"Es un momento nuevo en la historia de Colombia", aseguró el comisionado para la Paz, Danilo Rueda. En diálogo con él, destacó "la actitud respetuosa" con que el Eln recibió en Caracas a toda la delegación del gobierno del presidente Petro.
Curiosamente, el Eln ha tenido en sus filas a sacerdotes como Camilo Torres, y como los clérigos españoles Manuel Pérez y Domingo Laín. Cuando Rueda aceptó ser comisionado de Paz, dijo que lo hacia "para cooperar a que nunca más la muerte violenta y la impunidad sean el presente-futuro y todos vivamos en un país del bello existir, el de la paz, sin exclusiones".
El viernes pasado concluyó en Caracas, sede temporal de la mesa de diálogo, el primer encuentro formal de Gobierno y Eln.
Al comenzar mi diálogo con el comisionado, aseguró que la "estrategia de diálogo con el Eln parte fundamentalmente de lo que se acordó en la administración del presidente Santos con esta guerrilla. Eso es lo que se ha ido desarrollando y hemos encontrado unas coincidencias que han permitido fluidez en los primeros acuerdos, y en la mecánica que estamos acordando, para seguir avanzando en la profundización de varios temas y unos ajustes de agenda que estamos discutiendo".
Usted dijo que representantes del Eln le habían dado muchas certezas durante las reuniones previas al diálogo que comenzó en Caracas. ¿Qué significa?
Las certezas que nos da el escenario de diálogo con el Eln están antecedidas de varios gestos probados por la Oficina de Paz. Primero, la distensión en zonas de su operación; segundo, la liberación de personas bajo su poder, sin mayor exigencia ni contraprestación, y tercero, públicamente las expresiones de 'Pablo Beltrán' han demostrado el compromiso a través de sus palabras de la disposición de construir exitosamente este proceso.
Pero el Eln insiste en la inclusión de toda la sociedad...
El hecho de que hayan manifestado la importancia de la inclusión en estas conversaciones de toda la sociedad es fundamental y la actitud respetuosa con que han recibido aquí en Caracas a toda la delegación y a cada uno de sus integrantes, sin excepción alguna, nos demuestra que hay un nivel de madurez para cimentar un proceso que va a tener resultados muy tangibles en el corto plazo.
Su respuesta parece mostrar una gran confianza suya en el éxito de las conversaciones...
Lo exitoso de este proceso se está viendo en las concreciones diarias y eso significa los alivios humanitarios que ya empiezan a generarse en territorios que han padecido y padecen la violencia. Ahí hay un asunto fundamental que el país reconocerá en su momento. Lo exitoso es que hay un diálogo transparente, honesto y donde se ponen todas las cartas sobre la mesa, eso hace que lo que se vaya a lograr sea sólido.
¿El Gobierno acepta dialogar sobre un cese bilateral del fuego?
La exigencia es esa: unilaterales o bilaterales. No es un capricho del Gobierno, es una exigencia de quienes padecen la violencia. Hay en Colombia esas comunidades rurales que están en esa situación y por eso nos distanciamos de una posición en que se indique que no debe haber cese de fuego de ninguna manera ni de ningún tipo. Aquí el centro del diálogo está en la vida, la protección de la vida, de los civiles, de los combatientes, y entre esos es importante la vida de los integrantes de la Fuerza Pública.
Con respecto a los sucesos ocurridos en el Putumayo donde aparecieron 18 cadáveres, el presidente Petro comentó que se trata de una guerra de mercenarios pagados por el narcotráfico...
Los restos de seres humanos muertos en combate o incluso aquellos de civiles son un reflejo doloroso de nuestro país. Y justo por esa degradación es que insistimos en este momento de la historia en que el centro de la vida a respetar la vida, respetarnos en las diferencias y superar estas violencias armadas en el tránsito a un Estado de derecho donde los derechos de las víctimas, los derechos a la verdad, la justicia, la reparación de la sociedad colombiana y las transformaciones territoriales en justicia social y ambiental sean una realidad.
Usted dijo que los diálogos con disidencias tienen un límite, ¿qué significado tiene esta afirmación?
Los tiempos son cortos. La historia y el momento de la historia nos dicen que hay que parar las violencias. Sin parar las violencias, difícilmente podemos avanzar en escenarios de diálogo.
No está claro si la presidenta de la Asociación de Pequeños y Medianos Industriales (Acopi), Rosmery Quintero, y el presidente de la Federación de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, serán representantes del Gobierno o participantes...
El doctor José Félix Lafaurie ha sido claro en sus manifestaciones públicas. Lo primero que debo decir es que son un colombiano y una colombiana con su historia, su memoria y además están en una actitud de comprensión y de diálogo transparente, abierto. Eso es muy importante en la construcción de la paz. Es la inclusión, nunca la exclusión de nadie.
¿Advierte usted en el Eln una auténtica voluntad de paz?
Pues para nosotros, no solo para mí, sino para el conjunto de los que venimos participando en este primer ciclo, vemos una correspondencia de las palabras con las acciones y los reportes que estamos recibiendo de diversos territorios de Colombia muestran que están cumpliendo.
El presidente Santos, cuando realizó las negociaciones de paz con las Farc, dijo que nada estaba acordado mientras todo no estuviera acordado... Al contrario, el presidente Petro ha dicho con respecto a los diálogos con el Eln que todo lo que se vaya acordando será ejecutado inmediatamente...
Nosotros preferimos tener una visión constructiva y positiva. Este es un momento nuevo de la historia en Colombia y por eso, en este nuevo momento de la historia, los asuntos de la paz tienen unas nuevas metodologías y unos cambios fundamentales respecto a la tradición de cómo se han venido desarrollando escenarios de diálogo, de paz.
El expresidente Duque dijo que jamás habría aceptado un cese bilateral...
Respetamos la posición del expresidente Iván Duque.
Una de las diferencias entre las Farc y el Eln es que las Farc tenían un mando jerarquizado y el Eln tiene un comando central federalizado donde debe realizar consultas con sus seccionales...
Una identidad propia del Eln que conocemos, reconocemos y respetamos, y eso también nos permite decir que, aun siendo un modelo federado y consultivo en la toma de decisiones, lo que observamos en el escenario de esta mesa es que están en coherencia todos sus frentes, todas sus unidades. Y ellos mismos reconocen que hay diferencias. Pero esas diferencias son parte de su construcción orgánica, democrática y su identidad.
¿El hecho de que se haya seleccionado a Caracas para reiniciar los diálogos con el Eln supone una herramienta para comprometer al Gobierno de Venezuela con la paz?
La tradición del Gobierno venezolano siempre ha sido la construcción de la paz. Desde la época de Carlos Andrés Pérez, Venezuela ha jugado un papel en estas relaciones fraternas con nuestro país. Hoy tenemos un nuevo momento histórico, donde también Colombia está jugando un papel muy importante para que se logre una paz de fronteras, una paz regional y, en coherencia, la paz de nuestro país.
El Gobierno de Colombia, bajo la presidencia de Iván Duque, dijo muchas veces que el gobierno Maduro protegía al Eln. ¿Este gobierno confirma esa denuncia?
Lo que hemos constatado del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela es transparencia, coherencia con su rol de garante expresado en la persona del general Carlos Martínez. De la misma manera, el presidente Maduro ha sido claro en su compromiso con la construcción de la paz en Colombia y la importancia de llevar al éxito este proceso de paz.
¿Los acuerdos que se lograron en el gobierno Santos con el Eln se mantienen o serán revisados?
Los acuerdos y la arquitectura lograda entre el Eln y el gobierno del presidente Santos se mantienen y han sido la base del desarrollo de toda la fase preparatoria que supuso la aplicación de los protocolos y la instalación de esta mesa de conversaciones. Estamos en unos ajustes básicos, porque después de tantos años, el país también ha cambiado. Las realidades regionales también han cambiado y eso apoya un escenario de paz exitoso, en este caso con la guerrilla del Eln.
¿Cuál ha sido la mayor dificultad que usted ha encontrado en los primeros meses de gestión?
Las dificultades, más que desanimar, nos reiteran la importancia de la gran apuesta de la 'paz total'. Cada día nos animan a la creatividad, a buscar las salidas, unas salidas que se concentran inicialmente en el esfuerzo de parar las violencias. Lograr que la vida en Colombia sea respetada y que la vida digna sustente la paz.
Con la experiencia y conocimiento hasta ahora adquiridos, ¿qué tan difícil es alcanzar la 'paz total'?
Nos anima el hecho de que los sectores más diversos, incluso aquellos con los que podríamos mirarnos como contrarios en oposición, son conscientes en este momento la paz es incluyente, requiere de todas las voces, de todas las posiciones para poder cerrar estos permanentes ciclos de violencias armadas, que también se alimentan de violencias de pensamiento y de otro tipo de ejercicios de exclusión sobre pobladores, o por sus ideas, por sus sueños o por habitar en sitios de riqueza.
¿Hasta dónde está vinculado el narcotráfico con las disidencias de las Farc y la 'Segunda Marquetalia'?
Para nadie es un secreto que el narcotráfico y otras fuentes ilegales como la minería ilegal, entre otros, han servido para financiar dinámicas de guerra, y esos son asuntos que hay que resolver estructuralmente con otros países y también, por supuesto, con esta política coherente que esta llevando el presidente Gustavo Petro en materia, por ejemplo, de sustitución de cultivos de uso ilícito y en una acción eficaz de inteligencia y de operación de investigación que lleven a identificar los máximos niveles de responsabilidad.
En la primera semana de diciembre se prevé la instalación de la primera mesa de diálogo con las bandas criminales en Buenaventura. ¿Cómo va a ser ese proceso y quiénes se van a sentar en la mesa?
Todo el proceso que se desarrolla en el municipio de Buenaventura está solo en una fase de acercamiento. En el corto plazo estamos concentrando nuestros esfuerzos en los barrios donde habitan varios de los muchachos de estas estructuras armadas y en una apuesta cultural para afirmar el derecho a la vida y en el cual la decisión que han tomado estas estructuras de parar la violencia la vemos como un signo positivo.
Esta meta parece muy ambiciosa...
Pero es ambiciosa en términos positivos, no en términos negativos, porque pretende identificarnos como una patria donde todas y todos los colombianos podamos vivir y vivir en dignidad y en justicia. Donde una democracia evite ya la criminalización, la persecución de los opositores por pensamientos distintos. Y eso es la democracia y el reto de la 'paz total' es la democracia madura, sin ningún tipo de exclusión. Y estamos avanzando y ese es nuestro propósito último.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO