El expresidente respalda la propuesta del Alcalde de crear centros de consumo controlado de drogas.
Domingo 12 de Agosto del 2012
El expresidente César Gaviria expresa un férreo apoyo a la propuesta del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, sobre la creación de centros piloto donde se permita a adictos el consumo controlado de droga, bajo supervisión médica, para ensayar nuevas fórmulas de lucha contra la inseguridad y la violencia.
Una reciente declaración de los expresidentes Ernesto Zedillo, de México; Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, y del mismo Gaviria, titulada 'Drogas y democracia: hacia un cambio de paradigma', abrió el debate para encontrar algún esquema de regulación para las drogas ilegales y cambiar la política de más de 40 años de vigencia, sin que haya logrado positivos resultados.
¿La propuesta del alcalde Gustavo Petro sobre regulación y control al consumo de drogas es algo similar a lo que usted propuso hace unos meses con los expresidentes Zedillo y Cardoso?
Sí. En Brasil, donde los índices de homicidio y criminalidad estaban disparados en grandes ciudades como Río y Sao Paulo por consumo local de drogas, no por tráfico, las cifras mejoraron como sucedió en la mayoría de los países de Europa.
¿En qué consiste ese enfoque?
En considerar que el consumidor de drogas no es un criminal sino un adicto, y que esto debe ser tratado como un problema de salud y no como un problema criminal.
¿Sobre ese principio se plantea una despenalización del consumo?
En el momento con control médico nadie está pensando en vender droga en expendios, no. Se trata de establecer unos sitios donde los muchachos puedan ir tranquilamente y les ayuden al tratamiento de su adicción. Y, si es necesario, que les suministren droga mientras avanza el tratamiento.
¿Cuál ha sido la experiencia europea con ese sistema?
Excelente. Han evitado la corrupción y la violencia que hay entre nosotros, y no hay el daño institucional tan brutal que tenemos.
¿Eso no tiene nada que ver con el narcotráfico?
Por supuesto que no. Por ahí le oí decir a la Ministra de Salud que la propuesta del alcalde Petro no se podía ejecutar por las convenciones internacionales. Está equivocada. Las convenciones internacionales obligan a los países a perseguir a los carteles de la droga, pero en términos de consumo respetan la legislación interna de cada nación. Si no fuera así, Europa no habría podido aplicar esa política.
¿Pero cree que esa política es la ideal?
No, no es ideal. Los europeos, inteligentemente, la llaman lo menos dañino para la sociedad. ¿Qué es menos dañino? Ayudar a estos muchachos adictos que cometen crímenes y que son factor de inseguridad, tenerlos controlados, empezar a apoyarlos.
Hay sectores de opinión que creen que se trata de la venta libre de droga...
No. De lo que el Alcalde está hablando es de organizar, con el apoyo del Gobierno Nacional, unos centros experimentales piloto para empezar a darle tratamiento médico al problema y mirar qué resultados se consiguen. Los países de Europa tienen políticas distintas; algunos han resuelto despenalizar el consumo de todas las drogas, como Portugal.
¿Lo que se propone es regular el consumo de droga?
El general Naranjo, en el momento de retirarse de la Policía, dijo que a su juicio había que regular el consumo de marihuana. Regular es mucho más ambicioso que lo que Petro está proponiendo.
¿Por qué?
Porque el problema tiene completamente desbordadas a las sociedades. Estados Unidos tiene 18 estados que han votado la legalización medicinal de la marihuana. Eso es un eufemismo; en realidad, lo que hacen es legalizarla. Es un problema que no se ha podido manejar y que comienza a tratarse con los instrumentos que tienen. Así como se manejan el alcohol y el tabaco. El alcohol genera conductas mucho más peligrosas que la marihuana, hay muchos más muertos por alcohol y por tabaco que por marihuana. Nadie está pensando en cambiar la política dramáticamente. Es bueno empezar con centros experimentales; claro está, no se puede suministrar más de lo que la Corte Constitucional permite, que es una dosis mínima.
El Presidente de Uruguay anunció la presentación al Congreso de un proyecto para legalizar la producción y consumo de marihuana. ¿Qué le parece?
En el caso de Colombia, yo no sería amigo de hacer una cosa de esa naturaleza. De lo que soy amigo es de empezar a manejar el problema. Hay muchachos que apelan al delito porque no tienen con qué comprar un cigarrillo de marihuana.
¿Pero lo que se está proponiendo en Bogotá es regulación del expendio?
No. Es un plan experimental piloto. No es de regulación, porque eso implicaría que toda la ciudad lo va a poder hacer. Se trata de trabajar en barrios de alta violencia. Y si eso funciona, se puede avanzar a otra etapa; el país tiene que empezar a pensar más como Europa que como Estados Unidos. Es más, el plan pone a perseguir a narcotraficantes y no a consumidores. El Alcalde está haciendo una propuesta moderada, y creo que esa propuesta merece una oportunidad.
¿La represión contra el consumo fracasó?
En el mundo la guerra contra las drogas fracasó. El mundo reconoce que es una política fallida y que hay que cambiarla.
No se trata, dice usted, de despenalizar. ¿Es legalizar el consumo?
No. La palabra legalización produce la sensación de que las drogas no hacen daño. De lo que se trata es de experimentar regulación y control de una manera restringida, en unos sitios muy precisos. No es permitir que todo el mundo consuma. Se necesita la colaboración del Ministerio de Salud y de una institución académica, como el centro de drogas de la Universidad de los Andes, para medir resultados.
¿Muchachos y adultos adictos estarían dispuestos a someterse a ese control?
Si uno les quita el temor, yo estoy seguro de que lo van a hacer. El problema de un muchacho al que le permiten consumir la dosis mínima es que tiene que ir a comprar a una organización criminal; eso genera un problema brutal. Ese muchacho está en manos de una organización criminal. ¿Cómo consiguen ese dinero? Cometiendo delitos, atracando, robando celulares. Es lo que se ha documentado en Brasil. Pero en Europa han ido mucho más lejos en las soluciones de apoyo a los adictos.
Dice usted que el gran riesgo de la dosis mínima es el contacto del consumidor con las bandas. ¿Entonces es el Estado el que debería suministrar la dosis mínima?
La dosis mínima no es un problema, es una solución a medias. En el caso de la marihuana, yo sería amigo de que eso fuera así, bajo controles médicos. No soy partidario, en cambio, de permitir cultivar marihuana de manera indiscriminada. En Estados Unidos, en 18 estados son permisivos con el consumo liberado, y aquí nos tenemos que hacer matar por mantener el statu quo.
¿Y qué consecuencia ha tenido esa legalización en Estados Unidos?
Bajaron violencia e inseguridad. Una política como esta permite que el tamaño del negocio se reduzca; lo que lo hace gigantesco es la inmensa represión, que termina generando unas utilidades estrambóticas provocadoras de violencia.
¿Hasta dónde tiene razón el Procurador General con su férrea reacción?
Tuvo que haber sido que no entendió nada, por la respuesta que dio. Lo que está haciendo el alcalde Petro es una propuesta inteligente, con bases científicas, y que está ocurriendo a todo lo ancho del mundo. Más valdría que el Procurador lo vea desde esa óptica que desde otra, que parece una mofa, un chiste, más que una respuesta seria. Su posición está basada en cosas religiosas y morales, y eso es respetable, pero no se puede burlar del Alcalde porque hace una propuesta que, a mi juicio, es inteligente y seria, sobre un tema grave y no chistoso. El senador (Juan Manuel) Galán está tramitando en el Congreso eso: que el consumo de drogas sea una adicción y no un delito, y empezar a afirmar que el consumo de droga es un problema de salud y no un problema criminal. Hacia allá tenemos que avanzar.
¿Ha tenido ocasión de hablar con el presidente Santos sobre este tema?
Sí. He hablado con el Presidente.