El ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, arremete de frente en esta entrevista contra los altos precios de los alimentos en los supermercados, mientras los "campesinos sufren por producir y apenas sobreviven. No les quedan sino las manos callosas y los bolsillos vacíos".
Iragorri revela que, ante la caída de la producción agrícola, una comida tan popular como la bandeja paisa dejó de ser paisa, para volverse importada. "Apenas producimos el huevo", dice.
Comienza el diálogo hablando del efecto de la sequía.
"Como la agricultura y la ganadería se realizan a cielo abierto, no hay un centímetro del territorio colombiano que no esté afectado con el fenómeno del Niño. El informe de la agencia más importante del clima en Estados Unidos señaló que tenemos en el mundo las temperaturas más altas de los últimos 150 años.
¿En época normal, cuánto cultiva Colombia?
Tenemos 7'100.000 hectáreas sembradas. Lo que está pasando es que las siembras que empezaban en febrero se atrasarán un mes. La meta es crecer en 220.000 hectáreas la siembra durante el 2016. El objetivo para los próximos tres años es sembrar un millón de hectáreas, y lo vamos a hacer. (Lea también: Precios mundiales de alimentos bajan, pero en Colombia siguen subiendo)
¿En cuánto se calculan hoy las pérdidas por la sequía?
Nadie tiene esas cifras exactas, pero todo agricultor y ganadero ha perdido.
¿Cómo enfrenta el ministerio a su cargo semejante derrumbe?
Fijamos una inversión, en estos tres meses, de cien mil millones de pesos, en tres líneas: fertilizantes, alimentos para ganado y, sobre todo, en temas de agua: pequeños sistemas de riego y extracción de agua del subsuelo.
¿Cómo se distribuye nuestra tierra hoy?
Hay 44,5 millones de hectáreas aptas para agricultura, ganadería y reforestación. Hay siete millones cien mil sembradas. En reforestación hay poco menos de un millón de hectáreas y el resto, en pasturas, es decir, cerca de 36 millones de hectáreas.
Es cierto que está sumamente afectada la ganadería...
Lo está. Nosotros ya repartimos 60.000 toneladas de comida para animales y 100.000 más serán repartidas en estos 3 meses. La conclusión es que este país tiene que empezar a trabajar en agricultura y ganadería como si tuviéramos estaciones. Ya no tenemos 12 meses del año para realizar actividades productivas. Tenemos que ajustar ese calendario de producción porque los cambios de clima ahora son muy notables. Pasaremos de la sequía de verano que vivimos al invierno de grandes lluvias que vendrá en el segundo semestre.
No hay un centímetro del país que no esté afectado por el fenómeno del Niño, dice Iragorri. La imagen es de Sucre. / Foto: Oswaldo Rocha. |
¿Si la situación de la ganadería es tan grave, por qué intervino el Fondo Ganadero?
El cambio climático no tiene que ver con el cambio en la administración del Fondo Nacional del Ganado. Fedegán, en virtud de un contrato suscrito con el Ministerio de Agricultura, administraba el fondo hasta el pasado 31 de diciembre, fecha en la que dicho contrato tuvo vencimiento. En aras de salvar ese fondo, que servía como garante de obligaciones del negocio de frigoríficos Friogán por 70.000 millones de pesos, se intervino porque la banca iba a hacer efectiva esa garantía y se corría el riesgo de perder los recursos que llegan al fondo, que son de todos los ganaderos de Colombia. Por primera vez en la historia de nuestro país, un fondo parafiscal está en Ley 1116, mejor conocida como ley de quiebra. A mí me gusta decir las cosas como son; otros llaman ese proceso como "reestructuración financiera". Es una intervención temporal para salvar el fondo. (Vea: Tomates italianos del futuro para alimentar astronautas)
Pero el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, ha dicho otra cosa: que fue una retaliación de carácter político por su oposición al Gobierno.
El Gobierno no se va a dejar acorralar en una discusión política con cosas que no existen. Lo que estamos tratando de hacer, desde el punto de vista financiero, es sacar los parásitos del Fondo Nacional del Ganado. Lo vamos a desparasitar.
¿La palabra "parásitos" es una metáfora?
Es una realidad financiera. Es que el Fondo Nacional del Ganado se creó para que el país fuera como lo es hoy: libre de aftosa y de otro tipo de enfermedades. Y aun cuando el objetivo de vacunación contra la aftosa se logró, no pudimos acabar con el parásito de la crisis financiera del fondo, y por eso lo intervenimos.
¿Es cierta la acusación de que Fedegán estaba haciendo política con el fondo?
Esa respuesta se la dejo a los asociados de Fedegán. Ellos tendrán que revisarlo. Es una entidad privada libre de tomar las determinaciones que quiera. Nosotros solo sostenemos que, financieramente, la situación era inadmisible y se hacía obligatorio tomar decisiones de Estado para salvar el fondo. Una vez sea saneada financieramente, la administración del fondo se devolverá a los ganaderos.
¿En este lapso, usted qué hará con los recursos del fondo?
Está siendo administrado por Fiduagraria. Se van a utilizar los recursos única y exclusivamente en el pago de la nómina, que suma más de 20.000 millones al año.
¿Por qué tanto?
Eso es lo que hay que preguntarles a los que administraban el fondo. Pero, además de eso, el pasado 31 de diciembre se sindicalizaron los empleados administrativos y los directivos, algunos de ellos con sueldos de más de 13 y 14 millones de pesos.
¿Cómo es eso?
La intervención comenzaba el 1.º de enero de 2016. Y, extrañamente, el 31 de diciembre se crea un sindicato. Yo no soy enemigo de los sindicatos, pero eso fue muy raro. ¿Y, además, cómo se sindicaliza a la gente de un fondo parafiscal si es una cuenta especial?
¿Usted lo que dice es que se sindicalizó la gente de Fedegán?
Eso es lo que creo.
¿Qué va a hacer?
Estamos estudiando jurídicamente si un fondo parafiscal puede sindicalizarse. Si es ilegal, tomaremos decisiones administrativas. Fedegán administraba el fondo, pero hay que separar cobijas: una cosa es Fedegán y otra, el Fondo Nacional del Ganado. Fedegán lo administraba, pero no era el dueño del fondo; los dueños son todos los ganaderos de Colombia. (Además: El caviar, a la conquista del gusto colombiano)
Regresando al tema de agricultura, ¿cuáles son las siembras más afectadas?
Las frutas y verduras. El incremento durante el 2015 en el precio del tomate fue de más del 70 por ciento; el de la cebolla, más del 60 por ciento. Algunos tubérculos como la yuca tuvieron un incremento de más del 40 por ciento. El impacto del Niño ha originado mala calidad en frutas y verduras. Por el exceso de verano, se resecan y no tienen buena calidad. Se importan 45 millones de dólares al mes en frutas y verduras.
¿Cómo buscará sustituir esas importaciones?
Revitalizando el campo sustituiremos los productos que importamos. Le pongo un ejemplo: de la bandeja paisa lo único que queda colombiano es el huevo, y eso que es puesto por una gallina que consume maíz norteamericano. Mire: importamos el 40 por ciento del arroz; en trigo, el ciento por ciento; en maíz amarillo, 3,4 millones de toneladas, o sea el ciento por ciento del maíz para concentrados; importamos la mitad del fríjol y el 60 por ciento de las lentejas que comemos en Colombia. En pescado importamos 40 millones de dólares mensuales.
¿Usted quiere decir que la bandeja paisa ya no es paisa?
Lamentablemente, tenemos una bandeja paisa que hoy no es de productos paisas sino importados. Engordamos a los campesinos del extranjero, mientras la pobreza es made in Colombia.
¿Cuáles son los departamentos más afectados por El Niño?
En agricultura, el Tolima. En ganadería, Sucre.
¿Y van a recibir qué beneficio?
Sucre va a recibir más suplemento para animales que todos los departamentos del país. Tolima, más fertilizantes y más inversiones en riego. En ese orden de ideas, vamos a distribuir equitativamente cien mil millones de pesos para atender en estos tres meses el impacto del Niño.
¿Todo el aumento de precios es debido exclusivamente al Niño?
No, el país importa 10 millones de toneladas de alimento al año, y el mayor valor del dólar se lo trasladaron al consumidor final. Le incrementaron el precio al producto por el tipo de cambio como consecuencia de la devaluación. Cuando uno habla con los productores nacionales, les siguen pagando lo mismo que antes. Pero, para sorpresa, los productos nacionales están más caros en el mercado.
¿Es una queja contra los supermercados?
Sí, de frente. No hay derecho a que hagan lo que están haciendo. El productor recibió este año en enero menos de lo que obtenía el año pasado en el mismo mes; pero el consumidor pagó este año, en muchos productos, el doble de lo que valía en enero del año pasado
¿Usted ha hecho el ejercicio de mirar precios en centros de abasto?
Todos los días, y en los supermercados valen el doble. En algunos es mucho más del doble. Le doy un ejemplo: la papa está hoy a 80.000 pesos la carga, que son dos bultos. En un supermercado, el bulto vale 400.000 pesos.
¿Los supermercados son responsables de la carestía que hay en alimentos?
Ya expliqué los dos efectos tanto por devaluación como por fenómeno del Niño; pero, al mirar el precio de los productos nacionales en los supermercados, podemos decir que tanto los intermediarios como los comercializadores también son responsables de esta carestía. Sí. No tengo ningún problema en decirlo, y tengo cómo demostrarlo. Y no solo los supermercados; también los intermediarios. Por eso estamos trabajando para crear los mercados campesinos. Hay demasiados intermediarios en el negocio de la comida en Colombia. Ganan los de escritorio y se empobrecen quienes sudan la tierra. El campesino sufre por producir y produce para apenas sobrevivir. Al final solo le quedan las manos callosas y los bolsillos vacíos. No es justo. Así no sembraremos paz. A la gente hay que recomendarle que vaya a los centros de abastos y, si tiene carro, ir a uno de los pueblos cercanos a Bogotá, donde venden los campesinos diez veces más barato que en supermercado.
¿Por eso, el efecto de los altos precios de alimentos en la inflación?
Sí, y no sería tan difícil bajarlos si algunos supermercados e intermediarios no estuvieran aprovechando la situación del Niño para subir precios.
¿Qué otros ejemplos tiene de los precios de los supermercados?
Un kilo de carne vale 4.000 pesos en la finca y 16.000 o más en el supermercado; un kilo de naranja valencia vale 1.800 pesos en abastos y más de 5.000 pesos en un supermercado. ¿Se imagina en cuánto la vendió el campesino? Es que aquí le sacan el jugo al campesino y le exprimen la billetera al consumidor.
¿Qué piensa hacer para enfrentar ese problema?
Voy a pedirle su intervención a la Superintendencia de Industria y Comercio.
¿Candidato presidencial?
¿Es cierto que usted aspira a ser candidato presidencial?
Estoy sembrando para la paz de Colombia. A lo único que aspiro hoy es a ser un buen ministro de Agricultura.
En general, los presidentes surgen de ser buenos ministros...
Algunos sí; otros no han sido ni ministros.
¿Pero si logra hacer una buena gestión, no es una buena plataforma para sus aspiraciones futuras?
Mi plan es sembrar paz y ayudar al presidente Santos a sacar adelante a Colombia. En política hay que madrugar todos los días a sembrar para recoger la cosecha. La política es mi campo natural, pero no pienso en candidaturas sino en hacerle frente al fenómeno del Niño y en cómo dignificar a los campesinos y hacer próspera la agricultura.
¿Usted dónde estuvo este fin de semana?
En Boyacá, Cundinamarca y Casanare.
¿Está haciendo la tarea para que lo conozcan?
Claro que sí. Quiero que la gente me recuerde como un ministro 'buena papa' que le cumplió al campo.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO