"¡Paremos esto, que es una barbarie!", fue el mensaje que el país entero envió el viernes pasado, con las gigantescas marchas que rechazaron la matanza de líderes sociales.
En
57 ciudades de Colombia y 53 del exterior, cientos de miles de personas
participaron en plantones y marchas de protesta por los asesinatos. En
Colombia, 982 líderes sociales han sido amenazados en el último año, y la Defensoría del Pueblo ha informado que desde enero de 2016 al 30 de mayo de este año, han sido asesinado 482 líderes.
Una de las organizaciones que participaron en las marchas fue Minga, entidad de derechos humanos que dirige una de las activistas más conocidas y respetadas del país: Diana Sánchez. Ella, además, hace parte del comité de impulso de la mesa social para la paz. Es también la coordinadora del programa 'Somos defensores de la paz'. Diana tiene una maestría en análisis político del Externado y un diplomado de la Universidad de Ginebra en acción humanitaria y derechos humanos.
Miles de colombianos protestaron contra los asesinatos de líderes socialesMiles de colombianos protestaron contra los asesinatos de líderes socialesMarcha por los líderes en Bogotá. Foto: Héctor Fabio Zamora.
¿Quiénes son los llamados líderes sociales?
Tenemos
una dificultad como sociedad y es que lo que no existe en una ley
pareciera que no existiera; pero en la realidad, en el sentimiento y en
la cultura cotidiana, sí existe. Un presidente de junta de acción
comunal es un líder, ¿por qué? Porque tiene un liderazgo en su
territorio; cuando llega una empresa a intervenir, ¿a quién buscan? Al
presidente de la junta. Cuando llega la guerrilla, ¿a quién busca? Al
presidente de la junta. Él es quien lidera esa comunidad para solucionar
sus problemas, es un concepto que se va construyendo.
¿Por qué los están asesinando?
Porque
enfrentan los poderes reales en los territorios, llámense mafias, o
contrabandistas de gasolina, o por narcotráfico o por minera ilegal.
¿No es que haya una organización de asesinos de líderes comunales o sociales?
No,
no hay un aparato con estructura para asesinar líderes. Lo que
defienden en muchos casos son los derechos económicos, sociales y
culturales, que en últimas son derecho a la vivienda, a la salud, a la
carretera, a la educación, al medioambiente, a la paz.
¿Cómo definiría a los líderes sociales?
En
general, son personas que están luchando por sus derechos, son personas
que nacen en sectores marginados y excluidos. Lo que quieren es que se
atiendan los derechos de unas comunidades que están marginadas y a las
que les hace falta todo.
¿Y qué efecto sobre la seguridad de los líderes tendrán las marchas del viernes?
Yo
estoy segura de que esto que pasó el viernes es un llamado de atención
muy importante como sociedad para decir: "Paremos esto, que esto es una
barbarie". Esto debe provocar que el Estado en su conjunto, que las
autoridades reaccionen más porque hay que generar garantías. Estas
movilizaciones inmensas, como las que hicieron los estudiantes, como la
que hubo contra el secuestro, y como la que se realizó el viernes, en
todas partes, recoge el sentimiento de una población. Son un paso
fundamental para que el Estado vea que este es un tema serio, que es
indispensable enfrentar y solucionar.
"Los altos funcionarios tienen que recibir estas movilizaciones como un llamado de atención para que cambien el chip frente a la violencia. Estamos empezando a avanzar para ser una sociedad civilizada"
¿Qué la hace a usted
pensar que la barbarie que está ocurriendo con el asesinato de estos
dirigentes cívicos puede disminuir o desaparecer por la marcha?
Los
funcionarios públicos territoriales y todos en general van entendiendo
que ellos tienen una responsabilidad. El movimiento de derechos humanos,
al que yo pertenezco, que es pequeño pero hace bulla, insiste en que
estas violencias no se pueden permitir pero están siendo legitimadas por
la misma sociedad porque nunca nos habíamos movilizado masivamente para
rechazar estos asesinatos selectivos. El alcalde y el policía tienen
que ver con esto en su localidad. Las marchas se hicieron para entrar en
las venas de un Estado que corre el riesgo de la naturalización de la
violencia. Yo creo que los altos funcionarios tienen que recibir estas
movilizaciones como un llamado de atención para que cambien el chip
frente a la violencia. Estamos empezando a avanzar para ser una sociedad
civilizada.
¿Quiénes están asesinando a los líderes?
Muchos:
grupos sucesores del paramilitarismo, como en Córdoba; quienes
financian a esos grupos; quienes defienden intereses económicos y
políticos; los narcotraficantes, los explotadores ilegales de minerales,
los excombatientes de las Farc, disidentes; los que desplazaron y
ocuparon tierras. Muchos.
¿Por qué están asesinando?
Porque
los líderes sociales se oponen a los intereses de estos grupos;
entonces matan porque el campesino sustituye la siembra de coca. Los
asesinatos de líderes se originan en la lucha por el control
territorial. En otras zonas de asesinatos, como el bajo Cauca
antioqueño, opera el clan del Golfo que tiene asociados en Tierralta, en
el sur de Córdoba.
¿Con las marchas del viernes podría decirse que comenzó el fin de la barbarie?
Yo
no podría decir eso. Lo que se busca es sensibilizar al máximo a la
sociedad, desnaturalizar la violencia, no aceptar más la violencia.
Esto fue un mensaje a quienes están asesinando...
Sí.
Cuando una sociedad calla, esa sociedad otorga. Nosotros como sociedad
lo hemos permitido hasta ahora porque hemos guardado silencio, no hemos
protestado contra semejante matanza. Ojalá este sea el comienzo de un
proceso. Lo suponemos largo, porque tenemos unas raíces muy profundas de
violencia endémica, pero ojalá sea el inicio del camino para
desnaturalizar la violencia y los asesinatos.
¿Desnaturalizar?
Sí.
Por ejemplo, matan a una persona en la calle, nosotros lo vemos y
decimos: "pobre familia, ¿quién sería?". Nada más. La violencia, la
muerte violenta no nos sorprende. Doce mil personas asesinadas
violentamente en el país cada año es inaudito, inaceptable. Y no hemos
hecho nunca una movilización contra eso; nos quedamos con que Medicina
Legal siga contabilizando muertes violentas.
¿Hay organizaciones que pagan sicarios para asesinar líderes?
Son
grupos para seguir controlando los territorios, por muchos intereses:
el de las rutas para el narcotráfico, el de la posesión de la tierra,
sea para ganadería, sea para palma, sea para extracción de recursos
naturales, de todas formas para acumular riqueza. Mire: en el acuerdo de
paz con las Farc quedó el punto 3.4, donde se habla de garantías, y
dispone de 13 dispositivos jurídicos muy importantes; dentro de ellos
está la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad; el mandato para esa
comisión es crear la política de desmantelamiento del crimen organizado
y ahí se llaman "sucesores del paramilitarismo". Hicimos experiencias
piloto para identificar quiénes son los financiadores de los grupos que
asesinan líderes sociales, pues quien financia, mata y cada cierto
tiempo cambia de sicarios.
¿Y qué se hizo con ese estudio piloto?
Nada. La Comisión Nacional de Garantías de Seguridad no ha avanzado.
¿Este fenómeno de la violencia no es una conducta patológica nacional?
Claro,
eso es algo que también pretendíamos con la movilización del viernes;
justamente, empezar a llamarnos a nosotros mismos la atención, de decir,
esto no es normal; si lo hemos visto normal toda la vida, ya llegó un
punto de inflexión donde no lo podemos soportar; esto tendrá un impacto
impresionante en el país. Este es un problema estructural, profundo,
importante; es un llamado para que se desmonte y se desmantele el crimen
organizado, que está detrás de los asesinatos, y que se deje de
estigmatizar a los líderes sociales y, en general, al movimiento social
en Colombia. Entonces es muy importante que el Presidente asuma generar
garantías para que a las personas no las sigan asesinando ni
judicializando; son muchas formas de violencia; las mujeres, por
ejemplo, también están muy violentadas en los territorios y con
violación y mucha sevicia.
Dentro
del movimiento 'Defendamos la paz', tenemos tres ejes de trabajo en los
que estamos insistiendo al Estado y al Gobierno. Uno: que se cumplan a
cabalidad los acuerdos de paz; ahí hay unas normas fundamentales para
las garantías; dos: solucionar el problema de la sustitución de cultivos
de uso ilícito, que genera unos contextos propicios para que a los
líderes sociales los agredan o asesinen. Y el otro: nosotros
consideramos que el cierre definitivo del conflicto por la vía política
es la mejor forma de ir saneando el territorio.
¿Pero, a pesar de las marchas del viernes, no es difícil convencer a un criminal para que no siga cometiendo delitos?
Sí,
es difícil, pero generamos unos muros de contención, como sociedad,
como autoridad y como Estado, de sensibilizarnos, de que tenemos que
encontrar otras formas para ir cerrando ese cerco y que se proteja, no
solamente física sino jurídicamente a los líderes sociales. Los líderes
deben ser visibles.
¿Eso no supone exponer más a los líderes sociales para que los maten?
No, nosotros creemos que no, que los líderes sociales tienen que ser lo más visible posible y lo más legítimo...
¿Para que los ataquen?...
No,
para tener una protección política, porque se eleva el costo político.
Un ejemplo, si a mí me pasa algo, el costo político de mi vida es más
alto que si yo fuera una perfecta desconocida; por eso creemos que la
protección política, el reconocimiento, la legitimidad y el alto perfil
valen más, inclusive, que una camioneta blindada.
Es decir, los líderes sociales tienen que seguir luchando, ¿así los maten?
Lo han hecho toda la vida.
¿En qué consisten los diálogos que ha tenido con la Ministra del Interior?
El
presidente Duque firmó el 23 de agosto del año pasado, en Apartadó, un
pacto por la vida y allí se comprometió a crear una política pública de
protección y prevención contra las agresiones al liderazgo social. En
noviembre promulgó el Plan de Atención Oportuna a líderes sociales,
comunitarios, periodistas, etc., para su protección y dentro de ese plan
está la construcción de una política pública. Por eso, estamos con la
Ministra del Interior construyendo la ruta para ver cómo vamos a
trabajar en la construcción de esa política; por ahora, tenemos una
diferencia: ellos hablan de protección y prevención, nosotros hablamos
de garantías, porque las garantías cobijan protección, respeto,
prevención, investigación... Con la Ministra estamos acordando la
metodología para construir la política de garantías.
¿Garantías de seguridad?
Sí,
pero el enfoque no es militar y ahí tenemos tensiones, porque vamos a
empezar a discutir; el Gobierno quiere retomar la militarización y
nosotros decimos "no, la militarización no soluciona el problema",
porque está comprobado que donde hay alta militarización se complica más
el contexto...
"A un funcionario público que por tomar una medida haya permitido que a alguien asesinen es una persona a quien tienen que sancionar disciplinariamente"
¿Entonces cómo se dan garantías de seguridad?
Todo lo que tiene que ver con reconocimiento, con investigación.
Pero eso es más con Procuraduría y Fiscalía...
No
estamos satisfechos con lo que están haciendo. Debería dictarse un
decreto que una a todos las instituciones del Estado para este tema del
asesinato de los líderes; crear una sinergia entre los ministerios de
Gobierno, de Defensa, Planeación, Fiscalía, Procuraduría, Defensoría...
Pero el Procurador, por ejemplo, ha hecho varias visitas regionales por este tema...
Está
bien que los funcionarios hagan movilización y prevención, pero ese no
es su mandato central; el mandato es investigar y disciplinar
funcionarios públicos que por acción o por omisión están permitiendo
que, en los territorios, amenacen y asesinen a los líderes sociales. A
un funcionario público que por tomar una medida haya permitido que a
alguien asesinen es una persona a quien tienen que sancionar
disciplinariamente; así como lo que hizo en Tierralta, donde suspendió y
le abrió investigación al alcalde, porque no evitó la muerte de María
del Pilar Hurtado.
En resumen...
Que el Estado otorgue garantías para que haya un ambiente donde la gente no tenga miedo para ejercer su liderazgo.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO