Viernes 25 de Noviembre del 2011
El presidente Santos explicó la posición colombiana (único país latinoamericano que no vota a favor la creación del Estado palestino) en un reportaje que concedió al periodista Yamid Amat, de ascendencia palestina, para el prólogo del libro Pequeño equipaje, grandes ilusiones. La migración árabe a Colombia, de la académica e historiadora Pilar Vargas.
El libro será lanzado este sábado en un acto especial en el Congreso Internacional 'Lo árabe en América', que se instaló este jueves en Cartagena. El reportaje fue cedido a EL TIEMPO.
¿Qué piensa de la presencia árabe en Colombia?
Sin duda, es una presencia muy importante y positiva, tanto que podríamos decir que -con la obvia excepción de los españoles y los afros, estos últimos que no vinieron por su propia voluntad- la inmigración de personas de ascendencia árabe, como sirios, libaneses y palestinos, ha sido la mayor y la de más efecto en la sociedad colombiana.
¿En qué es lo primero que usted piensa cuando le hablan de árabes en Colombia?
Desde que tengo uso de razón, he sabido de inmigrantes del Oriente Medio, de sus hijos y nietos, que ocupan lugares destacados en la vida nacional, en los campos económico, cultural y político. Comenzaron con el comercio, con tiendas de textiles y misceláneas, e introdujeron así el concepto del crédito en el consumo, y hoy no hay un sector del país en que los árabes no tengan presencia destacada.
¿Se han colombianizado 'nuestros' árabes?
Lo mejor es que, sin abandonar sus tradiciones o el respeto a su historia, son en realidad auténticos y comprometidos colombianos, que trabajan como los mejores ciudadanos, por el país y por su gente.
¿Y cómo le ha parecido la manera como dirigentes de ascendencia árabe participaron y participan en nuestra política?
Absolutamente destacable. Un descendiente de libaneses, Julio César Turbay, fue presidente de la República, y otro Turbay -Gabriel- estuvo muy cerca de llegar al solio de Bolívar en los años 40. Hoy, el alcalde con más alta popularidad del país, Alejandro Char Chaljub, en Barranquilla, es hijo de una destacada familia de origen sirio. Y ni hablar de la cantidad de congresistas, de concejales, de diputados que tienen raíces árabes.
Nada de esto es de extrañar, pues su éxito en los negocios y su capacidad de adaptación los convirtieron, casi automáticamente, en líderes naturales.
A principios del siglo XX, nuestro país se cerró a la inmigración extranjera. ¿Qué opina sobre esa política?
Es una verdadera pena. Por razones que analizan historiadores y sociólogos, nuestro país fue por muchas décadas reacio a la inmigración de otros pueblos, razas y culturas, lo que nos convirtió en un país que por mucho tiempo estuvo encerrado en sí mismo, al punto que Alfonso López Michelsen acuñó el término de que Colombia era el 'Tíbet' suramericano.
Esa política de encerramiento, ¿qué tanto pudo haber afectado a nuestro país?
A diferencia de Colombia, otros países, como Venezuela, Argentina, Chile y Uruguay, por ejemplo, o México, que recibió tantos refugiados soviéticos y republicanos españoles en la primera mitad del siglo XX, no solo permitieron, sino que incluso fomentaron la inmigración.
Estas naciones se vieron beneficiadas, sin duda, en muchos aspectos: económicos, culturales o sociales, con la incorporación del talento, la tecnología y las costumbres de otros pueblos.
¿Esta situación de 'fronteras cerradas' del país se ha corregido?
Hoy, Colombia, por fortuna, ya no es un país aislado; somos hospitalarios con los extranjeros, pero perdimos muchas décadas de mayor contacto con otras culturas, que estamos en trance de recuperar.
En su opinión, ¿qué le ha aportado la cultura árabe a Colombia?
El influjo de la inmigración árabe ha sido impresionante. Revolucionaron el comercio con la introducción del crédito, crearon industrias, trajeron su exquisita gastronomía.
Y, hoy por hoy, se destacan en prácticamente todas las áreas de la vida nacional: el cine, la literatura, la música, las artes plásticas, la ciencia, la medicina, la política, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento y la moda. Shakira, Turbay, Manzur, Eljaiek, Aljure, Sánchez Cristo, Gossaín, Amat, Humar, Zajar, Hazbún, son nombres paradigmáticos.
¡Qué me dice de científicos tan destacados, con aportes tan importantes a la humanidad, como Hakim o Yunis! O artistas que me cita, a los que yo agregaría -en el campo de la literatura- a Giovanni Quessep, Raúl Gómez Jattin y Meira del Mar. Y, si seguimos, no terminamos...
Sobre el tema político, ¿está de acuerdo con el presidente Obama en reconocer el derecho que tiene el pueblo palestino a tener un Estado?
Mi posición -y la de nuestro gobierno- sigue en este tema la posición que Colombia ha mantenido sin variaciones desde 1947, cuando se votó en la Asamblea General de las Naciones Unidas la partición de la región.
Entonces, Colombia se abstuvo, no porque estuviéramos en contra de la resolución ni porque pensáramos que la partición no tuviera sentido, sino porque se consideró que la distribución territorial que se diseñó era fragmentaria, discontinua para los dos posibles Estados y más una fuente de conflictos que de convivencia.
¿Cuál es el camino de la solución?
Todos anhelamos que el conflicto en el Oriente Medio se resuelva por la vía diplomática. La aspiración es que al final del proceso podamos ver a un Estado palestino coexistiendo al lado del Estado de Israel, ambos con fronteras seguras y claras, bajo un clima de paz y seguridad.
Deben respetarse los derechos de los dos pueblos para que puedan existir 'lado a lado', cada cual con sus particularidades y construyendo un mundo de convivencia mutua.
Para un asunto tan complejo, solo las salidas concertadas a través de la negociación diplomática son viables y duraderas. Entonces, la respuesta es sí: creo en el derecho del pueblo palestino, así como en el del pueblo israelí, a tener un Estado, y espero que a esa meta se llegue mediante el camino de la diplomacia y la concertación.
¿Cuál es la posición de Colombia sobre las eventuales líneas fronterizas?
Creemos que la línea divisoria previa al 5 de junio de 1967 es una buena base para las negociaciones, con los ajustes y variaciones que las dos partes acuerden.
¿Cuál cree usted que es la salida al conflicto árabe-israelí que garantizaría la paz definitiva en el Medio Oriente?
La salida compete principalmente a las partes, con apoyo y estímulo -sin interferencia- de la comunidad internacional, incluidas las gestiones que adelanta el Cuarteto (Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas).
No cabe duda de que deben apoyarse todos los esfuerzos para acercar a las partes, porque solo la vía diplomática y la salida concertada abren caminos a una paz duradera. Por lo tanto, el diálogo que construya confianza, la eliminación de los extremismos y la voluntad política que permita avanzar en cada lado son fundamentales para lograr algún resultado en el corto plazo con implicaciones en el largo plazo.
¿Es indispensable un acuerdo previo entre las dos partes?
Si palestinos e israelíes logran avanzar conjuntamente en el proceso -que es lo que todos deseamos-, debe ser para llegar a acuerdos claros y verificables que den satisfacción a los requerimientos más importantes de las dos partes: que puedan coexistir en el futuro, con respeto mutuo y con garantía plena de la seguridad de todos, entendiendo que solo es posible la prosperidad en un ambiente de convivencia pacífica y cooperación.
El origen del libro
Pilar Vargas hizo su tesis de historia sobre la migración arabe al país y de allí surgió la idea de su libro, que, entre otros aspectos, cuenta por qué vinieron y cómo pasaron del rechazo a la integración.