El padre jesuita Francisco de Roux
es uno de los teólogos más respetados del país. En temas campesinos y
de construcción de paz ha sido destacado como verdadero apóstol.
Este
hombre, que estudió Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana y
realizó un doctorado en Economía en La Sorbona de París y una maestría
en la London School of Economics, afirma sin dubitación que la Iglesia
no ha encontrado el "lenguaje que logre entregar el mensaje del
evangelio".
Habla sobre la paz y alude tanto al presidente Santos como al expresidente Uribe. "La paz es la responsabilidad ética y política más importante que tenemos todos", dice.
¿Quién era Jesús?
Un
hombre extraordinariamente sencillo y claro. No hizo estudios
especiales, no pertenecía a la tribu sacerdotal, no era del grupo de los
fariseos ni del sacerdocio de Israel. Su vida fue hacer y comunicar la
voluntad de Dios en el servicio a los demás.
¿Sabía leer y escribir?
Sí,
por supuesto. El evangelio de Lucas lo presenta en la sinagoga leyendo
"el espíritu del señor está sobre mí porque me ha enviado para anunciar
el evangelio a los pobres, para traer la vista a los ciegos, para
liberar a los cautivos".
¿En dónde estudió?
En la vida corriente, seguramente.
¿Qué idioma hablaba?
Arameo y quizás hebreo. Tal vez algo de griego koiné, lengua común del Imperio romano, equivalente al inglés de hoy.
¿Él sabía escribir griego?
No. Es posible que pudiera hacerlo en arameo, pero no dejó nada escrito.
¿Los textos de los evangelistas pueden considerarse históricos?
Los
textos evangélicos recogen los relatos de las comunidades que dan
testimonio de su fe en el misterio de Dios en Jesús después de la
resurrección. En esos relatos, hechos a la luz de la crucifixión y la
experiencia de la resurrección, las comunidades presentan la comprensión
de lo que vivieron con Jesús y por qué creen en Él; no pretenden ser
textos históricos.
Los cuatro evangelistas -Mateo, Marcos, Lucas
y Juan- fueron contemporáneos de Jesús y, en los textos que se les
atribuyen, recogen esas elaboraciones testimoniales comunitarias,
basadas en quienes compartieron con Jesús.
¿Por qué a Juan se lo considera el discípulo más amado?
Es el único que estuvo junto a la cruz, al lado de María y de otras mujeres, todos los demás salieron corriendo. Ese es Juan.
¿Quiénes salieron corriendo?
Todos los discípulos excepto Juan, a quien Jesús, muriendo, le encomienda su madre.
¿Por qué huyeron?
Se
llenan de miedo y se sienten fracasados. No comprendieron por qué a
Jesús lo matan, tenían la ilusión de que Él iba a ser el gran liberador
de Israel y de que, incluso, les iba a dar puestos importantes cuando
triunfara como Mesías. Fue necesaria la experiencia de la resurrección
para que se transformaran y comprendieran realmente por qué y cómo Jesús
era el Salvador esperado.
¿Jesús era un hombre normal como usted?
Y como usted y sus lectores. Normalísimo.
¿Murió como cualquier ser humano?
Como cualquier ser humano, completamente.
¿Su cadáver qué se hizo?
No
lo sé, porque la resurrección no es la animación de un cadáver. Es un
hecho apreciable en las personas que viven la transformación que el
impacto de Jesús resucitado les produce. Una transformación que es
imposible sin la gracia de la fe.
Dijo usted que los apóstoles huyeron pensando en que los había engañado...
Sí, claro. Hasta el mismo Jesús se sintió fracasado en el momento de la muerte.
¿Fracasado en qué?
Jesús
sabe que lo van a matar por hacer la voluntad de Dios; los romanos y
los judíos no entendieron lo que Él anunciaba, y por eso lo matan. Sus
discípulos tampoco entendieron.
¿No entendieron qué?
El
misterio de Dios creador, que se manifiesta en Jesús y que nos crea a
todos por amor; un Dios cercano al ser humano y misericordioso, que no
tenía nada que ver con el poder, que no le interesaba la riqueza, que
estaba al lado de los pecadores, que no necesitaba del templo porque lo
podríamos encontrar en todas partes; un Dios que ponía primero la
compasión con el que sufre que el culto religioso, que nos reconciliaba a
todos con Él, no porque cumplíamos la ley, sino porque creíamos en el
misterio que finalmente se iba a manifestar en el escándalo de la muerte
y la fuerza de la resurrección. Los discípulos estaban en otra cosa.
Esperaban, con los demás judíos del momento, un Mesías poderoso, que iba
a traer una teocracia en la que Jerusalén sería el centro del mundo.
¿Jesús se creía Dios?
No.
Lo que aparece es que Jesús histórico afirma sin ambages que Él es uno
con Dios, porque lo que anuncia con su vida y su palabra es que Él está
totalmente identificado con la voluntad de Dios, que le da la
existencia. La revelación plena del misterio solo se da después de la
muerte y la resurrección.
¿Para los romanos, quién era Jesús? ¿Por qué lo consideraban un peligro?
Porque
Jesús no aceptaba que el emperador fuese divino, como decía en las
monedas -'Tiberio hijo del divino Augusto'- y porque conmovía las
multitudes en un contexto de mucha violencia en Israel. Ellos estaban
muy prevenidos.
¿Por qué matan a sus discípulos y a Jesús?
Porque
los consideraron una amenaza para el Imperio romano, tanto más cuanto
que el Sanedrín acusó a Jesús ante Pilatos de querer ser el rey de los
judíos contra la soberanía del césar. Por su parte, los judíos no podían
entender que ese fuera el Mesías, y lo consideraron un impostor y un
blasfemo.
¿Los judíos esperaban a un Mesías que los liberara de Roma?
Sí,
y se encontraron con este hombre sencillo al que no le importa el
poder, que no quiere tener ejército; que predica un Dios desarmado, amar
a los enemigos, hacer el bien a los que producen el mal, poner la otra
mejilla con dignidad ante la violencia. Eso fue lo que conmovió a
Mahatma Gandhi y a Martin Luther King. Jesús no tiene ejércitos. Todo lo
que predica Jesús es el amor absoluto de Dios, que ama a cada ser
humano hasta querer identificarse con nosotros si nuestra libertad
permite que Dios acontezca en nosotros.
¿Jesús hizo milagros?
Se
trata de relatos simbólicos, como el episodio de Lázaro, que tiene
hondo significado: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí
aunque haya muerto, vivirá".
¿Dios es creación humana? ¿No es la explicación de lo inexplicable?
No
podemos llegar a Dios por la ciencia, porque lo que nos permite esta es
conceptualizar y entender a los seres finitos. Dios es un misterio sin
límites ni origen en el tiempo. Pero lo podemos experimentar en nosotros
mismos como la presencia fundamental que nos crea por amor y nos mueve a
amar a los demás.
¿Quién creó el mal?
Dios, en
nosotros, nos hace libres porque nos ama. Libres para que, si queremos,
podamos amar a Dios y a los demás, y si no queremos, no. Esa es una de
las cosas más bellas del amor, cuando el padre deja a sus hijos en
libertad.
¿Jesús pudo haber sido un guerrillero de nuestra época?
No.
Jesús no está en la lucha política, no le interesa el poder. Le importa
cada ser humano. Su causa tiene una apuesta gratuita en la que todos
ganamos si nos acercamos a los que sufren en solidaridad, si decimos la
verdad, si perdonamos sin esperar nada a cambio. Y esto es lo contrario
de la lucha política partidista, en la cual nada es gratuito. Pero,
además, Jesús no puede ser guerrillero porque anuncia a un Dios
desarmado. Con Él se acaba el Dios de los Ejércitos del Antiguo
Testamento. Si Jesús hubiera sido un guerrillero, en la última cena les
habría dicho a los discípulos: "Tráiganme en este cáliz la sangre de
soldados romanos". En cambio, dijo: "Este es el cáliz de mi sangre,
derramada por todos ustedes".
¿Cuál es su opinión sobre no creer en la virginidad de María?
María
es grande porque es la mujer totalmente fiel a la voluntad de Dios: "He
aquí la esclava del Señor". La verdadera compañera de Jesús antes, en y
después de la cruz. Virgen por su entrega, por su transparencia, por su
grandeza femenina. Ella estuvo al lado de la primera comunidad
cristiana que sufrió persecución, muchos fueron asesinados. Por eso es
la madre de la Iglesia.
¿Por qué la gente se ha alejado de la Iglesia?
Porque
la Iglesia no ha encontrado aún el lenguaje que logre entregar el
mensaje del evangelio a la diversidad de culturas y a las nuevas
generaciones. Segundo, por la banalización de las exigencias del amor en
serio. Tercero, por los escándalos de pederastia de sacerdotes, que han
minado la autoridad moral de miles de personas que en la Iglesia hacen
el bien con integridad y generosidad. Cuarto, por la falta de un
compromiso unificado y contundente de la Iglesia en la defensa pública
de la justicia social, de los derechos humanos, de los excluidos, de las
víctimas, de la paz y de la protección de la tierra como casa común.
¿Usted es partidario de mantener el celibato?
Pienso
que el celibato es un carisma espiritual y libre al que se sienten
llamadas personas con vocación de entregar la vida totalmente a una
causa. La vocación al sacerdocio y la necesidad del ministerio para la
evangelización no son para mí lo mismo que la vocación al celibato.
Confío en que la Iglesia toda, no solo la jerarquía, llegue a un momento
en que madure el asunto, hasta establecer la separación de las dos
cosas, y tendremos sacerdotes célibes, religiosos o no, y sacerdotes
casados.
¿Qué significa para usted la paz en Colombia?
La
responsabilidad ética y política más importante que tenemos los
ciudadanos aquí. Como cualquier colombiano, tengo críticas al gobierno
de Santos, pero siento profunda admiración por un Presidente que se jugó
todo para que terminaran el conflicto armado y la victimización causada
por la guerra. Y eso lo hizo sin mentiras, con seriedad, sin falsas
expectativas, con paciencia y con un equipo muy profesional.
Con
respeto por él, y sin pretender irrespetar a Álvaro Uribe ni dejar de
valorar el cambio tan serio que ha habido en las Farc, lo que me importa
en la paz no es el futuro político de Santos, ni el de Uribe ni el de
las Farc, sino la posibilidad de que en Colombia podamos vivir como
seres humanos. La paz hay que protegerla de los que quieren convertirla
en bandera política a favor o en contra para obtener votos, porque la
paz es un valor gratuito del que depende nuestra dignidad.
¿En qué consiste su idea de crear 400.000 empleos para reforestar el país?
Cerca
de tres millones de personas tienen derecho al trabajo, y nadie les da
empleo. El país, rico en capital natural, es todavía el segundo en el
mundo en ecosistemas. Pero al mismo tiempo estamos destruyendo ese
capital. Por la deforestación, cada día los ríos se llevan al mar un
millón de toneladas de suelo. Esta destrucción está aumentando de manera
notoria las amenazas contra la vida humana, como estamos viviendo en
Mocoa, y está acabando con todas las formas de vida, como ha ocurrido
con los peces.
Los 400.000 empleos, que son solo el 14 por ciento
de todos los desempleados, son para ser preparados y programados de
manera interdisciplinaria, para trabajar en una sola empresa, con
perspectiva de conjunto, capaz de abarcar coordinadamente el cuidado de
las poblaciones ribereñas, la reforestación de las montañas, el
monitoreo de la pérdida de los suelos, la sustitución de la coca, la
terminación de la minería destructora, la generación de turismo
ecológico y la preservación de los paisajes.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO