El contralor
general de la República, Carlos Felipe Córdoba, sorprendido como la
inmensa mayoría de los colombianos sobre las peticiones de nuestras
comunidades indígenas del Cauca, decidió emprender con un equipo de
auditores una gigantesca investigación para establecer qué han hecho los indígenas con todos los recursos que se les han girado en los últimos cuatro años.
Estas comunidades tienen plazo hasta mañana lunes para presentar un informe oficial sobre esos recursos. ¿En
dónde están o en qué se invirtieron? El contralor Córdoba afirma que si
no hay respuestas satisfactorias, presentará la denuncia respectiva a
la Fiscalía, para que haya sanciones penales, y a la Procuraduría, para
pedir penas disciplinarias.
"Nos hemos dado a la tarea
de revisar qué ha pasado con casi 800.000 millones de pesos que se
destinaron en los últimos 4 años para los cabildos indígenas. Solo en el Cauca se han destinado más de 160.000 millones de pesos.
Designamos un gran equipo para que revise qué se hizo o dónde están
estos recursos entregados para que se destinaran a la nutrición y
alimentación de los niños indígenas".
¿Qué dudas tiene usted sobre lo del Cauca?
En
este momento estamos esperando que los gobernadores indígenas nos
respondan una comunicación que les hemos dirigido, sobre el destino que
han dado a los recursos que se les han girado. No nos han respondido
todavía.
¿Cuándo les dirigió la petición?
Al comenzar la semana.
¿Tienen un término?
Sí, cinco días. El plazo se vence mañana lunes.
Como
de todas maneras la comisión de auditores viajará para reunirse con los
gobernadores, ahí, y en el terreno, se harán las preguntas.
¿Y por qué le surgió esa inquietud?
Porque
no podemos ser indiferentes al uso de los recursos de la salud,
educación, alimentación y saneamiento ambiental, que benefician
especialmente a los niños, sean indígenas o no. Pero más actual si se
trata de una comunidad que reclama más recursos. Ese auditaje es
completamente necesario en forma permanente.
¿Se trata de una revisión limitada ahora a los indígenas?
No.
Tanto los indígenas como todos los otros esquemas. ¿Por qué? Porque los
recursos para la salud en Colombia no se irrigan rápidamente a los
hospitales y clínicas para la atención de la salud. Nos concentramos hoy
en los indígenas porque han llegado a la Contraloría varias denuncias
en ese sentido. Por ahora hemos visto que esos recursos girados no
aparecen, ni se sabe en qué se invirtieron. Queremos saber quiénes son
los responsables de ese extravío.
¿Y qué puede la Contraloría hacer si no tiene facultades penales?
Daremos
traslado y trámite a la Fiscalía General y en materia disciplinaria, a
la Procuraduría. La Contraloría va a mirar con claridad cuál debe ser el
cambio por seguir en el gasto de esos recursos para esas zonas
indígenas. No podemos seguir entregando unos recursos que no están
generando el impacto necesario en la salud, la educación y el bienestar
de los indígenas. Lo triste y dramático es que los niños de nuestros
indígenas, tanto en el Cauca como en La Guajira y el Chocó, se nos están
muriendo de desnutrición y de enfermedades no atendidas. Tiene que
venir un debate fuerte sobre cómo se deben ejecutar dichos recursos; ese
debate hay que darlo, y hay que cambiar ese esquema. ¿Por qué? No está
funcionando la ejecución de dichos recursos; hay que ser mucho más
responsables. No se pueden seguir ejecutando los recursos de esta
manera, cuando vemos que no son eficientes.
¿Y también reciben recursos vía regalías?
Claro,
la Ley 1530 de 2012, que regula el funcionamiento del Sistema General
de Regalías, contempla la destinación de recursos para las minorías
étnicas en el país. Los resguardos indígenas tienen la condición de
beneficiarios de los recursos del Sistema General de Participaciones a
través de una asignación especial, y en esa medida, los representantes
legales de los resguardos son gestores fiscales, y lo que estamos
encontrando es que hay ineficiencia en la ejecución de dichos recursos.
¿Cuánto reciben las comunidades indígenas por regalías?
Las
comunidades indígenas, como parte de las minorías étnicas, como
comunidades indígenas y comunidades negras, afrocolombianas, raizales y
palenqueras establecidas en el país, reciben el 3 por ciento de los
ingresos de asignaciones directas de cada municipio en donde están
asentados estos grupos.
En general, ¿las regalías tienen mala utilización en el país?
Hay
mucho dinero malgastado. Recientemente identificamos 39 proyectos
financiados con recursos de regalías, que bien podrán ser consideradas
obras civiles inconclusas o elefantes blancos por un valor superior a
los 194.000 millones de pesos; como, por ejemplo, la construcción del
sistema de acueducto regional costanero, para los municipios de
Canalete, Los Córdobas y Puerto Escondido, en el departamento de
Córdoba, por más de 43.000 millones. ¡Qué tal! Por eso, en el Meta
estamos auditando seis proyectos de alcantarillado pluvial y sanitario
por más de 185.000 millones, para mirar su funcionamiento y si generan
beneficio a la comunidad. También en el Meta estamos auditando siete
proyectos de vivienda de interés prioritario para comunidades indígenas,
también financiados con recursos de regalías, donde hemos encontrado
viviendas inconclusas y sin ninguna utilidad pública por más de 21.000
millones. Y está el 'megacolegio en San Andrés', que no se ha terminado
desde el año 2013, y ya lleva 2.300 millones de pesos invertidos. Mire:
en nuestra bella isla se gastaron 1.300 millones de pesos en comprar
buses para el transporte de los niños: están abandonados en un
parqueadero, sin uso y en deterioro. Hay mucho dinero mal gastado en
este país por mal uso de regalías.
A propósito de regalías, ¿qué piensa del proyecto que se alista para redistribuirlas?
Debe haber una mejoría en la distribución de regalías.
Pero
las grandes ciudades, como Bogotá, Medellín, Cali o Barranquilla, no
son productoras de petróleo, y sus finanzas dependen del ingreso por
regalías. Y las zonas más pobres que reciben esa ayuda, como Chocó,
tampoco lo producen...
Estamos de acuerdo; por eso le digo
que se debe afinar, mejorar, el tema. No puede ser que grandes ciudades y
departamentos con tantas necesidades, como el del Chocó, no puedan
acceder a esas fuentes de recursos.
Y sobre ese tema de regalías, ¿cómo va la contratación?
La
nueva Unidad de Seguimiento y Auditoría de Regalías, junto con el
equipo de 'Océano' de la Contraloría General de la República, ha logrado
identificar que la concentración de contratación es cercana al 70 por
ciento, en donde se evidencian contratistas que han ejecutado proyectos
de diversos tipos sin especialidad alguna; por ejemplo, a un contratista
le asignaron un proyecto de construcción de vivienda, y lo que hace es
trabajar como ejecutor de una despulpadora de fruta. El valor que se
encuentra en la contratación por regalías es de 28,8 billones de pesos,
repartidos en 62.018 contratos.
Usted ha hablado de mejorar la ejecución o mejorar la distribución de regalías...
Se
está realizando seguimiento de la ejecución de todos los recursos de
regalías, y parte del ejercicio que se ha realizado es a través de un
instrumento, Océano. Es un mapeo general del país en el cual se muestran
los índices de recurrencia que tienen ciertos contratistas en los
diferentes departamentos, lo que nos ha llevado a identificar las
dificultades en la ejecución de los proyectos de regalías.
¿Y cuál es el enfrentamiento entre gobernadores y alcaldes sobre regalías?
El
asunto radica en la distribución de los recursos entre los productores y
quienes reciben asignaciones directas y participaciones en los fondos
del Sistema General de Regalías, y que antes de entrar en vigor el
Sistema no contaban con esta participación. Antes, los recursos de
regalías estaban condensados en nueve departamentos, es decir, solo el
17 por ciento del país se beneficiaba de estos recursos, y hoy existe
una distribución en los 32 departamentos, una cobertura del ciento por
ciento, en donde todos los municipios reciben recursos de asignaciones
directas o de los fondos.
¿La Contraloría está interviniendo en la redacción del proyecto de redistribución de regalías?
No, no nos han invitado, pero sí hemos enviado ya nosotros al Departamento Nacional de Planeación temas que se deben mejorar.
La Contraloría acaba de denunciar la existencia de un 'carrusel' de las escuelas...
Abrimos
una indagación preliminar que nos evidenció desfases significativos en
los costos promedio por aula construida. Son varios los casos en que el
costo promedio por aula nueva desborda el que fue estimado en el
documento Conpes 3831, del 3 de junio de 2015. Esas presuntas
irregularidades son motivo de investigaciones que se iniciaron en
materia de presuntos sobrecostos, incumplimientos y demora en la
ejecución de los contratos. La demora afecta a muchos hogares que no
cuentan con jornadas únicas con las cuales formar y proteger a sus
hijos. Eso es grave.
La Contraloría dice que hasta diciembre
pasado, solo se habían terminado 73 proyectos de escuelas y colegios de
un total de 543 aprobados. ¿Qué ocurrió?
El país hizo un
esfuerzo en construcción de aulas para atender la jornada única de
nuestros jóvenes. El propósito era resolver el 60 por ciento del déficit
de aulas, que se estima en 51.000 aulas nuevas y ampliadas. Nos
preocupa que solo se han entregado 73 proyectos de un total de 543
aprobados. Y de estos solo se comenzaron 310, de los cuales 237 aún se
encuentran en obra negra, y de los 73 terminados solo se han entregado
12 proyectos, que equivalen a 230 aulas, de las cuales solo 131 son
nuevas, cinco especializadas y el resto, mejoradas. En síntesis, han
entregado 1.310 aulas de las más de 30.000 proyectadas, algo así como
solo un 4,3 por ciento.
¿Qué tanta es la responsabilidad de la firma portuguesa Mota-Engil?
No me voy a referir cuando hay investigaciones en marcha a nombres, empresas y contratistas en particular. Podrían recusarme.
¿Por
qué las obras adjudicadas a multinacionales terminan, por lo general,
mal? Le cito unos ejemplos: Mota-Engil, de Portugal, en la construcción
de escuelas; Camargo Correa, del Brasil, en Hidroituango; Cemex, de
México, con TransMilenio; Odebrecht, de Brasil, con la Ruta del Sol;
Sacir, de España, con el puente Hisgaura en Santander; Inassa, de
España, en servicios públicos de Barranquilla; Gas Natural Fenosa, de
España, en Electricaribe; Cb&I, de Estados Unidos, en Reficar;
Hidalgo e Hidalgo, de Ecuador, en la Ruta del Sol; Commsa, de España, en
la troncal del Magdalena Medio, etc.
Los contratistas extranjeros no son buenos ni malos per se.
Con su experiencia y capacidad probada, le pueden aportar mucho al
desarrollo de la infraestructura del país. Pero a veces pareciera que no
dimensionaran bien el alcance de los proyectos, y por esa falta de
planeación fallaran en su ejecución. Quiero decirles a esas firmas
extranjeras que no vamos a permitir que vengan a Colombia a hacer lo que
en sus países no hacen. Vamos a ser exigentes con ellos y nos vamos a
apoyar en instancias internacionales para recuperar los recursos que se
lleven. La colaboración internacional nos permite hoy hacer eso, y lo
vamos a hacer.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO