'Colombia es rehén de la crisis en Estados Unidos': Gabriel Silva

Embajador en Washington afirma que desacuerdo de republicanos y demócratas puso en peligro el TLC.
Foto: El Tiempo
Domingo 31 de Julio del 2011
El TLC con Estados Unidos entró en una etapa incierta, por la grave crisis que afecta a ese país, que enfrenta el riesgo de una cesación de pagos como consecuencia de la falta de recursos para pagar tanto deuda como gastos, incluyendo seguros y pensiones.
Ante la descomunal deuda, hoy de 14,3 billones de dólares, el Gobierno enfrenta la alternativa de recortar el gasto público y los subsidios a los más pobres, como proponen los republicanos y que el presidente Barack Obama ha dicho que no acepta, o un sensible aumento de impuestos a los más ricos, como proponen los demócratas.
El embajador de Colombia en Washington, Gabriel Silva, dice que las posiciones entre los dos partidos están tan polarizadas, que es "muy incierto el futuro" . "Elige tu veneno", dice el economista Ben Herzon, de Microeconomic advisers, una firma de pronósticos, al analizar la gravísima situación que vive Estados Unidos por el peligro de entrar en moratoria de pagos.
El mismo presidente Juan Manuel Santos comentó que "Estados Unidos está jugando con candela" ante la gravedad de la situación. Silva dice que "el TLC con Colombia está afectado, porque somos un rehén de la crisis".
El acuerdo logrado el viernes en la Cámara de Representantes (218 votos contra 210), de mayoría republicana, para autorizar al Gobierno a elevar el techo del endeudamientos en 4,3 billones de dólares, le ponía una condición a Obama: presentar una enmienda constitucional para reducir el déficit fiscal. Esto lo ponía contra la pared porque el año entrante es cuando se decide su reelección, y el Senado, de mayoría demócrata, rechazó la iniciativa.
Silva considera que "pase lo que pase, el daño ya está hecho". Afirma que Colombia debe prepararse para enfrentar lo que viene. El dólar, por ejemplo, se desplomó más el viernes. Hacía mucho tiempo Estados Unidos no vivía un fin de semana tan dramático y de tanta expectativa, ante la imperiosa necesidad de que el Congreso eleve el techo de la deuda antes del martes -cuando terminan sus sesiones-, para evitar que el país colapse.
¿Definitivamente, el TLC con Estados Unidos queda descartado para este año?
No y sí. Se ha atravesado el fenómeno más grande que ha tenido la economía mundial en muchos años y es la posibilidad de una crisis de deuda de Estados Unidos. Se lo digo con franqueza: cuando uno está con infarto, una uña encarnada no importa. Frente a lo que está pasando hoy en Washington hay que entender que lo nuestro, el TLC, está sujeto a lo que pase con la deuda.
Dice usted "sí y no", frente al futuro del TLC. ¿Por qué sí?
Antes éramos ciudadanos de segunda clase; ahora todos vamos en clase ejecutiva. Gracias a los grandes cambios que ha habido en Colombia, a lo que ha hecho el presidente Santos, hay consenso en que el TLC es bueno y necesario para Colombia y bueno y útil para Estados Unidos. Hay muchos sectores políticos en el Congreso que ya están entendiendo que ese país no puede encerrarse parroquialmente, y que los tratados de libre comercio son un buen instrumento de crecimiento económico, de expansión y reactivación. Ante la gravísima crisis de deuda de Estados Unidos, los TLC que estudia con varios países, entre ellos el nuestro, pueden oxigenar y activar su economía.
¿Y por qué no?
Porque la lección más grande que hemos tenido estos últimos días es que Washington es impredecible. El TLC no existía como posibilidad hace seis meses, a pesar del inmenso esfuerzo del Gobierno anterior. Hace apenas unas semanas, en una votación simulada, fue aprobado. Incluso, Obama dice: "Voy a presentar el tratado el viernes", y el lunes afirma: "Ya no podemos". ¿Por qué? Porque se atraviesan otros conflictos provocados por la absoluta polarización política que se vive, que inclusive está fragmentando los propios partidos. Eso no se veía hace muchísimos años.
¿Por esa división política interna usted descarta la aprobación del TLC este año?
Tenemos que trabajar bajo unas circunstancias muy adversas, con un ambiente polarizado por la campaña electoral, de contexto beligerante, y tratar de sacar los TLC de esa pelea.
¿Será posible?
No es fácil, pero estamos trabajando para que entiendan que el TLC no puede ser parte de la polarización. En cierta forma somos rehenes de la beligerancia política de Estados Unidos. Estamos viendo cómo liberarnos de eso. ¿Cómo hacemos para liberar el tratado de esa polarización? Ese es el esfuerzo. Que lo logremos o no, esa es la duda.
Si antes del martes no hay un acuerdo en el Congreso de Estados Unidos que impida la cesación de pagos de su gigantesca deuda, ¿qué pasará?
El presidente Santos dijo el jueves en Lima que se está jugando con candela. Yo no quiero ser pesimista, pero ya se hizo el daño. Aun si se llega a un acuerdo para aumentar el cupo de endeudamiento de Estados Unidos, el mundo entero mantendrá incertidumbre sobre la debilidad fiscal y económica de esta nación. Se hizo un daño grande a la credibilidad de Estados Unidos, y el mundo se encuentra en el borde del precipicio. Estamos en peligro de un colapso global, en cuanto la credibilidad de la moneda más importante del planeta: el dólar. Teníamos un TLC prácticamente aprobado, pero la grave crisis económica de Estados Unidos desvió el interés del Congreso y del Gobierno.
¿De qué manera nos puede afectar la crisis?
El mundo se está dando cuenta de que Estados Unidos tiene restricciones políticas grandes para resolver los problemas fiscales y de deuda. Hay tanta animosidad, tanta lucha entre ellos mismos, que el país está dividido. Y un país dividido no puede solucionar problemas tan complicados como este. Si se alcanza un acuerdo antes del martes y se aumenta el límite de endeudamiento, es probable que se tengan que adoptar grandes recortes del gasto que eliminarían los estímulos gubernamentales en un momento de débil crecimiento económico y dañaría la aún débil recuperación. Como bien acaba de comentar un economista en Washington: "Elige tu veneno".
¿Cómo resumiría la razón de la pugna?
La economía abandonó su estado de recesión y comenzó un leve crecimiento. Pero no se está generando empleo. El gran debate en este momento es: los republicanos creen que hay que recortar el gasto, y los demócratas, que hay que mantener el gasto en unos niveles que sostengan esa recuperación y crear impuestos para gravar a los más ricos.
¿Y por qué el término para el acuerdo expira el martes?
Primero, porque esta es la fecha en la cual tendría que aplicar unos recortes muy drásticos para poderles cumplir a los acreedores de Estados Unidos y evitar la moratoria, porque se vencen los plazos de amortización de deudas y pago de compromisos. Segundo, porque el Congreso entra en vacaciones de verano. Pero, como le dije, el daño está hecho. Pase lo que pase. Se pueden ver luces al final del horizonte, pero la situación es muy delicada. Nadie puede creer que no exista sensatez. Si no ocurre, estaremos en un mundo nuevo, diferente.
¿Y de qué manera el daño afecta a Colombia?
Nos afecta todo el camino de los TLC. Esperamos que la sensatez prime, cuando regrese el Congreso en septiembre.
¿Si hay moratoria de pagos, cree que será aprobado el TLC este año?
Si hay moratoria, creo que el TLC es irrelevante, marginal.
¿Colombia no tiene afán de TLC?
No. Colombia tiene un mercado importante y somos un país cada vez más rico y podemos ser interlocutores con cualquier país del mundo. Con o sin Estados Unidos, con o sin TLC.
¿Qué le podría ocurrir a Colombia se Estados Unidos entra en moratoria o cesan sus pagos operativos?
Hay académicos que dicen que una moratoria de Estados Unidos les abriría el espacio a los países emergentes, incluidos Chile, Brasil y Colombia, porque entonces resulta un mundo más equilibrado. Otros dicen que los países como Colombia, que tienen tanta dependencia de los mercados americanos, van a resultar muy afectados.
¿Colombia, en su opinión, debe preocuparse?
El manejo de lo que está pasando en Washington es irresponsable, como lo dijo el presidente Santos. Colombia tiene que preparase, no asustarse, prepararse para esa eventualidad.
¿Con el TLC en peligro de no aprobación este año, qué va a ocurrir con nuestras exportaciones a Estados Unidos, si tampoco tenemos la protección de preferencias del Aptdea?
Aptdea tiene una lógica distinta; es un programa de cooperación con Colombia para que tengamos acceso al mercado americano. Llevamos 20 años con ese tratado y se ha creado una estructura económica alrededor muy importante. Si, finalmente, vamos a tener el TLC, pues Aptdea no se justifica. El problema es que todo lo malo se juntó: no tenemos Aptdea, no tenemos TLC y Estados Unidos está al borde de una grave crisis de pagos. Si ese escenario catastrófico ocurre, y Dios quiera que no, tenemos que buscar cómo separar Aptdea y volverlo lo que es: un programa de cooperación comercial con Colombia que hay que defender mientras se resuelven los problemas de Estados Unidos.
¿Aptdea sería una solución?
Podría ser una solución temporal. Pero yo soy muy malo para predecir desastres; creo que finalmente la sensatez de Washington va a llevar a una resolución del problema. Frente al daño que ya se hizo, esperemos la resolución del problema. Confiemos en que en septiembre se aplicará la voluntad de todo el mundo de aprobar los TLC. Sería una señal muy importante de Estados Unidos al mundo para ir recuperando la confianza perdida en estos días.
Otro tema: ¿el mejoramiento de las relaciones de Colombia con Venezuela ha afectado nuestras relaciones con Estados Unidos?
Yo tengo una orden del presidente Santos de no hablar del tema Venezuela.
¿Cuál de las dos políticas internacionales cree mejor: la de Uribe o la de Santos?
Eso es como si le dicen a uno que escoja entre el papá y la mamá.

YAMID AMAT
ESPECIAL PARA EL TIEMPO