"No vamos a abandonar a los niños damnificados": Primera Dama

"No los vamos a abandonar". Con estas palabras, la primera dama de la Nación, María Clemencia Rodríguez de Santos, se dirige a 560.000 niños que resultaron afectados por la feroz embestida invernal, que destruyó o dañó sus hogares y sus escuelas.
Foto: El Tiempo
Domingo 23 de Enero del 2011


Inicialmente, utilizó esas palabras para responderle a una niña de 9 años, en Bello (Antioquia), quien, asustada y sin comprender lo que estaba ocurriendo, se lanzó sobre ella cuando visitó esa localidad trágicamente golpeada, y le rogó: "No nos vaya a abandonar".

El afecto de la Primera Dama por los niños ha sido una de las características de su vida. Hace más de 20 años, creó con su mejor amiga una empresa editorial de libros didácticos para niños y niñas. En esta entrevista, María Clemencia, a quien cariñosamente le dicen 'Tutina', hace un conmovedor relato de sus experiencias ante la tragedia invernal.

Dice que está "convertida en alcancía" para recibir ayudas y donaciones para los damnificados, e impulsa una campaña lanzada por el Ministerio de Educación, para que los colombianos donen en los grandes supermercados del país un kit que vale 20.000 pesos, con útiles escolares para que los niños damnificados puedan volver el mes entrante a sus escuelitas.

¿Cuál es hoy el balance de la donación por parte de los ciudadanos de kits para los niños de las escuelas afectadas?

Tengo que darles las gracias a tantos colombianos que han entendido que este es un compromiso de todos y han sido inmensamente solidarios. La respuesta ha sido maravillosa, no solamente con los kits educativos, sino con todos los llamados de solidaridad. Ahora bien: no podemos bajar la guardia. Para nosotros, para el Gobierno, para Juan Manuel, pero fundamentalmente para los damnificados, ha sido gratificante sentir y ver a los colombianos movilizarse a favor de los compatriotas que necesitan ayuda.

¿Cómo surgió la idea de los kits?

Fue propuesta por la ministra de Educación, María Fernanda Campo, quien ha estado viajando por el país y está aplicando extraordinariamente el sentido social de su responsabilidad como ministra. Me hizo partícipe de la idea y la acogí porque la lucha, el compromiso, la unión, el trabajo, tiene que ser de todos.

Durante las visitas al área afectada, ¿qué encontró con respecto a los niños?

Un drama humano muy doloroso: los rostros de angustia de los niños, que no entienden lo que ha pasado. Han perdido sus casas, sus cosas, sus animalitos preferidos, el perrito que se ahogó o el que quedó en el techo de una casa. En Bello, una niña de 9 años me preguntó una y otra vez si no la íbamos a abandonar. La pequeña tenía mucho miedo porque no sabía quién la iba a proteger. Eso llega al alma. Es un estado de desolación absoluta ante la tragedia y la pobreza. La alta consejera Sandra Bessudo me contó una historia en diciembre, que me conmovió terriblemente. Un niño le dijo que si ella sabía si el Niño Dios estaba enterado de que a él le había tocado cambiar de casita y que ahora, donde estaba, no tenía nada. La historia estremece, porque es la de él y muchos niños más.

¿Y a la niña que le pidió que no la fuera a abandonar, qué se le puede decir hoy?

Que seguimos trabajando fuertemente y que no la abandonaremos. Que tenga la absoluta certeza, y la deben tener todos los colombianos, de que el Gobierno está totalmente comprometido en no dejar solos a los damnificados. Y yo tengo, además, un compromiso de corazón.

¿Qué pasará con las escuelas afectadas?

Son varias estrategias. Primero, la Presidencia, el Ministerio de Educación y los entes locales y territoriales se encargarán de rehabilitar las que se puedan rehabilitar. Segundo, se trasladarán las que están en lugares de alto riesgo. Tercero, se alquilarán o establecerán sitios temporales donde se requiera. En fin, la meta es que todos los niños del país puedan volver al colegio.

¿Cuántas escuelitas sufrieron daños?

Aproximadamente 1.400. Más de 400 han sido ocupadas para albergues y 50 no se podrán volver a utilizar jamás porque están en zonas de alto riesgo.

¿En esos lugares donde esas 50 escuelas se perdieron qué van a hacer?

El Ministerio y las entidades territoriales están alquilando espacios que se convertirán en aulas temporales y se está aplicando la estrategia de la contra-jornada, es decir, horarios matinales para unos y en la tarde, para otros.

¿En todos los municipios afectados se van a reiniciar las clases el mes entrante?

Esa es la idea. Solo en algunos, especialmente de tres departamentos, se comenzará más tarde: en Chocó, Bolívar y Cesar. Hay municipios críticos, como Riosucio (Chocó). Sin embargo, se repondrán las semanas más adelante para que puedan tener su año escolar completo.

¿En el resto del país, la situación de las escuelas es rápidamente remediable?

No. Tenemos 29 departamentos afectados por el invierno. De ellos, 19 tienen escuelas averiadas. Las estrategias del Gobierno permitirán rehabilitarlas en el menor tiempo posible, pero no puede hacerse todo de la noche a la mañana.

Dice usted que se pueden habilitar escuelas. ¿Pero el acceso es posible?

El Ministerio de Educación está estudiando en dónde hay zonas complejas, para facilitar el transporte. Es decir, en donde sea necesario que se suministre el transporte, se hará.

¿La campaña de dotar a los niños de kits para estudiar supone el fin de las demás tareas de ayuda?

De ninguna manera. La atención humanitaria continuará. El plan de dar alimentos a los damnificados sigue en pleno desarrollo. Se iniciará un censo para darles un techo; se darán subsidios de arriendo para quienes hoy ocupan albergues que eran escuelas y que se rehabilitarán como tales. La gente ha entendido que todos somos Colombia Humanitaria. Yo, además, sigo como una alcancía, recogiendo las donaciones, mirando dónde hay necesidades. Quiero decirle con humildad y sinceridad: en cualquier lugar que se necesite estaré presente.

Desgraciadamente, los pronósticos del Ideam no son buenos...

No, esto va a ser largo y complicado, pero vamos a superar la prueba de la naturaleza. Vamos a aprovecharla para unir más a los colombianos, para reconstruir como toca buena parte de nuestro país, para adoptar medidas de prevención que impidan que en el próximo invierno afrontemos más tragedias.

¿Usted diría que los habitantes de todas las zonas afectadas están sumidos en la desesperanza por la tragedia?

El pueblo colombiano es tan maravilloso... He visto el drama infinito de las madres que no saben qué va a pasar con sus hijos y los papás angustiados, sin saber qué le van a dar de comer a la familia y dónde van a vivir, pero, en medio de semejante drama, hay siempre una sonrisa en los niños y en las expresiones de las mamás, que, a veces, es cierto, mezclan con sus lágrimas.

Ante semejante descripción, ¿sí se encuentran inescrupulosos que saquean la ayuda o la reciben sin ser damnificados?

Sí, desgraciadamente. No han sido muchos los casos, pero yo, María Clemencia Rodríguez, tuve una experiencia muy dolorosa con una persona que se hizo pasar por damnificado sin serlo. La decepción es absoluta, pero también el dolor, porque posiblemente esté atravesando otro tipo de necesidad. No creo que la gente deba aprovechar este drama invernal para sacar ventaja o beneficios de cosas que no le pertenecen. Lo que nos está uniendo a los colombianos es la bondad, la generosidad para ayudar a los más necesitados. Son 2 millones 300 mil personas que están necesitando que nos volquemos sobre ellos.

¿Usted tiene conciencia de que este drama la va a ocupar buena parte de su 'mandato' como primera dama?

Me ocurrió algo curioso. Yo venía analizando cuál era la mejor propuesta para trabajar y había decidido que era la primera infancia, porque considero que esa es la inversión más rentable que podemos hacer por Colombia. De pronto, Colombia Humanitaria entró a jugar un papel imprevisto y mi decisión no solo no se eliminó, sino que se extendió para hacerlo por los niños que todo lo perdieron. De cualquier manera, hubiéramos comenzado por los municipios más necesitados y en una parte importante coincide con los más afectados por el invierno.

¿De qué manera el ICBF, que usted preside, se vinculará al plan de emergencia?

Bienestar Familiar ya se ha vinculado de muchas formas. Sus unidades móviles de sicólogos, nutricionistas y trabajadores sociales apoyaron en la emergencia. Adicionalmente, el ICBF entrega raciones nutricionales a los menores de 5 años y, para los mayores, se les ha extendido el programa de almuerzo escolar. También ha trabajado en 'El retorno a la alegría', que es un programa de entretenimiento que se complementa con otro del Ministerio de Cultura, para conformar un plan lúdico en los albergues.

¿En qué consiste el plan?

En actividades culturales, como lectura en voz alta, películas, talleres, danza y música. Esto sin duda ayudará mucho en el ánimo y la convivencia de los afectados.Yo, además del gran compromiso que tengo con Juan Manuel y mis hijos, ahora lo tengo también con todos los niños de esta tragedia. No podré nunca quitarme de mi recuerdo el rostro de aquella niña: "No nos vayan a abandonar". Yo le repito a ella, a quien llevo en mi corazón, y les digo a todos los niños: "No los vamos abandonar".