientes por naturaleza, aun cuando reconozco que algunos contratistas eventualmente fallan. En el IDU los niveles históricos de ejecución en épocas recientes no superan el 40 por ciento del presupuesto al año.
Si no es un plan de choque, ¿cuál es la novedad?
No la hay. No están la Ruta del Sol Bogotá-Santa Marta, la megaconcesión de que está hablando el Gobierno en la Costa Caribe y de Bogotá a Cúcuta, el ferrocarril del Magdalena, la doble calzada Bogotá-Villavicencio, obras fundamentales que el país requiere. Pero hay que abonarle al Gobierno que, en vez de presentar una lista interminable de obras aún no estructuradas, no financiadas y no contratadas, se limita a presentar obras presupuestadas que deberán necesariamente ejecutarse este año.
Si no hay obras nuevas y todas las públicas están presupuestadas, ¿cuál es el objetivo del plan que anuncia el Gobierno?
Supongo que el Gobierno quiere hacerles caer en cuenta a las entidades contratantes, y a nosotros los contratistas, que el presupuesto del 2009 podría tener un efecto anticíclico, si se ejecuta ciento por ciento, que no es lo que ha sucedido tradicionalmente en el país.
En su editorial del viernes, EL TIEMPO dijo que el plan es una respuesta a las críticas que se han hecho al Gobierno por tener una actitud pasiva ante la crisis económica mundial. ¿Usted qué opina?
Es posible. Pero, en este caso, la respuesta no fue irresponsable, porque el Gobierno se limitó a sugerir la necesidad de tener disciplina en la ejecución del presupuesto de infraestructura para el 2009.
Dice también el diario que el plan es irreal y que la inmensa mayoría de lo anunciado fue definido cuando no había sospecha de que se presentaría la destorcida actual. ¿Está usted de acuerdo?
Parcialmente. Porque la cifra de los 55 billones de pesos sí es real: está basada en contratos debidamente financiados, con sus cierres financieros completos, presupuestados y respaldados en algunos casos con las vigencias futuras del presupuesto. Es cierta la apreciación de que las obras habían sido incluidas en el prepuesto mucho antes de que apareciese el fantasma de la crisis financiera.
¿De quién es la culpa de que obras presupuestadas no se ejecuten?
Es una responsabilidad compartida Gobierno-contratistas, pero es bajo el nivel de compromiso de las entidades contratantes. Mire la fase III de Transmilenio. ¿Hace cuánto se ha debido contratar? Las entidades contratantes tienen que ser más eficientes.
¿La mayor responsabilidad de la no ejecución ha sido de entidades del Gobierno?
Por supuesto. Pero ese es el mea culpa y la señal positiva que manda responsablemente la directora de Planeación.
¿Parecería que el Gobierno quiere darle seguridad de cumplimiento al sector privado para buscar una similar contraprestación?
Ojalá. Pero donde vamos a tener dificultades, especialmente financieras, es en los proyectos que se están estructurando. Solo resultarán atractivos para financiadores e inversionistas si están muy bien estructurados. Los fondos de pensiones quieren participar en infraestructura y podrían acercarse a los proyectos, pero si los ven bien estructurados.
¿Pero se podrá obtener financiación externa?
No soy pesimista en materia de financiación. Están la banca multilateral, los inversionistas institucionales; tenemos muchas ofertas de financiación. Frente a la Ruta del Sol, por ejemplo, la Cámara de la Infraestructura ha recibido una fila interminable de voceros de países, de bancas de inversión, inversionistas y financiadores que quieren participar en ese proyecto que se está estructurando responsablemente. De esa manera, la obra quedará bien hecha y no se convertirá en un nuevo pleito jurídico.
Dicho de otra manera: ¿la respuesta del sector privado depende del Gobierno?
El que estructura los proyectos no es el sector privado, es el Gobierno. Nosotros nos asomamos a las reglas que nos traza el Estado. Si los proyectos están bien estructurados, la plata va a llegar...
¿El Gobierno sí es capaz de estructurar bien estos proyectos?
Lo debería haber hecho así desde hace 4 ó 5 años. Ha entendido ese compromiso y, por ejemplo, le ha entregado a una entidad tan responsable como la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial el proyecto más importante que tiene el país en materia de infraestructura: la vía Bogotá-Santa Marta o Ruta del Sol, con una inversión cercana a 3 mil millones de dólares.
¿Los contratistas están dispuestos a atender el llamado del Gobierno?
Estamos listos. Lo que toca ahora, en relación con el presupuesto 2009, es ejecutar.
¿Y eso se logrará en un día?
Es el reto del Gobierno, del Presidente y de la Directora de Planeación. Yo podría responder por la eficiencia de los concesionarios y de los contratistas.
¿Cuáles son sus conclusiones sobre el plan de choque?
Que no es un plan de choque. Pero con la misma sinceridad y con la autoridad de haber sido críticos, debo decir que, en este caso, nos gustan tres cosas: primero, que no se quitó plata a infraestructura, es decir, no se recortó el presupuesto en este sector a pesar del tamaño del déficit fiscal; segundo, que no se habló paja porque todo lo anunciado está debidamente presupuestado, financiado y contratado en la mayor parte; y tercero, que, evidentemente, valía la pena hacer un llamado al sector privado y a las propias entidades contratantes para que ejecutemos estos dineros. Me pareció un ejercicio responsable, es un llamado a la disciplina, es una señal positiva al mercado, a los inversionistas, a los financiadores, es la notificación de que el Gobierno quiere ejecutar el presupuesto. Eso es positivo. Es un ejercicio serio, es un cambio de estilo. La ejecución en Colombia les incumbe, fundamentalmente, a los entes contratantes. Y es su ineficiencia la principal responsable de que las obras no se ejecuten a tiempo. Recuerde eso.