‘Vamos hacia un régimen parlamentario’: Fabio Valencia Cossio

El consejero presidencial cree que el cambio es inexorable. Dice que es un error volver el proceso de paz una "pasarela de vanidades". Mensaje a Farc.
Foto: El Tiempo
Domingo 18 de Junio del 2006

El consejero presidencial cree que el cambio es inexorable. Dice que es un error volver el proceso de paz una "pasarela de vanidades". Mensaje a Farc.
Fabio Valencia Cossio, uno de los más prestigiosos dirigentes políticos en la historia del país. Varias veces congresista, ex presidente del Congreso y de su partido -el Conservador-, trabaja hoy el lado del presidente Uribe como consejero. 



Hoy parece un anacoreta en el sentido de que no tiene apetitos políticos. Pero eso no excluye que en un futuro, lejano o cercano, vuelva aguerrido al ejercicio de la política. 



Aquí lanza la idea de cambiar el régimen presidencialista vigente en Colombia en toda su historia republicana por el parlamentario. 



¿Cree bueno el regreso al sistema de cuotas en el gabinete?



Creo que inexorablemente la organización política colombiana va hacia el sistema parlamentario, que básicamente consiste en que el gobierno refleja la composición de las fuerzas políticas del parlamento. 



¿Cree que existe, realmente, la posibilidad adoptar el sistema parlamentario? 



La tesis va tomando fuerza. Ya, con la Constitución del 91, empezamos a ensayar elementos del régimen parlamentario como la moción de censura y la ley de bancadas. En 8 a 10 años vamos en el país este sistema para que las mayorías parlamentarias elijan un Primer Ministro y haya también un Jefe de Estado, como ocurre en casi todas las democracias europeas. 



Si se adopta el sistema parlamentario,¿no se abriría la puerta a una nueva reforma constitucional para la segunda reelección de Uribe?



Si llegáramos a un sistema parlamentario, se cambiarían todas las reglas del juego actuales y eso no es fácil hacerlo en un corto plazo, porque habría que cambiar toda la estructura política del país. Antes del 2010 no vamos a tener régimen parlamentario. Tal vez podría ser escogido como Primer Ministro o como Jefe de Estado, pero estoy hablando del 2014 ó algo por el estilo y no veo posibilidad de una segunda reelección. Primero, porque él ya dijo que no la quería y segundo, porque cambiar el sistema de gobierno demorará bastante tiempo aún. 



Ningún país de América tiene sistema parlamentario. ¿Por qué podría tener éxito la iniciativa en Colombia?



Los regímenes parlamentarios permiten adecuarse mucho más ágilmente a las realidades políticas. El sistema da mucha estabilidad.



¿Da ó quita estabilidad?



Digamos que facilita las cosas. Si el gobierno es malo, se cae muy fácil. Y si es bueno, se mantiene. En el sistema parlamentario el Congreso hace parte del Gobierno. Un senador puede ser ministro. Tenemos que perder el miedo a que los políticos hagan gobierno y a que la política sea el eje fundamental de los gobiernos. Hoy es absurdo que un parlamentario no pueda ser ministro ó embajador. Eso se justificó hace un tiempo. Lo que no es bueno es que sea Ministro y después vuelva al Congreso.



¿Y hoy ya se justifica que un parlamentario pueda ser ministro?



Sí, sobre la base de que quien lo fuera renuncie a su condición de parlamentario. 



¿Usted ha sondeado la idea del sistema parlamentario? 



Se ha hablado del tema desde hace mucho tiempo. Inclusive Alfonso López Michelsen lo propuso. También lo hizo el Partido Conservador. Ahora empieza a tener asomos de cierta simpatía, entre otras cosas, porque después de la Constitución del 91, el Congreso perdió mucho poder. El Congreso necesita una mayor capacidad para ejercer control político y debe ser mucho más independiente. 



¿Y cómo se adoptaría?



Un cambio tan fundamental es con un referendo o una constituyente. Pero todo eso hay que discutirlo. Es bueno que el país reflexione y empiece a debatir el tema.



Pero Uribe, por su estilo de gobierno, es presidencialista.



Habría que preguntarle, pero ya dio unas puntadas en su discurso de agradecimiento por su reelección. Dio ideas que conducen a un mayor compromiso del Congreso con la actividad del gobierno.



¿Piensa usted que esa era una forma de abrir la puerta al debate? 



No le he preguntado, pero yo lo interpreté como un acercamiento a la idea de que se empiece una discusión sobre el régimen parlamentario. 



Hace 3 años, Fabio Echeverri propuso aquí reelegir al Presidente, mediante la reforma de "un articulito" de la Constitución, y así se hizo. ¿Ahora usted propone un "referendito"? 



Cuando hablo del cambio del sistema, no estoy pensando en el presidente Uribe. Estoy pensando en la nueva estructura política que el país empieza a vislumbrar. 



Como consejero de Uribe, ¿le ha recomendado el tema? 



Soy alto consejero del Presidente en asuntos técnicos...



Pero si toda su vida ha sido prácticamente política. ¿Cuál es su función técnica?



La asesoría que le estoy dando al Presidente en competitividad trata sobre la nueva realidad de Colombia frente a los Tratados de Libre Comercio. El país tiene que hacer una transformación completa en toda su infraestructura física, adecuar recursos humanos. La calidad de los productos tiene que hacer al país más competitivo en los mercados internacionales. Además, soy representante del Presidente en el plan Puebla-Panamá, un bloque regional que componen toda Centroamérica y México, donde Colombia está logrando ingreso de pleno derecho. Habrá interconexión eléctrica con Centroamérica, interconexión de gas y hemos vuelto a hablar de la vía Panamericana. ¿Se da cuenta de que soy consejero técnico? 



Volvamos a la política: ¿El sistema de cuotas es el camino para la devolución del poder político al Congreso?



Es la manera de vincular realmente al Congreso al ejercicio del gobierno. Si uno está con un gobierno, lo debe apoyar y defender y se debe comprometer con sus programas.



¿No lo decepcionó que Uribe no lo hubiera nombrado Ministro del Interior?



No, en absoluto. Yo soy un hombre de 35 años en la vida política, he tenido la oportunidad de tener cargos muy importantes: presidente del Congreso, embajador, presidente del Partido Conservador y ahora alto consejero del Presidente. Cada día trae su round y nunca he ocupado un cargo pensando en otro. Obviamente, si usted me pregunta si me gustaría ser ministro, claro que me gustaría serlo. Pero no me frustró por el hecho de que hoy no lo sea.



¿Y qué le parece Carlos Holguín como Ministro del Interior?



Es una designación acertada, lógica. Es un hombre con muchos merecimientos.



¿Cuál es el futuro de su partido, el Conservador? 



El conservatismo tomó sabiamente la decisión al acompañar al presidente Uribe. Ahora debe pensar en su propio candidato. Hay muchos y buenos candidatos.



¿A qué atribuye usted el plebiscito electoral que acaba de tener el Presidente?



A su liderazgo consolidado, su capacidad de trabajo, su visión de estadista. Es un hombre que trata con igual intensidad el problema grande de la economía o la dificultad de un campesino que le plantea quejas en un consejo comunitario. Es transparente, franco, de carácter y de autoridad. 



¿Ese carácter fue lo que precipitó un día la pelea con usted?



Bueno, ese incidente fue una pelea de muchachos; los dos nos hicimos juntos, fuimos compañeros de la Universidad y muy amigos.



Pero parece que no lo fueron cuando el aspiraba a la Gobernación de Antioquia... 



Es cierto. Tuvimos una confrontación por el resultado electoral, pero eso nunca pasó a mayores. Alguna vez hubo intentos de golpes, pero no golpes como se especuló. Después nos reencontramos, como cuando dos hermanos tienen una confrontación. Lo que ha habido siempre en el fondo es admiración, aprecio, respeto y amistad. 



¿Charlaron alguna vez sobre el tema de la pelea? 



Cuando el ganó la Presidencia la primera vez, yo era embajador en Roma. No lo acompañé a él sino a Noemí Sanín. Fui el único conservador que no votó por él. El lunes siguiente de su elección me llamó para pedirme que me quedara en la embajada y que volviéramos a la amistad de la Universidad. Me pareció un gesto noble y generoso. Me sorprendió, porque yo estaba pensando en regresar al país.



¿A hacerle oposición? 



De pronto, sí. Le dije que antes de aceptarle quería hablar con él, porque teníamos unas diferencias. Vine a Colombia y hablamos. Yo conocí a Uribe como estudiante, lo conocí como dirigente político en Antioquia, lo conocí como senador. A veces nos enfrentamos muy duramente, como cuando él defendía al presidente Gaviria en el caso de la fuga de Pablo Escobar y yo lo atacaba. O, como cuando hice el debate contra las Convivir: él las planteó como unas organizaciones de apoyo de información y yo alegaba que esas Convivir iban a terminar como grupos armados. Lamentablemente, al final, yo tuve razón. Cuando fui hablar con el Presidente, el fue muy consciente de que había que combatir por igual tanto a la guerrilla como a los paramilitares. Estuvimos entonces de acuerdo. También quería plantearle que yo creía en el diálogo como solución del conflicto. Me comentó que la seguridad democrática no excluía el diálogo. Volví a estar de acuerdo y consideré superadas las diferencias. Y, efectivamente, hay diálogo con los paramilitares y con el Eln. Ahora tiene una gran voluntad política de que se busquen caminos de diálogo con las Farc. 



¿Y cuál será en ese campo su misión? 



Soy un mero asesor. Acompaño al Alto Comisionado que es el dueño del tema; la instrucción que el Presidente nos dio a Luis Carlos y a mí es explorar caminos de diálogo con las Farc dentro de dos preceptos fundamentales, discreción y eficacia.



¿Cómo les cae usted a las Farc?



Mi relación con las Farc ha sido institucional y obviamente ellos saben que yo soy su contradictor. Pero, desde el punto de vista humano, hice una buena relación con muchos de ellos, porque creo que el país debe entender que ellos son colombianos, y seres humanos, así no estemos de acuerdo con ellos, ni con sus prácticas. 



¿Qué es lo que ha impedido la reanudación del diálogo?



En el proceso con el presidente Pastrana, las Farc perdieron una gran posibilidad de paz. Nosotros también. Creo que cualquier cosa hay que hacerla ahora de una manera muy prudente, casi confidencial. Un error que cometimos todos -el Gobierno, la guerrilla, los sectores sociales, la prensa- es que ese proceso lo convertimos en una pasarela de vanidades y en una disputa por la chiva en los medios. Tenemos que entender que el valor supremo de la paz sacrifica un valor tan importante para la democracia como es el de la información.



¿Qué hará para iniciar el diálogo con las Farc?



Tenemos que entender que la paz no es para hacer protagonismo de ninguna índole. 



¿Usted qué estaría dispuesto a hacer por lograr la reanudación del diálogo?



Lo que sea necesario. 



¿Qué mensaje les enviaría a través de éste reportaje?



Que quisiera verlos pronto.

El reino del parlamento

Sistema parlamentario es "la forma de gobierno en la que el poder legislativo es elegido por voto popular y de él emanan los demás poderes del Estado, en virtud de la legitimidad de la elección popular". 

Nació en Inglaterra hacia 1640. Pero sólo se impuso en Europa luego de la Revolución Francesa como modelo de representación democrática, unido a la división de poderes de Montesquieu. 

Las facultades de control se encuentran muy desarrolladas y los poderes del Estado se pueden afectar mutuamente. Inclusive, alguno de los órganos puede revocar el mandato de otro. Así, el poder ejecutivo puede disolver el parlamento o el parlamento, censurar a miembros del ejecutivo y obligarlos a renunciar.

Las características básicas son:

1. Ejecutivo dual en el que hay un Jefe de Estado que tiene atribuciones puntuales muy restringidas y que obra como árbitro de los problemas políticos.

2. Una jefatura de gobierno que funciona a través de un órgano colegiado, el consejo de ministros, a cuya cabeza se encuentra el Primer Ministro. 

3. El gobierno surge del parlamento, que es el único órgano elegido por voluntad popular. 

Entre las ventajas que tiene están:

1. Mayor representación del conjunto social, porque las decisiones deben ser de consenso entre distintas facciones políticas representadas.

2. Mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de cualquier orden, ya que se puede cambiar el poder ejecutivo con la moción de censura. 

Y son desventajas:

1. La carencia de una verdadera separación de poderes entre legislativo y el ejecutivo.

2. La excesiva vinculación del poder ejecutivo con el partido político mayoritario.