Naranjo enjuicia a los alcaldes de Bogotá y Cali

El Director de la Policía dice que la tragedia de Moreno es que lo bueno que hace 'no luce'.
Foto: El Tiempo
Domingo 10 de Abril del 2011


Naranjo afirma que la 'falta de liderazgo' de los mandatarios es responsable de la sensación de inseguridad.


Severo enjuiciamiento a los alcaldes de Bogotá, Samuel Moreno, y de Cali, Jorge Iván Ospina, a quienes prácticamente responsabiliza por la sensación de inseguridad que viven las dos ciudades, a pesar de que "Bogotá, por ejemplo, presenta los mejores índices en baja de homicidios", hace el general Óscar Naranjo, director de la Policía.

Se queja de la falta de liderazgo de los dos alcaldes, originada "en los problemas de contratación y corrupción" en ambas capitales. Elogia a los burgomaestres de Medellín, Barranquilla, Cartagena y Pereira.

Naranjo acaba de regresar de una cumbre policial en México, país al que nuestra Policía asiste para salir de dificultades que afronta por el narcotráfico.

"Las policías de 106 países nos reunimos para la evaluación anual de la acción contra el narcotráfico. Colombia fue elegido como país modelo de lucha contra las drogas, y recibimos dos grandes reconocimientos por nuestra cooperación internacional, dado que estamos en 14 países de la región y también en naciones de África occidental, como Sierra Leona, trabajando para contener la nueva ruta Suramérica-África-Europa. El segundo reconocimiento es nuestra asistencia puntual a México, con capacitación y transferencia tecnológica. Hemos capacitado a 7.000 investigadores criminales, formamos más de 150 mandos en gerencia policial y hemos traído a Colombia por lo menos 90 jueces, fiscales y alcaldes de ciudades donde el narcotráfico los está afectando. Una segunda línea de acción con México son operaciones conjuntas, con las que se han logrado capturas como las de 'La Barbie', 'Los Piraña', 'Los Valencia' y narcos colombianos radicados en México.

¿Está infiltrada la Policía en México?

Vienen de una estructura policial muy vulnerable. El presidente Calderón avanza en el camino correcto: fortaleciendo la policía federal y tramitando un proyecto para tener mando unificado en las policías estatales.

¿Qué le ha transmitido usted al Gobierno de México?

Normalmente los cuerpos de policía quieren ocultar su corrupción. Lo que descubrimos en Colombia es que lo que más sirve es que se conozcan casos de policías corruptos. Eso opera como una sanción social y ayuda a depurar la Policía.

¿Es muy corrupta la Policía allí?

Hay casos muy preocupantes en algunos estados; la Policía federal es más íntegra. El problema es que hay 2.200 cuerpos de policía distintos. Son instituciones que van de 30 hasta 70.000 hombres y no tienen mando único. Ahí está el enredo.

¿La corrupción de nuestra Policía ya está superada?

No. Y hay que decirlo sin triunfalismos; la amenaza de la corrupción es permanente. Desde que llegué a la Dirección he retirado más de 3.000 funcionarios. Las denuncias las valoro porque contribuyen a la transparencia. Tenemos una línea abierta para ello.

¿Esas denuncias han bajado?

Cuando llegué a la Dirección se recibían unas 8.000 quejas al año. Hoy estamos recibiendo 17.000. Algunos compañeros se preocupan. Yo les he dicho: 'No. Entre más alto sea el número de quejas visibles, más posibilidad de corregir hay'. Yo no quiero cifras artificiales o mentirosas.

¿De qué se queja la gente?

De que la Policía no llegó oportunamente, que maltrató, que retuvo por una hora en un puesto de control, o que hay corruptos. La mayoría es por la oportunidad del servicio.

Y tienen razón, ¿no es cierto?

SÍ. A las 11 de la noche, en Bogotá, con 500 patrullas tenemos hasta 3.000 llamados de urgencia. No podemos llegar sino a las 500. Hay 2.500 emergencias que, francamente, o llegamos tarde o no llegamos.

Sobre estos problemas, las amenazas de corrupción, el narcotráfico, las quejas de la gente, ¿qué están haciendo?

En los últimos años hemos hecho pruebas de polígrafo a 14.000 policías sobre un mapa de riesgos de los que están en cargos sensibles a corrupción y que queremos asegurarnos que son confiables. Nos hemos propuesto ser la Policía más confiable del continente y la más eficaz en la lucha contra el narcotráfico en el mundo. Lo estamos logrando. Hoy somos, después de los carabineros de Chile, la segunda más limpia.

¿Por qué los niveles de aceptación de la Policía son buenos, pero la percepción de inseguridad es tan alta?

El ciudadano se siente amenazado, no por el desempeño institucional, sino por otras causas. ¿Qué le mortifica? Los problemas de movilidad y la estética de las ciudades. La gente tiene miedo de que los muchachos tomen licor en espacios públicos, de que haya calles tan oscuras; de la presencia de indigentes. Producen miedo y zozobra escombros y basura en las vías, la invasión del espacio. Y esos temas afectan la seguridad; muchos tienen que ver con el ordenamiento de un país que se urbanizó sin normas.

¿Son los gobiernos locales los responsables?

Sí, y le doy ejemplos. Uno no podría asegurar que el delito ha desaparecido en Barranquilla, pero el liderazgo del alcalde, metido en temas de seguridad y de ciudad, hace que la gente se sienta más segura. Por el contrario, en ciudades donde el liderazgo de los mandatarios locales se ha deteriorado, la ciudadanía se siente insegura.

Que es el caso de Bogotá...

Que podría ser el caso típico de Bogotá. Los problemas de la ciudad terminaron convertidos en sensación de inseguridad. El mal transporte, la congestión de TransMilenio, la falta de movilidad, las vías inconclusas, el tema de corrupción. Todo eso a la gente le produce miedo.

¿Eso solo ocurre en Bogotá?

Y en Cali. Pero le pongo otro ejemplo positivo: Pereira. Allí la tasa de homicidios alcanzó cifras históricas: más de 100 homicidios por cada 100.000 habitantes. Con el actual alcalde se lograron reducciones anuales del 30 por ciento.

¿Le ha transmitido al Alcalde de Bogotá estas inquietudes?

Bogotá está pasando por uno de los mejores indicadores en disminución de homicidios de los últimos años. Estamos en tasas de 19 homicidios por 100 mil habitantes y la gente cree sin embargo que es la ciudad donde más muertos hay. El Alcalde es víctima de la percepción que generan los problemas que afronta.

Pero al margen de la sensación de inseguridad, hay fenómenos de delincuencia graves. Asaltan casas, amordazan a moradores...

Sí, hay hechos. Pero, gracias al despliegue sin precedentes de los medios, que tienen hasta helicópteros patrullando ciudades y reporteros-patrulleros en la noche, esos hechos hoy son más visibles.

Se aproxima un nuevo proceso electoral. ¿Qué le preocupa?

La amenaza de que el narcotráfico y la delincuencia organizada penetren las campañas y promuevan candidatos que favorezcan las causas criminales. Estamos trabajando en un mapa de riesgos y hemos identificado 70 municipios de altísima vulnerabilidad para que el narcotráfico penetre las campañas.

¿Cuáles son los más importantes municipios con ese peligro?

Capitales como Neiva, Villavicencio, Quibdó, Florencia. Y ciudades como Buenaventura, Puerto Asís, Tumaco, Tuluá, Sevilla, Barrancabermeja Turbo, Apartadó, Tame, Aguachica. Como lo analizó muy bien Daniel Samper, desde cuando tenemos elección de alcaldes la administración pública local es muy vulnerable. Como bien lo anotó, la elección popular se convirtió en motor de corrupción. Si uno revisa el número de alcaldes hoy investigados por la Procuraduría, por la Contraloría y por la Fiscalía, encuentra que por lo menos el 50 por ciento, es decir cerca de 600, están siendo investigados. Ha hecho crisis el sistema de administración local. Está permeado por la corrupción y por eso medidas como las que el presidente Santos ha promovido en regalías, van en la vía correcta. Falta liderazgo de muchos alcaldes.

¿Hay ausencia de liderazgo del alcalde Moreno?

Donde hay alcaldes con liderazgo la cosa funciona.

Lo advierto preocupado por esto.

Estoy preocupado por ver cómo el compromiso local en seguridad y convivencia es muy precario, y en algunos casos artificial. En Cali, el alcalde ha destinado parte de sus recursos en seguridad a fortalecer la nómina de guardas cívicos de tránsito, mientras la Policía Metropolitana tiene altísimas dificultades para su desempeño, por falta de recursos. La ciudad tiene un déficit acumulado de infraestructura policial, no hay estaciones de Policía. Las alarmas comunitarias, el fortalecimiento de los frentes de seguridad, no tienen ningún apoyo de la administración municipal. Vea el contraste con Medellín: hay inversiones millonarias en seguridad y una recuperación grande de la tranquilidad y descenso del crimen.

¿Dificultades de ciudades como Bogotá y Cali son responsabilidad de las alcaldías?

Sí, fundamentalmente. En Barranquilla, Medellín, Cartagena, donde hay alcaldes comprometidos con este tema, el asunto funciona. En el caso de Bogotá, el Alcalde ha destinado un presupuesto alto para seguridad y convivencia. Y se ha logrado disminución de homicidios y de atracos. Lo que ha hecho en educación es magnífico; lo que ha hecho en salud es bueno, lo que ha hecho en seguridad es muy bueno. Pero eso no le luce por los problemas de contratación y de obras. Se deterioró la confianza. Parece ser que si no se produce confianza en contratación, no se produce en seguridad.

¿En qué debe pensar la ciudad al elegir el nuevo alcalde?

Tenemos infraestructuras de última generación privadas y una infraestructura pública rezagada. Cuando uno ingresa a un centro de negocios en Bogotá, puede sentir que está en Londres o Nueva York, pero cuando sale a la calle no hay vías ni andenes, ni espacio público. No hay orden, sino remedos de calles que son albergue de indigentes y desplazados.

¿Ha pensado alguna iniciativa?

Diría que al elegir alcalde se debe pensar en elegir más un equipo que una persona. Preguntar quién va a ser el próximo secretario de movilidad de Bogotá y quiénes los demás funcionarios de alta injerencia en el desempeño de la ciudad.

¿Propone que los candidatos anticipen quiénes serán sus colaboradores?

Sería ideal. Para evitar la milimetría, la política clientelista de "a quién le doy qué". Eso desvanece los proyectos y las obras. Las administraciones se desgastan cuando hay acuerdos políticos para satisfacer apetitos burocráticos.

¿Eso que critica es lo que se presenta en Bogotá?

En Bogotá y otras ciudades. Es muy importante que los alcaldes no traicionen los programas que lanzaron como candidatos. En el caso de Bogotá, la tragedia del Alcalde es que lo que ha hecho bien, no le luce.

Yamid Amat
Especial para EL TIEMPO