Es serenamente bella. Sabe que está permanentemente expuesta al escrutinio público pero no parece importarle. Se viste con soberana sencillez y su maquillaje, tenue, simplemente conduce con fácil naturalidad a la inmensidad de sus ojos azules.
Llena de plenitud intelectual, trabaja con el sentido de humanidad y ayuda que ha dado a su vida. Esa prodigiosa belleza suya, que invita a la contemplación, debió ser una de las razones que tuvo el rey Hussein, para que, apenas tres semanas después de conocerla, le dijera "te echo de menos".
Liza Hallaby, futura reina, había viajado a Amman, la capital de Jordania, porque su padre, Nayeeb, descendiente de sirios que habían emigrado a Estados Unidos, ex director de Aeronáutica de Estados Unidos y ex presidente de Pan American, había sido contratado por el rey Hussein para que asesorara al reino en la adquisición de aviones.
Liza recibió en Amman la carta de aceptación para estudiar periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Simultáneamente, le ofrecieron coordinar el mantenimiento, la planificación y el diseño de todas las instalaciones de la compañía jordana de aviación. Decidió que el cargo le servía para aplicar sus estudios en planificación y arquitectura, y aceptó.
Pocos días bastaron para que el Rey, viudo entonces, fijara sus ojos en la hija de su amigo, el empresario de aviación. Liza escribe lo siguiente en sus Memorias de una vida inesperada: "Los rumores decían que el Rey era un mujeriego y yo no deseaba que mi preciada amistad con el terminara en una estereotipada aventura real. Era incapaz de imaginarme a mí misma en esa situación y esperaba que nuestra sencilla amistad siguiera para siempre tal como era entonces. Mi padre estaba algo incómodo. Me advirtió que fuera con cuidado. Nunca olvidaré sus palabras: Ten cuidado, Liza. La corte real está llena de intrigas y esta sociedad puede ser cruel. Me gusta mucho el Rey, pero no quiero que te haga daño".
Liza se preguntaba, entonces, qué pasaría si el Rey diera un paso para iniciar alguna relación más intima. Sólo habían transcurrido tres semanas, desde cuando el Rey dedicaba su tiempo libre a ella, cuando le dijo "quisiera ver a tu padre". No pasó por la mente de Liza que le estaba insinuando que pretendía pedirle su mano en matrimonio; eso fue lo que ocurrió.
El 15 de junio de 1978 se casaron. Liza dejaba de existir y nacía Noor. "El regalo mas valioso que me hizo el rey fue ni nombre: Noor Al Hussein, La Luz de Hussein. Nunca nadie, ni mi madre, volvería a llamarme Liza". Nacieron 4 hijos. El 7 de febrero del 2000, 22 años después de casados, murió el Rey, víctima de cáncer. Fue coronado Abdullah, sucesor por primogenitura, hijo de la tercera esposa del Rey (Liza fue la cuarta).
¿Es difícil ser reina?
Se me presentaron cosas muy dolorosas y difíciles, pero la mayor bendición es tener la oportunidad de poder servir y ayudar al mayor bienestar de la gente.
¿Por qué decide trabajar tan duramente, si podría estar descansando?
Mi padre era hijo de inmigrantes y tenía una ética de trabajo muy intensa. Murió hace unos meses a los 88 años y seguía trabajando. Así me educaron.
En sus memorias afirma que su relación con el rey Hussein prácticamente acabo con toda su privacidad...
Sí, tanto los días previos a la boda como después del matrimonio.
¿Es igual ahora?
No. Tengo espacios de privacidad diferentes a la vida pública.
¿Usted ha pensado en volver a casarse?
No, no me voy a volver a casar; no me parece parte de mi futuro.
¿Es muy difícil para un hombre tener acceso a usted?
No. Yo tengo unos amigos adorables, tanto hombres como mujeres.
Ser reina tiene ventajas y desventajas...
Además de conocer tanta gente extraordinaria en Jordania y en el mundo y poder venir a un país como Colombia y sentir que tal vez pueda hacer alguna contribución al bienestar de ustedes, es una ventaja. Creo que esa fe que la gente tiene en mí es también una gran carga porque temo no poder cumplir.
Durante su juventud usted fue activista contra la guerra de Vietnam. Colombia es uno de los pocos países del mundo que afrontan un grave conflicto interno. ¿Por qué la guerra?
Desde mi juventud tengo instintos pacifistas que son los que comparto con ustedes. Respecto a mi posición frente a la guerra del Vietnam, fue en ese momento cuando empezó a surgir el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos, donde existía el concepto de la justicia social que me afectó profundamente y yo veo que eso se combina. Es decir, la búsqueda de la paz es la búsqueda de la justicia social y eso me ha influido toda la vida. En Colombia hay 85 grupos étnicos diferentes, hay una tolerancia natural y una apertura de aceptación a las personas de razas y orígenes diferentes. Usted pregunta por qué la guerra y yo pregunto por qué la intolerancia.
¿Por qué en el Medio Oriente han fracasado todos los esfuerzos de paz?
El proceso bajo el gobierno del presidente (Bill) Clinton fue el más esperanzador de todos, aunque el camino a seguir era todavía muy largo. Pero los acuerdos anteriores tenían unas fallas enormes porque había muy poco equilibrio en la posición de los Estados Unidos.
La última gran censura mundial que ha existido contra Israel es la construcción del muro...
Sí, pero fue muy poca censura la de Estados Unidos como sucede siempre. Tendrá que tomar un papel más equilibrado si quiere algún acuerdo de paz.
¿Para usted que significa el muro?
Todas las acciones cuyo objetivo es dividir en lugar de buscar una base común entre israelíes y palestinos lo que hacen es alimentar el extremismo. Las bombas, las balas, los atentados, los muros, las barricadas que destruyen casas y hogares, no dan seguridad. Es al contrario.
¿Por qué al rey Hussein un sector árabe lo consideraba traidor?
Los enemigos. Lo más importante es que nadie puede utilizar las conversaciones que tuvo con Israel contra él, porque nunca, nunca cedió a nada en cuanto al territorio palestino, ni a los derechos de los palestinos. ¡Nunca! Durante su reinado lucho por la recuperación de los derechos de los palestinos, explorando todas las posibilidades. Por eso debe ser respetado.
¿Por qué escogió la lucha contra las minas antipersonas como su símbolo?
Cuando llegue por primera vez al medio oriente, tomé conciencia de la tragedia de las minas antipersonas y me daba cuenta que no era sólo una tragedia para los jordanos: civiles inocentes morían en muchas partes víctimas de esas minas.
¿Y cómo logró volver mundial esa lucha?
Hice parte de una organización que en los años 90 lanzó una campaña internacional contra las minas. Eso llevó a Naciones Unidas a aprobar la Convención de Ottawa, que prohíbe las minas.
¿Qué sentido tiene que Estados Unidos no haya firmado el tratado?
No han sido tan sabios como las fuerzas armadas colombianas, que reconocieron que esas armas les hacían más mal que bien, incluso al Ejército, porque mata a los que las siembran, a civiles inocentes, y eso pasa entre los que las están sembrando en este momento, la guerrilla.
Estados Unidos no quieren soltar ni una sola arma...
Seguramente porque sienten que van a ser presionados después para soltar más armas. Utilizan como excusa a Corea del Sur. Pero, para ser justos Estados Unidos, es el mayor contribuyente de los programas antiminas en el mundo, desgraciadamente, no dan un ejemplo de liderazgo.
¿Fue un gran error del presidente Bush invadir Irak?
Yo trato de eludir esas preguntas políticas tan directas. Creo que el tiempo lo dirá. Aunque, probablemente, ya lo dijo.
¿Cómo hacer para que la guerrilla suspenda el uso de esas minas?
La guerrilla debe entender que esas armas son tan destructivas para ellos mismos como para las comunidades que ellos pretenden ayudar, al igual que para todos los civiles en el país, y para la reputación o su misma posición de negociación ante la comunidad internacional porque están violando el derecho internacional humanitario, no solamente utilizando las minas, sino con el gran número de niños que reclutan, con los secuestros de civiles inocentes y con el desplazamiento de tanta gente. Si ellos tuvieran una visión para su pueblo, si les importara el bienestar de su propia gente, sin siquiera tener en cuenta la gente del resto del país, quizás existiera alguna esperanza de que entiendan esas responsabilidades humanitarias.
Con esas palabras la Reina concluyó la entrevista. No quiso despedirse sin abrir el libro de sus memorias en la última página y recomendar la lectura de sus palabras finales dirigidas al Rey: "No te fallaré, mi amor. Continuaré en la senda que compartimos, y sé que estarás allí para ayudarme, como siempre estuviste. Y cuando nos encontremos de nuevo al final del viaje y nos riamos juntos otra vez, tendré miles de cosas que contarte".