El Comisionado de Paz, en entrevista con Yamid Amat, revela que el Presidente ya concertó con él su renuncia, pero que, desde la política, seguirá siendo un escudero del Gobierno.
Yamid Amat: ¿Cuál considera el hecho más importante de su gestión?
Luis Carlos Restrepo: La desmovilización de las autodefensas, que nos permitió ganar en legitimidad para el estado de derecho.
Pero hay cosas que hacen dudar de una desmovilización total, ¿no le parece?
En toda desmovilización existen riesgos de rearme o de armas escondidas, pero lo fundamental de la estructura lo desmovilizamos. En las regiones no hay líderes ni ciudadanos apoyando a las autodefensas, como sucedía hace algunos años. Lo que tenemos hoy son bandas dedicadas al narcotráfico, situación similar en la que están el Eln y las Farc, que no ponen en riesgo la seguridad del Estado ni lo suplantan en la tarea de la seguridad o la administración de justicia.
¿En su opinión, el paramilitarismo, como fue ideado y organizado, ya no existe?
No existe. Lo que había era una locura colectiva: cuando yo llegué había en las regiones una legitimación de la acción de las autodefensas; la gente no distinguía entre lo legal y lo ilegal; hoy, eso ya no existe, ni tenemos grupos de derecha que tengan como razón de su existencia atacar a la guerrilla. Lo que queda es la gran secuela del narcotráfico, que sigue siendo el más grave problema del país.
¿La penetración del paramilitarismo en la política, también desapareció?
Este era un remezón que necesitaba el país; hemos contribuido enormemente al esclarecimiento de la verdad: el Gobierno ha sabido manejar con firmeza una situación que ha sido difícil, pero que era necesaria.
¿Por qué al presidente Uribe, a veces en serio, a veces en broma, lo vinculan con el paramilitarismo?
A mí también. Por una sola razón: porque durante mucho tiempo, en este país, defender la seguridad de los ciudadanos se identificaba con el paramilitarismo.
El mismo Presidente ha dicho que lo llaman 'paraco'...
Ha sido el precio de imponer seguridad y combatir la guerrilla. A mí nadie me había dicho paramilitar. Bastó con que me vinculara a la campaña del presidente Uribe y al otro día ya tuve que cargar con esa cruz.
Cuando el Presidente decidió extraditar a los 14 jefes del paramilitarismo, algunos de ellos lo trataron de 'traidor'...
Fuimos claros con las autodefensas: tenían que entregar las armas y ponerse a disposición de las autoridades. El Gobierno tuvo serios indicios de que ellos no estaban cumpliendo con esos acuerdos.
¿Grupos como las 'Águilas Negras' y 'Los Rastrojos' no son paramilitarismo?
Son bandas dedicadas al narcotráfico; es una situación muy dolorosa, pero es una realidad que tenemos que mirar cara a cara: es una combinación de las viejas mañas del paramilitarismo y de la guerrilla con el negocio del narcotráfico.
¿Con el Eln todo fracasó?
El Eln es especialista en hablar, hablar y no decidir. Conversamos dos años largos, se trataron todos los temas, incluso quedó listo el texto de un acuerdo base para ser firmado, pero el Eln decidió que no se desarmaba, no se reinsertaba a la vida civil, no desmontaba su estructura clandestina y entonces fue imposible avanzar en las negociaciones. Hoy son varias bandas dedicadas al narcotráfico que operan en diferentes puntos del país con unos líderes que no están en Colombia y que tratan de 'cañar', mostrando que mandan una organización cuando en realidad hace rato perdieron el mando.
¿Y dónde están?
No voy a responder esa pregunta. Ese es un asunto muy delicado del resorte interno de la seguridad del país.
¿Tienen protección del gobierno del país en donde se encuentran?
Espero, por supuesto, que no sea así.
¿Y las Farc? ¿Imposible volver a intentar una negociación?
Sí, porque las Farc lo único que quieren es fortalecerse militarmente; para ellas el diálogo es apenas una táctica para armarse. Por eso, no les sirve conversar con este Gobierno, porque no permitimos que nos vuelva a hacer 'conejo'. El país debe mirar con claridad esta realidad: las Farc no tienen una voluntad de paz.
Hoy se cumple un año de la muerte de 'Raúl Reyes'. ¿Qué balance haría usted de las consecuencias del operativo en el que murió?
Eso produjo internamente en las Farc una conmoción y una desmoralización muy grande en su estructura. Además, conocimos las entrañas de las Farc. La muerte de 'Raúl Reyes' divide en dos la historia de las Farc: si ellos tenían alguna opción militar ó política seria, las perdieron después de la muerte de 'Reyes'.
¿Y qué hallaron sobre lo que usted llama "las entrañas" de las Farc?
Descubrimos, por ejemplo, toda la bitácora sobre la zona de distensión durante el gobierno Pastrana, la forma como le jugaban doble al presidente Pastrana y conocimos toda la red internacional que manejaba 'Reyes'. Eso está hoy en manos de autoridades judiciales nacionales e internacionales. Supimos que hay una organización muy importante que es la Coordinadora Continental Bolivariana, que actúa en diversos países de América Latina, fundada por las Farc. Todo está en manos de las autoridades judiciales de todos los países.
Se ha descubierto ahora que un funcionario del gobierno ecuatoriano, José Ignacio Chauvín, quien era subsecretario de coordinación política del Ministerio de Seguridad que ocupaba el ministro Gustavo Larrea, tuvo sucesivos encuentros con 'Reyes' en Ecuador. ¿El gobierno de ese país sí sabía de la presencia de 'Reyes'?
Este tema de las relaciones internacionales está en manos del señor Canciller.
¿Pero ese conocimiento que tenía el gobierno ecuatoriano, explica que no haya sido consultado sobre el ataque?
Dejemos que la justicia ecuatoriana actúe e investigue. Siempre hemos dicho que las Farc no sólo son una amenaza para Colombia, sino para los países vecinos, porque actúan como mafia del narcotráfico que no respeta fronteras. Las Farc están asociadas al narcotráfico y son una amenaza para las democracias de América Latina. Es supremamente importante que haya conciencia de ese peligro y una cooperación para enfrentar esa amenaza del narcoterrorismo.
¿En su momento, el presidente Correa calificó al presidente Uribe como "mentiroso". Ahora, al conocerse el caso de Chauvín, podría decirse que el mentiroso fue otro?
No me tiente la lengua. En este momento sólo existe el mayor interés de Colombia por mejorar las relaciones con nuestros vecinos.
¿Por qué desde cuando formulé la primera pregunta, ha respondido como si hiciera un balance de su gestión?
Porque he tomado la decisión de retirarme del cargo, he conversado mi salida con el señor Presidente.
¿Y eso?
Voy a vincularme al escenario político nacional. Mi salida es cuestión de días.
Voy a entrar de lleno al debate político, a defender las tesis de este Gobierno y la continuidad de su política, voy a entrar en contacto directo con la coalición de Gobierno. Esa es mi nueva trinchera, mi nuevo lugar de combate.
¿Y el Presidente aceptó sin problemas?
Sí, pero hemos acordado con él que seguiré dispuesto para apoyarlo en cualquier tarea de paz si requiere de mis servicios como delegado personal.
Hace algunas semanas hubo una gran molestia suya y prácticamente se retiró del cargo. El Presidente lo convenció y usted regresó. ¿Por qué ahora acepta su retiro?
Hemos conversado en estos días posteriores, le he dicho que quiero entrar al centro del debate político y él ha considerado que eso es razonable.
¿Usted va a trabajar por la reelección del presidente Uribe?
El Presidente ha dicho claramente que su interés no es perpetuarse en el poder y que quiere que haya alternativas.
¿Cree que el presidente Uribe ya culminó su tarea?
Está culminada en la recuperación de la confianza en la institucionalidad; logró sacar al país del abismo y llevarlo por el camino del orden. Lo que tenemos que hacer ahora es sostenible, porque cualquier paso atrás, cualquier decisión mal tomada puede revertir lo logrado.
En este momento, las organizaciones al margen de la ley no son una amenaza para el Estado como lo fueron en otras épocas; siguen existiendo dificultades graves en seguridad, por supuesto, problemas con el narcotráfico, pero si mantenemos esta línea nosotros podemos seguir consolidando la democracia, abriéndonos además a otras tareas que necesita el país, especialmente en el campo social.
¿La continuidad de la política de seguridad democrática necesita a Álvaro Uribe como Presidente?
El Presidente ha sido un gran líder, pero también creo que hay muchas opciones que se están mostrando y lo importante es que al lado del liderazgo del presidente Uribe se fortalezcan otros liderazgos. Eso lo estamos viendo y eso es lo sano.
¿Lo que hará usted es defender la seguridad democrática con Uribe o sin Uribe?
Así es, innovando en los frentes en los que tenemos que innovar.
¿ Su aspiración es ir al Senado?
No he tomado una decisión al respecto, pero tampoco quiero inhabilitarme.
¿Le gustaría la presidencia del partido de la 'U'?
Más que aspiraciones personales necesitamos fortalecer los partidos, definir programas, generar garantías, subirle el nivel al debate político.
¿Cuál va a ser su tarea inmediata?
Hay que establecer una interlocución con todos los sectores que se identifican con este Gobierno para buscar una integración o reestructuración de esos movimientos,siempre con una dinámica de consenso que permita hacer viable la continuidad de las ideas del presidente Uribe.
Hay que fortalecer las opciones políticas que están alrededor del Presidente, la dispersión nos hace daño. Hay que conversar con quienes tienen en sus manos las riendas de la política. Lo haré una vez me despoje de la investidura de funcionario.
¿A qué adjudica la dispersión en los partidos de la coalición de Gobierno?
Durante estos años, el Presidente ha mantenido una coalición de diversos sectores políticos; él no tuvo como prioridad constituir un partido. La coalición es de matices y eso tiene ventajas y desventajas. Pero llega un momento en los procesos en que es importante trascender al líder e ir más allá de esa identificación de los ciudadanos con el Presidente. Eso no se puede lograr si no hay unas estructuras partidarias fuertes. Dirigentes del partido de la 'U', de Cambio Radical, de Alas Equipo Colombia, de Primero Colombia y Convergencia Ciudadana consultaron al Consejo Electoral sobre si es posible unir esos movimientos en un solo partido.
¿Usted lo cree conveniente?
En 15 días le respondo.
¿Se va usted contento?
Me voy satisfecho, siento que le he cumplido al país y que he pagado una especie de servicio militar por la democracia. Saqué adelante una tarea que tal vez muy pocos estaban dispuestos a ejecutar, como fue negociar con los paramilitares y desarmarlos. He estado al lado del Presidente en momentos muy difíciles, he aprendido muchísimo sobre administración del Estado, creo que me he enriquecido en ese sentido y me siento alegre por haber contribuido con un Gobierno que sacó a este país de una situación bastante difícil y caótica.
Es decir, ¿ya no hay riesgo de hecatombe?
Hemos remontado la cuesta. Yo creo que nunca hubo riesgo de hecatombe. Mire: el presidente es un líder, aunque hay veces que nos enfría las tripas a todos. El tiene una intuición sorprendente para enfrentar los problemas y le sale al toro de frente sin temor a que lo cornee. No teme gastarse su liderazgo tomando decisiones polémicas, y con un Presidente así es muy difícil que llegue una situación de hecatombe. Me parece que están dadas las condiciones para que otras personas tomen las banderas del Presidente y continúen esta política, para que se vuelva una política sostenible hacia el futuro.
¿A quién piensa apoyar para la Presidencia? ¿O aspirará usted?
No quiero que me abran proceso en la Procuraduría por hablar de política antes de tiempo.