'Necesitamos tres Santa Fe para los compromisos del 2016': Pastrana

Habla el presidente cardenal, el artífice de la resurrección del equipo bogotano. Entrevista.

Foto: El Tiempo
Domingo 13 de Diciembre del 2015

"En el principio, Dios iba a la escuela y se ponía a jugar fútbol con sus amigos hasta que llegaba la hora de irse a sus salones. Aunque Dios sabe muchas cosas, quiere aprender más y hacer cosas nuevas. Un día Dios dijo: 'Hoy trabajé mucho y es hora de ir a recreo'. Dios y sus amigos se pusieron a jugar fútbol y Dios chutó tan duro la pelota que cayó en un rosal y se pinchó. Al explotar la pelota, se creó el universo y todas las cosas que conocemos".

Estas palabras las escribió Rodrigo Navarro Morales, un niño mexicano de 7 años, cuando un maestro del Instituto Alexánder Bain, donde estudiaba, le pidió como tarea describir cómo creía que había nacido el fútbol. Sus palabras sirven de preámbulo al libro Dios es redondo del escritor Juan Villoro, también mexicano.

Estoy de acuerdo con el niño.

"Al explotar la pelota", una de "las cosas que conocemos" tuvo que ser el Independiente Santa Fe. El equipo fue creado el 28 de febrero del 1941. Uno de sus primeros presidentes fue Enrique Santos Castillo, padre del actual presidente, Juan Manuel Santos. En 1948, al crearse el campeonato de fútbol colombiano, Santa Fe fue el primer campeón. Repitió títulos en el 58, el 60, el 66, el 71 y el 75. Pasaron 37 interminables años de oscuridad y ausencia. Hasta que, en el 2012, la gente grande y los pequeños niños volvieron a entonar el grito de batalla: "¡Santa Fe!, ¡Santa Fe!, ¡Santa Fe!" Habíamos salido de las tinieblas.

¿Quién logró el prodigioso milagro? En marzo de 2010, la asamblea de Santa Fe invitó al administrador caleño, criado y educado en Bogotá, César Pastrana, a ser miembro del comité ejecutivo del club y, luego, la junta directiva lo aclamó como presidente.

"Fueron 37 años de abstinencia de los santafereños; dos generaciones largas perdidas. Por eso, la hinchada nuestra era añeja. Pocos niños seguían al Santa Fe porque a nadie le gusta ser condenado a perder siempre, y menos cuando comienza la vida. Todo es diferente a lo que tenemos hoy".

¿Cómo logró usted este renacer del sentimiento santafereño?

Lo primero fue transformar al Santa fe en una empresa grande; y lo segundo, comenzamos por la base. Yo vengo del fútbol aficionado. Fui presidente de la Liga de Fútbol de Bogotá durante varios años, y me conozco cada rincón, cada cancha, cada potrero donde se juega fútbol. Empecé con el tema de las escuelas de formación de menores, y por eso comenzamos con el fortalecimiento del trabajo en esa área. Y logramos el título de campeón, después de 37 años, con siete muchachos formados en nuestra cantera. Ese título en el 2012 resucitó la confianza, el amor por Santa Fe. La fanaticada volvió a creer.

¿Las divisiones menores cómo están ahora?

Absolutamente fortalecidas. Queremos ser una gran casa para ayudar en la preparación, la formación, el entrenamiento de los muchachos y convertirlos en los grandes futbolistas del mañana. Ese ya no es un sueño: es el camino que estamos construyendo. Somos una de las escuelas de formación más grandes del país; eso es algo que nos enorgullece. Usted no se imagina cómo llena de satisfacción sentir ahora el anhelo de los niños por vestir la camiseta de Santa Fe y ver con qué infinita vanidad portan el uniforme: para ellos es la gran conquista de las ilusiones de sus jóvenes vidas, cuando están relacionadas con el fútbol y sus ídolos son Messi o Cristiano o Neymar o James.

¿Cómo se hizo santafereño?

Mi padre era santafereño hasta el fondo de su alma buena. Cuando murió, portaba la chaqueta del Santa Fe. Falleció en un accidente de motocicleta. Era octubre de 2011 y estábamos jugando la Copa Suramericana en Brasil, por nuestra reclasificación en el 2010.

Usted ya era presidente del club...

Sí, y estaba muy orgulloso de eso. Una de sus grandes satisfacciones fue verme en el Congreso de la República cuando me impusieron la orden Cruz Gran Caballero, que se concede a ciudadanos ejemplares.

¿Entonces usted heredó de su padre la devoción por Santa Fe?

Me ocurrió lo mismo que a su hijo, Yamid júnior. Heredó el amor suyo por el equipo. Cómo lamento hoy que mi padre no hubiera visto otra vez campeón al Santa Fe. Lo acompañó y lo celebró en el 75. Mi querido viejo fue la primera persona que me llevó al estadio. Con él aprendí a gritar y a sufrir; aprendí a que fuera rojo mi vestido y roja el alma.

¿Y rojo el sufrimiento?

Así es. Parece innato.

¿Por qué el sufrimiento sigue siendo la constante de todo santafereño?

Antes, el equipo no estaba en donde uno lo quería ver y por lo general perdía, y por lo general estábamos afuera. Mientras tanto, nuestros adversarios ¡ganaban y ganaban! Ahí era donde se veía la diferencia: los otros ganaban y nosotros perdíamos. ¡Era tan difícil ser hincha del Santa Fe! Y mucho más doloroso para un niño. Pero el sufrimiento parece estar pegado a nuestra piel de hinchas.

Pero la historia no ha cambiado: seguimos sufriendo...

Somos mucho más sensibles que los demás. Posiblemente, porque amamos con mucha fuerza. Sin embargo, llevamos cinco años viviendo alegrías y siendo campeones. En el 2012, la liga; en 2013, la superliga; en 2014, otra estrella; en 2015, dos títulos, entre ellos este primer campeonato internacional que Santa Fe acaba de ganar. Por eso, el hincha exige y sufre. Porque no quiere volver a ver a su equipo allá, en las tinieblas. Saben lo que es estar allá, y ahora saben y sienten lo que es estar acá. Y cuando hay un traspié, todos sufrimos. La angustia se volvió parte de nuestra vida en el estadio.

¿Ese sufrimiento no lo obliga a formar un equipo mucho más competitivo?

Sí. En eso estamos con la junta. Queremos armar un equipo que siga siendo altamente competitivo y no te haga sufrir tanto.

¿Santa Fe enfrenta a partir de ahora qué compromisos?

Primero: a partir del 10 de enero, una copa en la Florida (EE. UU.). Somos invitados de honor de Disney World a los Estados Unidos. Ellos llevan equipos muy representativos del mundo. Ahora han sido invitados Atlético Mineiro y Corinthians, del Brasil; Bayern Leverkusen, de Alemania; Santa Fe y los campeones de la liga de la MLS (EE. UU.). Ya, en el plano internacional nos ven con admiración.

¿Cuántos partidos?

El 10 de enero con Bayer Leverkusen y el 17 con Strikers, equipo grande de Estados Unidos. De ahí saltaremos, a finales de enero, a jugar, como el Colombia 3, un repechaje con otro equipo suramericano para la Libertadores y entrar, si ganamos, a la fase de grupos. No conocemos el rival. Será por sorteo. Sigue en febrero la Recopa: River Plate, como campeón de la Libertadores, y Santa Fe, como campeón de la Suramericana.

¿Y después?

Comienza la liga y la copa en Colombia. A mitad de año iremos al torneo de Suruga en Japón, y en el segundo semestre jugaremos la Copa Suramericana. Son tantas las competencias que necesitaremos por lo menos tres equipos: dos titulares y uno suplente. Y a los tres tenemos que hacerlos muy competitivos. Nuestra prioridad será la Copa Libertadores. Ese va a ser nuestro faro.

Le confieso, como hincha, que tenemos grandes deficiencias...

Sí. Somos conscientes, pero en términos generales tenemos un gran equipo.

Le voy a dar nombres y usted me dice si se van o se quedan. Los arqueros Róbinson Zapata y Leandro Castellanos...

Sí, se quedan.

Los centrales: ¿Meza?

Fue comprado por Tigres, de México, reservándose Santa Fe un 20 por ciento de una futura transferencia, y lo más seguro es que juegue la próxima temporada con Pumas, de México, prestado por Tigres.

¿Mina, Arrechea, Cummings y Valdés?

Mina se queda. Arrechea y Cummings tiene contrato hasta el 31 de diciembre, y Valdés tiene contrato vigente. Nos toca esperar el informe del cuerpo técnico.

¿Y los laterales?

Tenemos casi cerrado a Cristian Borja, lateral de Cortuluá de la selección Colombia sub-20. Faltan solo las firmas.

Dos grandes revelaciones: Mina y Balanta. ¿No?

Así es. Mina es de la casa, traído de Pasto, y es una grata revelación. Balanta es del América, pero vamos a mantenerlo. Balanta llegó para reemplazar a Dayron Mosquera, quien viene recuperándose de unA lesión.

¿Los volantes Roa, Gordillo, Baldomero Perlaza, Salazar, Seijas, Omar Pérez?

Todos se quedan. Mi Baldomero, que tanto me lo criticaban, es el Freddy Rincón que teníamos hace unos años.

¿Es nuestro?

Todos los jugadores que está nombrando son nuestros, menos Balanta; tenemos una opción de compra y vamos a usarla.

¿Y el ataque?

Ahí está el gran déficit. Morelo regresa a México. Su opción de compra es muy alta y no tenemos el dinero.

¿Omar Pérez tiene condiciones físicas para continuar?

él va a jugar con Santa Fe hasta cuando él lo desee. Es un jugador que debe terminar su carrera en el club por todo lo que ha conseguido. Después de Alfonso Cañón es el más representativo en su lugar.

¿Y contrataciones?

Jonathan Gómez, argentino de 25 años, que es revelación, es un 10 en punta que lo adquirimos del Pasto. Viene de Rosario Central, Banfield y Arsenal, en su país.

¿Qué otros atacantes?

Estamos en diálogos con Tigres de México para que nos presten a Carlos Ibargüen, jugador que le compró al Cortuluá. Es un gran delantero con gol. Esperamos cerrarlo en próximas horas.

¿Quiénes son los centrales y el lateral izquierdo que necesita?

Tenemos que reforzar esa línea porque se va Meza. Esta semana empezaremos a mirar nombres. Queremos a Felipe Aguilar, de Alianza Petrolera, pero nos dicen que ya firmó con Nacional.

¿Cuál es la situación económica?

Maravillosa. Tendremos utilidades por tercer año consecutivo.

Santa Fe no había tenido una gran sede deportiva propia. ¿Cómo va la actual?

No teníamos un sitio propio para entrenar. En la actualidad tenemos una sede deportiva de 5 fanegadas en Tenjo. Adicional a los campos deportivos que tiene, haremos un complejo deportivo a la altura de los grandes equipos y como merece el primer campeón del fútbol colombiano. Será un complejo deportivo con un gran hotel, toda la estructura de la parte médica; un gimnasio con todos los elementos necesarios para la preparación física.

¿Aspira a inaugurarla cuándo?

En un par de años. Haremos también una pequeña capilla. No olvide que, aun cuando algunos de los trajes de la Virgen María son azules, también los tiene rojos, color con el que habitualmente vestía a su hijo.

YAMID AMAT
Para EL TIEMPO