El Gobierno tomó la decisión: "No habrá ningún paso hacia la paz con el Eln que comprometa la seguridad de nuestros compatriotas". Así lo reveló el alto comisionado para la paz, Rodrigo Rivera. Sin embargo, el exministro de Defensa insistió en que el grupo guerrillero reanude el cese del fuego para negociar un acuerdo de paz. Y notificó: "Esta es la última oportunidad que tendrá".
"El presidente Santos ha logrado avances históricos hacia la paz, como lo ha reconocido la comunidad internacional y el Comité del Nobel. Desarmó y convirtió en partido político a la más poderosa y antigua guerrilla del continente. Todo lo hizo para mejorar la seguridad de los colombianos, y no vamos a dar ningún paso hacia la paz con el Eln que comprometa esa seguridad".
Pero, si no hay paz no hay seguridad, y si no hay seguridad no hay paz, ¿no cree?
Deberían ser sinónimos; el asunto es cómo alcanzar ambos propósitos, porque la búsqueda de la paz no puede sacrificar la seguridad de los colombianos. No se logra con simples palabras de paz desvirtuadas por actos terroristas.
Como el Eln sigue atacando, ¿no habrá renovación del diálogo con ellos?
No se puede dar en medio de estos actos terroristas de los últimos días, que marcan un franco retroceso; el Gobierno está escuchando el clamor de la sociedad, de la ONU y de la comunidad internacional de restablecer el cese del fuego para reanudar los diálogos. Es el Eln el que no está escuchando.
¿Mientras el Eln no acepte las condiciones del Gobierno no habrá diálogo?
No se trata de un pulso de condiciones. Sino de realidades elementales. Mientras no existan garantías a la ciudadanía de que este proceso permitirá alcanzar niveles mayores de seguridad, como las conseguidas con el cese del fuego, el Gobierno no va a dar pasos para avalar un retroceso y el regreso a una escalada de violencia que nadie entiende.
El Presidente había dado instrucciones al equipo negociador para acelerar el proceso y para discutir tanto un nuevo cese, más sólido, como el punto uno de la agenda sobre la participación de la sociedad en la construcción de paz, pero lo que vimos fue inexplicable: hechos de violencia que la misma sociedad no está dispuesta a aceptar o a legitimar con su participación.
Hay dos etapas: una, el cese del fuego, que no supone más nada sino detener la guerra; y segundo, el diálogo de paz. ¿Para llegar al cese del fuego qué se necesita?
Se necesita voluntad; el Presidente la tiene y está dispuesto ya a prorrogar el cese del fuego que venía.
Pero el Eln ha dicho lo mismo, pero sigue atacando...
Así es, las palabras coinciden, pero los hechos no. El Eln ha dicho que está dispuesto a negociar un nuevo cese, pero esta semana habló con hechos terroristas
¿El Gobierno qué pide, concretamente?
Que haya garantías de seguridad para que en ese ambiente se puedan negociar nuevas condiciones para el cese del fuego.
Cuando se iniciaron los diálogos de paz con las Farc, no hubo cese del fuego. El diálogo avanzó en medio del conflicto...
En el proceso con las Farc, el cese sería bilateral y definitivo, solo al final. Sin embargo, ambas partes se esforzaron en construir credibilidad y un clima que desescaló la confrontación. Las Farc renunciaron al secuestro y decidieron unilateralmente un cese del fuego y el Presidente respondió con la decisión de suspender los bombardeos. Pero en este caso, el Eln había pedido el cese reiteradamente y con la visita del Papa el Presidente aceptó negociarlo. Con sus imperfecciones, ha representado un alivio para las comunidades. Por eso, nadie entiende la nueva actitud del Eln. Con esta oleada de ataques el Eln les está dando un portazo a la sociedad civil y a la comunidad internacional que han sido unánimes en pedir que se mantenga el cese del fuego y de hostilidades.
¿Mientras no haya cambio de actitud del Eln no habrá renovación del diálogo?
Para ese diálogo, para avanzar hacia la paz se necesitan dos. La negociación por la paz no puede ser un monólogo del Gobierno. Si el Eln tiene voluntad de paz, lo tiene que mostrar con hechos. El Gobierno cumplió rigurosamente el cese del fuego.
Pero otra cosa sostiene el Eln...
El Eln objeta que la Fuerza Pública haya capturado en flagrancia y decomisado un cargamento de cocaína que estaba en manos de unidades del Eln. A eso lo llamaron violación del cese del fuego y también objetan que las Fuerzas Militares hayan rescatado un secuestrado que tenían en sus manos. El Gobierno cumplió rigurosamente el cese, hubo "cero" enfrentamiento entre las partes, las únicas violaciones reconocidas fueron a cargo del Eln: el asesinato del gobernador indígena del Chocó y el asesinato de más de 10 campesinos en Magüí Payán (Nariño), admitidos ambos por estructuras regionales del Eln. También retiraron a sus delegados del Mecanismo de Verificación y Veeduría, incumpliendo sus compromisos en el acuerdo.
Sin cese del fuego, sin diálogo, ¿se vuelve a la guerra con el Eln?
Se vuelve a la dinámica que había antes del cese: el Eln empeñado en ataques terroristas contra la población civil y el Gobierno y la sociedad enfrentándolos con todos los instrumentos materiales y morales del Estado. El Gobierno desearía otra cosa, un esfuerzo exitoso por la paz, porque el tiempo se está agotando por razones prácticas y por la campaña electoral, que genera restricciones.
¿Qué tiempo se está agotando?
El tiempo para tomar decisiones, para que sepamos si el cese del fuego que venía se salva y continúa. El Eln debe tener claro que esta será su última oportunidad.
¿Oportunidad de qué?
De buscarle una salida negociada a esta confrontación.
¿Y si no?
Vea lo que está ocurriendo en la campaña política, en las discusiones públicas. La sociedad, los actores políticos, no solo el Gobierno, estamos exasperados con el recurso a una violencia absurda, injustificada, inadmisible.
¿Quiere usted decir que en un nuevo gobierno todo será diferente frente al Eln?
Lo que le quiero decir es que las oportunidades se aprovechan o se pierden porque los tiempos cambian. Una era la época en que se podía negociar sin condiciones ni restricciones internacionales; otra es esta época en la que tenemos restricciones internacionales pero un marco que nos permitió hacer la paz con las Farc y hacerla con el Eln. Pero si se pierde esta oportunidad pasará mucho tiempo antes de que una nueva puerta de diálogo se abra, si es que se abre.
Usted dice: si el Eln pierde la oportunidad que se le está brindando de paz, ¿lo que viene es qué?
Estará echando por la borda las llaves de la paz que hoy tiene en sus manos.
¿Y eso significa?
Eso significa que habrá demostrado que no tiene voluntad de paz y que su única apuesta es por la violencia. Recibirá entonces toda la respuesta del Estado y de la sociedad colombiana como corresponde a cualquiera que se empecine en utilizar la violencia cuando estaban abiertas las puertas de la paz.
¿Habla usted de acciones como bombardeos?
Todas las opciones constitucionales están al alcance y disposición del Presidente.
¿Y sabe usted qué decisión tomará?
El Presidente tomó la decisión de aguardar hasta reunirse este fin de semana con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. La contribución de Naciones Unidas al proceso de negociación y verificación de los acuerdos con las Farc ha sido realmente invaluable, la contribución que está prestando al proceso de negociación con el Eln es también extraordinaria. Hay, además, razones prácticas: Naciones Unidas tiene desplegados casi cien oficiales suyos en el terreno para verificar el acuerdo del cese del fuego con el Eln. Hay que tomar una decisión: si hay alguna esperanza de que este acuerdo se salve, entonces esa misión se mantendrá desplegada; y si no, pues la misión se irá de Colombia y entraremos francamente en una fase aún más crítica en este proceso con el Eln.
¿Quién tiene hoy la llave del diálogo: el Eln o el Gobierno?
El Eln, y está cerrando la puerta con sus acciones terroristas.
¿Cómo quiere el Gobierno abrir la puerta de la negociación si no hay diálogo?
Es claro que si no hay diálogo no hay quien lo negocie. El Gobierno mantuvo la oferta de continuar el cese, como razonable y positiva respuesta al clamor de la sociedad, de la comunidad internacional y de la Iglesia. Esa oferta se mantiene.
Entonces, ¿el Gobierno le pide al Eln sentarse y dialogar sobre las condiciones de un nuevo cese del fuego?
El Gobierno reitera su oferta de darle continuidad inmediata al cese del fuego para reanudar conversaciones.
Gobierno y Eln piden reformas del acuerdo de cese del fuego. ¿Pero qué tipo de reformas podrían discutirse?
El Eln planteó dos aspiraciones que para el Gobierno son inaceptables. La primera, convertir el cese del fuego en una especie de buzón para que toda queja sobre protesta social o sobre cualquier problemática social fuera tratada como una violación del cese del fuego, aunque no tuviera que ver con estructuras del Eln; por ejemplo, los hechos de Tumaco. Eso no corresponde a lo negociado en el acuerdo de cese. La segunda aspiración del Eln es que la cláusula según la cual la Fuerza Pública mantiene su potestad de actuar en todo el país contra cualquier delito y proceder contra los que estén delinquiendo en flagrancia se le agregue una frase: "salvo contra estructuras del Eln". Francamente son pretensiones inadmisibles.
¿Eso tiene forma de solucionarse?
Claro que sí. Se puede conservar lo que funcionó y resolver lo que generó tensiones. El cese del fuego y de hostilidades que acaba de concluir produjo cero encuentros armados entre fuerzas del Gobierno y estructuras del Eln, eso se puede mantener, y produjo un considerable alivio humanitario. Por eso es que el Gobierno propone que sea el marco de discusión de un nuevo cese, más sólido.
¿Cree usted que el proceso de paz con el Eln tiene salvación o no?
Ojalá. El Presidente tiene voluntad, pero no ingenuidad. La prioridad del Gobierno es garantizar la seguridad de los colombianos: no habrá ningún paso hacia la paz que comprometa la seguridad de nuestros compatriotas.
¿Qué llama usted ingenuidad?
Pues pretender, por ejemplo, aceptar condiciones como las que le mencioné. Sería absurdo aceptar un cese del fuego en el que el Eln no se concentra y a las Fuerzas Armadas les amarramos las manos para que no puedan actuar ni siquiera en flagrancia contra unidades del Eln que estén delinquiendo por todo el país.
El Gobierno dice que desea volver al diálogo si se prorroga el cese del fuego. El Eln dice que mantiene su voluntad de diálogo, pero que las condiciones de cese del fuego deben modificarse. Como el diálogo no existe, ¿quién debe tomar la iniciativa?
En la teoría de negociación hay múltiples respuestas a ese interrogante, el hecho tozudo aquí es que hoy domingo hemos perdido cinco o seis días que pudimos haberlos empleado en Quito en discutir un nuevo cese del fuego y las condiciones para el siguiente paso en una agenda muy ambiciosa para llegar a la paz. Por eso le repito que el tiempo se está agotando.
¿De qué depende que el negociador de Colombia regrese a Quito?
De la respuesta a ese clamor por parte del Eln.
¿De la respuesta a qué clamor?
El de la sociedad civil colombiana y de la comunidad internacional, que están pidiendo que haya continuidad en ese cese del fuego para seguir discutiendo. El Eln está en deuda con la sociedad civil. Dice que le importa, pero a la primera oportunidad desoye su clamor para que pare toda acción violenta.
¿Las relaciones entre el Gobierno y el Eln seguirán congeladas, como están hoy, hasta cuando el Eln no comunique una actitud distinta a la que ha tomado?
El Presidente ha obrado con determinación, responsabilidad y prudencia. Él tiene toda la disposición; pero, como le dije, para avanzar hacia la paz se necesitan dos.