Si el presidente de la República, Juan Manuel Santos, no es reelegido en la primera vuelta de las elecciones, el próximo 25 de mayo, habrá una coalición de todos los candidatos derrotados para enfrentarlo en la segunda.
Así lo prevé el candidato presidencial del Centro Democrático, el exministro Óscar Iván Zuluaga. “El objetivo de todos es que Santos no sea reelegido”, dice, y acusa al actual mandatario de ser responsable de todos los males que puedan ocurrir en el país.
Zuluaga, caldense, hizo parte del gobierno del expresidente Álvaro Uribe, como ministro consejero de la Presidencia y como ministro de Hacienda. Su primera embestida la lanza contra el proceso de paz: “Lo que el Gobierno hace en La Habana es la rendición de la democracia colombiana. ¿Por qué no le cuenta al país lo que está negociando?”
El presidente Santos dijo que no habrá nada acordado hasta que todo esté acordado. ¿No le parece correcta esa posición?
Mientras tanto, vea lo que pasa en el país: aumenta la voladura de oleoductos, sigue el reclutamiento de niños, asesinan soldados y policías, siguen la extorsión y el secuestro. Hay carreteras donde ya no se sale de noche. Los ganaderos, en muchos sectores, abandonan sus fincas.
Está paralizado el sector agropecuario, y mire lo que dijo la SAC, un gremio que dio dos años de margen de espera a ver los resultados de La Habana. El presidente de la SAC dio un testimonio clarísimo de que las Farc no tienen voluntad de paz. ¿Cómo así que el presidente Santos le dice a la SAC, un gremio privado, que tiene que pedirle excusas por plantear un hecho real?
Al país no lo pueden meter en una negociación con los ojos cerrados. Hay que garantizar que los homicidas van a pagar cárcel y que entreguen las armas, que no van a llegar al Congreso los cabecillas que han cometido crímenes atroces y delitos de lesa humanidad. Es que no se puede repetir la experiencia del Caguán, en donde se les entregó a las Farc todo lo que pidieron y ellos se burlaron del país.
Pero eso no fue el presidente Santos.
No. Fue el presidente Andrés Pastrana, porque a él lo elegimos para que hiciera la paz. Pero de ese proceso quedó claro que las Farc son una organización narcoterrorista y no han dejado de serlo. No nos podemos sentar otra vez a negociar sin ninguna exigencia. Los riesgos son enormes porque la actitud del Gobierno es débil. Adicionalmente, el tema de Venezuela es muy delicado. Una dictadura como la de Venezuela, que es cómplice de las Farc, no puede ser garante de la paz.
¿Cree que son absolutamente irreconciliables las posiciones del presidente Santos y del expresidente Uribe?
Santos nos engañó y nos hizo trampa. Debilitó la seguridad democrática; se alejó de la gente; cambió el diálogo social por el diálogo con los cabecillas de las Farc; volvimos al Estado centralista, oligarca y derrochón, y pretende silenciar la democracia.
Si usted fuera elegido Presidente, ¿el proceso de paz de La Habana termina?
Ordenaría una suspensión provisional para exigirle a la guerrilla que, si quieren una paz negociada, tiene que haber un cese de toda acción criminal. No es posible una paz negociada sin imponer un cese unilateral de la acción narcoterrorista. No se negocia en medio de las balas.
¿No es partidario del perdón?
Estamos dispuestos a que se reduzcan las penas en aras de la paz. Estamos de acuerdo en que un guerrillero raso pueda llegar a ser perdonado y hasta elegido. Pero tiene que haber unas condiciones claras para que la paz sea garantía para una sociedad que quiere una paz estable y duradera. Tienen que entregar las armas.
¿Y qué tal que acepten y entreguen armas mentirosas, como ocurrió con uno de los grupos de paramilitares?
Ese fue un caso puntual, pero sí hubo un desmonte del paramilitarismo y sí hubo entrega de armas, sin elegibilidad. Y pagaron cárcel. Esa es la diferencia. Estamos en la obligación, como Centro Democrático, de advertir qué riesgos puede haber en ese proceso de Cuba, y ese debate político hay que hacerlo, porque la reelección de Santos está basada en ese proceso, y eso exige que el país sepa por quién y por qué están votando.
Le repito: ¿no puede haber perdón?
Sí, pero con justicia. Tiene que existir penalidad para los responsables de crímenes atroces y delitos de lesa humanidad.
Presidente y Fiscal han dicho que habrá penas alternativas. ¿Tampoco está de acuerdo?
¿Pero cuál es la pena alternativa? ¿Que estén en la casa? ¡Imagínese! ¡El Fiscal, que tiene que ser garante de la justicia, sugiriendo y defendiendo eso! Si a un colombiano por robar una gallina le dan ocho años de cárcel, ¿cuál es la pena alternativa para un criminal con delitos de lesa humanidad? Estamos hablando de normas del Derecho Internacional, de la Corte Penal. Aquí se quiere perdonar a los responsables de crímenes atroces y delitos de lesa humanidad.
¿Usted cree posible alcanzar la paz con la alternativa cárcel o cementerio?
Claro que es posible, porque si ellos tienen deseos de paz, tienen que parar de delinquir y reconocer el daño que le han hecho a la sociedad. Y pagar con cárcel.
¿En dónde están los 17.000 ‘paras’ que estaban armados y cometieron tantas masacres, y a quienes se perdonó?
Sus jefes están extraditados y en la cárcel. Según cifras del Alto Comisionado para la Reinserción, el 70 por ciento está trabajando en la vida civil, y un porcentaje bajo tomó el camino, gravísimo, de las ‘bacrim’, a las cuales hay que perseguir con todo.
¿Y eso no puede ocurrir con las Farc?
Es exactamente eso lo que pedimos: que a sus dirigentes los castiguen con la cárcel y que a sus militantes se les otorgue la opción de la reinserción. Esa es la esencia de nuestra política de justicia y paz.
Pero ni uno solo de los reinsertados ha sido juzgado.
Hay muchos procesos de desmovilizados en marcha. Se debe ir generando una judicialización. Pero el gran tema son los cabecillas, que han sido los cerebros.
El presidente Santos ha dicho que los cabecillas de 50 años de sangre y guerra están bajo tierra: ‘Tirofijo’, ‘Mono Jojoy’, ‘Raúl Reyes’, ‘Alfonso Cano’, ‘Iván Ríos’, ‘Martín Caballero’, el ‘Negro’ Acacio.
Nos alegra mucho que, al menos en eso, le hayan dado continuidad a lo que nosotros empezamos a hacer.
Pero, según usted, la política de seguridad no continuó.
La política de seguridad es integral. Es seguridad en el campo; es el control de territorios; es no permitir que las Farc asesinen o extorsionen en Colombia, crucen la frontera y no les pase nada en Venezuela; es no tener complacencia con el terrorismo; es una política de consolidación social. Entre el 2010 y el 2013, las voladuras de oleoductos han aumentado 735 por ciento; las de torres de energía, 178 por ciento y los retenes ilegales aumentaron 136 por ciento. Y están negociando con el terrorismo de las Farc en Cuba de igual a igual.
¿Venezuela sigue siendo cómplice de la guerrilla?
Pregúnteles a los ganaderos de Arauca a dónde les toca ir a pagar la extorsión. Vaya a La Guajira, recorra desde Villanueva hasta la serranía del Perijá y pregunte qué les está pasando.
A usted el país lo conoció como buen Ministro de Hacienda. ¿Por qué se volvió tan militarista?
Porque no hay progreso ni economía que funcione bien si no hay seguridad. Paz sí, pero de la mano de la justicia; que se fortalezcan las instituciones y los valores democráticos. Le recuerdo a Ghandi: “Yo soy amigo de la paz, pero no una paz a cualquier precio”. ¿Y habrá en la historia un pacifista mayor que Gandhi? Una paz a cualquier costo no le sirve al país.
¿La alternativa es no negociar y seguir en guerra?
No, la alternativa nuestra es la paz con seguridad democrática y con justicia. Ya habíamos avanzado muchísimo. No entendemos por qué el Gobierno da este salto al vacío.
¿Y cree que las Farc se van a ir tranquilas de vacaciones si tiene una acción de represión?
La institucionalidad tiene que proteger a los colombianos. El Estado es lo suficientemente fuerte y sólido para defender a los ciudadanos en su integridad.
¿A quién cree que los colombianos van a elegir el 25 de mayo?
A Óscar Iván Zuluaga, un hombre que tiene 25 años de carrera política.
Y si lo eligen a usted, ¿no están reeligiendo a Uribe?
Al presidente Uribe lo elegimos senador. Y yo seré el Presidente. Con mi sello, con lo que le vengo proponiendo al país en seguridad urbana, salud, educación, inversión.
¿No son buenas las cifras de inversión extranjera?
Deberían ser mucho mejores. Fui al Congreso minero: por primera vez cayó la inversión nueva en minería.
Pero las cifras de inversión bajo el gobierno Santos son superiores a las de los gobiernos de Uribe.
Dejamos una buena herencia, sembramos para una buena cosecha. Yo pondré un gran énfasis en el sector agropecuario, en la política industrial, tendré un índice de ejecución mucho más alto en materia de infraestructura y una política más ambiciosa en materia de reducción de costos. Y haré una revolución en materia educativa. Una política muy activa de lucha contra el contrabando y contra la competencia desleal. Yo no firmaría TLC con China, lo frenaría con Turquía y perfeccionaría los tratados de libre comercio que hoy tiene el país.
¿Cuál es su propuesta en materia educativa?
Hoy, Colombia está entre los peores puntajes en la prueba Pisa de educación. Vamos a lograr que 9 millones de jóvenes que van a los colegios públicos tengan jornada escolar completa de 8 de la mañana a 4 de la tarde. Eso sería una transformación a los problemas sociales que hoy vive el país con los jóvenes. Eso lleva dos alimentos diarios gratuitos, desayuno y almuerzo, lo cual vale 5 billones de pesos al año, y será un factor de reactivación del sector agropecuario. Vamos a lograr que los jóvenes salgan de grado once con un título de técnico del Sena y garantizar que todos los bachilleres de Colombia, en promedio cerca de 750.000, tengan acceso a la universidad y a una carrera tecnológica de calidad. Habrá gratuidad en la educación universitaria pública para los estratos 1, 2 y 3, y mejoraremos el salario de los maestros para exigir más calidad en términos de resultados.
Hay quienes dicen que usted podría ser un buen Presidente, pero es un mal candidato…
El que es mal candidato y mal Presidente es Santos. Él lleva cuatro años en el poder, y a mí todavía hay muchos colombianos que no me conocen. Esto va a crecer, y estoy seguro del resultado positivo que vamos a obtener.
Si Santos no gana en primera vuelta, ¿habrá una coalición de candidatos de oposición para la segunda?
Es muy probable porque a todos nos une un espíritu y es que no queremos la reelección de Santos.
¿Y la coalición sería con qué candidato?
Primero hay que esperar los resultados del 25 de mayo. La preocupación no es tanto nuestra. El que tiene que estar preocupado es el presidente Santos, que siendo presidente, con todo el poder que tiene y con la repartición de ‘mermelada’, tiene tan malas encuestas: entre un 65 y un 80 por ciento de las personas no quieren la reelección de Santos. Yo quiero ser esa alternativa.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO