El presidente Petro anunció o comentó en una reunión con periodistas que la mayor parte del producto de la reforma tributaria será destinada a educación...
Cuando yo me reuní con el presidente Petro, antes de aceptar el Ministerio de Educación, él me dijo lo mismo. Me comento que la educación es prioritaria.
¿Qué significa que el sector vaya a ser prioritario?
Significa que tendrá un lugar preponderante en los presupuestos y en el plan de desarrollo. Las prioridades serán cuatro. La primera es la ampliación de la cobertura de educación superior en 500 mil jóvenes, una revolución; la segunda es la infraestructura educativa, incluida la infraestructura para la educación superior, en el Catatumbo, en la Mojana, en la isla de San Andrés, para citar ejemplos; la tercera, la alimentación escolar como una estrategia de seguridad alimentaria, y la cuarta, la recuperación de las pérdidas de aprendizaje postpandemia: que escuela y maestros recuperen la centralidad en la sociedad.
¿Los 500.000 mil nuevos jóvenes en educación superior en universidades públicas?
Es la meta total del sistema, no solamente las universidades públicas.
¿Pero cómo hace el gobierno para aumentar los cupos en universidades privadas?
Vamos a hacer una reforma al Icetex con el propósito de que los créditos educativos tengan tasas máximas de IPC (índice de precios al consumidor, es decir, inflación). Tendremos más de 100 mil jóvenes beneficiados. Esta medida va a aumentar la demanda, lo que tendrá un efecto sobre la cobertura.
¿Pero cómo se producirá ese aumento?
¿Cuál es la aplicación de la gratuidad que me mencionó antes?
Va a fortalecerse. Además de los recursos de gratuidad, los recursos del presupuesto 2023 para las universidades públicas crecerán a IPC más cinco puntos porcentuales. Este aumento lo logramos en estos 100 días. Estamos ahora en mesas de trabajo para la reforma a la Ley 30 de 1992, lo que garantiza el financiamiento adecuado de las universidades públicas.
¿Y se ayudará de alguna manera a la educación superior privada?
El Estado no va a financiar directamente como lo hizo anteriormente con programas como Ser Pilo Paga. Lo vamos a hacer con la reforma al Icetex que garantiza condiciones financieras justas y asequibles.
¿En qué consistirá la gran reforma al Icetex?
Tiene dos partes: la primera, busca mejorar las condiciones de acceso por medio de tasas de interés razonables. La segunda, es una política de humanización que incluye algunas, subrayado ese algunas, condonaciones.
¿No se van a condonar todas las deudas?
No, eso es imposible. No podemos hacer locuras.
¿A cuánto asciende la deuda?
Aproximadamente 9 billones de pesos. Viene acumulada desde décadas atrás para 120.000 estudiantes. Fiscalmente es imposible.
¿Ni tampoco a estudiantes que por alguna razón no terminaron sus estudios?
Vamos a condonar las deudas de 57 mil jóvenes beneficiarios de créditos condonables que, por razones burocráticas, no se habían condonado. También de tres mil estudiantes de Ser Pilo Paga que no culminaron los programas en los que se inscribieron inicialmente. Así mismo, vamos a condonar 30 por ciento de las deudas a 5 mil estudiantes sujetos de especial protección constitucional. Para este fin tuvimos que conseguir 40 mil millones. Encontramos desfinanciado este programa de condonación. Si usted condona toda la deuda en bloque, ¿quién vuelve a pagar un crédito educativo en Colombia? Nadie. Eso tendría un efecto devastador sobre el sistema mixto de educación superior en Colombia.
¿Se aplicará alguna medida coercitiva contra los deudores?
No me gusta esa palabra. Hablé de humanización. Los estudiantes quieren cumplir, saben que tiene una obligación, lo hacen sin coerción, a conciencia, porque saben que con los recursos pagados van a financiar a otros estudiantes.
¿Cuál es pensamiento general sobre la educación superior?
El mundo está cambiando, la educación superior está cambiando de manera fundamental. La educación tecnológica está ganando importancia. Las universidades están interesadas. Hay una demanda evidente por programas más cortos que permitan una inserción más rápida en el mercado laboral.
¿Más programas tecnológicos, por ejemplo?
Sí, siempre y cuando sean pertinentes y de calidad. Los programas tecnológicos permiten, en algunos casos, una mayor movilidad social. Hay instituciones que están viendo posibilidades allí. Aquí viene otra parte de la reforma que queremos hacer. El Ministerio de Educación ha coartado la innovación de muchas universidades. Hay una cola de 4.000 y pico de registros calificados esperando. Hay una sobrerregulación que les impide a las universidades innovar. Queremos que esto cambie. No queremos esa especie de espiral kafkiano que se creó en los últimos años. El modelo de aseguramiento de la calidad se volvió disfuncional y burocrático. Una tortura.
¿Innovar para obtener fundamentalmente qué beneficios?
Innovar para lograr programas más conectados, mejores, que tengan mayor empleabilidad; innovar para adaptarse a las condiciones de un mundo cambiante; innovar curricularmente; innovar con programas que estén en todo el país; innovar con la virtualidad en posgrados; innovar para incorporar la tecnología.
¿Y de qué manera el Ministerio impulsará esa innovación?
Lo que pasaba era lo siguiente, Yamid, para describírselo de manera precisa. Una universidad encuentra, por ejemplo, que quiere hacer un nuevo programa especializado en ciberseguridad, que tiene una gran demanda. Presenta al Ministerio la petición para tener un registro calificado. El Ministerio se demora dos años y medio aprobando. Cuando lo hace, ya ese programa se volvió obsoleto. Eso es lo que tiene que cambiar y en eso es lo que estamos trabajando.
Vienen unas medidas puntuales. Por ejemplo, vamos a extender hasta 2025 los registros que no se hayan vencido y vamos a derogar dos resoluciones que habían llevado a la excesiva burocratización, la 15224 y la 21795 de 2020.
Pero entonces, ministro, ¿de quién depende la dinámica que deberían tener las universidades en innovar?
De todos. El Ministerio debe ser un facilitador. Hemos hablado solo de universidades. Yo quisiera corregir un poco. Son las universidades, es el Sena, son los institutos tecnológicos públicos y privados. Las instituciones son autónomas, pero depende del Ministerio que no existan barreras artificiales en la regulación.
¿Y qué va a hacer el Ministerio?
Vamos a reformar integralmente el sistema de aseguramiento de la calidad.
¿Eso qué significa?
Las instituciones han estado empantanadas en obstáculos burocráticos. Necesitamos un sistema operativo en el que prime la razonabilidad.
¿Sobre estos temas ha hablado usted con los rectores?
Sobre dos temas, la generación de oportunidades a nivel individual y su aporte al desarrollo territorial a nivel colectivo. Las universidades tienen que ser las protagonistas de las nuevas historias de desarrollo.
Cuando usted fue rector de la Universidad de los Andes, ¿qué pensaba que debería hacer el Ministerio de Educación para mejorar la educación superior?
Me di cuenta que la regulación existente, mal enfocada, llevaba a que no se pudiera innovar. Yo como investigador creo en la inversión en ciencia y tecnología, en la sociedad del conocimiento. Es importante la conexión entre universidades públicas y privadas y entre las universidades y el sector privado. A mí me gustaba como rector decir lo siguiente como autocrítica. Aquí en Bogotá hay más doctorados por kilómetro cuadrado que en cualquier otro lugar de América Latina.
¿Por qué es tan cara, tan absolutamente cara, tan inalcanzable la educación superior privada en Colombia? ¿No se volvió un gran negocio, como dijo el presidente Petro ésta semana?
Hay casos en los que ha sido un negocio. Pero no voy a generalizar. Me parecería injusto y me parecería problemático para un ministro. Yo confío en mi sector.
¿Por qué hay tantas quejas sobre el Programa de Alimentación Escolar?
Primero, el Programa Alimentación Escolar (PAE), se va a fortalecer para llegar a cobertura universal. Vamos a invertir en restaurantes y cocinas. Para mi es clave el acompañamiento a las secretarías de educación, el involucramiento de los padres de familia y el enfoque territorial.
¿Las que hasta ahora en esta conversación ha enunciado son las únicas reformas que necesita la educación?
El sector necesita otras reformas. Entre ellas, una reforma a la Ley 30 de 1992 y otra al Sistema General de Participación que permite, entre otras cosas, avanzar decididamente en la dignificación de la vida de maestros y maestras.
¿Cuáles son las reformas que vendrán al Plan de Alimentación Escolar?
El PAE será ahora una estrategia de seguridad alimentaria. Tendrá cobertura universal. Se extenderá más allá del período escolar en aquellas regiones con problemas de desnutrición aguda. Tendremos una metodología de alertas semanales. Involucraremos a los padres de familia en zonas rurales.
¿De enero a enero?
De enero a enero en algunos lugares. En eso el presidente ha sido muy insistente. De manera general, yo acepté ser ministro de educación para ayudar a crear un país más justo y decente, por eso voy a trabajar con fuerza. Ese es mi papel, mi función, esa es mi obsesión en este momento.
¿Por qué hay tanta corrupción en el PAE?
Por dos razones. La primera, porque hay falta de capacidades en muchas secretarías de educación. La segunda, porque las normas de contratación pública en Colombia llevan muchas veces a que sean los mismos de siempre los que terminen prevaleciendo. Son los problemas de la descentralización en Colombia. Son los mismos problemas que usted encuentra en algunos de los hospitales públicos. Los mismos problemas en servicios públicos. Para mí sería muy fácil simplemente levantar el dedo y decir corrupto, corrupto, corrupto en este municipio, corrupto. Yo quiero mejor entender el problema plenamente, acompañarlos. La persona que acaba de ser nombrada para manejar el PAE, Luis Fernando Correa, trabajó conmigo en el Ministerio de Salud. Es una de las personas que más conoce de descentralización en Colombia y vamos a trabajar de la mano de las entidades territoriales para combatir la corrupción.
Matrículas gratis. ¿En que estamos?
Esa política se va a fortalecer presupuestariamente. Incluso estamos acompañando un proyecto de ley en el Congreso para que la matrícula gratis sea para todos los estratos socioeconómicos en universidades públicas.
¿Y la educación preescolar, básica y media?
Para primera infancia, es clave la reforma al Sistema General de Participaciones. Sin mayores recursos será muy difícil avanzar decididamente. En la educación media, es fundamental la articulación con el Sena y las universidades. Y para enfrentar las brechas de aprendizaje estamos concibiendo un programa de voluntariado que lleve a miles normalistas y estudiantes a ayudarles a los profesores. Lo tendremos listo el año entrante.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO