El Gobierno está a punto de ganarle la batalla al 'Niño'. Y así lo declara el ministro de Minas, Tomás González. "Si ningún nuevo hecho extraordinario ocurre, pasaremos estos últimos 15 minutos que faltan, para ganar el partido", comenta coloquialmente el alto funcionario.
Y para robustecer la confianza en que no habrá racionamiento, el ministro González anuncia que la próxima semana se lanzará un sistema de estímulo al ahorro de energía. Por cada kilovatio que usted ahorre en su casa o en su empresa, el estado le reconocerá una cantidad determinada de dinero, que usted podrá utilizar para pagar la factura del consumo cuando la situación sea normal. (Lea también: Gobierno descarta, por ahora, racionamiento de energía en el país)
El Ministro anuncia otro estímulo para superar la crisis energética, pero en el campo petrolero. Revela que en la próxima reforma tributaria se incluirán alivios tributarios para las compañías petroleras: se crearán bonos para pagar impuestos. Todo -dice- para estimular la inversión petrolera.
¿Cómo atraemos inversión si Ecopetrol está cerrando pozos?
Los inversionistas miran qué tan buenas son las opciones de inversión, y Colombia tiene muchas. Por ejemplo: el gran dinamismo en la exploración en el Caribe, motivado por los hallazgos de gas. (Lea también: Las tres medidas del Gobierno para evitar un racionamiento)
Las compañías petroleras se quejan mucho de la carga tributaria
Así es. Hay que darles estímulos. Es la mejor manera de sembrar recaudo de impuestos y regalías para el futuro.
¿Qué alivios piensa adoptar?
Deben ser alivios que se sientan en el corto plazo, pero sin que atenten contra las necesidades fiscales del país. Esto requiere que se pueda diferir su costo en el tiempo, con mecanismos como bonos.
¿A través de bonos?
Sí. Por ejemplo, un bono que facilite el pago de impuestos y se pueda vender en el mercado para obtener recursos que ayuden a las compañías a mantener la inversión. El bono se hará efectivo unos años después.
¿Esa modalidad vendrá en la reforma tributaria?
Eso hace parte de las ideas que estamos proponiendo para la reforma. Tenemos que tener claro que el mejor seguro para el gasto social y la inversión en infraestructura son la regalías e impuestos que vienen de la minería y el petróleo.
¿Qué opinión ha encontrado en las petroleras?
Han hecho un gran reconocimiento del trabajo que hemos hecho para darles flexibilidad y ayudar a que el ajuste sea lo menos duro posible. Saben que la situación de bajos precios de hoy requiere de cambios urgentes en la parte tributaria y de reducciones mayores en costos de transporte.
En el caso del gas, ¿cuál es el futuro?
Muy positivo con los hallazgos que hemos tenido en el Caribe. El país tiene que volcarse a desarrollar esos campos y a aprender del negocio del gas licuado. Este gas, unido al desarrollo que ya se está haciendo de los campos en Córdoba y Sucre, va a garantizar la oferta en el mediano plazo y a permitir que continúe la revolución que en los últimos cinco años ha hecho posible llevarles gas a 3 millones de familias y usarlo masivamente en vehículos.
Con semejante riqueza en yacimientos, ¿por qué tenemos crisis en gas?
Lo que hemos tenido es un apretón fuerte por este fenómeno del Niño tan duro que aumentó de un día para otro la demanda de gas en 40 por ciento. Cuando termine, en unos meses, la demanda de las plantas de generación térmica que piden gas va a bajar y van a entrar proyectos retrasados, como el trasporte de los campos de Córdoba y Sucre a Cartagena, y la planta de importación de gas para las térmicas.
¿Por qué usted es tan optimista si la realidad de hidrocarburos es de desastre?
Porque ante la actual coyuntura de precios no podemos quedarnos de brazos cruzados lamentándonos. En las crisis hay que reaccionar, ajustarse y prepararse para el futuro. El pesimismo es el mayor enemigo del trabajo duro y la creatividad.
¿Pero el ajuste se hace, precisamente, para acomodarnos a una situación fatal?
El ajuste es para que la crisis afecte lo menos posible y estemos listos cuando vengan mejores condiciones. El enemigo no es la crisis, es el pesimismo.
En petróleo vamos mal, en gas vamos bien... ¿Cómo vamos en carbón?
En carbón la situación es muy difícil. Tenemos reservas enormes, pero el precio internacional está bajando desde mucho antes que el del petróleo y hoy se encuentra en niveles de 40 dólares la tonelada, cuando estaba por encima de 100. A estos niveles de precio, las compañías nos han dicho que operan a pérdida. Este es un panorama preocupante porque recordemos que las regalías mineras son del orden de 2 billones de pesos anuales, y el 85 por ciento proviene del carbón, sin contar los empleos directos que genera este sector. Estamos buscando defender la producción de carbón manteniéndola al máximo posible, y creemos que requiere incentivos.
¿La huelga declarada en Cerrejón es por qué?
Esta huelga fue votada en el marco de la negociación del pliego de la convención colectiva, después de terminar la etapa de negociación directa. Es importante señalar que, después de esta votación de huelga, hay 10 días para que las partes sigan hablando antes de llegar a la hora 0 del paro. Entendemos que hay voluntad de las partes de llegar a un acuerdo y desde el Gobierno Nacional celebramos esto, pues con un paro en Cerrejón perdemos todos: los colombianos, porque perdemos regalías e impuestos; La Guajira, porque el 50 por ciento de su producto interno bruto depende de la mina del Cerrejón, y los trabajadores, porque pueden perder algunos días de salario.
Se aproxima la asamblea de Ecopetrol. Por primera vez en su historia dará pérdidas. ¿Cuál es su mensaje?
Debemos esperar a que Ecopetrol publique sus balances. Sin embargo, la empresa ha hecho un trabajo admirable en el último año para enfrentar la crisis: bajó sus costos enormemente sin sacrificar su producción, terminó la refinería más moderna de Latinoamérica y está construyendo un equipo de exploración de élite para el futuro. Como el resto de empresas petroleras del mundo, no es ajena a que sus precios se hayan caído más del 70 por ciento, pero ha estado haciendo todo lo que debe hacer en esta coyuntura.
¿De qué manera podrá aliviarse la situación de los accionistas si ya está decidido que no habrá dividendos?
La decisión final de los dividendos la tomará la asamblea a finales de este mes. Sin embargo, los accionistas, como dueños de Ecopetrol, deben saber que este es un momento para apoyar el ajuste y prepararse para el futuro.
Hablemos de la situación de energía eléctrica. Algo que, le repito, lo ha identificado a usted es el optimismo. En la opinión pública existe el temor de que, más que optimismo, sea un poco ocultar la verdad...
Rechazo completamente cualquier insinuación de ese tipo. Todo lo que hemos dicho se ha basado en el análisis y la información que nos da XM, que es la fuente oficial de cifras del sector y que tiene los mejores modelos de la situación energética. De hecho, las comunicaciones públicas acerca de lo que ha pasado en estos días las hemos hecho con ellos de manera abierta y transparente.
En consecuencia, ¿usted descarta el racionamiento de energía no por optimista sino porque, bajo las circunstancia de hoy y a pesar de la estrechez y la emergencia, no es una medida indispensable hoy?
La información que tenemos de los últimos análisis que se hicieron a principios de la semana es que en las condiciones actuales, y con las medidas que estamos tomando, debemos ser capaces de pasar este Niño. Eso sí, como también lo he dicho desde el primer momento, el incendio en la planta de Guatapé y el daño en la turbina de Termoflores en la parte más crítica de este Niño tan duro nos dejan al límite. Estamos en una situación muy difícil que evoluciona a diario. En el momento en que los modelos muestren una situación diferente, seremos los primeros en decirlo.
¿Entonces por qué la Contraloría dice que el apagón es inevitable?
Lo que hace la Contraloría es advertir lo apretado que está el sistema por estos daños inesperados en dos de las principales plantas. Sus advertencias coinciden con lo que hemos dicho en el sentido de que el sistema está muy apretado.
¿No hay contradicciones en las posiciones de ustedes?
No las hay. Íbamos muy bien hasta los daños de las plantas, lo que ha puesto el sistema al límite. En eso coincidimos.
Permítame transmitirle una crítica que hace la opinión pública a una afirmación suya. Usted dice que no hay peligro de apagón por ahora. Para el común de la gente, ese "por ahora" significa que lo habrá más adelante...
Estamos haciendo hasta lo imposible para que no haya cortes: importar la máxima cantidad de energía de Ecuador, aprovechar al máximo las plantas térmicas, utilizar la mayor cantidad posible de agua de los embalses, aprovechar al máximo la autogeneración y fomentar el ahorro. Estas son las medidas que nos ha correspondido tomar.
¿Mientras usted pide ahorrar energía y agua, sin medidas diferentes a la invitación, no está dando indicaciones de que no hay tanta emergencia? ¿Su optimismo no contradice un poco esa invitación?
Perdimos en unos pocos días más del 10 por ciento de la energía del sistema. La situación sí es muy difícil, y eso la gente lo tiene que tener claro. Ahorrar es indispensable para que no haya cortes.
¿Su actitud de responsabilidad lo lleva a afirmar hoy que no hay riesgo de apagón?
Mi actitud de responsabilidad me lleva a decir lo que nos dicen los modelos oficiales y a tomar todas las medidas posibles para evitar problemas.
La afirmación que hace de no apagón no es por lo que desea sino por la realidad...
Así es.
Se advierte cierta indisciplina ciudadana en el ahorro. ¿Piensa estimularlo?
Sí, daremos un beneficio financiero por cumplir una meta de ahorro. Por cada kilovatio que no se consuma para llegar a esa meta, los usuarios recibirán un beneficio en pesos que se refleje en la factura.
¿Eso rige a partir de cuándo?
Desde la próxima semana.
Le voy a hacer una pregunta a usted, no como ministro de Minas sino como miembro del gabinete. ¿Por qué la opinión pública cree que el Gobierno no va bien?
Hay un pesimismo que no permite que se vea el trabajo del Gobierno y hace que se olviden logros importantes. Déjeme darle un ejemplo: como estamos hace muchos meses con cese del fuego, la gente parece que olvidó lo que es el día a día de la guerra: sangre, destrucción, conflicto. Lograr esto no ha sido fácil, y mucho menos estar ad portas de terminar un conflicto de 50 años. Eso pasa también en otros frentes. Esto no pretende desconocer los retos que hay, pero sí destacar un trabajo serio y permanente que nos ha traído grandes logros económicos y sociales, y que nos permitirá alcanzar la paz.
¿En el campo energético, el fin del terrorismo...?
Lo que hemos vivido en esta época de tregua nos ha mostrado los beneficios de la paz. Cuando la tregua se rompió el año pasado, vimos lo que es volver a la violencia, a los ataques a la infraestructura, a dejar poblaciones enteras como Tumaco sin agua, a dejar poblaciones enteras sin energía. Con la Paz, el sector minero-energético podrá generar los impuestos y regalías que el país necesita para el posconflicto. Estoy convencido de que cuando los colombianos tengan en frente la posibilidad de acabar con 50 años de guerra tan dolorosos y tan sangrientos, lo van a hacer. Más allá de polarizaciones y de cálculos electorales, la gente quiere la paz. No podemos olvidar los horrores de 50 años de guerra.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO