Bogotá: María Cristina Díaz Granados
Esta vallenata de 20 años, que estudia ingeniería industrial en la Universidad de los Andes en Bogotá, es una de las favoritas para ser la nueva Señorita Colombia, incluso desde antes de llegar a Cartagena. La capital tendría otra reina.
La mencionan como segura finalista...
He tenido aceptación y eso muestra que todo el trabajo que se realizó durante los meses pasados por parte del equipo que me apoyó fue muy bueno.
¿Cómo fue su preparación?
El concurso de señorita Bogotá, realizado por Citytv, nos dio profesores de dicción, de pasarela, de cultura general.
¿Por qué una costeña como usted (nació en Valledupar) representa a Bogotá?
Bogotá es tan cosmopolita, tan universal, que pertenece a todo el país. Hubo mucha polémica, pero finalmente, quien vive en Bogotá, ama Bogotá. Vivo apasionadamente la ciudad.
¿Por qué decidió estudiar ingeniería industrial?
Quería ser médica. Muchos de los amigos médicos de mi papá me llevaban a los hospitales de Valledupar y entraba con ellos a cirugía. Algunas veces ayudé a recibir bebés. Es gratificante ver nacer la vida.
¿Su padre es cirujano?
No, mi papá estudió siete semestres de medicina y se retiró. Tal vez por eso quise ser el médico de la familia.
¿Qué la condujo a cambiar la medicina por la ingeniería?
Es una carrera que tiene mucho más campo y me gustan las matemáticas. Me pareció una opción buena y creo que acerté en la decisión. Estoy en séptimo semestre.
¿Y si es elegida reina?
Me tocará parar un año y después retomar.
¿Hubo reinas en su familia?
Una, muy lejana. Tatiana Castro. Mi mamá es prima del papá de Tatiana.
Si es elegida reina, ¿qué es lo primero que hará?
Hice una promesa: visitar el Hospital Militar. Gracias a un vínculo que tuve con Myriam de Padilla, esposa del comandante de las Fuerzas Militares, soy miembro del grupo de damas acompañantes de los soldados heridos en el conflicto. Los he visitado varias veces y les prometí que volvería.
¿Está segura de que va a ganar?
Estoy muy segura de todas las cosas que hago y busco en la vida.
¿Ser reina es la prioridad de su vida?
Mi prioridad es la universidad.
¿Utilizó alguna influencia para ingresar a Los Andes?
Ninguna; fue el resultado del examen del Icfes. Obtuve nota sobresaliente.
¿Cuál es la cátedra que más la seduce en ingeniería?
Me apasionan el cálculo, la probabilidad, tecnología y sociedad.
¿Cuál es la probabilidad?
Cuando se tienen varios sucesos, buscar entre diferentes opciones para tratar de señalar qué es lo que más puede pasar y qué es lo que menos puede pasar. Sobre ciertos parámetros, teniendo todo igual, pero cambiando algunas condiciones, también varían las probabilidades.
¿Podría aplicar su clase de probabilidades al reinado?
Claro. Somos 25 candidatas. Si todas tenemos las mismas cualidades, la probabilidad de que yo sea Señorita Colombia es uno sobre 25. Si una candidata no sabe desfilar, no sabe hablar, y no atrae, y otra candidata desfila bien, se expresa bien, atrae y es muy bonita, aumenta la probabilidad de ganar de la segunda y disminuye la de la primera.
¿Y las probabilidades suyas de ganar en el reinado como las cree?
Altas.
¿Me da un ejemplo de "tecnología y sociedad"?
Sí. Muchas veces la tecnología que los mismos seres humanos desarrollamos, afecta su parte social. Hacemos minas para acabar con las personas. Es un trágico y devastador contrasentido.
La medicina tiene una misión: salvar vidas; la ingeniería industrial las puede "destruir" mediante la tecnología. ¿No es contradictorio haber cambiado lo humano por lo "inhumano"?
No. Doy un ejemplo. Una panadería con 10 empleados y dos máquinas, produce 100 panes; la misma panadería con 10 máquinas y 2 empleados podría producir 500 panes. La primera panadería tiene más empleados pero no es competitiva. Si mantengo esa estructura se perderán todos los empleos, porque la panadería quebrará. La segunda, reduce empleo pero preserva la empresa y genera productividad, que es un eslabón en la cadena para generar empleo.
¿Por qué una mujer con vocación económica quiere ser reina?
La vida es hermosa y hay que vivirla, buscando todas sus alegrías.
¿No le parece superficial, trivial un reinado?
Hay muchas cosas crueles en el mundo. No parece que este sea un mundo feliz. ¿Por qué creer que son superficiales la belleza y la alegría? ¿No es preferible amar que odiar? ¿No es más grato elogiar que criticar? ¿No es inmensamente mejor el equilibrio entre lo bueno y lo malo? ¿No somos las reinas una manera de aliviar tanta barbarie? ¿No se cansan ustedes de solo suministrar noticias de matanzas y de crisis y de estafas y de crímenes y desastres?
¿A los organizadores del reinado los acusan de ignorar las invasiones, la miseria y las necesidades que tiene Cartagena...
Eso es como acusar a todos los millonarios de Nueva York de desconocer la miseria de Harlem o sindicar al grupo de las siete grandes potencias del mundo de no evitar que miles de niños sigan muriendo de hambre en Etiopía. Como decía el sabio, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Magdalena: Taliana Vargas Carrillo
Nació en Santa Marta pero vive en E.U. Tiene 19 años, y habla español, inglés, italiano, griego y estudia árabe. Podría ser la cuarta reina costeña en línea. En el 2004 fue Adriana Tarud, de Atlántico; en el 2005, Valerie Domínguez, de Atlántico, y en 2006, Eileen Roca, de Cesar.
¿La nombraron o la eligieron?
Me nombró el Comité de Belleza de Magdalena. Yo vivo en Washington hace varios años. Me llamaron y acepté.
¿Estudia o trabaja en Washington?
Estudio comunicación e idiomas en Northern Virginia Community College y trabajé como mesera en un restaurante latino, los fines de semana. Me parece bien poder trabajar para financiar el estudio. Estudiar y trabajar es muy normal en Estados Unidos. Fue una grata experiencia, trabajar en el restaurante porque hablo perfectamente inglés e italiano. Algo de griego y árabe.
¿Y eso?
Aprendí inglés en Estados Unidos, donde vivo. La vida ha sido bondadosa conmigo y me regaló dos papás. Mi padre biológico, Juan Sebastián Vargas, emprendedor como todos los paisas, es mi adoración. Mis padres se divorciaron y mi madre se casó hace varios años con un ítalo-griego, Paolo Mesalópulos, a quien considero mi segundo papá.