El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, hace en la siguiente entrevista una radical defensa de su obra de gobierno y asegura que, “si no hay fraude”, su mandato no será revocado.
También afirma que su aspiración es “cambiar al país”. “Y comenzaré cambiando a Bogotá”, agrega.
Petro culpa al partido Cambio Radical de dirigir la oposición política contra él y achaca las críticas que se escuchan en sectores de la ciudad contra su gestión a que “siempre habrá resistencia a los cambios”.
¿Cómo cree usted que va su gobierno?
Me siento satisfecho. Casi todas las metas del programa de gobierno se están cumpliendo. Nosotros hicimos una apuesta en tres dimensiones: la primera, superar la segregación social; la segunda, adaptarnos al cambio climático y la tercera, defender lo público.
Me parece que la opinión pública piensa lo contrario. Por ejemplo, la doctora Adriana Córdoba, esposa del exalcalde Antanas Mockus, nombrada por usted como veedora, ha dicho que el nivel de ejecución presupuestal suyo es muy bajo…
Dijo que se había ejecutado el 26 por ciento. Es una evaluación de ejecución presupuestal en la mitad del camino. Se mide la ejecución al final. Si suma la ejecución realizada y la que está en proceso, obtendría una ejecución cercana al 50 por ciento.
¿Está viendo la ciudad las obras que usted se comprometió a realizar?
Indudablemente.
¿Como qué?
Tenemos 80.000 jóvenes estudiando ocho horas diarias. Tenemos 30.000 nuevos niños y niñas atendidos en el sistema de integración social distrital. Cayó la desigualdad y cayó la pobreza. Aumentó el empleo de calidad.
¿En su campaña, usted no ofreció integrar a 200.000 niños?
Sí. Esa es la meta, pero hemos avanzado muchísimo. Nunca antes había crecido tanto la atención de niños. En el 2011 había 48.000 niños atendidos y hoy tenemos 80.000 en la Secretaría de Integración Social; había 5.000 niños estudiando ocho horas diarias, y hoy tenemos 80.000.
En 2011 solo había un colegio con 3 megas de Internet, y hoy hay 240 colegios con 30 megas de Internet, con lo que eso significa para la educación pública. En el 2011, el presupuesto de la educación era de 2 billones de pesos; hoy es de 3 billones y medio. El salto educativo que está dando Bogotá es, y lo subrayo, revolucionario.
La ciudad, en general, tiene otro concepto de su gestión. ¿Por qué?
La mayor parte de la ciudad me apoya. El respaldo es menor en estratos 5 y 6.
¿Cómo explica que la propuesta de revocar su mandato haya tenido tanto apoyo?
Son menos las firmas que los votos que yo conseguí.
Pero parte de quienes votaron por usted dicen ahora que no sabían de lo que llaman su “incapacidad” como gobernante.
Creo que ahora tengo más votos que los que obtuve en las elecciones.
Es decir, ¿usted no le teme a la votación para revocar su mandato?
Para nada. Yo le temo al fraude.
En este momento, además, la Corte Constitucional estudia la exequibilidad de una ley que rebaja el umbral necesario para revocarlo. Si la Corte la aprueba, y lo aprueba con retroactividad, no serían necesarios 1,2 millones de votos para revocarlo, sino unos 700.000. ¿Usted tiene claro eso?
Tengo claro que expidieron una ley con el único propósito de impedir que por primera vez un gobierno de izquierda, que llega al poder por votación, pueda prosperar. Pero no le temo a eso.
¿La ley se presentó exclusivamente para revocar su mandato?
En los corrillos del Congreso la llaman la ‘ley Petro’.
¿Usted cree que será revocado?
No. Seremos refrendados.
¿Y si es revocado?
Pues me voy a mi casa a cuidar a mis niñas.
¿Qué pasa si usted es refrendado?
Que multiplicamos por dos la inversión social en Bogotá.
Su exsecretario de Gobierno Guillermo Asprilla comentó alguna vez que el objetivo suyo es alcanzar la Presidencia de la República. ¿Es así?
La Presidencia no es una obsesión para mí.
¿Cuál es su obsesión?
Cambiar el país. Desde cuando tenía 13 años, ese ha sido mi objetivo.
¿Por qué cambió la vía de la guerrilla por la institucional para ese objetivo?
Cuando entré a la guerrilla, quise cambiar el país por fuera del Estado, y desde que dejamos las armas quiero cambiar al país desde el Estado. Para hacerlo, mi propósito inmediato es cambiar la ciudad.
El proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que usted presentó hace parte de ese propósito?
Sí.
El POT vigente tiene más de 400 artículos y la reforma del POT tiene más de 500. No es una reforma, sino un nuevo POT.
No. La reforma del POT es un ordenamiento de los artículos del POT vigente, fundamentalmente. Por eso tiene casi los mismos artículos. El POT del 2000 es el producto de un pulso entre el proyecto de Peñalosa y el de los ambientalistas. Los ambientalistas ganaron ese pulso; por eso, yo no cambio el POT, solo lo reformo.
En ese mismo Concejo dijeron que los 15 primeros artículos son evidentemente reformas. Los 400 y pico restantes son totalmente nuevos…
Entonces debieron haber aprobado los 15 primeros artículos.
Pero como se negaron, ¿qué va a pasar con el POT?
La Ley 810 del 2003 establece que el Alcalde puede sacar por decreto las reformas del POT si el Concejo no las aprueba.
¿La decisión suya es dictar por decreto el POT?
Lo que quiero es que las reformas salgan por acuerdo del Concejo. Si no se logra, la ley establece la facultad de expedirlas por decreto.
¿Y eso es lo que usted va a hacer?
Ya lo veremos en su debido tiempo.
Una de las críticas que en el Concejo se hizo al proyecto es que la libertad de suelos que propone le crearía a Bogotá un desorden sin nombre…
Al contrario, la ciudad ya está desordenada. Lo que nosotros proponemos es ordenarla reglamentando cómo se combinan los usos del suelo. El POT vigente no lo reglamentó y por eso hay desorden: tabernas al lado de universidades, discotecas al lado de colegios, bares junto a ancianatos, prostitución en las calles. Eso es lo que existe hoy. Lo que proponemos es ordenar todo eso y hacerlo con prioridades.
¿Cuál es la máxima prioridad?
En Bogotá no se debe construir sin entregarle a la ciudad espacio público. Y le voy a poner el ejemplo clásico: el edificio Bacatá. ¿Cómo es que el POT vigente permite construir un edificio de 60 pisos para utilidad exclusiva de su constructor y no hay un centímetro cuadrado de espacio público que se le entregue a la ciudad?
En ninguna parte del mundo se permitiría un POT que produzca tamaño daño a la ciudad. En Cedritos, para ponerle otro ejemplo, las casas las volvieron edificios, pero no se amplió un centímetro cuadrado el andén, no hay nuevos parques. Una ciudad moderna no permite eso. Toda construcción debe aportar en la generación de espacio público. Los intereses privados de ciertos constructores, no de todos, se oponen porque eso disminuye sus ganancias.
Otra de las críticas que le hacen es que está convenciendo a concejales que no eran afectos a su causa de ingresar al gobierno a través de puestos.
La política consiste en convencer.
¿Convencer al Concejo?
Sí. Por algo crece la histeria de los que se oponen radicalmente a todo lo que diga el gobierno. Es porque estamos, con argumentos, convenciendo a muchas personas de las bondades de las reformas del POT; entre ellas, a concejales.
Pero parece que no lo ha logrado...
El más interesado en que no se reforme el POT es Cambio Radical.
¿Y eso no es legítimo, cuando, como en este caso, una actividad se siente amenazada?
Eso puede ser legítimo, pero el objetivo de Cambio Radical era no permitir las reformas del POT.
Si fuera solo una actitud política, ¿por qué la construcción de vivienda en Bogotá está detenida? Los constructores se están yendo de la ciudad.
Si eso fuera cierto –no me refiero a que haya caído la construcción de vivienda, sino a que es por culpa de nosotros–, la construcción de vivienda en todo el país estaría creciendo y en Bogotá no.
¿Y no es así?
Han caído 170.000 puestos de trabajo en el país; de estos, 80.000 en Bogotá. Es decir, la caída de viviendas es nacional. No es cierto lo que usted me acaba de decir: que los constructores dejaron de construir aquí y se fueron a otra parte del país. No. La construcción de vivienda está cayendo en toda Colombia. Mire: la tasa de desempleo cayó en Bogotá. Pasamos de 9,6 por ciento de desempleo hace un año a 9,2 por ciento. De cada 5 puestos de trabajo que se crean en el país, 4 son de Bogotá.
Usted critica a Cambio Radical en el Concejo. En el campo nacional, Germán Vargas Lleras, como ministro de Vivienda, fue permanente crítico suyo. Y ahora su sucesor, Luis Felipe Henao, lo acaba de hacer. ¿Es un choque con ese partido?
Cambio Radical debería mostrar las cifras nacionales. ¿Por qué no las muestra? Porque entonces la crítica iría a su propio ministerio. ¿Por qué está cayendo la vivienda en toda Colombia? Eso no es culpa del Alcalde. Dicen en Cambio Radical que en el país la vivienda está bien y solo en Bogotá está mal. Eso es mentira. Es la forma de excusar una quiebra que hay en la política de vivienda a nivel nacional, un fracaso en esa política.
¿Fracaso, cuando están en construcción 100.000 viviendas gratis?
Entonces, ¿cómo se pierden 163.000 puestos de trabajo en construcción de vivienda?
¿Dice usted que el crecimiento de construcción de vivienda en el país es mentira?
La vivienda de interés prioritario, que es lo que se han dedicado a tratar de construir, no es la vivienda en Colombia. La vivienda es para todos los estratos. Hay un esfuerzo que yo aplaudo. Bogotá construyó 4.000 el año pasado, y esperamos llegar a 7.000 este año. Y ahí están los lotes que le entregué al Ministerio de Vivienda, donde no han hecho nada. La verdad es que el conjunto de la construcción de vivienda se ha desplomado en Colombia. Creo que no se ha dado la discusión como hay que darla. No olvide que la crisis económica de Estados Unidos y de Europa comenzó fue precisamente por lo mismo, por la caída de la construcción.
Además, los precios de la vivienda son exageradamente altos porque las utilidades de los constructores son muy altas y porque el precio del suelo es alto. Por eso, si usted quiere reducir el precio del suelo, debe, en el caso de Bogotá, verticalizar la construcción. Eso es precisamente lo que propongo en el POT y es a lo que se oponen en el Concejo los mismos voceros políticos del exministro Vargas.
Entonces, si las cosas van tan bien, si usted está cumpliendo lo que prometió y si esta ciudad mejora, ¿por qué cree que un sector de la población de Bogotá está tan inconforme con usted y pide su revocatoria?
Porque siempre habrá resistencia a los cambios; porque siempre habrá un interés particular que no ve los logros del interés general; porque para ciertos sectores de la sociedad es más importante tener autorrutas para carros particulares antes que los niños y las niñas tengan estudio.
¿Y esa que usted llama “resistencia a los cambios” no producirá su revocatoria?
Repito: si no hay fraude, no.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO