El centralismo en Colombia fracasó. "Tenemos que avanzar hacia un Estado con mayor autonomía territorial", asegura el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, en diálogo con este cronista para EL TIEMPO. Uno de los temas centrales que atrae hoy la atención pública es ese: el centralismo.
¿Por qué muchos sectores del Estado, desde el Congreso de la República hasta las altas cortes, y la opinión pública en general, consideran que el centralismo en el país está en crisis y que se debe fortalecer mucho más a las regiones?
Significa que hay un cambio para bien en la autonomía territorial y en la descentralización en Colombia. En el año 2000 se aprobó una contrarreforma de esa norma constitucional del 91 y pasamos de girar a los departamentos un 46,5 % de los ingresos corrientes de la Nación a que el giro de esos recursos no estuviera atado a los ingresos de la Nación, sino al índice de inflación anual en Colombia.
Entonces, a partir de ese momento crecieron muy poco las transferencias...
Exactamente. Las participaciones regionales de transferencias crecieron vegetativamente: lo que hacían a partir del 2001 era liquidar año tras año según la inflación. Ese cambio de fórmula se mantuvo hasta el 2017.
¿Y eso qué significó?
Los cálculos más modestos dicen que entre 300 y 320 billones de pesos que se han debido girar en esos 15 años se quedaron en el Gobierno central. Ya el año pasado el Gobierno no les giró sino el 23 % de los ingresos corrientes de la Nación a los departamentos y municipios. Es decir, la mitad de lo que ordenaba la Constitución.
¿Qué se piensa hacer para enfrentar esa situación?
Lo que vamos a hacer es transferir recursos a los departamentos, pero lo vamos a hacer con competencias. Lo que se ha hecho en los últimos veinte años en Colombia es un centralismo que ya fracasó. Transferíamos competencias a los departamentos y municipios y no les dábamos recursos.
Pero, señor ministro, eso no es nuevo...
No es nuevo. Antes de la Constitución del 91, Colombia vivía un Estado totalmente centralista. Pero también es cierto que el centralismo ya fracasó y tenemos que aceptarlo para resolver los problemas de la gente y en eso tenemos que avanzar gradualmente. Ir hacia un Estado con mayor autonomía territorial.
¿No es recomendable seguir con este Estado centralista?
El tamaño y la población no permiten que ese Estado se maneje desde un Gobierno central aquí en Bogotá, alejado de las realidades territoriales. Ese modelo de gobernar a Colombia ha fracasado y es el que nos ha mantenido en la violencia y en la exclusión en los territorios. Es el que no ha permitido consolidar la paz, es el que ha ampliado las brechas territoriales. El centralismo sí fracasó. Los intentos de descentralización, de autonomía territorial, no los hemos concretado, pero esta es una gran oportunidad para hacerlo.
¿Y para lograr esa conquista, señor ministro, qué se debe emprender?
Pues yo creo que primero hay que entender que el centralismo fracasó. Que no podemos seguir con el mismo modelo para gobernar este país cuando no hemos sido capaces de consolidar la paz, de tener seguridad en los territorios, donde hay cientos de municipios sin agua potable, sin saneamiento básico, sin un acceso a educación de calidad, con dificultades en salud, por solo mencionar los derechos básicos esenciales. No nos podemos quedar anclados a statu quo como si esto estuviera funcionando bien, y no está funcionando bien.
Al margen de eso, el acuerdo de paz, señor ministro, señaló un compromiso con 170 municipios Pdet (Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial), en donde viven 7 millones de compatriotas...
Son los compatriotas más afectados históricamente por la violencia, por la exclusión, por la desigualdad. Si no transformamos esos territorios, no va a ser posible conseguir la paz en el país y se van a seguir reciclando las violencias. Entonces, lo primero que tenemos que hacer es reconocer el fracaso del centralismo. Lo segundo es pedir una buena ley de competencias. De alguna manera, el acto legislativo es como una sombrilla. Y ahora necesitamos, debajo del paraguas, que haya varias leyes. La primera es la ley de competencia y para eso necesitamos un espíritu de concertación nacional.
¿Qué proyecta hacer el Gobierno para lograrlo?
El Gobierno va a convocar a gobernadores, alcaldes, a las distintas fuerzas políticas del país, académicos, a expertos en descentralización. Vamos a pedir cooperación internacional, de misiones, de organizaciones y de países que han transitado este camino hacia la autonomía territorial, hacia la descentralización, para que podamos trabajar técnicamente una muy buena ley que rediseñe el Estado hacia el futuro. Y vamos a tener también que cambiar la ley de ordenamiento territorial para fortalecer los esquemas de asociatividad.
Hay en la opinión sentimiento de frustración frente al centralismo...
Sí, frente a lo que significa Bogotá injustamente, porque Bogotá también es víctima del centralismo en muchas materias.
Otro tema: ¿por qué hay tanta polémica, tanto debate, tanta discusión, sobre el Sistema General de Participaciones?
Porque usted no puede hacer un cambio estructural en ningún Estado, en ninguna sociedad, sin polémica y sin discusión. Yo celebro que se haya presentado ese debate. Eso significa que es una reforma trascendental y de fondo para el país. No podíamos quedarnos en ese centralismo fracasado, que algunos añoran. Pero vamos a avanzar hacia autonomía territorial, porque vamos a rediseñar el funcionamiento del Estado. Y lo vamos a hacer bien. Garantizando sostenibilidad fiscal. Aquí se trata es de una redistribución de recursos y competencias. Todos los sectores de la sociedad colombiana pueden estar tranquilos porque lo vamos a hacer con los mejores técnicos, con la mayor seriedad, convocando a todos los sectores de la sociedad. No nos podemos quedar anclados a un pasado de centralismo que no ha resuelto los problemas de los territorios en Colombia, que genera cada vez más frustración y más indignación contra el Gobierno central en esos territorios. Y yo creo que la manera de fortalecer la democracia y de fortalecer la unidad territorial de Colombia es precisamente avanzar en esa autonomía. Por eso se ha generado esa polémica. Porque lo más cómodo es no hacer nada, quedarnos como estamos, resignados a la inercia. Desde ese punto de vista territorial, donde son unas pocas regiones de Colombia las que concentran los recursos de inversión del país. Un país en el cual hace cuatro años el 80% de los ingresos corrientes de la Nación se quedaba en Bogotá y solo el 20 % iba a departamentos y municipios no es un país que pueda funcionar bien, con este tamaño y esta población. Por eso, el Estado está ausente en muchas partes del territorio nacional. Eso es lo que queremos cambiar. A ver si logramos, dentro de unos años, tener unos territorios transformados. Si los transformamos, vamos a tener, ahí sí, paz y seguridad.
En resumen, señor ministro, el objetivo futuro fundamental del Gobierno es acabar con el centralismo...
Es ir reduciendo esa dependencia de los territorios del Gobierno central en los territorios, acabar ese centralismo y avanzar en un concepto real y eficaz de autonomía territorial.
¿Y con qué medidas concretas, puntuales, arranca este proceso, señor ministro?
La más importante en los próximos dos años, desde el 1.º de enero del 2025 hasta el 31 de diciembre del 2026, es la discusión sobre la ley de competencia. Mientras tanto, vamos a seguir con el mismo esquema de transferencias que se están girando a las regiones. Con la fórmula que está hoy, no va a pasar absolutamente nada hasta que aprobemos la ley de competencia.
Usted dijo, señor ministro, que la ley de competencia no se aplica bien. ¿Cuál ley?
Es que no tenemos ley de competencia. La tendríamos que expedir. Para buscar más recursos, más competencias y más poder a los departamentos y municipios y reducir el tamaño del Estado central en Colombia.
¿Qué se buscaría con esa ley?
Rediseñar el Estado colombiano. Las funciones del Estado colombiano. Cada vez menos el Estado central cumple unas funciones, o no las cumple bien.
¿Pero para buscar fundamentalmente qué?
Para buscar que la gente viva mejor en los territorios y cerrar las brechas territoriales que hoy nos tiene divididos entre regiones ricas y regiones pobres, regiones con capacidad para su gente, con oportunidades para sus jóvenes, quienes la única oportunidad que tienen se la brindan los grupos ilegales yéndose a las actividades ilícitas.
¿Cuando usted habla de reordenamiento territorial a qué se refiere?
Más que del ordenamiento de autonomía territorial, me refiero a que haya unos departamentos y municipios mucho más fuertes, que tengan más recursos, que tengan más competencias y que puedan comprometerse más a fondo con resolver los problemas de sus comunidades y de su gente.
Es decir, ¿es una acción contra la centralización?
Es una lucha frontal, pero también, al mismo tiempo, gradual. Sostenible fiscalmente. Contra el centralismo, que ha asfixiado las posibilidades de desarrollo de los territorios de Colombia.
¿Y qué se debe hacer en adelante?
El siguiente paso es trabajar intensamente en una ley de competencias que el Gobierno tiene el propósito de impulsar y que se apruebe esa ley en el próximo año y medio, con un gran acuerdo nacional.
¿Cómo piensa lograr ese acuerdo nacional?
Es la primera tarea que vamos a hacer en enero del próximo año. Los interlocutores de esa ley son muchos en la sociedad colombiana, pero unos interlocutores básicos importantes son los gobernadores y alcaldes de todo el país. También hay que dialogar con los educadores, con Fecode. Hay que dialogar con los trabajadores, hay que dialogar con los expertos y académicos en estas materias. Hay que dialogar para que contribuyan en esta ley con todas las fuerzas políticas del país, que tiene una visión sobre el desarrollo territorial. Se abre una gran conversación nacional alrededor de la autonomía territorial en Colombia y es un debate que estábamos en mora de hacer ya desde hace bastante tiempo frente al fracaso del sueño o de la promesa de la descentralización que tuvimos en la Constitución de 1991.
Es decir, señor ministro, ¿se trata de una reforma del Estado?
Un rediseño del Estado, de sus funciones, de sus competencias, del manejo de sus recursos. Tendremos que fortalecer las capacidades institucionales de municipios y departamentos. Esa transferencia de competencias tendrá que ser gradual, selectiva.
¿Para fortalecer qué cosas, por ejemplo?
Hay que volver a estudiar el tema de qué hacemos para fortalecer los fiscos, para que los municipios y departamentos recauden más impuestos y no sigan atados a una estructura tributaria del siglo XIX, dependiendo solamente del tabaco, del alcohol. Hoy se abre un mundo de posibilidades para construir un nuevo Estado. Es decir, el comienzo de un rediseño del Estado.
Yamid Amat