La salud en Colombia enfrenta una gran encrucijada". La afirmación la hace la presidenta de la Asociación Colombiana de empresas de Medicina Integral (Acemi), Ana María Vesga. Su gremio reúne a todas las EPS del régimen contributivo.
Trabajó seis años en la Andi, como líder de la Cámara de la Industria Farmacéutica y en la vicepresidencia de salud. La doctora Vesga es egresada de las universidades de los Andes de Bogotá y la Complutense de Madrid.
¿Cuál es la situación de la salud hoy en Colombia?
Estamos frente a un momento realmente histórico de la salud en Colombia. Luego de 30 años de recorrer un camino de grandes logros, nos enfrentamos a una gran encrucijada. Habría que decir que hay graves faltantes presupuestales, una insuficiencia grave de recursos que está asociada al hecho de haber aplazado las decisiones de fondo que requiere el sistema. El envejecimiento de la población colombiana, el acceso a más tecnología y tratamientos más sofisticados hacen notables los rezagos de salud que nos dejó la pandemia; todo esto sumado nos impone un escenario de grandes desafíos.
¿Cuántas EPS sobreviven?
Hay 28 EPS, de la cuales siete están en medida de intervención.
¿Funciona bien la salud en Colombia?
Hoy sigue funcionando, pero se está deteriorando.
¿Qué la deteriora? ¿Hay una crisis?
Hay un problema de financiamiento estructural que tenemos que resolver como sociedad. Es clave tener una conversación sincera y profunda alrededor de qué tipo de sistema de salud queremos tener.
¿Entre cuál y cuál?
Tenemos un plan de beneficios prácticamente ilimitado. Este es un sistema de salud donde, además de toda la atención en salud, se entregan pañales, se facilitan cuidadores, suministra transporte. Es decir, el sistema está lleno de beneficios, cada vez más crecientes, que debemos asumir. No es que sea malo, pero no podemos gastar más de lo que tenemos disponible porque eso nos lleva a la quiebra.
La salud en Colombia está atravesando en este momento una crisis. ¿Qué hacer para remediarla?
Hay solamente un solo camino, reconstruir confianza.
¿Confianza en qué?
Tenemos que recuperar la confianza entre todos los actores del sistema. Llevamos muchos meses acusándonos mutuamente y buscando culpables, en un ambiente de alta exacerbación política, sin conversar y concertar las soluciones. Nos toca lograr un gran pacto y concertar las soluciones del futuro pensando en los pacientes.
Explíqueme eso, por favor...
La discusión sobre la salud, que debe estar enfocada en los pacientes, en la calidad del servicio, en la cobertura a todo el país, en la salud de las familias, se convirtió en una discusión binaria entre lo público y lo privado, los buenos y los malos. Y en esa pelea resultan perdiendo los pacientes. Esto tiene que parar. Hoy más del 90 por ciento de la atención en salud del país la presta el sector privado.
¿Este es un sistema que no puede ser público?
El modelo de atención en Colombia es exitoso por ser una gran alianza público-privada. Nos enredamos en un debate innecesario. El dilema no es si público o privado. La respuesta es que el sistema debe estar orientado en la salud de los colombianos. Las 28 EPS que siguen prestando el servicio atienden la salud de la gran mayoría de los colombianos con gran reconocimiento de los pacientes. El estudio de calidad de vida del Dane dice que el 83,6 por ciento está satisfecho con su servicio de salud.
Pero en términos concretos de recursos, ¿cómo están las EPS hoy?
De las 28 EPS que operan hoy, solo diez tienen patrimonio positivo.
¿A cuánto puede ascender ese patrimonio negativo?
A 7,4 billones de pesos.
¿Y eso quién lo debe?
Eso es lo que llamamos la deuda actuarial con el sistema de salud. Durante muchos años, la insuficiencia de la UPC ha derivado en que las EPS, para atender a la población, han dispuesto de su patrimonio y lo han ido consumiendo hasta llegar a esta cifra negativa.
¿Quién va a pagar esto?
Yo quiero insistir en que la solución es pensar hacia el futuro, y esto nos debería llevar a un análisis profundo y tranquilo para definir una estructura sostenible de salud, sostenible para el país a partir de un análisis del comportamiento del gasto en salud durante los últimos años que permita encontrar las soluciones de forma integral, incluyendo las financieras. Entretanto, es clave resolver un problema de cierre para el año 2024.
¿Qué quiere decir?
Este año 2024 tiene un déficit proyectado de UPC de 2 billones de pesos.
¿Quién le debe a quién?
El cálculo de la UPC para 2024 se quedó corto.
¿Y por qué el Estado se niega a aumentar la UPC?
No hemos logrado un acuerdo técnico y un consenso alrededor de ese déficit.
¿Y el ministerio no reconoce que sea insuficiente?
No lo ha reconocido a pesar de tener toda la información a su disposición.
¿Y qué alega el Gobierno?
Que el problema no es de insuficiencia, sino de ineficiencia.
¿Y usted qué dice?
Que debemos buscar soluciones de fondo y salir de ese círculo vicioso. Lo importante es centrarnos en el servicio y en los pacientes.
¿Es eficiente el servicio?
Sí es eficiente. Con 1,4 millones al año aproximadamente se cubre la salud de las personas, pero también, en algunos casos, hay mucho desperdicio.
¿En dónde está el desperdicio?
Por ejemplo, cada vez que un usuario no atiende una cita médica y se pierde esa oportunidad de esa atención con ese especialista. Hay una ineficiencia cuando a un paciente le entregan una fórmula médica en una cantidad que no necesita. Cuando se ordenan exámenes que no son necesarios. Cuando se contrata mal, cuando se paga mal.
¿Y qué se debe hacer para mejorar el sistema?
Se necesita que los hospitales cuiden sus procesos para ser eficientes. Se necesita que los médicos ayuden en la prescripción de lo que realmente se requiere y no contribuyan al desperdicio. Las EPS tienen la obligación de buscar eficiencias.
¿Cómo hacemos para conciliar ese ingreso con esa expectativa que hay en el ciudadano y que está en el plan de beneficios?
Se trata de una decisión como sociedad. Colombia lo ha hecho en el pasado. Hemos logrado consensuar cosas en momentos muy difíciles y salir al otro lado. Pero un primer tema hace necesario que definamos los límites. Si obligan a la EPS a pavimentar la entrada de la casa para que la silla de ruedas pueda funcionar, entramos en un escenario insostenible. Por eso es clave llegar a un gran acuerdo por la salud como el que viene promoviendo el Gobierno para conciliar lo que queremos con los recursos disponibles.
¿Y cuál es su opinión sobre la asimetría territorial?
Ese es uno de los temas que requieren un consenso más rápido. El sistema debería concebirse con una lógica de territorios en donde el Estado hiciera presencia en aquellas zonas donde los privados no pueden llegar, por ejemplo, por razones de orden público. No hay ninguna razón para que todos los municipios del país no tengan una atención correcta en salud. Yo creo que aquí podríamos hacer muy rápido acuerdos para ampliar coberturas y cerrar las brechas
¿La salud en Colombia es un negocio?
La salud en Colombia es un derecho casi universal, un bien público cuyos logros son reconocidos internacionalmente. Y debe ser rentable para que sea sostenible, sí. Con base en pérdidas no es posible mantener ningún sistema. Debe ser rentable, pero, por sobre todo, debe estar centrada en el servicio al ciudadano. Yo creo que la reforma que va a presentar el Gobierno la próxima semana es una gran oportunidad para lograr ese gran acuerdo por la salud.
¿Y de lo que ha conocido que podría decir?
Seguramente tendrá algunos elementos con los que estuvimos de acuerdo. Pero hay que recordar que no hay ningún tipo de contacto con el Gobierno desde principios de mayo.
¿Qué plantea el borrador?
El borrador plantea una reforma acotada, muy acotada, de menos artículos, con topes o límites, que básicamente transforma a las EPS en gestoras, se les quita el riesgo financiero, les quitan el manejo de la UPC, las despojan del manejo de los recursos. Mejor dicho, les quitan las alas a las EPS.
Pero ¿la gran reforma que se anuncia mañana o el martes, cuál es?
La gran reforma es que se desarticula o se descompone el aseguramiento en salud como lo conocemos hoy. Actualmente, las EPS cumplen dos funciones, la gestión del riesgo y la salud. Es decir, usted es afiliado a una EPS y esa EPS responde por usted desde la puerta de entrada al sistema hasta la alta complejidad y, adicionalmente, la EPS gestiona recursos de esa UPC para pagar esa red.
¿Y en qué consiste la reforma que se presentara mañana lunes o el martes?
En la atención primaria se conforman los CAP, los Centros de Atención Primaria, que van a estar para toda la población, desarticulados de la gestora. Es decir, la gestora ya no tiene gestión sobre la atención primaria y la gestora tampoco tiene la administración de los recursos. Si usted me pregunta cuál es el gran cambio, es que se rompe el modelo de aseguramiento en salud que ha tenido el país.
¿Usted cree que las EPS deben continuar?
Sí, creo que las EPS es un modelo con muchos logros a lo largo de 30 años. Y creo que los colombianos no quieren volver a las épocas tristes y angustiosas del Seguro Social. El caso del magisterio ha demostrado que las EPS son instituciones que aportan un gran valor a la sociedad colombiana.
¿Cuál debería ser entonces, en su opinión, la evolución de las EPS?
Si lo que va a evolucionar es la transformación para convertirse en gestoras, que se hiciera una correcta definición de sus roles y responsabilidades y se les remunerara correctamente por esa función. Que sea clara y explícita la responsabilidad financiera en el sistema y se proteja por sobre todo a los usuarios y los recursos de la salud.
¿Y cómo se logra eso?
De eso se trata el gran acuerdo nacional de la salud que propongo. Hay que convocar a pacientes, prestadores, hay que hacer un diálogo sobre la salud y tratar de que ese acuerdo sea validado por todos los actores políticos.
¿Cuál es concretamente el acuerdo que se propone?
El acuerdo nacional sobre la salud es una sumatoria de la acción de todos los actores del sistema. En el caso de las EPS, hemos dicho que estamos dispuestas a transitar al modelo de gestoras, pero queremos ser relevantes en ese rol y aprovechar nuestras capacidades. Y, sobre todo, hay que evitar el desgaste progresivo del sistema que se está deteriorando
.¿Y si no se detiene su deterioro, qué puede pasar?
Pues lo grave es que el deterioro del sistema de salud se mide en enfermos desatendidos, en demora en entrega de medicamentos y, en últimas, tristemente, se mide en muertes. Eso es lo más grave que le puede pasar.
¿El diálogo del acuerdo debe ser entre qué actores?
Todos los actores del sistema sin excepción deben participar. El gran acuerdo nacional debe reactivar el sistema.
Yamid Amat