Resulta que este fin de semana dialogué con el exministro Mauricio Cárdenas sobre la marcha de nuestra economía y me sorprendí cuando hizo una analogía entre los primeros cien días que cumple mañana el gobierno del presidente Gustavo Petro y el fútbol. Mi admiración la produjo el conocimiento preciso que tiene del fútbol un hombre como él, a quien el país recuerda como ministro de Hacienda, o ministro de Minas, o ministro de Transporte o ministro de Desarrollo o director nacional de Planeación, pero nadie lo identifica como analista de fútbol. Los invito a que disfruten la lectura de sus opiniones.
¿Cuál es su balance de los 100 primeros días de gobierno del presidente Petro?
El partido empezó con un juego rápido, con pelotazos fuertes. Pero todavía no se ven los goles, aunque nadie puede negar que el equipo Petro ha tenido control del balón. El país observa, sigue un partido donde la oposición no logra organizarse.
¿Qué es lo que usted llama pelotazos del gobierno?
Declaraciones sobre temas de gran importancia para el país, pero que no tienen continuidad, ni desarrollo y ni evolución para convertirse en propuestas concretas.
Por ejemplo...
Un día ponen a la opinión pública a analizar el tema de las tierras, otro día el de la 'paz total', otro día el de los subsidios a las madres cabezas de familia. Pero no se desarrolla un tema con el suficiente toque toque para saber hacia dónde realmente se va. Son grandes bandazos, grandes pelotazos que sacuden al país, pero que muchas veces no conducen a decisiones ni a medidas específicas.
Utilizando lenguaje futbolístico usted diría que no hay claridad en el juego...
No hay claridad en el juego porque la pelota tiene movimiento muy fuerte, pero que no conduce a situaciones de gol, porque al equipo le falta coordinación, al equipo le falta capacidad de trabajo colectivo. El equipo está jugando mucho a los individualismos y muchos de esos individualismos no tienen eco, no tienen consistencia.
¿Y qué piensa sobre el director técnico?
Al director técnico le ha faltado capacidad de coordinar mejor. Al director técnico le falta una dirección adecuada. Es más, el director técnico es quien tiene que entrar a darle a ese equipo una definición de cuáles son las estrategias, de cuáles son las prioridades y, sobre todo, de cómo se deben complementar los diferentes jugadores, porque hasta ahora lo que ha habido es mucho individualismo.
Todavía el equipo no entra al juego real...
Así es. Pero hay que admitir que ha habido una estrategia que le ha permitido al Gobierno por lo menos empezar esta siguiente etapa con la pelota quieta, lista para hacer un disparo al arco. Y es que la reforma tributaria deja al Gobierno con unos recursos con los cuales puede comenzar a ejecutar algunas de esas iniciativas que ha propuesto. Eso es lo que debe venir en los siguientes 100 minutos. Y es hacia dónde se va a disparar esa pelota, porque no alcanza para hacer todo. Entonces tendrá que decidir cuáles van a ser esas prioridades. Va a tratarse de anotar un gol, porque el segundo tiempo comienza después de las elecciones de octubre del año entrante. Y ese momento va a ser definitivo para el partido.
¿El equipo, con director técnico y jugadores, no está jugando bien?
Al equipo le ha faltado disciplina, coordinación y consistencia en el mensaje. Ha sido así un juego muy disperso. Un juego que no ha sido colectivo. Entonces ese equipo se tiene que organizar si quiere ser efectivo. Lo que han mostrado es que el equipo tiene grandes ambiciones, grandes aspiraciones, que está haciendo ese juego fuerte. Pero se puede quedar sin oxígeno porque no puede sostener ese ritmo de juego tan rápido sin saber exactamente qué busca. Estos primeros 100 días no pueden extenderse demasiado sin demostrar resultados y se va desgastando por ese juego de pelotazos tan fuertes y ese juego tan rápido.
¿Qué quiere decir que al equipo le ha faltado disciplina?
Coordinación. Faltan posibilidades de definir cuáles son las estrategias prioritarias con las que va a trabajar el Gobierno. Creo que se ha disparado para muchos lados, menos al arco. Y el país está observando esa pelota moverse por todos lados de la cancha. Pero el mismo país se pregunta cuáles son realmente las grandes prioridades que tiene este gobierno y cuáles son las tareas en las que quiere mostrar los principales resultados. Sí han sido unos 100 días polémicos, de mucha controversia. En momentos uno ve que la euforia de muchos de los jugadores los hace cometer errores y hay un capitán dentro del equipo que es el ministro de Hacienda, que para tratar de calmar un poco las cosas, tira la pelota afuera de la cancha para tratar de enfriar y ordenar el juego.
¿Es decir?
Ha habido necesidad de enfriar el partido cuando los jugadores cometen errores o hacen anuncios que generan demasiadas inquietudes y demasiadas preocupaciones. Al equipo le ha faltado trabajo previo de coordinación y de preparación. Salió a jugar a la cancha sin haber definido bien cuáles eran las estrategias y confiando mucho en que el director técnico los coordinaría y los organizaría. Pero la verdad sea dicha, el director técnico también ha sido en buena parte un factor de desorden y de bandazos.
¿Diría usted que solamente se ve al jugador 'ministro de Hacienda' tratando de darle un poco de orden al juego en el campo?
Sí. Hay dos tareas. Una, poder llevar el balón a una posición en la que se pueda generar una oportunidad de gol, es decir, un resultado concreto. Recordemos que este es un gobierno que generó muchísimas expectativas y hay muchos, muchos compromisos, muchas promesas de campaña.
Pero ya está la reforma tributaria anunciada y prometida...
Esta reforma lo que hace es posibilitar que se cumplan algunas promesas. Pero en el camino ha tenido que enfrentar jugadores que han generado situaciones de autogol. Muchos de los anuncios han generado consecuencias negativas sobre la economía, sobre el dólar, sobre la tasa de interés. Entonces es el ministro de Hacienda quien ha tenido que tratar de controlar esos autogoles y muchas veces lo que hace es tomar la pelota y sacarla del estadio para tratar de, insisto, enfriar ese partido y seguir en el objetivo de sacar adelante la economía.
¿Usted diría que el equipo, con técnico incluido, debe adoptar y transmitir una definición clara de su sistema de juego, de su estrategia?
Sin duda. Sin duda. Y vienen unos siguientes 100 días que van a ser determinantes para ese fin. ¿Por qué? Porque el Gobierno, seguramente, va a tramitar a comienzos del próximo año una ley de adición presupuestal que es donde va a definir cuáles son realmente las prioridades. Cuáles son esos compromisos de campaña que el Gobierno quiere impulsar y sacar adelante. Entonces, esa adición presupuestal va a dar mucha claridad sobre cuáles son realmente los programas bandera que va a tener este gobierno y con los que, insisto, va a querer tener un resultado electoral en octubre del 2023, con el cual pueda tener un nuevo aire.
¿En qué sentido?
Nuevo oxígeno al equipo para el segundo tiempo, con alcaldes en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y demás, que sean ese refuerzo indispensable de jugadores muy importantes para el segundo tiempo. Pero si el juego sigue como va, esos refuerzos no van a llegar y, por el contrario, el equipo puede perder jugadores.
¿Qué le falta al ejercicio del juego?
En cierto sentido, parecería que el equipo estuviera todavía en calentamiento, en campaña. El país quiere ya resultados, goles. Más claridad, más coordinación. Ya no estamos en campaña. Este es un equipo que está en la cancha y los errores que se cometen en el campo en este momento salen costosos. Si los mercados, los analistas, los inversionistas, que siguen muy de cerca lo que ocurre en el terreno de juego, tienen inquietud, hay preocupación. Ya empiezan a decir que el juego les parece un poco desordenado, no da tranquilidad y por eso es que se van del estadio y son los que se están llevando los dólares, son los que se están llevando recursos de la economía colombiana y dicen: "No me gusta lo que estoy viendo. Este juego todavía no está definido, pero prefiero salirme del estadio antes de que todo se ponga peor".
¿Qué deberían en consecuencia hacer tanto el director técnico como el capitán del equipo y los demás jugadores?
Hay que ponerle orden, coherencia al juego. Hay que definir cuáles son las prioridades. No se puede estar disparando la pelota para todos lados, y el director técnico debe decir cómo va a jugar ese partido.
¿Cuál debería ser la regla fundamental?
La estabilidad fiscal de Colombia, que se mantiene dentro de las reglas de juego que ha tenido el país y que va a mantener esa disciplina fiscal a fondo y que dentro de esas reglas va a tratar de jugar su mejor partido. Pero todavía hay una cierta incertidumbre de que el director técnico quiera cambiar esas reglas de juego y salirse un poco de la cancha de la disciplina fiscal
En el fútbol, uno de los mayores errores es el fuera de lugar, que después produce goles que se anulan. ¿Todo el equipo debe someterse claramente a las reglas?
Este es un equipo que debe evitar dos errores de los cuales hemos visto muchos ejemplos. El primero, como dice usted, los fuera de lugar de las declaraciones sin sustento, sin fundamento, sin el adecuado nivel de preparación. Un poco de declaraciones apresuradas sobre temas como el petróleo, como la minería. Sobre temas como la salud y el papel de las EPS. Sobre temas como el mercado laboral, la jornada laboral. Declaraciones que requieren maduración, elaboración y, sobre todo, no deben ser producto del juego individual. Deben ser más colectivas. Deben ser parte de una estrategia que involucra a más de un jugador, no solo a los individualismos que un día aparecen dando una declaración, pero al otro día los demás jugadores del equipo tienen que salir a rectificar.
¿Y el segundo error?
En muchas ocasiones, se pueden estar anotando autogol porque no tienen en cuenta consecuencias negativas de algunas de sus propias actuaciones.
¿Advierte algún otro riesgo?
El país está muy preocupado con la seguridad. Hay un aumento muy fuerte en los índices de delincuencia, especialmente en las ciudades. Y se siente cierta tolerancia ante los grupos que generan esa inseguridad, ese se convierte en otro verdadero autogol para el Gobierno porque lo que hace es incitar a más actos de violencia. El Gobierno tiene que ser muy firme en que está en una etapa distinta ahora de la que estaba cuando hacía campaña y ahora tiene una responsabilidad enorme de dar las señales para que el país tenga las condiciones de seguridad que todos desean.
¿Y cómo analiza el comportamiento de los espectadores en el estadio?
Hay es unas barras bravas que llegaron con muchas expectativas. Que quieren ver un juego con muchos goles y que se están impacientando. Seguramente van a presionar mucho al equipo de gobierno a que haga cosas. Que al final no son del todo buenas porque generan excesos de gasto. Ojalá que por complacer a esas barras bravas el equipo no acabe cometiendo errores. Esa es la preocupación que yo tengo con los espectadores.
Poniéndose en la posición de árbitro, ¿para dónde cree que va este partido? ¿Pasamos a semifinales?
El equipo tiene que mejorar el juego. Tener apoyo en las tribunas no es suficiente. Muy pronto tendrá que haber cambios de alineación, sacando a jugadores que se la pasan fuera de línea. La cancha está encharcada, la economía mundial está muy enredada, si no le bajan velocidad y hacen un juego más táctico, no habrá goles y esto va a terminar en garrotera.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO