‘La tributaria es agresiva contra la clase media'


Director de Cambio Radical afirma que iniciativa golpeará a los más vulnerables.

Foto: El Tiempo
Domingo 25 de Abril del 2021
Frankenstein es una criatura de ficción, un monstruo, creado por la escritora inglesa Mary Shelley. El personaje, formado por la unión de partes de diferentes cadáveres, se convirtió desde su aparición, a comienzos del siglo XVIII, en uno de los símbolos mundiales del terror.

El abogado Germán Córdoba Ordóñez, actual director del partido Cambio Radical, compara el proyecto de reforma tributaria que el Gobierno presentó al Congreso con el legendario personaje. "Es un proyecto Frankenstein: toma pedazos de todo lado y así arma un monstruo". Córdoba es un abogado especialista en Planificación y Administración de la Universidad de los Andes, con altos estudios en Gerencia Política y Gobernabilidad en The George Washington University. En 2020 fue elegido de manera unánime por la Convención Nacional de Cambio Radical como director de ese partido, cargo en el que continúa.

¿Por qué compara la reforma tributaria con la mítica y monstruosa criatura?

Porque los expertos del Ministerio de Hacienda, al igual que el doctor Víctor Frankenstein, tomaron partes de diferentes cadáveres tributarios del pasado y nos presentaron una reforma mal remendada que no tiene nada que desmerecerle al famoso monstruo. Un monstruo que puede acabar con todo, aun con sus autores, como nos lo enseña su antecedente literario.

¿Y qué origina semejante reacción de usted y su partido contra la reforma? 

Porque estamos viviendo una tragedia sin precedentes. Al terrible panorama sanitario que ha afectado fatalmente a tantas personas hay que sumarle la recesión económica que nos ha dejado la pandemia. El año pasado 4,5 millones de colombianos perdieron su empleo; cuando esto pasa en una familia, es un drama real con consecuencias muy graves. La economía decreció en un 8 %, se han quebrado miles de micros, pequeñas y medianas empresas. La capacidad de ahorro y de pago de los colombianos está gravemente afectada. Es insensato, por decir lo menos, pretender recaudar 30 billones de pesos, 16 de ellos con las personas naturales, es decir, con los mismos que están sufriendo el coletazo económico.

En una declaración oficial, la bancada de su partido consideró que la reforma va en contravía de la recuperación económica. ¿Por qué lo consideran así?

En nuestro parecer, esta es una reforma lesiva para los colombianos. Golpea a los más vulnerables, es especialmente agresiva contra la clase media, a quien pretende casi que confiscarle sus ingresos y desmejorarla significativamente. Cuando la mayoría de los países buscan incentivar la clase media, acá pretendemos acabarla. Y los sectores con capacidad de volver a generar empleo o crear industria los desmotivan con nuevos costos y cargas.

¿Tienen razón los constructores en quejarse por las medidas que propone la reforma sobre viviendas de interés social?

Con el desmonte que la reforma propone de las deducciones y los beneficios que hoy existen para la construcción de vivienda de interés social y que la hacen rentable, ese sector dejaría de construir cerca de 70.000 viviendas al año, con lo cual se perdería la no despreciable cantidad de 400.000 empleos aproximadamente.

El proyecto es señalado como inconstitucional por la carencia de unidad de materia, según su partido. ¿En qué consiste esa objeción?

El Artículo 158 de la Constitución exige que todo proyecto de ley debe referirse a una misma materia. Este proyecto carece de conexión, disfrazan varias reformas. Es un proyecto Frankenstein, toma pedazos de todo lado y arma un monstruo.

Pero ¿apoyarían la reforma si se introducen modificaciones? 

Lo que comienza mal termina peor. Este proyecto no consulta la realidad del país, el Gobierno no atendió las recomendaciones de la Comisión de Expertos internacionales que el mismo Gobierno con buen criterio convocó. Este no es el momento oportuno para hacer reformas de este tipo. Este proyecto es inoportuno, gravemente lesivo para los colombianos y es antitécnico.

Ante la oposición firme del Partido Liberal, el rechazo de Cambio Radical y de todos los sectores de oposición, el Gobierno está buscando afanosamente un acuerdo político para salvar la reforma. ¿Cambio Radical participaría en ese acuerdo?

No, porque el consenso se busca antes, para construir, no después para tratar de arreglar errores ocasionados por la falta de un consenso previo. El ministro de Hacienda, en forma soberbia, no quiso oír a este partido ni a ningún otro, salvo al partido de Gobierno; por eso, ahora se ven a gatas para conseguir apoyo.

¿La posición de Cambio Radical no es negociable con el Gobierno?

Uno no negocia el fondo. No se trata de maquillar la reforma, ni mucho menos, y en esto quiero ser muy enfático, de propiciar prebendas o gabelas para viabilizar apoyos impresentables. Este proyecto para Cambio Radical no es objeto de revisión, es funesto en su conjunto, y no vamos a ser inferiores a lo que el país espera de nosotros.

Usted bien sabe que la distancia que existe entre el expresidente Gaviria y el excandidato Germán Vargas Lleras es sideral. ¿Cómo se logró un acuerdo entre los dos dirigentes para el rechazo total a la reforma?

No sé, Yamid, no creo que sea "sideral"; no tengo elementos de juicio para compartir ese juicio de situaciones que no me constan y sobre las que no voy a hacer conjeturas. Lo que sí sé es que este proyecto es tan malo que es muy fácil reunir consensos en contra de él.

¿Entonces, no se trata de pedirle al Gobierno que introduzca modificaciones? ¿La posición de Cambio Radical es la de oposición a cualquier reforma tributaria en este momento?

Este proyecto, para nosotros, es insalvable, es lesivo y peligroso para la tranquilidad social y la estabilidad económica de este país. En política los tiempos son muy importantes y no estamos en tiempos de reformas tributarias.

¿Qué impacto político electoral tendría para quienes aspiran a ser elegidos el próximo año la aprobación de una reforma tributaria?

Serán unos kamikazes. Los ciudadanos que llevan un año sufriendo las consecuencias de la crisis sanitaria serán muy sensibles y memoriosos con aquellos que agraven sus sufrimientos. Eso téngalo por seguro.

¿Cómo interpreta usted la afirmación de Germán Vargas Lleras en el sentido de que aprobar una reforma tributaria en este momento, sea cual fuere la reforma, es un suicidio político?

"En política los tiempos son muy importantes y no estamos en tiempos de reformas tributarias."

Exactamente. Estamos ad portas de un periodo electoral. ¿Qué cree que van a pensar los electores de aquellos congresistas que aprueben indolentemente que se suban los precios de los alimentos y los medicamentos, de los bienes y servicios para los más pobres, de la gasolina, los celulares y los computadores de gama baja y del internet en el estrato 3, justamente en esta época en que la virtualidad dejó de ser un lujo y es el único mecanismo para muchos de poder trabajar y estudiar?

¿Qué le pasó al Gobierno al redactar la reforma?

Están tan desfasados que pretenden ponerles impuesto a los servicios funerarios en épocas en donde llevamos más de 70.000 muertos por la pandemia. Es inaudito que quieran obtener rentas de la coyuntura funeraria como si se tratara de chulos tributarios. ¿Qué cree que va a pensar la clase media de los candidatos que aprobaron impuestos para esa misma clase media? ¿Con qué cara pedirán el voto a los que previamente han exprimido con indiferencia a la dolorosa situación que han vivido?

La situación económica del país es grave. ¿Si no hay reforma tributaria, a qué fuentes de ingreso recurrir?

Si la casa está en llamas, hay que vender algunas joyas. Vender el 10 % de Ecopetrol reportaría ingresos por 15 billones. Vender ISA reportaría otros 15, pero venderla de verdad, no esa pantomima de pasarla de un bolsillo a otro. El Estado tiene hoy bienes incautados al narcotráfico y a las mafias criminales por un valor cercano a los 40 billones de pesos, por qué no salir ya a rematarlos y evitar que sigan en manos ociosas de tenedores que no siempre les dan una administración eficiente. Muchos de esos bienes se han asignado por palancas y por manejos oscuros que fomentan el desgreño y la corrupción; acabemos con eso y obtengamos esos recursos que tanto necesitamos. Adicionalmente, el contrabando y la evasión cada año nos cuestan 40 billones de pesos, ¿por qué no implementar una política agresiva y eficaz para parar ese desangre? No puede ser que prefiramos ser implacables con el ciudadano de bien que está pasando dificultades y no con el contrabandista y el evasor.

El expresidente Uribe está promoviendo la creación de una comisión política de alto nivel para buscar un consenso en torno a los cambios que se pueden introducir a la reforma, para hacerla viable, o alrededor de una nueva reforma. ¿Cambio Radical aceptaría hacer parte de esa comisión?

"Este proyecto es inoportuno, gravemente lesivo para los colombianos y es antitécnico."

El Gobierno, repito, con muy buen criterio, convocó y conformó una Comisión de Expertos, personajes de las más altas calidades académicas y profesionales totalmente exentos de cualquier tipo de conflicto de interés ni expuestos al cabildeo. Esa Comisión presentó unas conclusiones muy importantes y ninguna fue tenida en cuenta. Ahora, convocar otra comisión, con todo respeto, no me parece que tenga las mejores credenciales. Hoy ya no se trata de convocar a los partidos para apagar este incendio y ver cómo se maquilla este adefesio; Frankenstein es inmaquillable.

¿Es necesaria una reforma tributaria estructural?

Por supuesto, se lo dijimos al Gobierno desde el inicio de su mandato. Una reforma estructural para expedir un nuevo Estatuto Tributario que modernice el actual, que lo haga más claro, más sencillo, más transparente. Que acabe con el actual, que es un laberinto lleno de vericuetos, de atajos, de escondederos, de peajes. Un estatuto que sea competitivo, con tarifas similares a las de nuestros vecinos con quienes competimos. Un sistema con bajas tarifas, y sin las exenciones que no tienen una razón clara y que solo benefician a unos pocos en detrimento de la gran mayoría, esas exenciones que son el fruto de la piñata en que se convierte cada reforma tributaria. Un estatuto, en últimas, que ataque de manera decidida el contrabando, la evasión y la elusión. Hay que fortalecer la Dian, modernizarla, darle herramientas y dientes para perseguir a los criminales.

¿Cree que la podría estudiar la actual legislatura?

No me parece lo más recomendable. Como lo dijo tan solo hace unos meses el señor presidente Duque, por quien tengo especial aprecio: "Hacer una reforma tributaria en el momento en que tenemos una pandemia que está golpeando la micro, pequeña, media y gran empresa, la clase media, la clase alta, las clases más vulnerables, pues es suicida".

Está programado un paro nacional para el próximo miércoles 28. ¿Debería producirse el hundimiento de la reforma antes de esa fecha para evitar el paro?

Desatender la protesta cuando es legítima y se desarrolla dentro de los cauces legales es un gran error de los gobernantes. Se debe oír hoy es el clamor de millones de colombianos que no participan de la llamada protesta social por la forma mezquina en que se realiza en muchos casos; millones de colombianos están angustiados por los múltiples problemas que los aquejan y que reclaman respuestas oportunas y efectivas de sus gobiernos. Nosotros queremos ser voceros de esas mayorías angustiadas que no resisten nuevos impuestos en medio de la fragilidad económica en la que están.

¿Ninguna reforma tributaria será aprobada en esta legislatura?

No son tiempos de reformas tributarias. Son tiempos de reactivación, de apoyo a los que generan empleo y riqueza, de señales tranquilizadoras a los hogares maltrechos. La sociedad está golpeada y no es conveniente que el Estado se sume a esa secuencia de golpes.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO