Después de 10 años, el economista antioqueño Juan José Echavarría, master de la universidad de Boston y con doctorado en economía de la universidad de Oxford, se retira de la Junta Directiva del Banco de la República, y ahora puede hablar sin reservas sobre la marcha y la situación de la economía del país. Se atreve a afirmar, por ejemplo, que "en todos los países exitosos se revalúa la moneda". Admite que es una frase poco popular que ningún miembro de la junta se atreve a mencionar.
Echavarría fue nombrado en la junta por el ex presidente Álvaro Uribe, en su representación en el 2003. Fue reelegido por el mismo exmandatario en el 2005. Y por segunda vez reelegido por el mismo expresidente en el 2009. El viernes pasado terminó su periodo.
¿Cuál es el mayor problema del país?
Los empresarios, académicos y políticos encuestados en América Latina responden que los dos principales problemas de su respectivo país son la inseguridad y el desempleo; el terrorismo y el desempleo en el caso de Colombia. Coincido plenamente. Con claros vínculos entre ambos pues el desempleo genera pobreza absoluta y violencia. El desempleo en Colombia es hoy el mayor de la región, pero según la tendencia, se lograrán niveles de un dígito en algunos meses. Los países desarrollados padecen una de las peores crisis de su historia y casi todos los países de la región tienen niveles de desempleo que oscilan entre 4 y 6 por ciento.
¿Cómo puede reducirse el desempleo en Colombia?
Aún padecemos secuelas de la crisis de 1998-1999, y algo tienen que ver las decisiones de la Corte en materia de salarios, las negociaciones del salario mínimo y los parafiscales. Se sugiere que un salario mínimo alto crea demanda agregada, como si aún viviésemos en una economía que no exporta ni importa. No se considera que un incremento del mínimo, mayor que en los países que compiten con Colombia produce efectos similares a la revaluación. Existe un conjunto de ventajas de mantener la institución del salario mínimo, pero éste debe manejarse con sumo cuidado. En Inglaterra existe una comisión de académicos, trabajadores y empresarios que cada año hace recomendaciones al gobierno en materia de salario mínimo. Para generar empleo también hay que crecer e innovar.
¿La crisis que afecta a la industria nacional es grave?
Soy optimista sobre el futuro de la industria colombiana, aun cuando la situación coyuntural es desfavorable. El sector industrial también está creciendo a tasas nulas o negativas en varios países asiáticos, EE.UU. y Europa. Se trata de un sector transable que importa y exporta más que muchos otros y la dinámica del comercio mundial ha sido insatisfactoria en estos años de crisis internacional. Pero las crisis terminan.
¿Por qué cree que la industria apoya los TLC si, aparentemente, la perjudican?
La industria ha aprendido a competir a nivel internacional y por ello apoya los tratados de libre comercio. Ello era impensable hace 20 años. La fuerte revaluación relativa, también la ha golpeado, aun cuando le ha permitido importar maquinaria y equipo a bajos precios.
¿No la castiga también la firma de acuerdos comerciales como el TLC con EE. UU. o Corea?
La economía colombiana sigue siendo una de las más cerradas de la región. La suma de exportaciones e importaciones equivale a 35 por ciento del PIB en Colombia; a 76 en Chile, 55 en China y 49 por ciento en Perú. Solo Brasil muestra valores inferiores. En Colombia no se miran las cifras y se sigue culpando al presidente Gaviria, a sus ministros Hommes y Santos por la 'terrible' y 'calamitosa' apertura. El país tiene que importar y exportar más y esos tratados son un buen mecanismo para lograrlo. De hecho, varios economistas consideran que los TLC constituyen el centro de una sana política industrial. Los TLC se negocian en forma tal que los sectores más sensibles se abren lentamente, en 20 o más años, y lo contrario para los sectores que pueden competir hoy mismo. Y si se firma el TLC con EE. UU. es deseable firmar acuerdos con países eficientes como Corea, que quieran montar plantas en Colombia para exportar a EE.UU. Todos los sectores se iban a quebrar cuando firmamos los acuerdos comerciales con Venezuela y México (G3), con Chile y el Caribe y cuando se dinamizó el comercio dentro del Grupo Andino en la Administración Gaviria. Sin miedo en este campo...El peor camino es el de los mayores aranceles transitorios, pues los impuestos y los aranceles nunca son transitorios. Y los aranceles altos desincentivan las exportaciones. ¿Para qué exportar si tengo un mercado local fácil de capturar?
Un tema de diaria discusión es el reajuste en los precios de la gasolina. ¿Por qué pagar la gasolina a precio internacional si la producimos a bajo costo?
En total desacuerdo. Debemos vender el crudo al máximo precio posible, y la utilidad (el diferencial entre el precio internacional y el costo) debemos asignarla a aquellos proyectos que sean convenientes para el país. ¿No es mejor destinar esos recursos a la reducción de la pobreza absoluta o a la ejecución de algunos bienes públicos como carreteras o seguridad? Es un subsidio totalmente regresivo: en términos porcentuales, beneficia mucho más a las clases medias y altas del país. Por el contrario, debería existir un impuesto alto al sector en la medida en que los vehículos producen congestión y contaminación.
¿No le parece que las últimas medidas de la junta, con usted como miembro, para atacar la revaluación, resultaron inútiles?
Siempre es conveniente matizar la discusión. Quiero decir que es importante que en todos los países exitosos se revalúa la moneda. Es una frase poco popular, que ningún miembro de Junta se atreve a mencionar. Pero yo ya estoy de salida. En pocos países del mundo se ha presentado una transformación tan favorable en el clima de los negocios durante los últimos 10 años como en Colombia. No olvido un artículo de la revista The Economist en 2010. Todos los países andinos estaban en graves problemas, pero la situación colombiana era mucho peor que en el resto de la región. El artículo afirmaba que el país podría no ser viable. Los flujos de capital y la confianza en Colombia revalúan la moneda y producen crecimiento económico. Son dos caras de la misma moneda.
¿Lo que preocupa es la revaluación transitoria?
Exactamente. Quiebra a la industria y la agricultura, y no hay sector productivo que responda cuando se de una devaluación futura. Y no cabe duda que parte de los fenómenos de revaluación pueden ser transitorios. La tasa de cambio real se devaluó década tras década durante todo el siglo XX, y los episodios de revaluación fueron transitorios. De hecho, la tasa de cambio real hoy es similar a la de comienzos de los 80 y apenas un poco inferior a la de mediados de los 90. Los mercados tienden a olvidar las cifras históricas.
Pero el Banco incrementó la compra diaria de dólares y la tasa de cambio continuó revaluándose.
Todos los estudios disponibles indican que las compras diarias cercanas a US$ 20 millones -el nivel se incrementó en la última junta- tienen un impacto importante sobre la tasa de cambio. Y el Banco ha estado comprometido con la lucha contra esa revaluación transitoria y nociva para el país. Pero el Banco necesita mayor acompañamiento del Gobierno. Colombia requiere un superávit fiscal si quiere que nuestras exportaciones sean más competitivas en el exterior. Muchos de los países de la región presentan mejores resultados fiscales que los nuestros. La idea fundamental es que el ahorro nacional, incluyendo el ahorro público, es menor a la inversión, por lo que hay que traer capitales -recursos del exterior- y ello revalúa la tasa de cambio.
¿La compra de dólares no resultó entonces un remedio poco efectivo?
Las medidas del Banco sí han sido efectivas. Por supuesto, la tasa de cambio también depende de muchas otras variables. Es importante, fundamental, por ejemplo, que el Gobierno genere superávit fiscal y eso se logra gastando menos o creando impuestos. Se requiere, además, que haya más ahorro nacional, porque si no lo hay, para invertir le toca traerlo del exterior.
¿Ese es el fenómeno que hay ahora?
Sí, estamos invirtiendo más de lo que ahorramos y para hacer eso necesitamos traer dinero del exterior. Esa es una de las razones de la revaluación.
Entre la alternativa de gastar menos o crear impuestos, ¿qué prefiere?
Gastar menos porque más del 80 por ciento del gasto público son salarios, no es inversión.
¿Ese tema de gastar menos lo han hablado en la Junta?
Siempre.
¿En qué crece el gasto?
Se contrata más gente en el Estado; se gasta en salarios, se gasta en salud, se gasta en justicia, se gasta en burocracia. Colombia tiene un estado muy grande frente a cualquier país de América latina, en materia de gasto público frente al PIB. A lo mejor es importante tener el Estado grande si logramos la paz, pero en los últimos 20 años no se ha visto el gran beneficio de ese enorme gasto público. Advierto que ese crecimiento viene desde el 91, cuando el Estado colombiano comenzó a crecer. Países con estados grandes crecen menos porque los Estados no son muy eficientes para producir
¿Qué es la enfermedad holandesa?
Es una revaluación excesiva que ocurre cuando la tasa de cambio se revalúa como resultado de exportaciones concentradas en bienes primarios como petróleo y carbón. Eso castiga a industria y agricultura.
¿Hay síntomas en de enfermedad como lo dijo Pierre Carlo Padoan, secretario general del gremio de los países ricos, OCDE, organización de cooperación desarrollo económico?
Hay una revaluación causada por las exportaciones petroleras y las mineras,. Ello no necesariamente es una enfermedad si se manejan bien los recursos. Se lo digo de otra manera: si usted bebe en exceso, se emborracha. Sea prudente con la bebida.
¿Hay enfermedad holandesa en Colombia?
La situación es similar a la que vive un hogar cuando se gana una lotería. Si al siguiente día deja de trabajar y derrocha el dinero, queda enfermo. Pero si utiliza bien los recursos de la lotería, vive feliz. Eso es lo que hay que hacer.
'Emisor, una de las entidades de mostrar'
¿Le duele dejar el Banco de la República?
Muchísimo. Es una de las entidades de mostrar que tiene Colombia. El equipo técnico es verdaderamente impresionante, y el trabajo con mis compañeros de Junta fue inolvidable. El resultado ha sido muy satisfactorio. La inflación se encuentra en niveles de 3 por ciento y la economía colombiana ha crecido a tasas promedio superiores a 4,5 por ciento durante los últimos tres años. El banco central ha aprendido mucho de la dura experiencia de 1998-1999.
¿Vale la pena reformar el Banco de la República?
La situación es paradójica. El gerente, José Darío Uribe, recibe el premio al mejor banquero de América Latina en el 2007 y en el 2012, y algunos senadores continúan empeñados en reformar la estructura del Banco. Por supuesto, hay debates interesantes, todos ellos pertinentes: ¿Debe ser Colombia el único país del mundo en el que el Ministro de Hacienda tiene voz y voto? ¿Debe encargarse el Banco de la República de la regulación de los bancos privados? ¿Debe modificarse el período de los miembros de la Junta a 12 o 14 años? Hoy existen períodos de cuatro, y el Presidente de la República decide quién sale y quién entra en cada período. ¿Deben modificarse las reglas de juego cuando hay reelección presidencial...? Pero yo no abriría hoy esa caja de Pandora. El Banco opera bien.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO