‘El gran reto será unir a la Nación para no revivir el conflicto'

El Ministro de Defensa reflexiona sobre los pasos a seguir en el proceso de paz.

Foto: El Tiempo
Sábado 06 de Enero del 2018
"El próximo gobierno tendrá la responsabilidad de mantener la paz, para no volver a una guerra que ya ganamos".

Así, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, expresó su convicción de que, gane quien gane las próximas elecciones presidenciales, "nadie cometerá la insensatez de hacer trizas los acuerdos de paz".

Sobre el cese del fuego con el Eln, que vence este martes, Villegas dijo que espera una prórroga, pero que considera difícil ese objetivo. Y anunció: "Si no hay prórroga, se combatirá a ese grupo con todo el poder de la Fuerza Pública".

"El 2017 pasará a la historia como el año más difícil de la transición a la paz, por ser el primero del posconflicto. El más difícil en todos los sentidos: es el año en el que se prueba la solidez de los acuerdos dándose el desarme, la desmovilización y la reincorporación de los combatientes; el año en el cual se ensayan nuevos métodos legislativos para su implementación, como el 'fast track'; el año en el que aparecen las nuevas instituciones de justicia, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)".

"Es también el 2017 el año en el que los vaticinios que se hicieron al inicio de la negociación -que lo predecían como el más violento en décadas- no se cumplieron y terminó siendo el más pacífico desde hace 42 años. Desde 1976 no había una tasa de homicidios tan baja -24 muertes violentas por 100.000 habitantes- y el número de homicidios más bajo ¡desde 1985!".

¿Dónde están ahora quienes eran de las Farc?

La inmensa mayoría de los exmiembros de las Farc, hoy partido político desarmado, son hombres libres, ciudadanos que tienen libertad de movimiento porque han sido amnistiados y tienen sus procesos judiciales finiquitados. Están donde quieren estar.

¿La mayoría ya están reintegrados a la sociedad?

Sí. Se mimetizaron en la sociedad y en sus familias la mayoría de ellos.

¿Qué va a pasar, finalmente, con la cúpula de las Farc?

Estará a disposición de la JEP, en la medida en que sus integrantes hayan cometido crímenes no amnistiables relacionados con el conflicto, como está previsto en la ley nacional e internacional.

Hay una gran controversia sobre eso: los dirigentes de las Farc están facultados para ser elegidos en marzo para el Congreso, así estén en la JEP. ¿Cómo va a ser eso?

Ese escenario va a tener mucho espacio para interpretación e innovación de los magistrados de la JEP sobre cómo se cumplirán las sanciones y las restricciones efectivas de la libertad. Soy partidario de que puedan ser elegidos y participen en política. Podrán ir al Congreso si los eligen y estar sometidos a la justicia, 'sub júdice', al mismo tiempo. Esa es la novedad que hace estos acuerdos mejores: antes y en otros lugares, se pasó del desarme a la política sin ir a la justicia. En el caso colombiano se podrá ir a la política, pasando obligatoriamente por la JEP. El precio para las Farc, para poder hacer política, es el desarme y la justicia. El precio para la sociedad, para poder desarmarlos y juzgarlos es la opción de hacer política sin armas. Me parece un negocio sensato y conveniente para Colombia.

Pero, esa es, precisamente, una de las críticas que se le han hecho al proceso de paz. El expresidente Álvaro Uribe, por ejemplo, afirma que eso es impunidad...

No hay impunidad, ni para la guerrilla ni para los agentes del Estado ni para terceros. Esa es la gran innovación del proceso. Hay un aparato de justicia que investiga y determina responsabilidades y sanciona. Eso no existía en otros procesos ni aquí ni en el resto del mundo, y con las obligaciones de verdad, reparación y garantías de no repetición que se derivan de la nueva institucionalidad.
¿Cuántos militares y guerrilleros que estaban detenidos están ya libres?

Militares y policías incluidos en los listados para beneficios, 1.955. Beneficiados con libertad, 1.300. Por el momento son 2.405 los que podrían ir a la JEP. De los ex-Farc, 3.800 están en los listados y 3.300 están ya con beneficios de indulto, amnistía y libertad condicionada. Y hay un número importante de amnistiados de jure (con reconocimiento jurídico), en virtud de la Ley 1820.

Una de las cosas que más sorprenden al mundo es que, después de 50 años de guerra, la opinión pública colombiana no apoya con unanimidad los acuerdos de paz...

Ese es para mí el gran reto no solo del próximo gobierno sino de los próximos gobiernos: unir a la Nación para no revivir el conflicto. Es que aquí se dice, con qué facilidad, que van a acabar con los acuerdos. ¿Para un nuevo Nogal? ¿Para volver a los secuestros y las emboscadas? ¿Para los retenes ilegales? ¿Para otra asamblea departamental secuestrada y asesinada? ¿Para ver otra vez a nuestros campesinos desplazados? ¡Es que eso es lo que se ha logrado evitar! En eso consiste el triunfo de la paz: en evitar esas tragedias de manera civilizada y en democracia.
Usted acaba de decir que el reto de los próximos gobiernos es unir a los colombianos. ¿Es que acaso los colombianos fueron divididos por el gobierno actual?

¡No, no por el Gobierno! Por la oposición, que atacó el proceso de paz deformándolo, achacándole defectos que no tiene y negándole toda virtud. La lectura de la paz desde la oposición es mezquina. Todos los gobiernos, sin excepción, y yo soy testigo porque los acompañé a todos, desde López para acá, trataron de hacer la paz con las Farc, incluido el gobierno de Álvaro Uribe. Lo que yo no puedo entender es que ahora esta negociación, que sí fue exitosa, no es aceptable. En cambio las anteriores, que fracasaron, sí. Eso para mí sigue siendo un misterio, que corresponde más bien a una posición pasional que no considera los intereses nacionales.

Este año tendremos nuevo presidente. Sea quien sea, ¿usted ve que los acuerdos de paz corren algún tipo de riesgo?

Estamos hablando de la palabra empeñada del Estado colombiano, a la luz del derecho internacional. Esto no es negocio entre dos vendedores de lotería, sino un pacto entre dos partes que estaban en conflicto armado y que acordaron terminarlo. Ese pacto hay que cumplirlo. No honrarlo sería romper la normatividad internacional y condenar a la Nación de nuevo al riesgo -hoy superado- de asaltos, secuestros, bombas y todos los demás desastres que significaron 50 años de guerra.

¿El próximo gobierno tiene la responsabilidad de mantener la paz?

Creo que sí, porque los riesgos de volver al conflicto suponen volver a una guerra que ya ganamos. La paz es también para nuestros soldados y policías. A veces no se piensa en ellos. Y vea hoy la Colombia rural: el café está en una producción que pasó de 7 a 14 millones de sacos, y vamos para 18 millones en las zonas donde el conflicto estuvo presente: Cauca, Nariño, Huila, oriente del país. Igual pasa con el cacao, la reforestación, el aguacate de exportación, las frutas... Y tenemos 8 y medio millones de turistas internacionales, segunda fuente de divisas del país.

¿Descarta entonces que los acuerdos corran riesgo?

No creo que haya nadie que tenga la insensatez de hacer trizas el acuerdo.

¿La JEP es irreversible?

Yo creo que sí, a pesar de todos los torpedos que le dispararon en esos debates del Congreso. Estuve allí casi tres meses. Me fui a vivir al Congreso y fue realmente una tristeza ver como la formación de una institucionalidad, que solidifica la paz y la tranquilidad en tantas regiones de Colombia, era objeto del más terrible filibusterismo. Toda la capacidad intelectual de la oposición dedicada a que no se dieran los debates, a que no se aprobaran la leyes, no en una controversia de conveniencia, sino simplemente para oponerse a que se avanzara en la implementación.

En el caso del Eln, ¿cuál es el futuro?

Espero que haya una prórroga del cese del fuego, pero no me parece fácil, porque necesita unas precisiones, como un cese de hostilidades mucho más claro. Veo al Eln pensando que están por encima de todo lo que pasa en Colombia. En una eventual prórroga, para el cese de hostilidades, además de elementos como el no reclutamiento de niños, no minado, no ataques a la infraestructura, no secuestro, debe haber un compromiso claro de no afectación a la población civil y no delinquir.

¿Eso no estaba en el cese del fuego actual?

Sí, pero faltan elementos como no más extorsión, no más narcotráfico.

¿Qué va a pasar el martes cuando termine el cese del fuego, ministro?

Si no hay una renovación del cese del fuego, la fuerza pública está lista para combatir al Eln con todo el poder que posee, el más grande en nuestra historia.

Por otra parte, ¿qué va a pasar con la propuesta de alias Otoniel, de las 'bacrim', de dialogar? ¿Eso tiene futuro?

Tiene futuro en la medida en que signifique realmente un acogimiento a la justicia, aclaración y entrega de sus bienes. Y suspensión de la delincuencia narcotraficante y mafiosa. Si eso es así, es posible encontrar formas jurídicas; pero si esto simplemente es para intentar una negociación con ingredientes políticos, no vamos para ningún Pereira.

En general, ¿cuál fue el resultado de la lucha contra la siembra de coca y la producción de cocaína, en el año que terminó?

2017 es el año con mayores éxitos contra el crimen organizado: cayeron uno tras otro los cabecillas de grandes organizaciones y fueron incautadas 417 toneladas de cocaína. Eso es histórico.

Pero las imágenes de siembra de coca son impresionantes: en el Catatumbo, en Nariño, en Cauca, en el Putumayo...

Donde no hemos todavía intervenido. Recordemos que nos pusimos una meta de 50.000 hectáreas e hicimos 52.500. El 10 de enero vuelve a arrancar la campaña de erradicación forzosa para 65.000 hectáreas adicionales. Es decir, entre los años 17 y 18 habrá una erradicación forzosa de 115.000 hectáreas, sin contar las de erradicación voluntaria y la sustitución, que ya alcanzan cifras importantes.

¿Qué fuerzas militares va a entregar usted?

Las más fuertes y respetadas que ha tenido el país en toda su historia. Son 240.000 militares y 182.000 policías. 442.000 efectivos de la Fuerza Pública, el más alto número de la historia, con un presupuesto creciente desde el 2010. La tecnología con la que se dotó a la Fuerza Pública en inteligencia, movilidad y entrenamiento es admirada por el mundo.

Su gestión como ministro de Defensa termina este año. ¿Cumplió su misión?

Sí. Me siento plenamente satisfecho y además orgulloso de pertenecer a este gobierno y de colaborar con un presidente transformador como Santos. A mí me llamó para que, desde el Ministerio de Defensa, dirigiera una acción lo suficientemente eficaz en el campo de batalla y en la arena política, como para permitir una negociación con las Farc favorable para el Estado colombiano; y para lograr la creación de una justicia favorable para la Fuerza Pública. Las dos cosas se han cumplido en medio de un fortalecimiento de las fuerzas como el que entrego. El presidente Santos lleva 12 años como jefe de la Fuerza Pública, el colombiano que más años la ha comandado como Ministro de Defensa y como Presidente; y la ha convertido en la más poderosa, la más moderna, la más capaz de afrontar los retos de seguridad, transformación y transparencia. Es una fuerza que ya ocupa un lugar de honor en nuestra historia.