Alcaldesa pide a los transportadores que ‘no sean mezquinos’ con Bogotá

Claudia López habló de nueva empresa de transporte y de su puja con los privados.

Foto: El Tiempo
Domingo 02 de Octubre del 2022
En entrevista con Yamid Amat, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, defiende la creación de La Rolita, un sistema público de transporte, argumentando que la ciudad puede tener un sistema mixto. Y lanza sus dardos: "¿A qué le temen los operadores privados que están demandando? ¿A que nos están esquilmando y nos vamos a dar cuenta?". También habla de la inseguridad.

"Bogotá ha tenido un sistema de transporte un poco a ciegas". Con esta afirmación, la alcaldesa Claudia López abre su diálogo con este cronista.

Y agrega: "No sabemos realmente cuánto cuesta, no sabemos si lo que nos cobran es lo justo, no sabemos si realmente nos están prestando el mejor servicio con la tarifa que pagamos. Ahora con La Rolita ya vamos a tener luz. Vamos a tener información cierta sobre cuánto cuesta verdaderamente el sistema y cómo se puede prestar mejor. Bogotá no quiere tener un sistema ni 100 por ciento privado ni 100 por ciento público. Entonces, después de dos años y medio, tenemos buses eléctricos. Ya rodando tenemos La Rolita literalmente conducidas por mujeres conductoras, gerenciada por mujeres. Esta es la primera operadora de transporte público con equidad de género, con buses 100 % públicos, seguros, con cámaras, con wifi, conducidos por mujeres para que tengamos mejor transporte público en Bogotá".

La Rolita fue creada en el Plan de Desarrollo. Fue demandado por un artículo que "violaba normas superiores" y que la creación debía contar con "un estudio demostrativo". Aun cuando falta el fallo de segunda instancia del Tribunal de Cundinamarca, ¿no corre usted el riesgo, como han denunciado en el Concejo, de que le tumben La Rolita y pierda la ciudad una cantidad de dinero?

La ciudad no va a perder nada y yo les pido a los operadores privados de transporte que están detrás de esa demanda infundada, que perdieron, que no sean mezquinos con Bogotá. Que no traten de impedir que Bogotá progrese, que Bogotá tenga, así como tiene operadores privados, tenga uno público. ¿A qué le temen los operadores privados que están demandando? ¿A que nos están esquilmando y nos vamos a dar cuenta? ¿A defender sus bolsillos? ¿Es que cuando sepamos cuánto cuesta operar el servicio, nos vamos a dar cuenta de si tienen o no ganancias exorbitantes? Bogotá va a seguir teniendo operadores privados, pero además de eso va a tener un operador público. Mire, así como los constructores no tumbaron el POT, los operadores privados no van a tumbar La Rolita.

Pero, ¿cuáles ganancias? ¿TransMilenio no está en quiebra?

Sí. TransMilenio es público, pero con operadores privados. El subsidio al transporte público vale 2 billones de pesos. Esa es la plata que entra a los operadores privados. Esa plata es para subsidiar la operación. Como estamos pagando los mismos costos, La Rolita es para que sepamos si no estamos subsidiando una utilidad exagerada. De manera que eso es bueno para todos: que Bogotá tenga un transporte mixto, justo y de buena calidad. Tendremos, pues, la mayor flota de buses eléctricos de cualquier ciudad fuera de China. De manera que el presente y el futuro es que no solamente vamos a depender de operadores privados, ahora vamos a hacer un sistema mixto, hay operadores privados y hay un operador público que se llama La Rolita.

No se trata de eliminar a los transportadores privados...

No, a nadie le sirve quebrar a nadie. Lo que queremos es pagar estrictamente lo justo por el mejor servicio posible. Y que no dependamos de un solo modo de transporte, sino con muchos modos de transporte seguros, justos y limpios.

¿No se trata, como algún sector del transporte privado ha dicho, de una amenaza?

Todo lo contrario. No veo por qué es una amenaza. Ellos dicen que nos están cobrando lo justo. Entonces, ¿por qué se sienten amenazados de que ahora vamos a saber exactamente cuáles son sus costos? El que nada debe, nada teme. Si no nos están tumbando, ¿cuál es el problema de poner las cuentas claras sobre la mesa?

Cuando usted se ha reunido con ellos, ¿qué responden?

Que el actual servicio es lo que pueden dar con lo que les pagamos. Vamos a ver si es cierto; si con esa misma tarifa no somos capaces de prestar mejor servicio.

Por otra parte, ¿qué hacer para mejorar la seguridad en Bogotá?

Para tener el nivel de seguridad de Nueva York o Buenos Aires, deberíamos tener 23.000 policías, pero solo tenemos 17.000. Yo defiendo a nuestra Policía Metropolitana de Bogotá, porque me consta que hace un trabajo profesional valiente. Pero nos hacen falta, por lo menos, 5.000 más.

¿De dónde sale esa cifra?

Hay un estándar internacional. Por cada 100.000 habitantes deberíamos tener por lo menos 300. Hoy son cerca de 250 más o menos. Y necesitamos, Yamid, y yo lo digo con el mayor respeto y afecto, pero también con toda firmeza, que haya justicia y que no haya impunidad. Y eso, pues depende de la Rama Judicial. Aquí al 88 % de los ladrones y atracadores que captura nuestra policía arriesgando su vida, un juez termina dejándolos libres. En parte, los jueces dicen que es porque la ley permite dejarlos libres, pero se viven culpando entre la ley, los jueces, los fiscales.

Ya ha conversado con el ministro de Justicia. ¿Están de acuerdo en la descriminalización en las marchas de protesta?

Yo sí. Estoy de acuerdo en que a alguien que protesta no lo procesen por terrorismo y concierto para delinquir. Los podrían procesar penalmente por vandalismo, por daño en bien público, pero no por terrorismo. Estoy de acuerdo.

¿Qué hacer con los asaltos a restaurantes, con los raponazos, con el robo de celulares, con el asalto a señoras que conducen un vehículo?

Estas cinco cosas: aumentar el pie de fuerza de la policía, acabar con el hambre y el desempleo, hay que apoyarse con tecnología, hay que contar con inteligencia, vincularse a los frentes de seguridad, a las redes de cuidado y acabar con la impunidad. Robarse una bicicleta es de menor cuantía: excarcelación automática. Robarse un celular es de menor cuantía, excarcelación automática. Eso es impunidad rampante. Y esa impunidad genera incentivos a la mayor criminalidad.

¿Usted habló con el ministro de Justicia?

Claro, porque es que su primera aclaración que yo leí era que no hiciéramos más cárceles. Ministro, entonces, ¿a dónde vamos a llevar a los delincuentes? Entonces me dijo: "Si seguimos mezclando en una misma cárcel hacinados a ladrones y raponeros, con narcotraficantes y sicarios, lo que pasa es que estos grandes criminales van a profesionalizar a los otros, no los van a resocializar, y entonces las cárceles se vuelven un centro de reproducción del crimen". Y yo le dije: "bueno, yo estoy de acuerdo, pero eso no quiere decir que el raponero no vaya a cárcel. Ministro, eso es un delito. A la señora a la que abusan sexualmente, a la señora a la que le hacen acoso en un bus de TransMilenio, al niño al que manosean, el desgraciado que hace eso tiene que pagar en cárcel. Punto. No me vengan a decir que ahora no vamos a hacer cárceles. ¿Entonces dónde los vamos a llevar?".

¿Y qué le respondió?

"Separémoslos, entonces". Bueno, yo estoy de acuerdo con eso. De hecho, yo lo propuse desde hace más de un año al Congreso, y el Congreso no se ha tomado la molestia de debatir siquiera el proyecto.

¿De hacer qué?

Que creemos dos sistemas con dos cárceles distintas, por llamarlo de alguna manera. Un sistema de justicia penal restaurativa para el señor de alimentos, para el que hace un raponeo, pero sin violencia, sin ponerte un arma. Ese tipo de delitos que la ley considera de menor gravedad. Pongámoslo, es un proceso más rápido, una pena menor, un centro de reclusión distinto a La Picota, pero que sea más rápido, y que trate realmente de hacer justicia restaurativa con la víctima.

Centros de rehabilitación y no de perversión...

Correcto. Exactamente, tal cual. Y al sicario, al narco, al asesino, a ese sí lo mandamos a una cárcel como La Picota, para no mezclarlos. Entonces, al final, conversando en detalle, el ministro y yo nos pusimos de acuerdo en que lo que queremos es separar los dos sistemas de justicia, separar los dos centros de detención que aún no sean de rehabilitación y otros en cárceles muy duras. Se presentará el proyecto de ley.

Este año termina la norma que prohíbe el compañero en la moto. ¿Seguirá?

Vamos a analizar. Yo les agradezco mucho a los moteros, que han sido muy generosos y conscientes con la ciudad, porque en parte ha bajado el atraco en moto. En buena medida porque prohibimos el parrillero hombre. Pero, sobre todo, lo que más baja es los accidentes en moto. Pero acepto que también es un sacrificio para la gente de bien. Por supuesto que necesita la moto.

¿De qué depende la decisión?

Del costo-beneficio. Yamid, lo que yo quisiera como alcaldesa es no tener que imponerles mayores restricciones a mis ciudadanas. Lo que yo sí quisiera como alcaldesa es que la gente usara más transporte público, tuviéramos menos trancón y menos accidentalidad. Es lo que yo quisiera, pero sin tener que restringir tanto la vida a las personas. Que en general la gente pueda ejercer su libertad, lo que le haga más fácil a su vida. Tener mucha flexibilidad. Pero por la pandemia, por la movilidad, por el trancón, por la inseguridad, he tenido que ejercer muchas funciones de policía para imponer restricciones, para cuidar a la ciudadanía.

Si la medida terminara mañana, ¿usted la prorrogaría?

¿Mañana al corte de hoy? Posiblemente sí, al corte de hoy.

El empleo en Bogotá. Según la última encuesta del Dane, el desempleo ha bajado. ¿Qué se piensa hacer en el Distrito para que continúe bajando el desempleo?

Bogotá salió con los impuestos de los bogotanos a salvar a los microempresarios que producen el 60 % del empleo. Son empresas pequeñitas, tienen menos de cinco empleados. Son la tienda, la marroquinería, la panadería, la droguería, etcétera. A otros les pagamos una parte de su nómina. Si usted contrata un nuevo joven, una persona menor de 28 años o contrata a una mujer, la Alcaldía Mayor de Bogotá le paga la mitad del salario por un año. A ese nuevo empleado le sirve, a la microempresa le sirve al que consigue el empleo y es un buen uso de los impuestos de los bogotanos. Eso ha funcionado maravillosamente bien. Eso va a continuar y va a crecer. Hicimos 15.000 subsidios de empleo para jóvenes. El año entrante habrá 30.000 para jóvenes, para personas mayores de 50, que también tienen mucha dificultad en conseguir empleo, para mujeres, para personas en condición de discapacidad.

Es decir, ¿habrá más subsidios?

Más subsidios a la operación de la microempresa, más subsidios al empleo. Con las obras que estamos haciendo, hemos logrado que 452.000 personas trabajen. Eso es casi el 15 % del empleo de Bogotá. Lo hicimos porque estamos construyendo el metro, la 68, las ciclorrutas, la 7.ª, la Autonorte, 35 colegios, siete hospitales.

¿Cuántos frentes de trabajo?

1.500 distritales y 500 locales están trabajando hoy.

En salud. La señora ministra de Salud nos ha insistido en la modificación del sistema de seguridad de salud. Una de las víctimas parecería ser Capital Salud. ¿Cuál es su posición sobre el final de las EPS que anunció la ministra?

Yo aún no conozco la propuesta; de hecho, nadie la conoce.

¿Usted ha hablado con la ministra?

La ministra nos felicitó porque Capital Salud, que es nuestra EPS pública, afilia a la gente más humilde de Bogotá, llevaba casi ocho años intervenida porque no tenía un buen rendimiento financiero, ni prestaba buenos servicios. Ya estamos sin intervención, y tenemos un plan de mejoramiento que estamos cumpliendo: que no quede con la plata que les damos, sin prestar buen servicio de salud. Todo el mundo debería usar la plata que pagan los colombianos y los empresarios para prestar servicio para la salud, no para hacer negocios, ni edificios, ni clubes.

La ministra ha sido malinterpretada o tal vez ella explicó mal. No es que se acaban las EPS.

No, pues yo nunca he entendido eso o, pues, es eso lo que yo le entendí. Prefiero no especular y esperar a ver qué propone. Pero lo segundo que nos dijo la ministra que le gusta mucho y pasa en Bogotá era una cosa que había hecho el alcalde Petro, que dejó de hacer el alcalde Peñalosa y nosotros retomamos que es salud pública, territorial, salud al hogar de la gente. Yamid, hay adultos mayores que tienen enfermedades crónicas, diabetes o tienen problemas de riñón. Ya sabemos qué tienen, sabemos qué droga tenemos que darles, sabemos qué control tenemos que hacer. ¿Para qué hacemos salir a esa señora de 70 años de su casa en Ciudad Bolívar a que vaya a una cita médica en Usaquén?

¿Cómo va Bogotá en educación?

La educación es la que está en primer lugar en Bogotá y es la que debe estar en primer lugar en Colombia si queremos salir de la situación difícil que hemos tenido con los jóvenes. Pero además de la desigualdad en Colombia. En educación estamos haciendo una revolución. 35 colegios nuevos. Hay que pensar en la clase media. Y la manera de salvarla es tener buen transporte público, es apoyar sus microempresas, es darle educación gratuita para que no le quede tan difícil a la familia pagar la educación superior de sus hijos.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO