Un
escándalo similar al de la compañía brasileña Odebrecht,
pero esta vez realizado por la empresa española Inassa,
ha sido descubierto. Tres gerentes de la Sociedad de Acueducto, Alcantarillado
y Aseo de Barranquilla, conocida como Triple A, fueron citados a juicio
disciplinario por la Procuraduría General de la Nación, dentro de la
investigación de los hechos de corrupción de lo que se llama en España el caso
Lezo.
Se trata de desviaciones de dineros de varias empresas de servicios públicos en
Colombia y por lo menos en siete países de la región, que terminaron
beneficiando a la compañía Canal de Isabel II, una de las empresas de servicios
públicos de Madrid.
La
diferencia entre Odebrecht de Brasil e Inassa de España es esta: mientras las
autoridades de España ofrecen toda la cooperación para la investigación, las
autoridades del Brasil la niegan, pues no han respondido un solo requerimiento
de la Procuraduría de Colombia.
Estas revelaciones las hizo en dialogo con EL TIEMPO, el procurador general de
la Nación, Fernando Carrillo. El alto funcionario considera que en
Colombia "pasamos de los carteles de la droga a los carteles de la
contratación".
¿Cómo se conoció la desviación de
dineros en el caso de Barranquilla?
Descubrimos que había un contrato de asistencia técnica cuya remuneración a
favor de Inassa corresponde al 4,5 por ciento de la facturación de la Triple A
de Barranquilla. La Triple A es la compañía pública de Barranquilla que presta
los servicios domiciliarios de aseo, alcantarillado y agua de esa ciudad.
Inassa, una compañía española, suscribió en 1996 un contrato para hacerse
accionista de la Triple A, en el que reconocían un cargo por el gerenciamiento.
Posteriormente, en el año 2000 apareció una figura de un contrato de asistencia
técnica entre la Triple A e Inassa, filial para Latinoamérica del Canal de
Isabel II, piedra fundamental del escándalo de corrupción que se investiga por
la desviación de recursos públicos.
¿Pero la Triple A de Barranquilla no es
una empresa oficial?
Sí, es una categoría especial de entidad pública. Es una empresa prestadora de
servicios públicos creada por el Concejo de Barranquilla y la composición de su
capital es mixta. El Estado tenía el 84,5 por ciento de capital y en un proceso
de capitalización, que es la primera línea de investigación de la Fiscalía y la
Procuraduría, se redujo el capital público paulatinamente hasta llegar
actualmente al 14,5 por ciento. Inassa tiene hoy el 84,5 por ciento. Por estos
hechos en España y en Colombia se adelantan las investigaciones por lo que se
conoce como caso Lezo, sobre los presuntos sobrecostos y actos de corrupción en
el proceso de adquisición, capitalización y descapitalización de las acciones
de la Triple A, y que el fiscal Néstor Humberto Martínez ha
llamado la operación Acordeón.
¿Quién o quiénes marchitaron el capital
oficial y privatizaron la empresa?
Eso es lo que estamos investigando con la Fiscalía, en el marco de una mesa de
trabajo con la Fiscalía española. Cuál fue el entramado que permitió que esa empresa
española se apropiara de 100 millones de dólares, desde el año 2000.
¿Tanto dinero?
Más de 100 millones de dólares salieron de la empresa Triple A hacia Inassa, y
nadie ha podido explicar dónde está ese dinero. La Superintendencia de
Sociedades esta también investigando esto.
"Más de 100 millones de dólares salieron de la empresa Triple A hacia Inassa, y nadie ha podido explicar dónde está ese dinero"
¿Y qué ha hecho la
Procuraduría para investigar semejante irregularidad?
Acabamos de citar a juicio disciplinario público a Ramón Navarro Pereira, Julia
Margarita Serrano Monsalvo y Ramón Heráclito Hermer Redondo, en su condición de
gerentes generales de la Triple A, por esos hechos; es decir, la ejecución del
contrato de asistencia técnica suscrito entre Interamericana de Aguas y
Servicios, o sea Inassa y la sociedad Triple A.
¿Pero con quién o
quiénes se firmaban los contratos de asistencia técnica?
Fue firmado por Luis Nicolella de Caro, en representación de Inassa, y
Francisco Olmos Fernández, de la Triple A.
¿En qué consistía la asistencia
técnica?
Según lo escrito, Inassa prestaría asistencia técnica genérica a la Triple A.
No encontramos soportes ni evidencias de que ese servicio pagado se hubiera
prestado.
¿Por qué se cita a audiencia pública a
los tres exgerentes de la Triple A?
La falta imputada consiste en "apropiarse directa o indirectamente en provecho
propio o de un tercero, de recursos públicos o permitir que otro lo haga; o
utilizarlos indebidamente", falta que fue calificada como gravísima a título de
dolo para los señores Navarro y Serrano y de culpa gravísima para
Redondo.
¿Y qué se ha hecho sobre el proceso de
descapitalización de la Triple A?
La Procuraduría interviene a través de una acción popular instaurada por los
ciudadanos, para defender el patrimonio público. La Fiscalía investiga los
actos de corrupción relacionados con la simulación de órdenes de servicio para
beneficiar a terceros por cerca de $ 27.000 millones. Y la Procuraduría,
adicionalmente, investiga el uso de los subsidios por el orden de $ 70.000
millones.
¿Todos los contratos de asistencia
técnica eran ficticios?
Sobre este punto Edmundo Rodríguez Sobrino, el hombre fuerte de Inassa en
Latinoamérica, quien vivió muchos años en Barranquilla, ha reconocido a la
justicia española que cobraba por una asistencia técnica que no daba. ¿Qué fue
lo que descubrimos? Un sifón por donde se fue el 4,5 por ciento de los recursos
desde el año 2000 hasta el 2017, cuando nosotros pedimos la suspensión del
contrato. La cuenta suma ya más de 80 millones de dólares en lo que se refiere
a ese aberrante uso de la figura del contrato de asistencia técnica.
"¿Qué fue lo que descubrimos? Un sifón por donde se fue el 4,5 por ciento de los recursos desde el año 2000 hasta el 2017, cuando nosotros pedimos la suspensión del contrato"
¿De cuánto estamos
hablando?
Las platas son 237.000 millones en contratos de asistencia técnica, 27.000
millones en órdenes de servicios y 70.000 millones en subsidios. Todo eso suma
334.000 millones de pesos, que son más de 100 millones de dólares.
¿Quién diseñó y ejecutó ese entramado?
Los gerentes de la Triple A en Barranquilla e Inassa. La justicia española está
juzgando a los directivos del Canal II y de Inassa, entre ellos Rodríguez
Sobrino, quien aparentemente está colaborando con la justicia española. Es una
sucesión de contratos que no tuvo vigilancia de la Alcaldía de Barranquilla desde
el 2000 hasta hoy.
¿Este es un escándalo muy similar a
Odebrecht?
Así es. Un esquema de corrupción que ha funcionado en toda América Latina, como
lo reconoció el expresidente de Inassa, en donde se están investigando pagos de
sobornos y, en este caso particular, se llevan recursos de los ciudadanos que
pagan tarifas de servicios públicos, subsidiadas en la mayoría de veces por el
Estado, que terminan fraudulentamente en manos de Inassa: serían presuntos
pagos ilegales por contratos inexistentes.
"Se están investigando pagos de sobornos y, en este caso particular, se llevan recursos de los ciudadanos que pagan tarifas de servicios públicos, subsidiadas en la mayoría de veces por el Estado"
¿De qué manera el
Gobierno de España coopera con la Procuraduría y la Fiscalía?
Hay una estrecha colaboración con España. A diferencia de la nula cooperación
judicial de la Procuraduría de Brasil, que no ha colaborado en nada en la
investigación que ha adelantado el Ministerio Público colombiano contra los
ejecutivos de Odebrecht. La Procuraduría brasilera -que es la Fiscalía-, no ha
prestado ningún tipo de ayuda; todo ha llegado por otras fuentes y es bastante
deficiente, porque mantienen la tesis absurda de que ellos entregan pruebas
pero nadie puede utilizarlas contra los ejecutivos brasileros.
Es la ley del embudo: nos dicen "ustedes persigan a sus corruptos en Colombia y
nosotros les ayudamos a castigarlos allá, pero nuestros corruptos son un asunto
de la justicia brasilera". Son intocables. Se olvidan que hubo ejecutivos de
esa compañía que estuvieron en el país y fueron los protagonistas de esa
catástrofe ética que ha significado Odebrecht y ha afectado gravemente el
patrimonio público colombiano y la moralidad. Nuestra preocupación es hoy cómo resolver
que Odebrecht indemnice a Colombia y repare el inmenso daño causado.
¿Entonces Brasil no ha colaborado?
No ha colaborado. Hay una anécdota: el anterior Procurador de Brasil dijo en
una reunión de fiscales y procuradores latinoamericanos hace un año: "Lo único
que les pido es que adelanten sus investigaciones, que aclaren esos escenarios,
pero por favor ayúdennos a que la empresa pueda seguir operando en su país". La
cooperación ha sido nula y las ofertas de reparación hasta el momento, insuficientes.
Todo esto ha sido un vendaval que se ha llevado hasta el presidente del Perú. Nada le
ha hecho mayor daño a la estabilidad política de la región, a la democracia y
por supuesto al desarrollo de nuestros países que todo ese escándalo de
Odebrecht.
¿Cómo compararía su denuncia a Inassa
de España con Odebrecht de Brasil?
Colombia ha pasado de los carteles de la droga a los carteles de la corrupción:
de la salud, el sida, el bastón, los enfermos mentales, la hemofilia,
el síndrome de Down; más los carteles de la contratación pública: del PAE, que son
los carteles de la nutrición infantil; y los carteles de tierra en tema de
restitución.
La corrupción antes era generada por el narcotráfico y ahora, por los carteles
de la corrupción, que son crimen organizado puro. La corrupción es la peor
amenaza a la democracia y es fuente de desconfianza ciudadana en las
instituciones. Colombia reclama una revolución de la ética, para que ser pillo
deje de dar estatus y los modelos culturales dejen de ser los sicarios y los
inescrupulosos.
"La corrupción antes era generada por el narcotráfico y ahora, por los carteles de la corrupción, que son crimen organizado puro"
Pero el Gobierno y
los candidatos presidenciales ofrecen atacar la corrupción...
Más de un año después de haber recorrido el país como procurador estoy
convencido de que somos más los honestos que los corruptos. Sé también que hay
mucha retórica frente a la lucha contra la corrupción.
La profunda desconfianza ciudadana en la política nace de la pérdida de fe de
la ciudadanía en la justicia y las instituciones. La lucha contra ese
flagelo exige un pacto de Estado, que vaya más allá de la coyuntura electoral y
convoque a los colombianos a unirse en torno a ese tema.
"La lucha contra ese flagelo exige un pacto de Estado, que vaya más allá de la coyuntura electoral y convoque a los colombianos a unirse en torno a ese tema"
La
corrupción no puede ser solo un eslogan de campaña o una bandera electoral.
Vencer la corrupción debe ser el propósito prioritario del nuevo jefe de
Estado, y para ello se necesita deponer los odios y actuar con responsabilidad
en la construcción de un acuerdo fundacional para recuperar la ética antes de
que el país se derrumbe en nuestras narices. Recuperar la confianza en las
instituciones pasa, además, por vencer la fractura social en que se halla hoy
el país. Tenemos que encontrar escenarios de convivencia y convergencia.
Colombia tiene que encontrar caminos de confluencia en temas esenciales en un futuro
común de confianza y reconciliación.
¿Si los candidatos no deben mezclar el
tema de la corrupción con la campaña electoral, entonces qué hacer?
Hay que elegir la ética, hay que votar contra el pasado. Es el momento de la
grandeza en la construcción de un gran pacto que libere a Colombia de los
corruptos y la violencia que ellos promueven.
YAMID AMAT
Especial Para EL TIEMPO