En entrevista con Yamid Amat, denuncia que la Nación está siendo cooptada por la corrupción.
Domingo 07 de Noviembre del 2010
En su más enérgica declaración desde que asumió como Procurador General, en enero del 2009, el conservador Alejandro Ordóñez afirma que "el país va por un despeñadero moral y ético" y advierte que si no corrige el rumbo, "será inviable". A propósito del espeluznante caso de violación y asesinato de la niña Yeny Torres, de 14 años, y de sus hermanitos Yimy, de 9, y Jefferson, de 6, en Arauca, sostiene que el país perdió no sólo el temor de Dios, sino el respeto por la justicia y por la vida.
Tras dos años de conocimiento estrecho del delito, asegura que "el país está enfermo" y "La violación y asesinato de la niña en Arauca y de sus dos hermanitos es una prueba de la grave crisis que hay en nuestra sociedad; una ausencia absoluta de principios y de valores. Cuando se irrespeta a los más indefensos dentro de los indefensos, estamos frente a una auténtica monstruosidad moral y jurídica.
¿Qué cree que espera la sociedad?
La sanción pronta de los responsables. Es que no es el primer caso y no es solamente de militares. En otros escenarios se presentan hechos muy similares. Tenemos una sociedad que, debemos decirlo con toda claridad, está enferma y esas enfermedades deben tener reacciones institucionales que generen alguna tranquilidad a la sociedad que está sana.
¿Un crimen como el cometido, cómo podría ser ejemplarmente castigado?
Con la máxima de las sanciones para que logre la expiación social de los delincuentes y la reparación de la sociedad.
El caso de los niños asesinados en Arauca, la niña violada en otro episodio en la misma región, la sucesión de asesinatos en Bogotá, en Cali, en Medellín, la ola de asaltos, el aumento de atracos, ¿muestran que la gente perdió temor por la justicia?
Perdió totalmente el temor a la justicia y el respeto a la vida. Voy a decir una cosa que puede suscitar algunas reacciones: una sociedad que justifica el aborto puede justificar cualquier otro delito, porque eso es el desprecio absoluto por la vida del más inocente de los inocentes.
¿Se sabrá quién o quiénes fueron los autores del asesinato de los niños de Arauca?
Espero que sí. Está la investigación penal, de la Fiscalía, y la disciplinaria, que es la nuestra. Al margen de la que internamente debe estar haciendo el Ejército. Al Ejército le he dicho que, como soy máxima autoridad, ejerzo el poder preferente y la investigación disciplinaria es mía.
¿Hay prueba de ADN en poder de la Procuraduría que permita la identificación plena del autor o autores materiales?
La estamos recaudando.
¿No la han encontrado?
Está en la Fiscalía, surtiendo el dictamen pericial. Una vez concluido pasará a nuestras manos para alimentar las investigaciones disciplinarias.
¿En su opinión, por qué el país perdió el temor a la justicia, el temor a la ley?
Porque se perdieron el respeto y el temor de Dios. Cuando ello ocurre no existen el temor a la autoridad terrenal ni el temor a la ley, y se produce un desbordamiento de las conductas sociales. La libertad y los derechos que no se ejercen en un contexto ético terminan siendo instrumentos para agraviar al otro.
¿Qué tan grave es esa situación que Colombia parece estar viviendo desde hace tiempo?
Las causas deben buscarse en la ausencia de una pedagogía social de los valores. Esa pedagogía tiene que permitir la reconstrucción del tejido social y eso no se logrará sino con el reconocimiento de la familia como célula vital. Cuando hay disolución de la familia, se generan violencia intrafamiliar, drogadicción, delincuencia, irrespeto a la vida. Una cosa que demuestra la disolución de ese tejido es la multiplicidad de suicidios de adolescentes y de violencia escolar.
¿Cuál es la explicación?
¡Esa! El deterioro del tejido social. Voy a decir algo y asumo las consecuencias de mis palabras: si no hacemos una pedagogía que permee a los ciudadanos, no habrá seguridad democrática o prosperidad democrática que sea sostenible.
¿Es decir...?
Es decir que si no construimos una Colombia ética, con principios, con familia y reconstrucción del tejido social, no habrá estabilidad social ni institucionalidad. No podremos derrotar la descomposición social simplemente con fortalecer a las 'ías'. Las contralorías, las fiscalías, las policías, las registradurías.
¿Hasta dónde la impunidad que hay en Colombia es corresponsable?
Totalmente. Un Estado con los niveles de impunidad nuestros se está convirtiendo en "no viable", porque la impunidad genera desconfianza de los ciudadanos frente a las instituciones, genera la justicia privada, la no creencia en nuestro ordenamiento jurídico y político. La gente no vota en elecciones porque tiene desconfianza, porque percibe que quienes ostentamos la investidura pública somos adversarios del interés común, que la utilizamos para beneficiarnos a nosotros mismos, a nuestros amigos, nuestras familias. Esa percepción compromete la viabilidad del Estado.
¿Tan grave ve la situación?
Sí. Si las instituciones no se comprometen para lograr éxitos frente a la impunidad y la corrupción, vamos para el despeñadero. No me refiero solo al Estado. Me refiero a los medios de comunicación, la Iglesia, la educación. Eso es más importante que el TLC. Somos un país suicida, si no emprendemos la reconstrucción del tejido social.
Reconoce el efecto de la impunidad, y la impunidad es responsabilidad de todos los órganos del Estado, incluyéndolo...
Incluyendo a la Procuraduría. Pero en el caso mío, por el cual puedo responder, estoy escogiendo casos paradigmáticos, emblemas de corrupción por su importancia jurídica, económica, social, política. ¿Para qué? Para tomar decisiones cuando los funcionarios todavía lo son. Con eso de sancionar lo que pasó hace cinco años, cuando la opinión ya no se acuerda ni del cargo que desempeñaba el funcionario, se pierde la pedagogía que se tiene que hacer. Vamos a continuar dando resultados para llevar el mensaje a corruptos y para devolver la credibilidad al ciudadano, en el sentido de que sus quejas no caen en el vacío.
¿Por qué ha crecido tanto la corrupción?
Por la falta de principios. Parodiando a nuestro filósofo Nicolás Gómez Dávila, diría que observando la corrupción de hoy, vamos a terminar añorando la corrupción de ayer. Era pedir un porcentaje por adjudicar un contrato, o dar una licencia. No es que haya desaparecido, pero la de hoy se ha desbordado. Hay que decirlo: el Estado está siendo cooptado por la delincuencia organizada.
'Al Estado se lo están robando'
El Procurador explica los mecanismos de la corrupción
¿Cómo se corrompe al Estado?
Con el tú me eliges y yo te elijo. Tú me escoges y yo te pago.
¿Casos concretos?
Los contratistas que financian a alcaldes y gobernadores terminan recibiendo retribución. Incluso ni siquiera financian las campañas, sino que, una vez elegido, le dan los millones al funcionario para que la contratación se amañe. Hay otro género de cooptaciones: cuando se hacen normas a la medida de grupos económicos o sociales. Hay nuevas conductas financieras que terminan expoliando el patrimonio público, o aprovechándose de él, como el jaloneo, el adelgazamiento y el jineteo de títulos, adquiridos con recursos públicos. Se constituyen patrimonios autónomos a través de fiducias que son invertidos con alto riesgo para el erario y que benefician igualmente los intereses privados.
¿Qué es adelgazamiento de títulos?
Es no reconocer a la entidad pública el valor real del beneficio del título en el mercado. El jineteo es soportar con títulos públicos la capacidad de crédito de una entidad privada.
Eso no es corrupción menor...
¡Nooo! Al Estado se lo están robando. La institucionalidad quedó desbordada y casi que indefensa.